ForumLibertas.com En el país más laicista de Europa, Sarkozy reivindica las raíces cristianas de Francia
En el país de la ‘Semana Santa’, Zapatero practica el laicismo más excluyente
“Detrás de la moral laica y republicana francesa hay dos mil años de cristianismo”. Quien así se manifestó este miércoles, 18 de abril, fue Nicolás Sarkozy, candidato a las elecciones presidenciales francesas del partido gubernamental Unión por un Movimiento Popular (UMP).
En una entrevista publicada por Le Figaro cuando faltaban tan sólo cuatro días para la primera vuelta de los comicios, Sarkozy insistió en reivindicar las raíces cristianas de su país al afirmar que “decir esto no es militar por una iglesia, es mirar la historia de Francia tal cual es”.
“La cuestión de saber si Dios debe estar en la Constitución europea ya no está sobre la mesa, porque ya no hay Constitución [...] Pero no se puede ignorar las raíces cristianas de Europa, ni las de Francia”, añadió en la misma entrevista.
La bandera del cristianismo
A pesar de que no es la primera vez que el líder de la UMP manifiesta su defensa de los valores cristianos, no deja de sorprender que en el tramo final de la campaña electoral Sarkozy insista en introducir referencias religiosas en sus apariciones públicas.
Corriendo el riesgo de perder el apoyo de una parte del electorado, especialmente en las banlieues (suburbios), el político y candidato mejor situado para ocupar la presidencia de Francia no duda en enarbolar la bandera del cristianismo.
“El cristianismo es una parte determinante de la identidad nacional”, declaró en otra entrevista en la revista Familia Cristiana que aparecerá este sábado, 21 de abril.
El candidato de la UMP a ocupar el palacio del Elíseo afirmó que “el cristianismo ha visto nacer nuestra nación, ha participado en los más grandes momentos de su historia y también a veces en sus dramas. Ha cubierto nuestro territorio de iglesias, de catedrales, de monumentos”.
Sarkozy subrayó “el inmenso patrimonio de valores culturales, morales, intelectuales y espirituales” que el cristianismo ha dejado al país.
Juan Pablo II, su inspirador
En el país más laicista de Europa, Sarkozy no tiene reparos en declarar que, tras el general De Gaulle, obviamente, el Papa Juan Pablo II es la segunda gran figura que le ha “inspirado”.
Así lo dijo el pasado lunes ante el informativo más seguido del canal de televisión TFI y así lo argumentó en Le Figaro al constatar que “es el hombre que por la fuerza de sus convicciones hizo caer el muro de Berlín [...] el hombre que supo encarnar la apertura y la firmeza”.
Algo más atrás en el tiempo, el pasado 14 de enero, en el pabellón de la Puerta de Versalles, en París, Sarkozy definió a los franceses como “herederos de dos mil años de cristiandad y de un patrimonio de valores espirituales que la moral laica ha incorporado”.
ZP y Sarkozy, el mundo al revés
En contraste con la valentía de Sarkozy, al arriesgar votos con sus manifestaciones a favor de las raíces cristianas de Europa y de Francia, ante miles y miles de ciudadanos ‘hijos del laicismo’, cabe preguntarse qué político en España sería capaz de hacer declaraciones tan firmes defensa del cristianismo en vísperas de elecciones.
Otros grandes líderes de la política europea, como Angela Merkel y Tony Blair, entre otros ejemplos, se han manifestado en ese sentido públicamente en diferentes ocasiones.
Sin embargo, en España, el país con más celebraciones cristianas, el país de la “Semana Santa”, sus actuales dirigentes y más concretamente el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, dan la espalda a Europa también en este tema y se declaran y actúan como los laicistas más laicistas de Europa.
Se trata de un nuevo ejemplo de la ‘anomalía’ española en el contexto de la Unión Europea.
Algo más de Sarkozy y de Francia que no se nos ha contado por aquí:
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Los "neoliberales" del PP ocultan la propuesta "estrella" de Sarkozy
Eduardo Arroyo. Ni una palabra han pronunciado los "gurús" económicos del Partido Popular sobre la apuesta más comprometida del candidato de la UMP. Aquella que les amarga su discurso.
21 de abril de 2007. El pasado 30 de marzo, la comisario europeo de la competencia, Neelie Kroes, mostró su sorpresa en el curso de una conferencia en Berlín por la retórica proteccionista de Nicolás Sarkozy en la campaña electoral francesa: "Quedé muy sorprendida al leer en el Financial Times de esta mañana que uno de los candidatos pedía más campeones nacionales y más proteccionismo". La comisario añadía que "está pasado de moda hablar de campeones nacionales. Está pasado de moda hablar de proteccionismo".
La señora Kroes está en su derecho de considerar "pasado de moda" lo que quiera, pero el caso es que el debate sobre el proteccionismo está a la vuelta de la esquina para cualquier fuerza política que piense que el pueblo está antes que el mercado. Kroes reaccionaba así con el desagrado típico de los eurócratas de Bruselas ante un discurso de Sarkozy pronunciado días antes en Lille. El candidato mostraba su rechazo a la reciente adquisición de Arcelor y calificaba de "error" la compra del mayor fabricante europeo de acero por el magnate indio Lakshmi Mittal: "Fijaos en la pérdida de Arcelor, que vendimos barato porque creíamos que la industria del acero era historia. Cometieron un error y mintieron". El ex ministro calificó de "política de la ingenuidad" al mercado libre sin restricciones y adelantó que instauraría una "auténtica política industrial" si resultaba elegido.
Por si fuera poco, Sarkozy retomó el tema el mismo día de los lloriqueos de la comisario Kroes: en un discurso en París, atacó el sistema de competencia europeo y la política monetaria de la Unión y se presentó como un valedor de los intereses nacionales de Francia antes que como un esclavo de la teoría económica liberal. En esta línea, afirmó que el Estado tiene un papel clave en la promoción de los intereses industriales de Francia y que el desarrollo económico no puede quedar al arbitrio exclusivo de los mercados: "El sector público juega un papel a la hora de crear las condiciones para el desarrollo… el mercado no nos dice todo incluso si nos dice mucho".
¿Es este comportamiento un simple guiño al electorado de la izquierda moderada? No necesariamente. Al fin y al cabo, Sarkozy enarbola temas introducidos en la política francesa –y bajo la presión dialéctica- del Frente Nacional.
La pregunta es difícil de responder, pero la reacción posterior de Kroes no deja de ser reveladora. Kroes, al tiempo que niega su intención de intervenir en las elecciones de un país miembro de la UE, añade: "No se puede impedir que alguien diga que quiere proteccionismo pero puedes castigarle si toma medidas concretas". La pregunta es: ¿Quién cree Kroes que es para "castigar" las decisiones de un presidente de Francia elegido por los ciudadanos? Porque además, ¿quién ha elegido a Kroes? Los franceses, ciertamente, no. ¿Significan sus palabras que existe en democracia una instancia decisoria más allá de la voluntad general expresada en las urnas? Y si es así, ¿por qué no se dice? Y además ¿quién elige a esa instancia más allá del "pueblo soberano"?
En línea con la actuación seguida por la prensa española durante los meses anteriores a la guerra de Irak, está vez la prensa de "derechas" –y también la "progresista"- ha escamoteado a los lectores españoles el debate sobre el libre mercado que está teniendo lugar en Francia. Como era de prever, los homólogos españoles de Sarkozy, lo mismo que el PSOE, son defensores ardientes del fundamentalismo liberal, tal y como se ha podido comprobar en el discurso doctrinal de los dos grandes partidos en el tema de la OPA de Endesa.
Así, el acoso del mercado desatado contra los españoles –que se manifiesta de manera evidente en el caso de Delphi- no encuentra más oposición que parches ocasionales de la Junta de Andalucía y del Gobierno central, cuando lo que verdaderamente se dirime aquí es una cuestión de fondo.
La estrategia del capital transnacional sigue la lógica del materialismo nihilista y de la concepción economicista del hombre, que ha denunciado en su raíz, a falta de nadie más, el Papa Benedicto XVI.
Mientras tanto España sigue embobada por cinco cadenas de televisión, incapaz de sacudirse la estulticia sanguinaria de un ex secuestrador lerdo como Otegi, de un majadero que cree que viajar de Barcelona a Madrid es veranear "en el extranjero" y de un presidente de un club tan necio que no distinguiría la Marcha Real de la verbena de su pueblo. Los resultados se harán muy pronto evidentes.
http://www.elsemanaldigital.com/arts/66348.asp?tt=
Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.
Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI
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