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Tema: El absurdo (o no) del patrón oro

  1. #1
    Avatar de Donoso
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    El absurdo (o no) del patrón oro

    Aquí una curiosa opinión de cómo debería funcionar la base del dinero. No me convence mucho, pero tampoco podría argumentar algo que supiera que es más realista o mejor. Quizá alguno pueda complementar con otra información.



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    El absurdo del patrón oro
    Los problemas suscitados por la clase financiera internacional y los debates actuales del G-20 han puesto sobre la mesa de nuevo, como hace casi 80 años, el asunto del patrón oro.


    En un sentido general, se trata de saber si es necesario tener o no un patrón monetario; es decir, si conviene o no ligar el valor de una moneda a un bien económico convertible, como por ejemplo el oro. Los manuales de economía dan muchas razones por las que el oro es el material elegido y los liberales se esfuerzan en explicar una y otra vez, con argumentos de apariencia compleja, lo que no es si no, en el fondo, un convenio ancestral. Pero sea como sea, el resultado práctico es que, se aduce, éste patrón devuelve la moneda fiduciaria actual a un anclaje terrenal, palpable y, sobre todo, convertible, que es precisamente el oro. Si se acepta, la moneda emitida dejará de ser fiduciaria –es decir, basada en la confianza en su valor- para ser objetivamente convertible en una cantidad concreta de oro.

    En otras palabras, el dinero valdrá porque hay una cantidad de oro detrás que lo respalda. Que el oro tenga un valor en sí ya es otra historia. De hecho no sirve para comer ni para construir ni tiene utilidades específicas generalizadas. Su valor, en el fondo es un convenio como otro cualquiera y, más o menos escasos, otros materiales podría servir así mismo como depósitos de valor. El oro sí tiene, no obstante, una particularidad: es relativamente escaso. Y así, mientras que la moneda fiduciaria se imprime a coste cero –salvo el papel, la tinta y el flujo eléctrico de las máquinas- el oro debe ser encontrado, recuperado y procesado. Dicho de otro modo, no hay tanto oro como se quiera.

    Pese a todo, los liberales aducen que el dinero fiduciario es dinero deuda y se imprime como tal, sea ésta pública o privada. Dado que la totalidad de la masa monetaria es dinero fiduciario es, por tanto, dinero deuda, de lo que se sigue que no puede haber otro dinero en circulación que no sea así mismo dinero fiduciario. Por lo tanto, la única manera de pagar un dinero deuda es con más deuda y por ello la deuda para con los emisores de dinero –esto es, los bancos centrales en última instancia- está destinada a crecer siempre. Como el nuevo dinero para refinanciar la deuda existente crea así mismo deuda, resulta absolutamente imposible que la deuda se cancele algún día.

    Así las cosas, esa deuda adquirida sirve para producir medios de pago en el futuro con bienes presentes que compramos ahora. Se dice que si se produce endeudamiento con cargo a bienes futuros mientras que la cantidad de bienes presentes permanece inflexible, entonces la cantidad de dinero crece por encima de los bienes presentes y se produce inflación. En realidad esto no tiene por qué ser así pero, continúan diciendo, la manera de impedir esa inflación es introducir una moneda convertible en oro –y por tanto, no fiduciaria-, que restrinja la capacidad de endeudamiento. Efectivamente, con un patrón oro, cada emisor solo podrá emitir moneda en función del oro del que disponga para respaldarla. Se propone, más aún, que las entidades bancarias emitan su propia moneda en competencia, sin regulación, y, por supuesto, convertible en oro.

    Este esquema presenta algunos puntos discutibles. El primero es el del propio concepto de dinero-deuda. Si, efectivamente, el dinero fiduciario nace como deuda, ¿quién es el acreedor? Se responderá que el Banco Central pero el hecho es que esto es así desde que los Bancos Centrales son independientes respecto del Estado. Esto no tiene por que ser de esa manera. Si el Banco Central se admite como una función pública más del Estado, el acreedor desaparece. Bajo esta perspectiva, es ridículo decir, por ejemplo, que los EEUU están endeudados con su propio Banco, algo que tiene sentido sí y solo sí la FED fuera, como es, algo independiente. El asunto es que la decisión de privatizar los Bancos Centrales es de carácter ideológico y político, no económico y funcional.

    Otro problema añadido es que el oro es escaso y, si hay poco oro forzosamente tendrá que haber poco dinero en circulación o al menos podrá verse severamente limitado. Por eso, si un país no tiene oro, ¿deberá por ello contemplar cómo languidecen sus bienes, servicios y fuerza de trabajo porque simplemente no puede emitir el dinero que hace falta para adquirirlos? Piénsese que el propio valor del oro es así mismo fiduciario.

    En tercer lugar está la demonización de la inflación. ¿Es esta siempre mala? La respuesta no es ni sí ni no, sino depende. Sin duda la inflación galopante es mala. Pero hace cincuenta años un coche costaba una cifra que hoy consideramos ridícula. Entonces solo unos pocos estaban motorizados. Hoy vale mucho más –más de mil veces más- y los estudiantes van en coche a las universidades. Algunas familias tienen dos y hasta tres coches. ¿Qué es mejor, contener los precios artificialmente bajos con solo un puñado de automovilistas o dejar que suban y ver que el uso de coches se generaliza? Desgraciadamente para los liberales, si se admite el simplismo de inflación=subida de precios, hay que concluir que multitud de logros sociales descansan en la inflación. Y es que de hecho, la inflación solo es negativa si la emisión de dinero crece por encima de la producción. Para que eso no ocurra, es imprescindible el papel regulador del Estado, algo que por el tabú ideológico de los liberales resulta definitivamente sospechoso, al tiempo que no se cuestionan ni por un momento si la actividad de las entidades privadas es siempre y por sistema beneficiosa para la comunidad.

    El esquema de patrón oro, hoy, no tiene sentido más que apara aquellos que poseen el oro y que, precisamente por eso, gozarían con tal patrón de un poder que nadie, nunca jamás, llegó a soñar. El dinero fiduciario, regulado por el Estado y al alcance del tejido productivo real, es más que suficiente para garantizar la prosperidad económica de todos. Que el Estado regule la importantísima y trascendental función emisora y que, es más, se asegure de que el dinero alcanza a ese tejido productivo, no es, como pretenden algunos, una especie de intervencionismo soviético.

    Se trata más bien de que todas las iniciativas privadas puedan acceder en condiciones de igualdad al medio de cambio general que garantiza la actividad económica. Que por las andanzas de una función bancaria pervertida se vuelva ahora a plantear el debate del patrón oro demuestra que casi nadie sabe ya pensar con claridad, fuera de los intereses de una elite poderosa que pasa totalmente de la tramoya democrática de la que tanto se habla.


    El absurdo del patrn oro - ESD
    Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.

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  2. #2
    Avatar de Ennego Ximenis
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    Re: El absurdo (o no) del patrón oro

    Donoso, ¿sabes quién es el creador de este texto? esta muy acertado en sus ideas. En pocos lugares se dice la verdad acerca del sistema monetario, la fuente de la crisis actual. El dinero ahora representa deuda y no valor como antiguamente. Los bancos en base al sistema fraccionario pueden prestar 9 veces el dinero que tienen en deposito. Ese dinero es creado en el momento que un solicitante de deuda firma con el banco dicha solicitud y luego para evitar la inflaccion al ser devuelto se destruye y la banca se queda con el interés. Actualmente el 95% del dinero que se crea es deuda bancaria. Preguntate si no como todos los gobiernos, instituciones, asociaciones, empresas, particulares..están en deuda con los bancos? no porque estos tengan ese dinero en depositos reales si no porque se les ha dado la potestad de crear dinero.

  3. #3
    Avatar de Donoso
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    Re: El absurdo (o no) del patrón oro

    El enlace a la fuente está al final, el autor es Eduardo Arroyo.
    Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.

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  4. #4
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    Re: El absurdo (o no) del patrón oro

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    Aquí una curiosa opinión de cómo debería funcionar la base del dinero. No me convence mucho, pero tampoco podría argumentar algo que supiera que es más realista o mejor. Quizá alguno pueda complementar con otra información.
    Cuando abrí el otro hilo sobre el patrón oro no me fijé que ya existía éste.

    Estoy de acuerdo con Eduardo Arroyo en que el sistema del patrón oro es un completo absurdo. Comento brevemente su artículo

    En un sentido general, se trata de saber si es necesario tener o no un patrón monetario; es decir, si conviene o no ligar el valor de una moneda a un bien económico convertible, como por ejemplo el oro. Los manuales de economía dan muchas razones por las que el oro es el material elegido y los liberales se esfuerzan en explicar una y otra vez, con argumentos de apariencia compleja, lo que no es si no, en el fondo, un convenio ancestral. Pero sea como sea, el resultado práctico es que, se aduce, éste patrón devuelve la moneda fiduciaria actual a un anclaje terrenal, palpable y, sobre todo, convertible, que es precisamente el oro. Si se acepta, la moneda emitida dejará de ser fiduciaria –es decir, basada en la confianza en su valor- para ser objetivamente convertible en una cantidad concreta de oro.

    Los que principalmente defienden la vuelta al patrón oro son los de la escuela austriaca (entre nosotros liderada principalmente por Huerta de Soto, entre otros). Esta escuela no se diferencia en casi nada de aquellos que abogan por una total anarquía, es decir, una ausencia total de comunidad política y, por consiguiente, de bien común.

    Como bien dice Arroyo (y más adelante señalará explícitamente, al aducir, paradójicamente, el carácter esencialmente fiduciario también del oro) el sistema del patrón oro es un sistema meramente convencional o artificial. Es decir, como cualquier otro sistema financiero, pues todos se basan en la aceptabilidad por el público de la unidad dineraria en cuestión: sea oro, papeles o lo que sea.

    En otras palabras, el dinero valdrá porque hay una cantidad de oro detrás que lo respalda. Que el oro tenga un valor en sí ya es otra historia. De hecho no sirve para comer ni para construir ni tiene utilidades específicas generalizadas. Su valor, en el fondo es un convenio como otro cualquiera y, más o menos escasos, otros materiales podría servir así mismo como depósitos de valor. El oro sí tiene, no obstante, una particularidad: es relativamente escaso. Y así, mientras que la moneda fiduciaria se imprime a coste cero –salvo el papel, la tinta y el flujo eléctrico de las máquinas- el oro debe ser encontrado, recuperado y procesado. Dicho de otro modo, no hay tanto oro como se quiera.
    Correctísimo. Después de señalar Arroyo el carácter esencialmente idéntico del oro en su función de dinero con cualquier otro medio que cumple la misma función, señala el carácter desventajoso del oro, tanto por el esfuerzo para su recolección como para su escasez (debido a dicho esfuerzo y a su escasez en la naturaleza). Dicho con otras palabras, que a igualdad de condiciones para cumplir una misma función de dinero en la comunidad política, es evidente que el oro la cumple mucho peor (mejor dicho, infinitamente peor).

    Pese a todo, los liberales aducen que el dinero fiduciario es dinero deuda y se imprime como tal, sea ésta pública o privada. Dado que la totalidad de la masa monetaria es dinero fiduciario es, por tanto, dinero deuda, de lo que se sigue que no puede haber otro dinero en circulación que no sea así mismo dinero fiduciario. Por lo tanto, la única manera de pagar un dinero deuda es con más deuda y por ello la deuda para con los emisores de dinero –esto es, los bancos centrales en última instancia- está destinada a crecer siempre. Como el nuevo dinero para refinanciar la deuda existente crea así mismo deuda, resulta absolutamente imposible que la deuda se cancele algún día.
    El absurdo de la necesidad de continuar en un sistema semejante es argumentado más adelante por el mismo Eduardo Arroyo. Véase para más información el artículo del creditista social Alain Pilote sobre el absurdo de la Deuda Nacional, completado por el testimonio de Graham Towers (antiguo gobernador del banco central de Canadá) ante el Comité Gubernamental Canadiense sobre actividades bancarias y comercio, en 1939, y el artículo del creditista social Wally Klinck sobre la única auténtica base para el crédito financiero.

    Así las cosas, esa deuda adquirida sirve para producir medios de pago en el futuro con bienes presentes que compramos ahora. Se dice que si se produce endeudamiento con cargo a bienes futuros mientras que la cantidad de bienes presentes permanece inflexible, entonces la cantidad de dinero crece por encima de los bienes presentes y se produce inflación. En realidad esto no tiene por qué ser así pero, continúan diciendo, la manera de impedir esa inflación es introducir una moneda convertible en oro –y por tanto, no fiduciaria-, que restrinja la capacidad de endeudamiento. Efectivamente, con un patrón oro, cada emisor solo podrá emitir moneda en función del oro del que disponga para respaldarla. Se propone, más aún, que las entidades bancarias emitan su propia moneda en competencia, sin regulación, y, por supuesto, convertible en oro.
    "Así las cosas, esa deuda adquirida sirve para producir medios de pago en el futuro con bienes presentes que compramos ahora". Esta es la única frase del artículo cuyo sentido no entiendo completamente. Creo que lo que quiere decir es que el crédito creado en un tiempo determinado actual para el proceso productivo (para la creación de bienes futuros) se convierte inmediatamente en medios de pago que sirven para la compra actual de bienes-servicios presentes. Creo que esta es la interpretación correcta a la luz de lo que dice a continuación sobre la posibilidad de que se produzca una situación en que haya mucho dinero (a raiz de la creación de ese nuevo dinero-deuda al sistema productivo) confrontado con pocos bienes-servicios presentes (que es el origen de la inflación o subida de precios según los economistas ortodoxos). Por supuesto, una situación así (mucho dinero y pocos bienes-servicios vis a vis), como muy bien señala Eduardo Arroyo, no implica necesariamente una subida de precios.

    Este esquema presenta algunos puntos discutibles. El primero es el del propio concepto de dinero-deuda. Si, efectivamente, el dinero fiduciario nace como deuda, ¿quién es el acreedor? Se responderá que el Banco Central pero el hecho es que esto es así desde que los Bancos Centrales son independientes respecto del Estado. Esto no tiene por que ser de esa manera. Si el Banco Central se admite como una función pública más del Estado, el acreedor desaparece. Bajo esta perspectiva, es ridículo decir, por ejemplo, que los EEUU están endeudados con su propio Banco, algo que tiene sentido sí y solo sí la FED fuera, como es, algo independiente. El asunto es que la decisión de privatizar los Bancos Centrales es de carácter ideológico y político, no económico y funcional.
    Correctísimo. Veáse para más información los enlaces a los artículos antes apuntados.

    Otro problema añadido es que el oro es escaso y, si hay poco oro forzosamente tendrá que haber poco dinero en circulación o al menos podrá verse severamente limitado. Por eso, si un país no tiene oro, ¿deberá por ello contemplar cómo languidecen sus bienes, servicios y fuerza de trabajo porque simplemente no puede emitir el dinero que hace falta para adquirirlos? Piénsese que el propio valor del oro es así mismo fiduciario.
    Sólo puedo decir que éste párrafo destila sentido común por los cuatro costados. Mejor dicho imposible.

    "Piénsese que el propio valor del oro es así mismo fiduciario". Ésta sola frase destruye todo el planteamiento de una supuesta bondad o mejoría del sistema financiero si se adoptara el sistema del patrón oro. Todo dinero (sea oro, conchas, apuntes contables electrónicos, etc...) es en sí mismo y esencialmente fiduciario, es decir, depende de la confianza en él.

    En tercer lugar está la demonización de la inflación. ¿Es esta siempre mala? La respuesta no es ni sí ni no, sino depende. Sin duda la inflación galopante es mala. Pero hace cincuenta años un coche costaba una cifra que hoy consideramos ridícula. Entonces solo unos pocos estaban motorizados. Hoy vale mucho más –más de mil veces más- y los estudiantes van en coche a las universidades. Algunas familias tienen dos y hasta tres coches. ¿Qué es mejor, contener los precios artificialmente bajos con solo un puñado de automovilistas o dejar que suban y ver que el uso de coches se generaliza? Desgraciadamente para los liberales, si se admite el simplismo de inflación=subida de precios, hay que concluir que multitud de logros sociales descansan en la inflación
    Correcto. Lo que importa no es que haya habido una subida de precios (privados y públicos o de impuestos) per se. Lo que importa es la capacidad adquisitiva de la población, es decir, la relación entre ingresos y precios (privados y públicos-impuestos).

    Y es que de hecho, la inflación solo es negativa si la emisión de dinero crece por encima de la producción. Para que eso no ocurra, es imprescindible el papel regulador del Estado, algo que por el tabú ideológico de los liberales resulta definitivamente sospechoso, al tiempo que no se cuestionan ni por un momento si la actividad de las entidades privadas es siempre y por sistema beneficiosa para la comunidad.
    Aquí me parece que se contradice Eduardo Arroyo con lo anteriormente dicho, cuando sostiene que la inflación es mala cuando la emisión de dinero crece por encima de la producción, pues antes señaló (correctamente) que no neceseriamente (recalco lo de necesariamente, que no implica que de hecho sí tenga lugar) se producía una subida de precios cuando había frente a frente mucho dinero por un lado y pocos bienes-servicios por otro.

    El esquema de patrón oro, hoy, no tiene sentido más que apara aquellos que poseen el oro y que, precisamente por eso, gozarían con tal patrón de un poder que nadie, nunca jamás, llegó a soñar. El dinero fiduciario, regulado por el Estado y al alcance del tejido productivo real, es más que suficiente para garantizar la prosperidad económica de todos. Que el Estado regule la importantísima y trascendental función emisora y que, es más, se asegure de que el dinero alcanza a ese tejido productivo, no es, como pretenden algunos, una especie de intervencionismo soviético.
    Correcto. Siempre fue una de las clásicas regalías del poder político la emisión del dinero (lo cual no quita, por supuesto, que prudencialmente pueda el monarca otorgar foralmente su emisión a comunidades políticas infrasoberanas para una mejor atención a sus necesidades de carácter material).

    El patrón oro, aparte de las desventajas sociales y anticomunitarias apuntadas, ayuda a un mejor control centralizado-totalitario de la población, como bien señala implícitamente Eduardo Arroyo.

    Se trata más bien de que todas las iniciativas privadas puedan acceder en condiciones de igualdad al medio de cambio general que garantiza la actividad económica. Que por las andanzas de una función bancaria pervertida se vuelva ahora a plantear el debate del patrón oro demuestra que casi nadie sabe ya pensar con claridad, fuera de los intereses de una elite poderosa que pasa totalmente de la tramoya democrática de la que tanto se habla.
    "Se trata más bien de que todas las iniciativas privadas puedan acceder en condiciones de igualdad al medio de cambio general que garantiza la actividad económica". Esta frase está en la raíz del problema moderno. Efectivamente, si el objetivo de la economía es la producción y distribución de los bienes y servicios queridos por la comunidad política, y si dicha comunidad política no tiene -actualmente- otra forma mejor de expresar dicha querencia que por medio del dinero, es lógico que la población esté lo suficientemente financiada como para que pueda, efectivamente, dar cuenta de sus apetencias y deseos voluntarios (lo cual a su vez, redundaría en la continuación de financiación productiva de aquellos negocios que efectivamente respondan a dichos deseos libres y voluntariamente ejercidos mediante el dinero que los consumidores-usuarios poseen o, mejor dicho, deberían poseer atendiendo al crédito real o capacidad productiva, actual y potencial, de dicha comunidad política).
    Última edición por Martin Ant; 21/09/2013 a las 15:19

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