De sombreros de piel de oso y jirones de la piel de toro
Desfile de la Guardia Real británica. Foto: ABC
Publicado Por: CIRCULO TRADICIONALISTA DEL RIO DE LA PLATA - ARGENTINA septiembre 17, 2022
Gran Bretaña es un país que posee personas con enormes cualidades, lo que podemos constatar incluso en estos tiempos decadentes en que vivimos. Además de algunos de sus escritores y artistas, considero valioso el respeto —aunque sea superficial— de las formas, del boato protocolario y también un cierto sentido de responsabilidad aristocrática.
No obstante, no podemos dejar de analizar el papel que Gran Bretaña comenzó a desempeñar desde el siglo XIX en Hispanoamérica, y que aún desempeña, como se pone de manifiesto en esa añoranza de algunos de los nuestros por su estilo aristocrático.
No perdamos el norte, pues la acusación es grave. Se acusa a los británicos de romper la Cristiandad por el capricho de un Rey aficionado a violar el sexto mandamiento. Con ser cierto, es sólo el principio de los cargos, puesto que, la unidad católica rota no se pudo rehabilitar por la afición de otros muchos británicos por violar el séptimo, al entrar en juego los principios del calvinismo y una cierta «ética protestante».
Calvino, reeditando la vieja teoría de los saduceos, opinaba que Dios demostraba su amistad para con los hombres —por así decir, el estado de gracia— mediante el éxito económico en este mundo. Para esto se apoyaban en algunos textos de la Biblia, por ejemplo, en el Libro de Job. En definitiva, la prosperidad material en esta vida sería la prueba de la bendición de Dios y signo concluyente de predestinación para la salvación eterna. Quien se encuentre en el caso contrario, será un pobre diablo en este mundo y un réprobo en el otro. Pareciera que la clave de esta moral radica exclusivamente en ser hábil, buscando el éxito económico a toda costa, para que la sociedad y el individuo interesado perciba que cuenta con el favor de Dios. Además, entendían que la usura era buena. Esta es a grandes rasgos la doctrina que adquiere carta de naturaleza en Gran Bretaña, que ahonda su ruptura con la cristiandad de la mano de personajes como Cromwell. Y ahí es cuando nace la verdadera pérfida Albión. Claro que, detrás de Cromwell estaban los únicos a los que no se puede atacar hoy en día so pena de ir preso. Quizá porque son los amos de verdad…
A grandes rasgos, Gran Bretaña se convirtió en un país amigable para los banqueros. Ellos y la nobleza anglicana beneficiaria de la confiscación de los bienes de la Iglesia crearon una burguesía muy fuerte.
Este concepto calvinista de predestinación a partir del éxito material es el fundamento sobre el cual basan su actuación, considerándose una raza superior. Con esos fundamentos ideológicos carecían de escrúpulos en el momento de realizar «razzias» en todos los lugares que colonizaban.
Es interesante estudiar la formación de la Inglaterra protestante, y cómo consideraban siervos a todos los que no abjuraban de su catolicismo. El caso irlandés terrible: un esclavo católico irlandés valía una cuarta parte de un senegalés. También han utilizado a algunos países católicos como siervos, aunque los británicos los llamen aliados. De esta manera, manifiestan su habilidad para dividirnos y para hacernos creer que nuestra falta de unidad es óptima, pues «gozamos de libertad».
Durante el siglo XVII y XVIII formábamos parte de la unidad más grande del mundo: Las Españas. No éramos colonias y la Hispanidad era la continuación de la Cristiandad mayor rota por los protestantes. No nos convertimos en algo más pequeño por los británicos, pero sí por los traidores. Por ejemplo, hubo muchos traidores patrios a los que embajadores y oficiales de Gran Bretaña durante su estancia en Buenos Aires los convencieron de lo maravilloso que sería su futuro, en caso de poder comerciar con ellos libremente. Los británicos han sido siempre los defensores de lo que denominan libre comercio, que buscaban después de haber forzado a una política proteccionista durante varios siglos. También vaciaron los tesoros del Virreinato en 1806, paseando 5 carretas de oro y plata por Londres y después convencieron a nuestros gobernantes para endeudarnos. ¿Cuál, es en sustancia, la diferencia entre la Barhing Brs, los Rostchild, y el FMI? Sólo precisan encontrar algún impío, que anhelando formar parte de esa sociedad de lujo y elegancia, malvenda los frutos de su país, a cambio de un ascenso personal fulgurante. En eso estuvieron Rivadavia, Alvear, Castelli, Mitre, Sarmiento etc. Me abstengo de mencionar políticos contemporáneos.
Admiramos lo británico. Y desconocemos lo Hispano. Es más, muchos, en su ingenuidad, hablan del Cid o Cortés, como si fueran ajenos. No saben de Blas de Lezo, pero conocen a Nelson.
Sé que hay matices, que pueden desaparecer en este intento de hacer una reflexión esquemática. Los argentinos ignoramos si Dorrego fue un gobernador de La Rioja o Buenos Aires, pero conocemos mil y una frase del genial Churchill ―a quien admiramos― y olvidamos que es el mismo que dijo que había que «impedir a toda costa que Argentina progrese». La clase dirigente argentina, está encandilada con Reino Unido, y la española, también.P
ropongo volver, aunque más no sea en ese fuero interno irreductible, a los principios de la catolicidad hispánica. Al espíritu fundacional de nuestras patrias. De aquello que no murió en Rocroi, ni en Malvinas a pesar de que nos vencieron. A la Argentina católica, cortés y valiente.
Debemos educar a un hijo de modo tal, que sepan ceder el paso, levantarse ante los mayores, mirar imperturbables como se le quema la casa o como los condenan a muerte. Pero que jamás digan de él que es como un «caballerito inglés». Deben ser caballeros, argentinos y por argentinos, hispanos.
Sin duda hay cosas que admirar en ellos, pero sabiendo que ayudados por traidores destruyen en los otros lo que guardan en ellos como un tesoro, mientras, como diría el nicaragüense Rubén Darío «han unido el culto a Mammón con el de Marte».
Por esto, querido amigo, te animo una vez más, a no encandilarnos tanto con los magníficos sombreros de piel de oso de la soberbia Guardia Real británica, y a que formemos, codo con codo, corazón con corazón, una férrea defensa de nuestra querida piel de toro. Tanto al oriente como al occidente del Atlántico.
En eso estamos…
¡Viva la Hispanidad!
Juan García Gallardo
Círculo Tradicionalista Río de la Plata
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