Revista FUERZA NUEVA, nº 585, 25-Mar-1978
Los costos de la democracia
(…) En los nuevos presupuestos (1978) se ha suprimido la consignación para el Plan de Tierra de Campos (Palencia, Valladolid, León, Zamora…), que suponía la redención de una de las regiones más deprimidas. Los parlamentarios de dicha región callan y también calla Clavero Arévalo, el ministro para las Regiones (… es decir: ministro para los separatismos regionales). Su silencio es lógico dentro de la lógica reinante de indiferentismo apátrida por España y la frivolidad con que gobernantes y parlamentarios juegan con los electores, porque una de dos: o conocían los parlamentarios de la región el hecho y lo aprobaron con su voto, porque les tenía sin cuidado la región que representaban (es un decir), o lo desconocían, poniendo en evidencia que han votado como marionetas el presupuesto sin conocer su contenido, en dos sesiones. Recordemos los eslóganes en las elecciones: “Habla, pueblo”, “Se te ha devuelto la soberanía”, etc., así como los propósitos de corregir los desequilibrios regionales.
El ministro de Economía ha reorganizado las Cajas de Ahorros a fin de establecer su regionalización y de que el ahorro y la renta general en cada provincia se invierta en su potenciación económica, pero el ministro, a través de la Confederación de las Cajas de Ahorros ha pedido a todas ellas que suscriban las emisiones de fondos de Álava y Barcelona por valor de 8.000 millones de ptas. para servicios y obras, con lo cual las provincias más deprimidas, varias de ellas, Cuenca, Soria, Guadalajara, Teruel etc., con renta y depresión semejante a países del tercer mundo, tendrán que subvencionar con su pobreza la opulencia de las regiones más económicamente fuertes, “quia nominor leo”. ¿La regionalización se va a aplicar tan sólo a las regiones ricas? (…)
Carmelo Viñas y Mey
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