Uno no puede aislarse así como así de los demás y del mundo, pero de vez en cuando viene bien apartarse y tener un poco de tranquilidad. En cuanto a escoger tres cosas, la verdad es que se hace bastante difícil. Yo, si fuera a disfrutar de una temporada de tranquilidad lejos del mundanal ruido quisiera tener conmigo una nutrida biblioteca (tres títulos me los terminaría en pocos días), en música también hace falta variedad para no aburrirse escuchando siempre lo mismo, así que una vez más me llevaría una buena colección de cedés (música clásica, sacra y folklórica), y de películas probablemente nada, ya que son muy pocas las que de verdad me gustan, por lo menos como para llevármelas a una isla desierta.