Vaya Paco, interesante lo que dices.
Yo he encontrado este artículo, me gustaría que si alguien pudiera nos ilustrara sobre el Príncipe Yusupov en particular y el caso en general :
El monje impioComo si saliera de la nada, un autoproclamado santo logró un extraño dominio sobre Ia pareja imperial rusa antes de la Primera Guerra Mundial. ¿Era un santo que curaba o sólo un fraude y un impostor?
El miedo y la angustia inundan el palacio en Tsarskoye Selo, la residencia imperial en las afueras de San Petersburgo, capital de Rusia. El zarevich Alexei, de tres años, cayó mientras jugaba y yace ahora en dolorosa agonía, con terribles moretones en su pálida piel que indican las hemorragias internas que amenazan su vida. El niño es hemofílico, enfermedad heredada de su madre, la zarina Alejandra, que impide la coagulación de la sangre: la más leve herida provoca sangrados incontrolables. Cuando los médicos de la corte fracasan para curarlo, Alejandra y su esposo, el zar Nicolás II, rezan junto a su lecho una noche de julio de 1907, en espera de una visita secreta. Dos años antes, las grandes duquesas Militsa y Anastasia les presentaron a un hombre "santo" Ilamado Grigori Efimovich. Según estas dos mujeres, ambas casadas con primos de Nicolás, Grigori poseía misteriosos poderes de curación. La pareja imperial lo instó a presentarse en palacio, cuidando que su llegada no fuera advertida por los guardias imperiales. Hacia la medianoche, el hombre, de aspecto fiero, de pelo negro encanecido y barba hirsuta, aparece en la habitación del príncipe. Arrodillándose, Grigori reza ante un icono sagrado. Al ponerse de pie, hace la señal de la cruz sobre el zarevich, pasa una mano áspera sobre la frente afiebrada del niño y dice con una voz grave y melodiosa: "No temas, Alexei. Todo está bien. Mañana estarás sano." Luego de calmar al fascinado niño con cuentos siberianos, sale. "Creed en el poder de mi plegaria", dice Grigori a los angustiados padres, "y el niño vivirá". Alexei se recupera, mientras Nicolás y Alejandra dan gracias a Dios por enviarles al santo varón con poderes curativos tan notables.
EI disoluto
Se desconoce virtualmente la vida de Grigori Efimovich antes de aparecer en San Petersburgo a fines de 1903. Tenía entonces entre 33 y 40 años de edad, era hijo de un campesino siberiano y en su aldea lo conocían como Rasputín, que en ruso significa "disoluto". Sus borracheras, bravatas y parrandas con mujeres eran legendarias. Pero en cierto momento pasó varios meses en un monasterio local y, después de esta experiencia, asumió la identidad de un starets, un santo itinerante que debía vivir pobremente y en soledad, dedicado a aliviar a sus semejantes del dolor y la incertidumbre espiritual. Pero, posteriormente, los enemigos de Rasputín dirían que fue miembro de los Jlisti, una secta clandestina que expresaba su fervor religioso en orgías nocturnas. Ciertamente esto parecía adecuarse a la original filosofía del monje impío, pues Grigori predicaba que la redención sólo podía lograrse mediante el pecado seguido del arrepentimiento. Rasputín, que nunca repudió este nombre, tuvo una esposa y cuatro hijos. Uno de ellos murió en la infancia, otro estaba perturbado y se quedó con su madre en su aldea siberiana. Pero en cuanto ganó influencia en la corte, el autonombrado starets aprovechó la excelente oportunidad y Ilevó a sus dos hijas a San Petersburgo a vivir con él y gozar los privilegios de la nobleza, con el fin de que fueran educadas en la capital.
Un peregrino en la corte del zar
El dudoso starets Ilegó por primera vez a San Petersburgo en 1903 y se presentó como pecador penitente ante el padre Juan de Kronstadt, el clérigo más respetado de la ciudad. El padre Tuan se impresionó por la humildad, sinceridad y habilidad como predicador de Rasputín. Lo consideró un instrumento ideal para Ilegar a los campesinos analfabetos de Rusia. Luego Rasputín fue aceptado abiertamente en los círculos de la corte y, en 1905, fue presentado ante el zar y la zarina por las dos duquesas. Todo el que conocía a Rasputín recordaba sus ojos. El príncipe Yusupov, con quien Rasputín tendría un fatal encuentro, los describió como "rayos de luz brillantes, fosforescentes" Una joven a quien trató de seducir recordó su horror al descubrir al hombre "hábil, misterioso y corruptor" que la miraba con ojos que antes parecían irradiar bondad y gentileza. El embajador francés escribió que la personalidad toda del monje estaba concentrada en sus ojos: "Eran de un azul claro, con brillo, profundidad y atracción excepcionales. Su mirada era al mismo tiempo penetrante y suave, ingenua y astuta, ausente y atenta." La extraña combinación de sensualidad cruda y contagiosa piedad de Rasputín le ganaron una leal camarilla de damas cortesanas. Luego de su visita nocturna junto al lecho del zarevich, su mayor defensora era Alejandra, quien lo consideraba incapaz de hacer el mal; no quería oír hablar de sus parrandas. Lo que agradaba a Alejandra también agradaba a su fiel y débil marido. Al principio confiaron en la misteriosa habilidad de Rasputín para curar a su hijo. Poco después pedían su consejo para asuntos de Estado. Cuando ya no fue posible ocultar la escandalosa influencia del starets sobre la pareja imperial, el zar fue forzado por sus parientes a expulsar a Rasputín de la capital. Sólo fue un exilio temporal, pues una vez más el monje impío demostró sus poderes curativos enviando un telegrama desde Siberia, asegurando a los preocupados padres que Alexei se repondría de otro sangrado interno.
Enemigo de la guerra
La zarina Alejandra y su hijo, el zarevich Elexei
En la primavera de 1914, Alexei, de 9 años, gozaba de buena salud. En contraste, el imperio ruso, descuidado por el preocupado zar, se tambaleaba al borde de la guerra. El 28 de iunio, el asesinato del heredero del trono austro-húngaro inició la larga cadena de eventos que desembocaron en el estallido de la Primera Guerra Mundial en agosto. Por una curiosa coincidencia, Rasputín escapó por poco de ser asesinado un día antes, cuando una mujer enloquecida lo apuñaló en el estómago, gritando "!he matado al Anticristo!" Al recuperarse de su herida, el starets escribió al zar con letra temblorosa que la guerra debía ser evitada; sólo traería "desastre, dolor... un océano de lágrimas y mucha sangre". Se ignoró la lúgubre profecía y Rusia marchó a la destrucción con Europa. Dos años después, con la guerra estancada, se renovaron los rumores acerca del starets y la pareja imperial. El supuesto hombre de Dios había convencido a Alejandra -y por lo tanto a Nicolás- de hacer la paz con Alemania. Un grupo de nobles tomó la decisión de librar a Rusia del monje impío.
La invitación fatal
El líder de la conspiración fue el príncipe Félix Yusupov, de 29 años, heredero de la mayor fortuna de Rusia y casado con una sobrina del zar. Juerguista como el starets, él y Rasputín se reunían con frecuencia en notorios centros nocturnos de San Petersburgo; el príncipe acudió una vez a él para ser curado. A fines de diciembre de 1916, Yusupov invitó a cenar en su palacio a Rasputín después de medianoche. El starets, que generalmente era desaseado, se bañó con jabón barato y se vistió para la ocasión con una camisa de seda bordada y pantalones de terciopelo. Pero al llegar al palacio Yusupov, el príncipe lo Ilevó a un sótano. Arriba, cuatro conspiradores pusieron un fonógrafo para simular una fiesta en la que supuestamente estaba la anfitriona. Mientras que los dos esperaban, el príncipe Félix sirvió al starets pasteles con cianuro y lo hizo tomar vino envenenado. Para horror y pasmo de Yusupov, Rasputín no pareció sentir ningún efecto por ingerir varias dosis de veneno, suficientes para matar a varios hombres. Luego de dos horas y media, el príncipe se retiró, pretextando revisar la "fiesta" de arriba. Luego de hablar con los cuatro conspiradores, Yusupov regresó con una pistola oculta. Dirigiendo la mirada de Rasputín hacia un crucifijo en la pared, el príncipe le pidió elevar una plegaria y le disparó a quemarropa en la espalda. Rasputín se desplomó ensangrentado sobre una alfombra blanca de piel de oso y los conspiradores entraron al recinto. Uno de ellos, siendo médico, lo dictaminó muerto.
Mientras los asesinos se felicitaban, el starets abrió los ojos, se levantó de un salto y corrió por las escaleras hacia el patio. Pero antes de llegar a la puerta, otro de los complotados le disparó en la cabeza y espalda. Yusupov golpeó el cuerpo con un garrote hasta que no dio más señales de vida. Envuelto en lienzo y atado con cuerdas, el cuerpo de Rasputín fue tirade por un agujero en el hielo del río Neva. Cuando el cuerpo fue rescatado tres días después, se comprobó que los pulmones de Rasputín contenían agua: esto demostraba que aún estaba vivo cuando fue arrojado al río. Hubo regocijo general en San Petersburgo con la noticia de la muerte de Rasputín. Los conspiradores fueron deportados, enviados al servicio militar o exonerados. Pero Rasputín tuvo la última palabra: en su último mes de vida escribió a la zarina Alejandra, prediciéndole de manera intrigante que ninguno de sus familiares sobreviviría más de dos años la muerte del monje. En marzo de 1917, la predicción comenzaba a cumplirse: Rusia perdía la guerra y Nicolás II era forzado a abdicar. Dieciséis meses más tarde, se informó que Nicolás, Alejandra, Alexei y las cuatro hermanas fueron asesinados por los bolcheviques, quienes poco antes habían tomado el control de Rusia.
A pesar de su indecisión, errores, neglígencia en los asuntos oficiales, y de preocuparse por problemas de familia, el zar era querido por las masas. Abajo, los soldados se arrodillan ante el zar, a caballo.
El Escudo nacional. El 5 de noviembre de 1990 el gobierno de RSFSR vino a la decisión crear emblema del estado y la bandera nacional de RSFSR. Establecieron a la comisión gubernamental especial para organizar este trabajo. Después de que la comisión cuidadosa de la discusión haya propuesto recomendar para el gobierno la bandera blanco-azul-roja y el águila doble-dirigida de oro en fondo rojo como nacional simbolizan.
El restablecimiento final de estos símbolos históricos ocurrió en 1993, cuando por el decreto de presidente B.N.Yeltsin fueron aprobadas como bandera y emblema del estado. El águila doble-dirigida de oro sobre fondo rojo mantiene la tradición histórica de la gama cromática de las capas de los brazos de los de'cimo quinto-decimose'ptios siglos. La imagen del águila se puede remontar de nuevo a los cuadros de la época de Peter el grande. Sobre las cabezas del águila se presenta a tres coronas históricas de Peter el
grande como símbolos de la soberanía bajo nuevas circunstancias en la federación rusa en su totalidad y en sus piezas, temas supuestos de la federación. En sus slaws el águila tiene el sceptre y orbe como encarnación de la energía del estado y del estado unido; en su pecho hay un jinete que pulsa un dragón con su lanza.
Éste es uno de los más viejos símbolos de la lucha de bueno contra el mal, luz contra abatimiento, el símbolo de la defensa de la patria.
El restablecimiento del águila doble-dirigida del emblema nacional de Rusia significa continuidad de la historia nacional. El emblema nacional contemporáneo de Rusia es un emblema nuevo, pero sus elementos principales son absolutamente tradicionales; refleja diversos períodos de la historia rusa y los desarrolla en la víspera del millenium nuevo
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