EL REY DE ARMENIA, SEÑOR DE ANDÚJAR.

(Tradición e Historia de este episodio curioso del siglo XIV.)

Tres años después de que los navíos de Castilla remontaran el río Támesis, saquearan Gravesand, barriada de Londres, y el mismo rey inglés tuviera que ver, con sus propios ojos, los resplandores del incendio de sus caseríos -así nos lo ha contado el cronista vascongado Pero López de Ayala, tres años después digo, reinando en Castilla Juan I, vino a España León de Lusiñán, Rey de Armenia.
En 1342 la corona de Armenia había pasado a los Lusiñán de Nicosia. El primero de la dinastía, de nombre Guy, fue asesinado por sus súbditos el año 1344 por haber pretendido imponerles la confesión romana. En el año 1374 León VI de Lusiñán fue coronado en Sis como rey de Armenia, pero el único año de su reinado tuvo que emplearlo en defender la capital de su reino, a la que los mamelucos le habían puesto un estrecho asedio. Cayó la ciudad de Sis en poder de los musulmanes el año 1375 y su rey León fue hecho prisionero y conducido a su cautiverio en Egipto.
Según antiguas y míticas genealogías, la dinastía de los Lusiñán tiene su origen en la fantástica Hada Melusina, una de las tres hijas de la misteriosa Presina y Elinas, rey de Escocia. Las tres hijas habidas de este matrimonio pretendieron castigar a su padre, y descubiertas por Presina, la madre les impuso severos castigos: condenó a Melior en el castillo de Epervier, en Armenia, a la hermana de Melior, Palestina, la confinó en el monte Canigú y, por último, a Melusina la castigó condenándola a transformarse en serpiente cada sábado. El hijo del Conde Forez y sobrino del Conde de Poitiers, Raimondín, se encuentra con Melusina en el bosque y queda prendado de su belleza. Se desposa con ella, bajo la condición que Melusina le impone de no verla los sábados, día en que ella se transforma en serpiente. Melusina construye el castillo de Lusiñán y da a luz diez hijos. Cuando se descubre la condición diabólica de Melusina, Raimondín se retira del mundo y pasa sus últimos días en la ermita de Montserrat haciendo penitencia. A este mitológico linaje, híbrido de humano y ofidio, pertenecía el desgraciado León IV de Lusiñán, rey de Armenia por un año.
Nos cuenta Gonzalo Argote de Molina, en su "Nobleza Andaluza", que: "En el año de mil y trecientos y ochenta y tres, estando el Rey en Badajoz vino á España Leon, Rey de Armenia, á quien el Soldan de Egipto habia preso y dado la libertad á intercesion del Rey D. Juan, que sobre ello le imbió sus mensajeros".
Pedro de Escavias, alcaide de Andújar y cronista del siglo XV, abunda mucho más en los detalles cuando pasa a narrar este curioso episodio histórico en su libro "Repertorio de Príncipes de España". Dice Escavias:
"En estos días, ovo cartas del rrey de Armenia el qual era preso e cavtivo en poder del Soldán de Bavilonia, por las quales le enbiava a suplicar le quisiese ayudar a salir de aquella prisyón e cautiuerio. El rrey don Juan, aviendo dél gran piedad, preguntó a vn obispo e a vn cavallero que las cartas le truxeron que cuánta era la quantía que el Soldán demandaua por rrescate e que él, de buena voluntad, lo pagaría. Los quales le rrespondieron que el Soldán no quería dineros, que asaz tenía de oro, salvo que los rreyes e prínçipes cristianos le rrogasen por él e xelo enbiasen demandar. E el rrey hordenó descrivirle al Soldán, con sus mensageros, rrogándole que por su honrra lo quisiese delibrar. Con los quales le enbió muy rricas escarlatas, e muchas peñas veras e grises, e falcones, e gerifaltes, e joyas de oro y de plata más por su fermosa hobra que por la rriqueça. Por las quales cartas, el Soldán le deliberó. E el rrey de Armenia se vino derechamente para Aviñón do estava el Santo Padre, e dende se vino para Castilla, según se dirá."
Argote de Molina, mucho más escueto nos dirá: "Y siendo el Rey [León de Armenia] recebido con mucha benignidad, le dió el Rey D. Juan por los dias de su vida la ciudad de Andújar sin [contar] otras grandes mercedes de joyas y dineros."
Había enviudado el rey D. Juan de su esposa doña Leonor. Y como se las prometía el rey para alzarse de esta guisa con la corona de Portugal, aceptó D. Juan la invitación que le hiciera el rey vecino para casar con su hija doña Beatriz, princesa lusitana. Celebraba D. Juan sus reales bodas en Badajoz cuando llegó el Rey León. Enterado por los heraldos del rey, salió a recibirle D. Juan honrándole mucho, con sonido de chirimías. Venía D. León caballero en una mula y cuando vió que venía el cortejo, con la espada alzada delante del rey de Castilla, descabalgó de su mula e hincóse de hinojos en la tierar, diciéndole a su benefactor: "Señor, yo soy el que debo de facer tal reverencia a vuestra real majestad, como aquél que por vos soy delibrado de tan duro cautiverio". Descabalgó nuestro rey de su mula y los grandes señores y caballeros de su séquito hicieron lo mismo. Abrazó el noble rey castellano a su desdichado colega, y le dio ósculo de paz. Y se volvieron a Badajoz para celebrar las bodas con doña Beatriz de Portugal.
Regaló el rey de Castilla paños de oro y seda, muchas doblas y bajillas de oro y plata a su noble huésped y, para honrarle más todavía, aliviándole de su desgracia por haber perdido su reino, le concedió D. Juan la villa de Andújar a León de Lusiñán. Así fue como el rey de Armenia vino a enseñorearse de Andújar.