Viaje por España de León de Rosmithal (1465-1467) (Relación de Tetzel)

(…) Fuera de la ciudad (Burgos) y á la distancia de un tiro de ballesta, hay un monasterio de monjas que tiene señorío y su abadesa es casi un Obispo, y en otro convento de frailes que está en la vega hay un crucifijo del largo y grueso de un hombre, y nadie sabía de dónde habia venido. No está hecho de madera ni de piedra, y el cuerpo se asemeja enteramente á un hombre muerto. Crécenle el cabello y las uñas, y sus miembros se mueven cuando se les toca, y se palpa el cutis que los cubre, y su rostro es terriblemente grave. Los maestros dicen que Nicodemus pidió á Dios cuando lo bajó de la cruz poseer una imagen semejante á la del Crucificado, y que de noche se le apareció, el Crucifijo, y lo tuvo largo tiempo en su poder, siendo desde entonces reverenciado. El día en que nosotros le vimos se verificaron tres grandes milagros: un niño muerto tres dias antes, otro con las dos piernas rotas y un hombre con un carbunclo, se pusieron buenos en un dia, y así suceden de continuo innumerables milagros.

He aquí cómo vino el crucifijo á la ciudad, sin saber nadie de dónde. El año cuatrocientos doce del nacimiento de Nuestro Señor apareció en la mar un buque con las velas desplegadas; viéronle unos piratas y se propusieron robarlo; abordáronlo y no encontraron en él á nadie, ni vieron otra cosa que un gran cofre, y cuando lo quisieron abrir cayeron todos como muertos, de modo que no pudieron abrirlo, aunque se apoderaron del cofre y del buque. Levantóse entonces una gran tempestad, empujándolo con fuerza hacia Burgos, de donde no pudieron moverlo; así conocieron que esto era milagro y orden divina, y no osaron dejarse ver en público, temiendo ser encerrados en la cárcel de Burgos, y buscaron un ermitaño á quien llevaron al buque y le enseñaron el cofre pidiéndole consejo.

Díjoles éste que en Burgos habia un santo obispo, de raza judía, al cual le contarla él todo lo ocurrido para que diese su prudente dictamen.

Cuando llegaron á visitar al Obispo estaba durmiendo y soñaba que habia un crucifijo en un barco y que flotaba en la mar, y su traza y forma era la de Jesucristo al morir en la Cruz, y cuando el ermitaño y los marineros llegaron á visitar al Obispo y le hablaron del barco y del cofre que estaba en él, el cual nadie habia visto, recordó el prelado su sueño y mandó que confesaran todos los clérigos y seglares y que después comulgasen, y que con la mayor devoción fuesen todos procesionalmente hacia el buque, y el Obispo con algunos sacerdotes entró en el barco y se prosternaron y arrodillaron delante del cofre. Este se abrió entonces por sí mismo y el Obispo vio allí el crucifijo. Tomóle con la mayor veneración, llevándolo al pueblo y á la iglesia en donde hoy se halla; quisieron los de Burgos trasladar el crucifijo á su ciudad y se apoderaron de él con violencia y lo depositaron en la iglesia mayor, y siempre que hacian lo mismo en gran procesión , desaparecia de allí por la noche y volvia al monasterio y á la iglesia en donde se encuentra.

Es de saber también que el santo Obispo que sacó del cofre la santa cruz (nadie más que él hubiera podido hacerlo) tenía cuatro hermanos, todos los cuales eran judíos en la época del suceso referido, aunque después no vivieron largo tiempo en esta creencia; todos cuatro se convirtieron á la religión cristiana y fueron arzobispos en España, y rescataron con sus bienes muchos cristianos del poder de los infieles, y edificaron muchas suntuosas iglesias, y vivieron santamente (*). El hermano mayor llegó á ser tan virtuoso que el crucifijo habló con él y movió la cabeza en su presencia, y vivió en donde estaba el crucifijo, y repartió todos sus bienes entre los pobres, dotando las doncellas honradas que lo eran y ayudándolas á casarse; y cuando sabía que algún cristiano era cautivo de los infieles lo rescataba, sin reservar para sí nada de sus rentas, no pidiendo á los cristianos á quienes salvaba más que la vestidura que llevaban al rescatarlos. ( …).

(*) Se hace intervenir á uno de los Cartagenas, que parece ser D. Alfonso, hijo de D. Pablo, ambos, como se sabe, Obispos de Burgos