Editado: esta información lleva a confusión.
Tengo una duda sobre este tema ya que de economía no entiendo demasiado, pero tal y como están las cosas ahora mismo me estoy interesando por este tema. El caso es que no entiendo demasido bien en qué consiste realmente. Según he leído en este foro es el sistema económico más acorde con nuestro catolicismo.
¿Alguna explicación sencilla para alguien que no tiene ni idea de economía?
¡VIVA ESPAÑA! ¡VIVA CRISTO REY! ¡VIVA LA HISPANIDAD!
"Dulce et decorum est pro patria mori" (Horacio).
"Al rey, la hacienda y la vida se ha de dar, pero el Honor es patrimonio del alma y el alma sólo es de Dios" (Calderón de la Barca).
Editado: esta información lleva a confusión.
Última edición por Donoso; 01/10/2011 a las 14:38
El corporativismo, tal y como fue planteado por el fascismo italiano (aunque a medida que el regimen avanzaba, el corporativismo se iba haciendo mas y mas oficial), creo que es una brillante alternativa y solucion a los males creados y difundidos por los judios sionistas, tanto capitalistas, como marxistas. Llega a unificar todas las ramas de la produccion y las mete bajo la organizacion del Estado, permitiendo la propiedad privada.
Pero su gran defecto, es el no acabar con la problematica de patron-trabajador. Es decir, sigue habiendo la misma relacion entre ellos, que habia en el capitalismo. Aunque muchas veces, los obreros lllegaban a tener beneficios y acciones (aunque no se si entonces se utilizaba este termino) de las empresas para las que trabajaban, el problema sigue existiendo.
Para mi, quien rompe con esta problematica es el nacional-sindicalismo. La unificacion de las ramas de produccion bajo la organizacion del Estado, no es tan oficial como el corporativismo fascista, aunque sigue existiendo de diferente forma. La gran virtud del nacional-sindicalismo es que propone substituir la propiedad privada, por la propiedad colectiva. Esto viene a decir, que son todos los trabajadores de una empresa, propietarios de la misma por partes iguales. Asi nadie es propietario del capital de una empresa, y esta deja de ser un bien en manos de patrones, para convertirse en instrumento de la propia empresa.
Yo no creo que esto sea una forma de sindicalismo barato, igualitarista o incluso de influencia marxista. Se pueden producir diferencias de beneficios, no entre los propios trabajadores, sino entre las diferentes empresas.
Edito la información de esa *pedia, ya que no tiene que ver con el corporativismo que pregunta Alejandro, y además no es correcto lo que dice.
Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.
Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI
En que sentido no es correcto, o "no tiene que ver" el articulo de Metapedia con la pregunta? Tampoco es que yo sea un gran fan de Metapedia, o haya hecho yo el articulo, pero de ahi a eliminarme la respuesta.
Alejandro pregunta por el corporativismo católico y el artículo de Metapedia es no es más que una opinión de un particular sobre el fascismo italiano, y hace quedar el corporativismo como una ideología que promueve la intervención del estado en todo, cosa que no es el corporativismo católico. Al que no se sepa del asunto le va a confundir.
Cuando tenga más tiempo pondré algo aquí, aunque buscando en el foro hay cosas sobre el corporativismo, del cual hay que buscar modelos más en Salazar o en Dollfuss, cosa que Metapedia no hace.
Última edición por Donoso; 01/10/2011 a las 15:25
Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.
Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI
ENSAYO SOBRE EL CORPORATIVISMO
Publicado el 20 enero, 2011por daorino
En varias ocasiones se me ha criticado de atacar al capitalismo y al comunismo sin proponer una alternativa económica. Y eso no es del todo cierto.
Las corporaciones consisten en agrupaciones de personas con objetivos comunes en una misma labor económica. (S.V.)
La tercera vía, lo que suele definirse despreciativamente con el nombre de fascismo (su verdadero nombre, no hay duda, lo que me resulta ofensivo es el tono empleado para ello) defiende una política económica corporativista. Antes de pasar a explicarla, he de decir que mis conocimientos sobre economía no son muy buenos, pero intentaré hacerlo lo mejor que pueda (y hago la advertencia porque parece ser que para algunos tienes que ser un judío especulador para que tengan en cuenta tu opinión sobre la economía).
Las corporaciones consisten en agrupaciones de personas con objetivos comunes en una misma labor económica. Existen desde la antigua Roma y en España tuvimos en la Edad Media el fenómeno de los gremios. En épocas recientes, Miguel Primo de Rivera trató de corporativizar la economía española de la década de 1920, al tiempo que Mussolini lo hacía en Italia. Pero fue en la Alemania del III Reich donde este sistema (o al menos uno semejante) alcanzó sus mejores resultados.
Hay que dejar claro que el corporativismo busca la autosuficiencia económica de la nación. Un país será autosuficiente cuando pueda producir para sí mismo y no dependa en ningún sentido del exterior. Por lo tanto, el corporativismo es contrario a la globalización económica, donde son los grupos de presión (lobbies) quienes tienen el control de la economía gracias a la conexión mundial de todos los mercados. El mejor ejemplo de autosuficiencia (aunque no me guste reconocerlo) ha sido Cuba. Debido al bloqueo americano, Cuba ha tenido que rentabilizar sus recursos al máximo. Aunque lo mejor será no establecer similitudes entre corporativismo y comunismo, sobre ese apartado ya hablaré más adelante.
El corporativismo busca un sistema económico en el que el hombre pueda realizarse plenamente en su trabajo, ganarse honradamente la vida y no sea explotado. No hay que creer las mentiras vertidas por sus detractores, que dicen que es tan solo la sumisión total del trabajador al empresario.
En un sistema corporativista, la plusvalía (beneficios obtenidos de la producción) se reparten a partes iguales entre trabajadores y empresarios. Es por eso que el modelo de empresa más apto para un sistema corporativista es el de las cooperativas obreras y el de las pequeñas y medianas empresas (Pymes). ¿Por qué precisamente esos modelos? Muy sencillo: el corporativismo está radicalmente en contra de la lucha de clases y considera a trabajadores y empresarios como miembros del mismo sistema productivo. Para que no haya enfrentamiento, tiene que haber un trato cercano entre patrono y obrero. Y está claro que el trato entre trabajador y empresario será más frecuente y propenso al buen ambiente en una cooperativa o un pequeño negocio que en una gran multinacional. ¿Qué se haría entonces con las grandes empresas en un sistema corporativo? Nacionalizarlas o ponerlas al servicio del Estado (especialmente si se trata de negocios bancarios, de la construcción o de la alimentación, ejes básicos para el funcionamiento de un país).
Al contrario de lo que se suele pensar, las doctrinas defensoras del corporativismo no odian ni desprecian a los trabajadores. Únicamente exigen a éstos que el trabajo sea un valor importante en sus vidas. Tanto Mussolini como José Antonio coincidieron en esto (ambos dijeron que en su modelo de Estado no había sitio para todos aquellos vagos que se negaran a trabajar). Incluso Mussolini afirmaba que todo aquel que produjera un mínimo debía estar orgulloso de ello, y que las marcas del trabajo en las manos eran medallas que incluso él había tenido. Hitler también ha sufrido los ataques de los “defensores de la clase obrera”. Para quienes no lo sepan; cuando Hitler malvivía en Viena, estuvo trabajando como peón de albañil. Y el mismo Führer escribió en “Mi lucha” que el líder más grande podía ser hijo del campesino más humilde.
Para el que no le quede claro lo que he expuesto hasta ahora: en el corporativismo no hay lugar para los vagos, los especuladores y los avariciosos.
Otra diferencia del corporativismo respecto al capitalismo y al comunismo es su consideración respecto al trabajador. Tanto el capitalismo como el comunismo consideran al trabajador un elemento de la producción (será por la mentalidad judía creadora de ambos sistemas).
En los últimos años, en el capitalismo se ha instaurado una corriente que podríamos calificar de “buen-rollista”, que pretende tratar bien a los trabajadores (esto se ve reflejado en las cenas de empresa). Si nos fijamos bien, siempre que se justifica el buen trato a los empleados por lo que sea, viene a continuación la frase “por qué así producirá más”. Para el que no lo haya comprendido, el capitalismo ha aprendido que un trabajador motivado por el factor que sea, le puede salir más rentable. Siempre está en medio el hecho de aumentar la producción o el rendimiento, nunca el tratar bien a una persona por ser lo que es.
Esta mentalidad materialista también podemos verla en los progresistas que justifican la llegada de inmigrantes para que nos paguen las pensiones. Primero, si no tenemos una estructura sólida para mantenernos nosotros solos, mucho menos podremos ocuparnos de los de afuera. Y segundo, esos progresistas tan multiculturales están tratando a los inmigrantes como objetos, para que trabajen en lo que ellos no quieren.
¿Qué consideración tiene, por tanto, el corporativismo de los trabajadores? El trabajador es un ser humano, y por ello tiene derecho a ganarse la vida sin que le exploten. De la misma manera, el empresario se compromete a tratar bien al trabajador, siempre que este sea honrado y lleve a cabo su labor. Queda clara la diferente consideración del hombre del corporativismo frente al elemento de la producción del capitalismo y a la herramienta estatal del comunismo.
Ahondando en la mentira de que el corporativismo somete a los trabajadores, otros han llegado a decir que económicamente es como el comunismo (mentira propagada principalmente por liberales). Como todos sabemos, en el comunismo no puede existir propiedad privada. Toda iniciativa empresarial queda a cargo del Estado. Frente a eso, en el corporativismo un empresario puede llevar a cabo una iniciativa privada, contando con la ayuda del Estado (ayuda que deberá ser devuelta, como es lógico) y sin explotar a nadie.
El capitalismo también otorga subvenciones, pero suele hacerlo consciente de que las Pymes son necesarias para el adecuado funcionamiento de la oligarquía capitalista superior.
Al igual que en el apartado de autosuficiencia se parece al comunismo, el corporativismo también contiene el término de propiedad privada. Sin embargo, mientras que la propiedad privada capitalista se convierte en un valor sacrosanto y eje de la explotación, en el corporativismo se convierte en un valor más de la vida del hombre. En un auténtico sistema corporativista, la propiedad privada será ganada con el trabajo y la honradez, y no será un valor humano, como la están convirtiendo en el capitalismo, sino un simple valor material. Para que quede claro: en un sistema corporativo, Belén Esteban se habría muerto de hambre hace ya mucho tiempo; mientras que un médico que realizara operaciones a corazón abierto sería alguien respetado en su comunidad.
Lo que uno gana es suyo, no hay duda. Pero lo que se compra no es ningún valor humano. Los verdaderos valores humanos, como la dignidad, la justicia, la fe, el patriotismo, la camaradería, el amor… no pueden comprarse ni con todo el oro del mundo. Y, como es obvio, en una sociedad corporativista los valores humanos importarán más que los materiales.
No obstante, es un sistema al que es difícil llegar, principalmente por la mentalidad materialista de la gente y porque, en cuanto falle algún miembro de la relación trabajador-empresario, puede desmoronarse fácilmente. Es por eso que antes de otorgar subvenciones a nuevas empresas debería de estudiarse la personalidad de quien lleva a cabo la iniciativa, ya que si se tratara de una persona avariciosa, debería denegársele el poder crear dicha empresa, ya que seguramente trataría de obtener el máximo rendimiento posible forzando a los empleados que estuvieran a su cargo (como sucede en el capitalismo). De la misma manera, debería de asegurarse la correcta relación entre trabajadores y empresarios mediante la filiación obligatoria en los sindicatos verticales, donde se tratarían los problemas relacionados con el trabajo y las medidas a llevar a cabo.■
Artículo relacionado:
Ensayo sobre el corporativismo (Segunda Parte)
«¿Cómo no vamos a ser católicos? Pues ¿no nos decimos titulares del alma nacional española, que ha dado precisamente al catolicismo lo más entrañable de ella: su salvación histórica y su imperio? La historia de la fe católica en Occidente, su esplendor y sus fatigas, se ha realizado con alma misma de España; es la historia de España.»
𝕽𝖆𝖒𝖎𝖗𝖔 𝕷𝖊𝖉𝖊𝖘𝖒𝖆 𝕽𝖆𝖒𝖔𝖘
ENSAYO SOBRE EL CORPORATIVISMO (II)
Publicado el 22 abril, 2011por daorino
Eurofighter Typhoon del Ejército del Aire de España, modelo en cuya fabricación participa EADS-CASA, que se encarga, además, de montar los ejemplares destinados a España.
Pese a la buena planificación que se pueda hacer de una economía, sería imposible tratar de llevar a cabo el mismo proyecto en dos países distintos, principalmente porque el nivel de recursos y calidad de los mismos suele diferir en cada uno de ellos.
Como toda doctrina económica, el corporativismo no es ninguna excepción. Por lo tanto, sería de locos creer que llevarlo a cabo nos aseguraría el mismo éxito en España y en Alemania. Y no menciono a Alemania por el hecho de que construyera la economía más sólida y fiable del siglo XX sin intervención capitalista o comunista alguna, sino porque es una nación que dispone de mucho más recursos económicos que España.
Con 3 siglos de vida menos que nosotros (como nación unificada), los alemanes han sabido industrializarse a un ritmo que está a años luz del nuestro. Y con una política económica inteligente como la del III Reich, desarrollaron una agricultura “apenas existente” -favoreciendo al pequeño y mediano empresario- y explotaron al máximo su ya de por si excelente industria. Pero mi preocupación actual no es la economía alemana del III Reich, sino la española de 2011.
España es un país económicamente débil y por eso sufre más que el resto los nefastos efectos de la Bolsa judía de Nueva York. Llevamos décadas vendidos a una política económica especuladora y poco inteligente (y eso sin olvidar que somos “de sangre caliente” y que lo del trabajo tampoco es que nos guste mucho). Analizando nuestra economía sector por sector, nos encontraremos con un desbarajuste grandísimo:
El sector primario en Españaestá casi abandonado, reducido a pequeños focos como Almería que, eso sí, alimentan a gran parte de Europa. Sin embargo, las verduras y hortalizas españolas son vendidas al extranjero en lugar de autoabastecernos con ellas los españoles. ¿Qué supone esto?. Que la fruta española de calidad se la vendemos a alemanes, franceses y británicos y en su lugar consumimos (manteniendo así) a los agricultores de Marruecos. En resumen, los españoles somos tan “inteligentes” que preferimos ganar dinero vendiendo buenas verduras al extranjero para después comprar otras de menor calidad a los marroquíes antes que abastecernos de lo nuestro. Priorizamos los beneficios económicos a la calidad de nuestra alimentación.
Campaña de MSR en defensa de los trabajadores y productos españoles
Pero no toda la culpa es nuestra. El capitalismo y el libre mercado son los culpables de que eso suceda, ya que los agricultores son gente que tiene que sacar a su familia adelante y, como es normal, venden al mejor postor.
El sector secundario es casi inexistente. Históricamente, la industria española se ha concentrado en Cataluña, Vascongadas y Asturias. Durante el franquismo se continuó el proceso industrializador, pero ya dentro de la política capitalista de la globalización.Dentro de este apartado entrarían también las pequeñas y medianas empresas relacionadas con la construcción, de la que hablaré más adelante.
El sector terciario había sido uno de los más explotados hasta fechas recientes, gracias a la gran cantidad de turistas extranjeros que visitan España. Por desgracia, depender de este sector es muy arriesgado, ya que la afluencia de turismo está muy relacionada con la situación económica mundial, además de que estos negocios son verdaderamente productivos en específicas épocas del año. Dentro del sector terciario también estaría la educación, el mejor ejemplo de lo “provechosa” y “rentable” que ha sido la inversión español de los últimos tiempos (sobre todo en maestros sectarios de corte progresista).
Por último, tendríamos al sector de la construcción, especulación pura y dura y sobre el que ha girado la economía española de la última década y principal responsable de la situación actual.
¿Qué soluciones puede ofrecer un cualquiera como yo? Hipótesis y especulaciones, si, pero más que aquellos que ven la solución a la crisis en otorgar subvenciones a diestro y siniestro e incentivar el consumo (que me expliquen a mí cómo la gente que apenas tiene para comer va a consumir en ocio).
Mapa industruial de España en 1974 – Pincha en la imagen para ampliar
Antes que nada, un Estado corporativista tendría que nacionalizar la banca para poner la economía al servicio de la nación. El capital financiero está para servir a los españoles y no para que estos hipotequen sus vidas alimentando a las oligarquías banqueras.
Centrándonos en los diversos sectores económicos, pienso que se debería apostar por la incentivación del sector primario. Está claro que ya a nadie le apetece ocupar esos trabajos; excepto cuando hay crisis, época en la que aquellos que me acusan de “racista” y “extremista” dicen que los inmigrantes deben marcharse porque ya no hay empleo para todos. Una solución podría ser que el Estado se hiciera cargo de las explotaciones ganaderas, pesqueras y agricultoras, en colaboración con pequeñas y medianas empresas del sector. Otra medida a tener en cuenta podría ser que se destinara a grupos de personas a esas labores en épocas de cosecha, tarea que podría ser llevada a cabo por todos aquellos que objetaran al servicio militar obligatorio (en caso de que este volviera a hacerse efectivo) o por individuos que estén cumpliendo pena de cárcel (obviamente, los presos encargados de esas funciones no serían ni psicópatas, ni terroristas, ni violadores ni asesinos en serie; serían individuos que no supusieran un gran peligro para la población). Como última propuesta, también podría destinarse a las explotaciones agrarias a todos aquellos que necesiten comprender lo importante que es el trabajo para ganarse la vida (“en nuestra Patria no habrá sitio para los vagos”) o a los parados temporales que se hallen en la búsqueda de un empleo más cualificado.
Actividad agropecuaria, encuadrada en el sector primario
Una vez España fuera autosuficiente en materia económica, podría pasar a la mejora de la industrialización, cuyo gran objetivo sería fomentar a la industria española, ya que actualmente las pocas empresas de esas características residentes en España son extranjeras (aunque de todos modos, en el sistema actual el dinero va a parar a manos de particulares y no de las naciones). España necesita empresas nacionales dedicadas a la producción de vehículos, electrodomésticos y demás maquinaria. Repito que no podemos depender de productos venidos de fuera, ya que en cualquier conflicto político podríamos vernos perjudicados por ello.
En cuanto al sector terciario, no tenemos que poner todas nuestras expectativas en el turismo, aunque es bien cierto que tendríamos que fomentarlo más aún (por ejemplo, bajando los precios de museos y edificios importantes, y dando entrada gratuita en días especiales). ¿Y qué hacer con el sistema educativo, que actualmente se lleva mucho dinero y la mayoría es malgastado?. Obviamente, no podemos retirar las subvenciones a la educación pública. Pero si que tendríamos que permitir la expulsión definitiva de aquellos sujetos que no quieran ser educados y se nieguen a ser productivos para la nación. Sin embargo, antes de llegar a esa medida, dichos sujetos podrían ser enderezados con una educación estricta o su servicio en la explotación agraria, como he comentado anteriormente.
Finalmente, el sector de la construcción debería de ser nacionalizado, o al menos, puesto en manos de pequeñas y medianas empresas, para prevenir así la especulación y conseguir que únicamente se construyan las viviendas necesarias, además de evitar la construcción y compra-venta de viviendas que únicamente consigan esclavizar a sus propietarios por la posterior hipoteca bancaria.
Aquellos maravillosos camiones PEGASO hechos en España por españoles
En un Estado corporativista, empresas como la ACS de Florentino Pérez no tienen cabida, al igual que el Banco Santander, Inditex, PRISA o Rumasa. El destino de las grandes empresas de origen español tiene que ser el de su nacionalización y contribución a la economía nacional y el bienestar de todos los trabajadores españoles honrados.
Hace poco veíamos que el gobierno venezolano comunista de Hugo Chávez nacionalizaba el Banco Santander. Todo el mundo sabe mi poca “simpatía” por el comunismo… pero esa medida no me apena para nada; si acaso por los españoles que hayan perdido dinero por ello. Pero no puedo sentir ninguna lástima ante esa acción contra un capitalista español que lleva empleos hacia otros países para llevarse más plusvalías gracias a la mano de obra barata.
Caso diferente es el de las multinacionales, porque esas sí que no tienen más capital que el de sus dueños. Las grandes empresas que operan en un determinado país al menos pueden ser nacionalizadas, pero Coca Cola, Nike o McDonalds (por citar algunas) únicamente pueden ser eliminadas del mapa mediante la destrucción de la globalización (porque nacionalizar todas sus filiales sería muy difícil). Pero ese ya es otro tema del que se podría hablar largo y tendido…■
Artículo relacionado:
ENSAYO SOBRE EL CORPORATIVISMO
https://elmundodedaorino.wordpress.c...orativismo-ii/
«¿Cómo no vamos a ser católicos? Pues ¿no nos decimos titulares del alma nacional española, que ha dado precisamente al catolicismo lo más entrañable de ella: su salvación histórica y su imperio? La historia de la fe católica en Occidente, su esplendor y sus fatigas, se ha realizado con alma misma de España; es la historia de España.»
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ENSAYO SOBRE EL CORPORATIVISMO (III)
Publicado el 29 abril, 2011por daorino
Tras la publicación de las dos entradas tituladas “Ensayo sobre el corporativismo”, que trataban sobre la visión de la economía defendida por la tercera vía política, pensaba publicar una tercera. Mi intención era escribir sobre el sindicalismo vertical frente al sindicalismo de clase defendido históricamente por el marxismo y el anarquismo. No obstante, se puede decir que era un completo ignorante sobre el tema. Apenas conocía lo básico sobre la doctrina de la Falange en materia sindical. Es por eso que he decidido tirar de “hemeroteca”. He tenido la fortuna de poder entrevistar para “La Nación Digital” a Carlos Rodríguez y a Jorge Garrido, líderes sindicales de Trabajadores Nacional Sindicalistas y Unión Nacional de Trabajadores respectivamente, los dos sindicatos falangistas que existen actualmente en España.
Las preguntas realizadas a ambos fueron muy parecidas, por lo que creo que nos servirán para sacar un punto de vista más amplio y claro.
Antes que nada, hay que dejar claro a ciertos elementos que el sindicalismo falangista si existe (para la mentalidad de algunos no puede haber más sindicatos que UGT, CCOO y CNT).
Unión Nacional de Trabajadores (UNT) surgió a finales de 1977 y se legalizó a comienzos de 1978, tal y como nos contó Jorge Garrido, quien aseguró además que UNT “hunde sus raíces en la Central Obrera Nacional Sindicalista (CONS) de 1934”.
Mucho más reciente resulta Trabajadores Nacional Sindicalistas (TNS), quienes presentaron sus estatutos el 18 de Julio de 2003 en el Ministerio de Trabajo, teniendo que reformarlos dos veces y legalizándose por fin en el mes de Septiembre del mismo año.
¿Y cuál es la opinión del sindicalismo falangista ante los sindicatos del Sistema?:
Esto fue lo que nos respondió Carlos Rodríguez:
“El drama de España es que nunca ha tenido una izquierda con sentimiento nacional, pero en la actualidad el drama es mayor, no sólo no se ha hecho nacional sino que además ha dejado de ser de izquierdas. Son todos capitalistas. La izquierda siempre ha postulado la lucha de clases frente a la derecha que postula la lucha de partidos, en el momento en que los partidos de izquierdas han aceptado las democracias de partido, se han hecho también de derechas, pero una derecha meramente económica y repugnantemente liberal, y de la misma forma que el marxismo considera a la persona como una parte más de la producción, el liberalismo la considera como parte de la economía. En los dos conceptos se despoja de valores a la persona, convirtiéndola en un caso en un martillo y en otro caso en una letra de cambio. En cuanto a los sindicatos anarquistas, son como el silencio, en cuanto se habla de él se le niega.
Y respecto al Nacional Sindicalismo, se le niega la posibilidad de acudir a los medios de difusión, porque saben de sobra que es una doctrina que enamora y aporta soluciones, es por lo que dan constantemente mensajes perversos sobre nuestra idea, pero estoy convencido de que en España, excluyendo chupones y vagos, todos tenemos un nacional sindicalista dentro; por eso todo nuestro énfasis lo ponemos en la persona; nuestro deseado estado antropocéntrico. Tenemos que conseguir que se conjugue lo que son con lo que sienten y con lo que necesitan, alejándose de los propósitos liberales y burgueses que confunden lo bueno con lo que les gusta. El gusto es particular. Lo bueno es social y colectivo”.
Como es lógico, no pudimos dejar pasar la oportunidad de preguntarle a Carlos Rodríguez su opinión acerca de la “huelga” general del 29 de Septiembre de 2010:“Como hemos dicho muchas veces, las huelgas son castigos económicos contra los empresarios explotadores, en consecuencia, una huelga general debe ser contra todo un sistema explotador. Los sindicatos citados, o mejor dicho, el sindicato único CCOO-UGT, no convocaron una huelga contra el sistema en general, la convocaron retorciendo los derechos de los españoles para que no renegaran del sistema y para apoyar al gobierno y gobiernos que mantienen a este sindicalismo único. En esos días los manifiestos del TNS salieron con el lema “HUELGA GENERAL SÍ, PERO NO ESTA”. De cualquier forma queremos hacer notar que el sindicato único CCOO-UGT tiene más presencia en las manifestaciones del día del orgullo gay que en el mundo del trabajo”.
De todo lo dicho por Carlos Rodríguez en los párrafos anteriores, destacaría dos frases: “Todos tenemos un nacionalsindicalista dentro” y “CCOO-UGT tiene más presencia en las manifestaciones del orgullo gay que en el mundo del trabajo”.
Por su parte, Jorge Garrido tampoco dudó a la hora de poner en su sitio al “sindicalismo” de UGT y CCOO:
“Es tradicional pensar que un trabajador debe apoyar opciones de trabajadores, y eso para luego pasar a identificar éstas con las opciones de izquierdas. Siempre se ha dicho, no sin cierta razón, que “no hay nada más tonto que un obrero de derechas”.Algo en parte cierto, pero incompleto, porque sí hay algo más tonto que eso, que es un español de izquierdas… Nosotros, como nacionalsindicalistas, recogemos las dos ansias legítimas que tiene que tener cualquier trabajador español: la Justicia Social y el patriotismo.
Respecto a nuestras diferencias con otros sindicatos, tenemos que separar a los que forman parte del Sistema (CCOO y UGT principalmente) de quienes se oponen a él, aunque sea desde posiciones ideológicas distintas. Estamos abiertamente en contra de los primeros, ya que los consideramos el primer obstáculo real para que los trabajadores alcancen la Justicia Social. Obviamente hay ocasiones en que tenemos que ir con ellos en reivindicaciones concretas (por ejemplo, si en una empresa se presenta un ERE y todos acordamos oponernos a él), pero es sólo en cuestiones circunstanciales.
Respecto a la anarcosindicalista CNT, consideraciones ideológicas al margen, no nos gusta su forma de actuar contra el Sistema y desde fuera del Sistema. Su actuación al final es una forma de automarginarse que no va a ningún sitio. Nuestra línea de actuación práctica, también consideraciones ideológicas al margen, se identifica más con la de la anarcosindicalista-posibilista CGT: ir contra el Sistema pero desde dentro del propio Sistema y ofreciendo alternativas realistas. Ello tiene sus inconvenientes y supone exponerse al peligro de dejarse llevar por el mismo Sistema al que se combate, pero entendemos que esa es la mejor vía de actuación.
Los pseudosindicatos del Sistema actúan como esquiroles, son la coartada “sindical” con la que se golpea una y otra vez a los trabajadores en sus derechos laborales, son la otra cara del capitalismo que sirve para mantener controlados a los trabajadores. Su actitud es realmente repugnante”.
En la sociedad que el Sistema nos vende hoy, con la tan elogiada “multiculturalidad”, preguntarse acerca de la opinión de los sindicatos falangistas sobre la inmigración es algo obligatorio. El trabajador español lo está pasando mal y necesita saber que hay alguien que le va a defender de verdad y no le va a dejar vendido.
Estas fueron las respuestas de Jorge Garrido y Carlos Rodríguez acerca de la inmigración.
Jorge Garrido: “El problema sindical que genera la inmigración es el del abuso que los capitalistas y los empresarios sin escrúpulos ejercen sobre ellos, pretendiendo con ello abaratar costes y rebajar las condiciones laborales generales. El trabajador español se ve perjudicado por esa práctica, pero el culpable no es el trabajador inmigrante, sino el explotador que se aprovecha de su situación de necesidad. En UNT tenemos muy claro que el problema no es el inmigrante, sino el explotador, y por eso huimos del mensaje fácil, demagógico y falso de que el inmigrante es el problema. Para nosotros las personas son siempre lo primero, sea cual sea su origen, y por ello mientras se respeten la normas básicas de convivencia y de nuestra cultura, no diferenciamos en nuestra labor sindical entre extranjeros y españoles.
UNT defiende a todos los trabajadores por el mero hecho de serlo, y es que hay un principio económico que quienes practican la demagogia con el asunto de la inmigración ignoran siempre: el que trabaja genera más riqueza con su trabajo de la que se lleva en concepto de salario. Otro principio básico en economía es que la población genera sus necesidades y el trabajo necesario para cubrirlas, pues lo mismo que nacemos con una boca para comer, nacemos con dos manos para trabajar. Y eso es así siempre, por lo que un trabajador nunca roba nada a nadie.
Defendemos la idea de que no permitir la explotación laboral del inmigrante beneficia a todos: al inmigrante en primer lugar, y a los demás trabajadores en general, ya que así no se rebajan las condiciones laborales y deja de aplicarse el criterio de que “tengo a otro que trabaja por menos”.
Como dato os daré el de que en UNT alrededor del 5% de los afiliados son inmigrantes”.
Carlos Rodríguez, por su parte, no se mostró tan permisivo respecto a la inmigración:
“El objetivo que buscaba el sistema en el asunto de la inmigración-invasión que está sufriendo España en los últimos años lo vimos claro desde el primer momento. Los inmigrantes no vinieron a nuestra Patria por propia iniciativa, se les trajo engañados con el ánimo de abaratar la mano de obra mediante la “ley de la oferta y la demanda” y para que no nos enterásemos de esto y no se escucharan voces contrarias, se inventaron chorradas como lo de la xenofobia, el racismo y demás camelos, desculturizando y desnaturalizando España para que no hubiera choques culturales. Al perder España su identidad cultural y su Misión Histórica, en lugar de ayudar a los inmigrantes han conseguido que nos sumemos a ellos en cuanto a esclavitud. En España no hay más nación ni más gobierno que la fuerza del dinero. Esto es una plutocracia masónica”.
Pese a esta diferencia, ambos dejaron muy claro que no existe ningún tipo de enfrentamiento o rivalidad entre UNT y TNS, mostrando palabras cordiales y sin entrar en descalificaciones gratuitas:
“No conocemos mucho de las actividades del TNS actual, pero en cualquier caso observo una línea aparentemente distinta de la nuestra en su forma de trabajar. A nosotros nos parece mejor la nuestra y nos da buenos resultados, y supongo que a ellos les pasará lo mismo con la suya. Lo cierto es que poco más puedo decir sobre este tema”. Jorge Garrido.
“Tengo que decir que conozco al camarada Jorge Garrido personalmente desde antes de que se fundara el TNS, pero permitidme que no me pronuncie sobre la UNT porque desconozco por completo su actividad y sería muy frívolo por mi parte opinar desde el desconocimiento. De cualquier manera siempre celebraré los éxitos de un sindicato con el que compartimos sentimiento e ideología”. Carlos Rodríguez.
Pero en estos tiempos tan duros que corren, a los pocos que dudan sobre la honradez de las palabras de los sindicalistas de corte nacional y comienzan a rechazar a los falsos sindicatos del PSOE y el PCE, puede interesarles las propuestas que TNS y UNT puedan hacerles en materia económica. Nuevamente, dejaré que respondan esas dudas los señores Garrido y Rodríguez:
“Primeramente irnos consolidando como alternativa sindical y aumentar nuestra aún escasa representatividad en las empresas. No basta sólo con estar ahí para asesorar a los trabajadores, sino que la presencia del sindicato debe basarse en su fuerza real y su capacidad de presión y de movilización. Estamos avanzando mucho en ese terreno, pero sin duda aún estamos lejos de alcanzar la fuerza mínima necesaria para ser influyentes a nivel nacional. Queremos ser la alternativa sindical de todos los trabajadores, una opción verdaderamente sindicalista que termine por imponerse a los falsos “sindicatos” del Sistema, UGT y CCOO principalmente.
Después ya podremos aspirar a metas más altas, como la de ser el motor del cambio de sistema económico que España necesita. Pero hasta llegar a ese punto nos queda mucho camino”.
“El principal fallo del sistema capitalista es que su modelo de crecimiento es de tipo exponencial, y eso es insostenible a largo plazo (no sólo por motivos ecológicos). Y eso en lo que se refiere al modelo de producción, porque si analizamos el modelo financiero de que se sirve, es aún peor. No hay una correspondencia real entre la producción de bienes y servicios y el montante monetario que debiera reflejarlos (el PIB), y ese desfase aumenta exponencialmente de generación en generación.
La solución pasa por olvidarse de la idea de crecimiento ilimitado, cambiar el modelo productivo, equiparar economía financiera a economía real, eliminar el sistema monetario basado en el interés del dinero y del capital, volver al patrón trabajo como fuente de valor, hacer del capital un instrumento y no un propietario, estructurar sindicalmente la economía y las empresas, nacionalizar la banca y los seguros, y, en definitiva, hacer que la economía esté para servir al Hombre en sus necesidades, y que no sea el Hombre el que esté al servicio de la economía. Eso sólo puede hacerse con un modelo económico de tipo nacionalsindicalista, y eso es exactamente lo que defiende y propone UNT”.
Estas fueron las respuestas de Jorge Garrido acerca de los objetivos de UNT a medio y largo plazo, además de sus propuestas para salir de la crisis (ya podrían tomar nota esos zánganos que tenemos por clase política).
Carlos Rodríguez también respondió a preguntas similares:
“A medio plazo los objetivos los estamos logrando, queremos ser un embrión del Estado Nacional Sindicalista en el que se incorporen los gremios y cooperen las personas. Aquí todos sabemos hacer alguna cosa y además de ser profesionales en nuestras labores, también tenemos que ser sociales en el Estado, que es donde reside el Bien Común de la Nación.
A largo plazo nuestro objetivo es claro, queremos hacer la revolución Nacional Sindicalista, creando una conciencia de estado en la persona. La revolución no es quemar papeleras ni romper escaparates, la revolución consiste en cambiar las leyes para solucionar los problemas. Queremos una Patria en la que el Estado ordene la Nación a través de la Justicia, sobre todo, la Social, llegando hasta un totalitarismo sindical, que es lo mismo que decir que desde el BIEN SER de la persona se logre el Bien Estar. Leyes para servir a las personas y no personas para servir a las leyes. Creo que está claro”.
“Siempre hemos dicho que la crisis no corresponde a tal o cual gobierno, no, la crisis es producto del sistema democrático de sufragio. Nosotros, en el TNS no somos demócratas, porque lo primero que tiene que hacer un revolucionario es no ser demócrata. Como nos cansamos de repetir, las democracias son un invento del capitalismo para explotar a los trabajadores ofreciéndoles el consuelo de cambiar de tirano cada cuatro años.
La democracia debe ser una participación del pueblo en las instituciones nacionales pero nunca una forma sistemática de gobierno que ha convertido la democracia en una ideología totalitaria opresiva en la que al que no la admita le envías los ejércitos, también democratizados y alejados de las necesidades sociales de las Naciones y pueblos, no dudando en masacrarlos, aunque luego presuman de pacifistas; al fin y al cabo, el pacifismo democrático es la garantía de permanencia de la tiranía económica. Porque la conocemos no queremos la democracia, cuando todo está mal es porque el sistema político es malo y si el sistema es democrático hay que cargárselo para que mejore la situación. Los responsables de la situación están claros, son aquellos que se benefician de la misma, los políticos anti-españoles, anti-sociales y corruptos, los jueces y los fiscales que legitiman a los políticos mediante la aplicación, también de forma corrupta, de unas leyes políticas poco decentes, la banca y las grandes corporaciones financieras que han dilapidado nuestro dinero y a los que encima “rescatamos” con más dinero nuestro, y buena parte de los medios de difusión que a modo de alquimistas transforman lo que no son más que puras golfadas contra España en éxitos que todo el mundo sufre sin darse cuenta o, lo que es peor, sin querer darse cuenta.
Las soluciones serian duras pero efectivas. Salir de la moneda Euro y volver a la peseta. Practicar al limite la autarquía nivelando precios y nóminas durante el tiempo necesario y sin manipular el IPC, de esta forma, al producir en España y consumir lo que se produce en nuestra Nación aumentarían las posibilidades de trabajo, y al abaratar la producción sin desajustar los precios de los productos a las nóminas de los trabajadores, se haría atractiva la compra de nuestros productos aportando cantidades para paliar la deuda externa y aumentando el Producto Interior Bruto.
Habría que crear una verdadera banca pública mediante la unificación de las cajas de ahorro con dependencia de un Banco de España gobernado por verdaderos españoles, fomentando un crédito que se acople a las necesidades de las personas y no al revés, que serian devueltos en plazos cómodos y a largo plazo. Las hipotecas deben estar en función de las nóminas, sometiéndose a ellas con el mismo interés, de esta manera, nadie se asfixiaría para comprar una vivienda ni por montar una pequeña empresa, además las plusvalías serian estatales rebajando el déficit público, no teniendo que recurrir a las subidas de impuestos, controlando la inflación, que, al fin y al cabo, es el impuesto más disimulado sobre las nóminas de los trabajadores. Hay que animar a la iniciativa privada, en especial a los autónomos, proporcionándoles préstamos sin interés a cambio de que integren a los trabajadores en las empresas a modo de cooperativas sin la burocracia rentista que existe en la actualidad. Hay que crear empresas publicas de producción no funcionarizadas que al igual que en la función social de la banca pública ahorraría en el producto facturado en España, proporcionando puestos de trabajo fijos y justamente remunerados en los que, además, los beneficios también irían a parar al Estado, no democratizado y sí sindicalizado, como su legitimo dueño.
Hay que volver a las escuelas públicas de aprendices, a las Universidades laborales y por supuesto, a las escuelas públicas de peritos.
Además los productos de necesidad publica como los derivados de las industrias de la energía, la sanidad, la enseñanza y la justicia tienen que estar en mano del Estado y no de los gobiernos para que sirvan a la sociedad en lugar de especular con ellas para lucro de los amiguetes de los políticos democráticos de turno.
Y, por supuesto, hay que dotar a las Universidades Públicas de los medios necesarios para la investigación y el avance tecnológico –ningún español con capacidad de estudio debe ser privado de ello.
Todo esto puede ser compatible con lo privado, pero nunca se debe permitir que se deteriore lo público para que haya que acudir forzosamente a lo privado buscando la calidad y, como consecuencia de ello, al lucro de unos pocos particulares. Si quieren venir las multinacionales que vengan, pero anteponiendo los intereses nacionales a los de las grandes corporaciones económicas.
También tendríamos que fomentar la vida en los municipios, dotándolos de todos los medios para hacer a sus habitantes una vida más agradable y proporcionándoles los medios adecuados para que en los lugares en los que se encuentren las materias primas, lleguen también las correspondientes industrias de manufacturación, beneficiándonos al máximo de los productos naturales sin llegar a esquilmarlos e incluso realizando nuevas plantaciones, como es el caso de la industria forestal, y por supuesto, hay que fomentar todo tipo de energía, incluida la nuclear, debidamente controladas, que se pueden producir en España, también mediante empresas públicas.
Como veréis, me he extendido más de la cuenta, pero la única solución que admito para salir de la crisis es la de acercarnos lo más posible a nuestro deseado Estado Nacional Sindicalista. Por supuesto, de todo esto los economistas, y aún más los liberales, no quieren ni oír hablar porque para ellos la economía se basa en las rentas y no en la producción al servicio de la Nación”.
Nuevamente, tengo que agradecer a Jorge Garrido y a Carlos Rodríguez que dedicaran una parte de su valioso tiempo a responder a las preguntas para “La Nación Digital”.
No hace falta ser un lince para saber que si estos hombres pudieran ser escuchados por el trabajador de a pie, la situación sería muy diferente. O, al menos, la población española se cuestionaría algo (que viendo como están las cosas, ya sería un éxito) de lo que pasa a su alrededor.
El mensaje social del nacionalsindicalismo es en el día de hoy más necesario que nunca. El problema sigue siendo el mismo de siempre: los tópicos y los bulos que se han hecho de correr a su alrededor.
Trabajadores, olvidaros del mito del “falangista sanguinario”. Esa mentira histórica tan solo es la propaganda de aquellos que dicen defender vuestros intereses pero que en realidad son socios del Gobierno.
¿Cuántos tuvisteis que ir a la calle sin trabajo para que se decidieran a salir a la calle, y únicamente por qué su silencio ya era demasiado escandaloso?.
¿Acaso han pedido los de UGT y CCOO la nacionalización de la banca y la supresión de las pensiones vitalicias de los políticos?.
¿Acaso habéis olvidado que los parlamentarios del PSOE suelen ser afiliados de UGT? ¿O que un eurodiputado comunista se dedicó junto a sus colegas de las Comisiones a desplegar su violencia tardo-bolchevique por las calles de Madrid en la última farsa sindical?
Trabajadores, no os dejéis que os engañen. La solución no está en la izquierda. Tampoco en la derecha. ¡Está en el nacionalsindicalismo!.■
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ENSAYO SOBRE EL CORPORATIVISMO. SEGUNDA PARTE
«¿Cómo no vamos a ser católicos? Pues ¿no nos decimos titulares del alma nacional española, que ha dado precisamente al catolicismo lo más entrañable de ella: su salvación histórica y su imperio? La historia de la fe católica en Occidente, su esplendor y sus fatigas, se ha realizado con alma misma de España; es la historia de España.»
𝕽𝖆𝖒𝖎𝖗𝖔 𝕷𝖊𝖉𝖊𝖘𝖒𝖆 𝕽𝖆𝖒𝖔𝖘
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Última edición por ReynoDeGranada; 01/10/2017 a las 01:09 Razón: repetido
«¿Cómo no vamos a ser católicos? Pues ¿no nos decimos titulares del alma nacional española, que ha dado precisamente al catolicismo lo más entrañable de ella: su salvación histórica y su imperio? La historia de la fe católica en Occidente, su esplendor y sus fatigas, se ha realizado con alma misma de España; es la historia de España.»
𝕽𝖆𝖒𝖎𝖗𝖔 𝕷𝖊𝖉𝖊𝖘𝖒𝖆 𝕽𝖆𝖒𝖔𝖘
¿No fue el ditributismo el sistema que salió de la encíclica de León XIII?
Por otro lado, ¿no es acorde con el catolicismo el sistema económico capitalista tal como lo propuso Keynes/Hicks, y que se ejecutó hasta que se empezaron a implementar las políticas neoliberales?
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