La obra actualiza y reduce el contenido del DRAE - Incluye las novedades que la Academia ha aprobado desde 2001 y prescinde de términos desfasados - Los Príncipes presiden la presentación de la publicación en un acto institucional

Juan Carlos Rodríguez


MADRID- Un «nuevo hito» en el largo caminar de la Real Academia Española. Así calificó Don Felipe el nuevo «Diccionario Esencial» de la RAE, una obra panhispánica y fundamental: «El pan de nuestras palabras es un pan mestizo, precioso alimento familiar de diálogo de España y las naciones hispanohablantes», dijo el Príncipe, que estuvo acompañado por Doña Letizia, como colofón a un acto académico en la propia sede de la Real Academia en el que se presentó y glosó la nueva obra. «Su calificativo de esencial -señaló el Príncipe- no apunta a un diccionario de urgencia, sino a una obra que selecciona lo más importante, por más vivo, del diccionario mayor y lo completa con apéndices actualizados». Una obra que ya es fundamental.

El Príncipe de Asturias manifestó en la sede de la Real Academia Española que el español, «patrimonio vivo», se ha forjado a lo largo de los siglos para «ensanchar nuestra capacidad de expresión y alimentar nuestra libertad y convivencia». Y calificó el nuevo Diccionario como «bien hecho, atento siempre a la voz del pueblo, mesurado y riguroso en el refuerzo de la unidad y gozoso en el reconocimiento de la variedad».

El «Diccionario esencial» nace, según afirmó el director de la RAE en su discurso, como «hijuela» del gran diccionario académico, el DRAE, y como «puente entre la edición de 2001 y la 23ª, que, previsiblemente, vendrá a coincidir con el III Centenario de la Real Academia en 2013». Ese es, entre otros, su gran valor: que actualiza y reduce lo fundamental del DRAE, acercándolo a todos los públicos y al proyecto original académico: «Un diccionario para el pueblo», como recordó De la Concha. Un paso más en la obstinación de la RAE por «acercar la palabra a la calle». Al fin y al cabo, como admitió el director, «lo que le interesa a los académicos es que los diccionarios tengan cuanto más difusión mejor». De ahí el precio (32 euros), el formato manejable y el espíritu innovador, incorporando buena parte de las 18.862 modificaciones que los académicos ya han hecho sobre lo publicado en la edición 22ª del DRAE, hace ya apenas cinco años. En números redondos, el «Diccionario Esencial» incorpora más de 54.000 artículos (88.000 tiene el DRAE), 110.000 acepciones (190.000) y 13.000 formas complejas (25.000).

En la línea académica
Y, en total, son más de 1.000 entradas, 4.000 acepciones y 1.000 notas informativas sobre plurales irregulares o dudosos. «Está insertado dentro de la línea de la grandes obras de la RAE, se llamen Gramática, Ortografía o Diccionario», anunció por la mañana Manuel Seco, académico asesor del proyecto. Y, de nuevo, aparece en Espasa, el sello que durante los últimos setenta años ha corrido paralelo a la historia de la Academia. «De todas las grandes obras, como el Diccionario Ilustrado o el Cossío, de lo que en Espasa nos sentimos más orgullosos es de ser la editorial de la RAE», afirmó José Manuel Lara, presidente del Grupo Planeta, durante la presentación del «Diccionario Esencial», un motivo más, según añadió, para seguir siendo «grandes admiradores de la RAE». Y es que Lara elogió tanto la «actividad frenética» como «la serenidad» que siempre preside sus actos.

En cierto modo, el «Esencial» obedece a una doble previsión de futuro. Primeramente, una física: «Somos conscientes de que el DRAE tendrá un incesante aumento de peso en sus sucesivas ediciones», dijo De la Concha. Así que la «mole» debía de ser aligerada, para transformarla en un objeto «moderno, cómodo y ágil que actualiza el gran diccionario y que en gran medida complementa a su hermano mayor». En segundo lugar, de contenidos, porque el «hermano mayor» esta vez se hará esperar. Y es que el «patriarca de los diccionarios», como lo definió Seco, está siendo sometido a una verdadera limpieza. «Hasta ahora, siempre ha aumentado, nunca ha disminuido», dijo De la Concha, que precisó que todas las academias hispanoamericanas están trabajando en «limpiar de voces muertas» un Diccionario que tradicionalmente era la suma «de acumulaciones de sucesivas ediciones».

El proceso, lento y puntilloso -«no queremos eliminar ni una sola palabra que aún tenga vida y se use en algún lugar de la geografía del español», según De la Concha-, comienza, sin embargo, a dar sus frutos: más de 12.000 acepciones han sido eliminadas al confirmarse su desuso. «Hemos aprovechado en parte esa revisión», dice el coordinador del «Diccionario esencial» y subdirector del Instituto de Lexicografía, Rafael Rodríguez Marín. «No es sólo una edición abreviada, sino que adelanta la futura versión del DRAE», insiste. Muchas ya se han colgado en la web rae.es, página electrónica de la Academia, pero por primera vez se incorporan a una versión en papel. Y es por eso que Rodríguez Marín sentencia: «El “Diccionario Esencial” recopila el léxico vivo de nuestra época».

Lenguaje común

Y, por supuesto, ese es un léxico panhispánico. Un vocabulario aún mucho más compacto de lo que cabe presuponer. Humberto López Morales, secretario de la Asociación de Academias de la Lengua, que incluye la española, las veinte hispanoamericanas, la norteamericana y la filipina, destacó ayer que «más del 80 por ciento del “Diccionario Esencial” reúne el vocabulario común a todos los hispanohablantes».

Del resto, un 12 por ciento son términos propiamente americanos, sin embargo, huye de los localismos para quedarse en «palabras que han saltado al otro lado del Atlántico o, al menos, están extendidas en un área considerable de América», explicó Rodríguez Marín. Por ejemplo, de las 33.000 entradas con marcas dialectales se han eliminado más de 6.000 propias de América y 300 de España, en donde directamente se han suprimido acepciones regionales. «Por eso pienso que es auténticamente representativo, esencial y panhispánico», según López Morales, quien añadió que «eso nos llena de orgullo a las academias hispanoamericanas». En cierto modo, el «Esencial» también ha incorporado trabajos previos del monumental «Diccionario de Americanismos», que coordina López Morales y que tendrá cien mil entradas y nueve millones de acepciones.

El pueblo da esplendor
De la Concha resaltó ayer en su discurso que «el pueblo soberano, soberano absoluto en los dominios de la lengua, considera con toda legitimidad suyo el Diccionario. Así lo acreditan cientos de consultas, sugerencias, críticas, propuestas y protestas que cada día nos llegan. No resulta por ello exagerado decir que también el pueblo, ancho y vario pueblo hispanohablante, hace, a contrapunto de sus Academias, el diccionario». Esta voluntad y «sensibilidad democrática», según Seco, arrancó recientemente, sobre todo a partir de 1992, cuando la Academia impulsó una edición de bolsillo del Diccionario en dos volúmenes, que rápidamente pasó de locura de «soñadores», como apuntó De la Concha, a «ventas millonarias», con más de 1.000.000 de ejemplares vendidos.

El nuevo volumen es heredero, de algún modo, también del «Diccionario Panhispánico de Dudas», que incorpora su tarea especialmente normativa, y sobre todo del «Diccionario manual e ilustrado de la lengua española», cuyas cuatro ediciones, publicadas entre 1927 y 1989, se concibieron como «un resumen y, a la vez, un suplemento del DRAE». Según Manuel Seco, como aquel, el «Diccionario Esencial» es «atractivo, manejable y económico». Y nadie duda de que como aquella obra se convertirá desde ayer en referencia incuestionable del idioma.

http://www.larazon.es/noticias/noti_cul24330.htm