Salinas de Léniz (Guipúzcoa)
Una joya rebozada en sal
Leintz Gatzaga alberga una gran concentración de palacios y mansiones. Regó su prosperidad con agua salada, un bien de apariencia sencilla pero capaz de atraer el interés de imperios y monarquías
ANDER IZAGIRRE
EL PORTAL DE SAN IGNACIO, uno de los cinco que quedan en pie de los siete que hubo. / FOTOS: ANDER IZAGIRRE
PISTAS
Cómo llegar: La nueva autopista AP-1 llega ya hasta Arrasate. Seguimos hasta Eskoriatza y aquí tomamos la GI-3310 que sube a Leintz Gatzaga.
Visita: En las instalaciones de las salinas, el Ecomuseo de la Sal ofrece visitas guiadas los sábados y domingos (entre semana, para grupos que lo soliciten). Teléfono: 943 714 792.
Leintz Gatzaga da buenas sorpresas a quien se acerca. De lejos parece una simple aldea, un barrio rural como otro cualquiera, colgado en el estrecho valle boscoso donde nace el río Deba, en el último rincón de Guipúzcoa. Pero de cerca revela un llamativo porte aristocrático: el visitante entra por un arco (quedan cinco de los siete originales, y algunos restos de muralla) y descubre un casco urbano minúsculo en el que se aprietan casonas solariegas y soberbios palacios renacentistas y barrocos. Es la huella que dejaron varios siglos de prosperidad, del tiempo en que Leintz Gatzaga (Salinas de Léniz) encendió disputas entre reyes y señores feudales, padeció batallas, vio pasar caravanas de mercaderes, alojó a peregrinos, nobles y monarcas. De cuando no era el último rincón de Guipúzcoa sino el primero, porque por aquí entraba el Camino Real de Castilla. Y todo se debe a tres simples chorros de agua. En una hondonada sombría y húmeda, tapizada por el bosque, afloran cinco manantiales. Uno de aguas sulfurosas, otro rico en metales y los tres que son la madre del cordero: tres fuentes de agua muy salada.
La sal fue durante milenios lo más parecido a la piedra filosofal: una sustancia maravillosa que servía para conservar carnes y pescados, sazonar comidas, curtir cueros y completar la alimentación del ganado. Por eso se acercaron a este paraje los habitantes de la Edad de Hierro, también los romanos (como muestran las monedas y los fragmentos de cerámica que se hallaron en el lugar) y los protoguipuzcoanos del Medievo (un documento del año 947 habla ya de la explotación salina). Y sobre la sal nació el pueblo en el año 1331: el rey castellano Alfonso XI, propietario de los manantiales, quiso controlar mejor este pozo de riquezas y ordenó fundar una villa al pie del templo-fortaleza de Nuestra Señora del Castillo o de Dorleta, que hasta entonces vigilaba el entorno. Los vecinos del valle de Léniz vivían desperdigados en caseríos y aldeas, pero muchas familias se trasladaron a la nueva villa, atraídos por los privilegios que se les concedían para la explotación y el comercio de la sal.
Sangre por la sal
Las salinas despertaron muchas codicias. Durante las batallas entre oñacinos y gamboínos, que desangraron las comarcas vascas en la Edad Media, el temible Beltrán de Guevara, conde de Oñate, se apoderó de la villa en 1374. En el tira y afloja que se traían aquellos tiranos feudales con la mismísima Corona, el conde de Oñate logró que Enrique II de Castilla le concediera la jurisdicción de todo el valle de Léniz, incluidas por supuesto las salinas. Construyó una fortaleza en plena villa, en el solar donde ahora se levanta el palacio de Elexalde o Torrekua (en referencia a esa antigua torre medieval). Como parte del Señorío de Oñate, la villa dejó de pertenecer a Guipúzcoa y entró en la Hermandad Provincial de Álava. Esta etapa de dominio feudal y pertenencia alavesa se prolongó un siglo, hasta 1493, y fue una época penosa en la historia del valle. Los vecinos vivieron tiranizados por los Señores oñatiarras, se vieron obligados a luchar en las guerras banderizas y sufrieron expediciones de castigo.
El esplendor de la villa llegó en el siglo XVII gracias a una carretera: a través del cercano puerto de Arlabán se trazó el Camino Real que comunicaba Castilla con el océano y con Europa. Las cuestas de este paso eran tan empinadas (y siguen siéndolo, incluso en la carretera asfaltada de ahora) que a pie de puerto, en el barrio de Marulanda, un carretero alquilaba su pareja de bueyes para tirar cuesta arriba de los carros con los que no podían los caballos. Por Leintz Gatzaga transitaban los interminables cargamentos de lana de la meseta, los mercaderes europeos, las comitivas reales. Se abrieron fondas y ventas, se construyeron palacios y mansiones, y así se formó el trazado urbano que se conserva hoy en día.
Podemos entrar por el portal de San Ignacio, que era el acceso principal a la villa amurallada, y que luce el escudo de Castilla en el exterior y guarda la imagen del santo en el interior. Una vez dentro del casco, en apenas tres calles paralelas y un eje transversal, se levantan palacios como el de Garro, con un espectacular escudo de armas; el de Során, en el que pernoctaban los reyes cuando hacían noche en el pueblo; los de Elexalde, Ostatua, Kapitangoa, y también la hermosa fuente de los Doce Caños y la iglesia de San Millán.
Este cogollo de construcciones nobles demuestra la relevancia de Leintz Gatzaga, enclavada en el paso estratégico de una gran ruta. Pero eso también la convirtió en plaza deseada y escenario de batallas, sobre todo en el siglo XIX, con episodios como la emboscada que en este paso tendió la guerrilla del cura Santa Cruz a las tropas napoleónicas en 1811, o la llamada batalla de Arlabán, en la que el ejército carlista derrotó al general Espartero en 1836.
La decadencia llegó pronto y la culpa no fue tanto de las guerras como de la ingeniería de caminos. En 1851 se trazó la nueva carretera nacional por Etxegarate y en 1864 la línea ferroviaria Madrid-Irún escogió el paso entre Alsasua y Legazpia: Leintz Gatzaga quedó fuera de las vías principales. Tampoco se sumó a la industrialización rampante que se extendió por todo el Alto Deba en la segunda mitad del siglo XX, que atrajo a tantos habitantes del pueblo, por lo que en cien años perdió la mitad de sus habitantes (de 500 a 250). Al menos, ese estancamiento le permitió mantener la trama urbana medieval y los edificios de hace tres, cuatro y cinco siglos, de los que ahora presume. Y las salinas, aunque en decadencia, siguieron en marcha hasta 1972.
Las ocho dorlas
Desde el casco urbano, un paseo de pocos minutos nos acerca al punto del que brota toda la historia de Leintz Gatzaga: el manantial de aguas saladas. Se conservan las instalaciones modernas, del XIX y el XX, pero las explicaciones de las visitas guiadas sirven para conocer toda la historia de la explotación y sus curiosos sistemas.
Después de aquel siglo infausto de dominio del Señor de Oñate, el manantial volvió a propiedad de la Corona castellana. Y unos años más tarde, hacia 1543, quedó en manos de algunas familias del lugar. Alrededor de las fuentes construyeron ocho pequeños edificios, cada uno de los cuales albergaba una gran caldera de hierro: la dorla, que se llenaba de agua salada y se ponía al fuego de leña. La dorla fue durante siglos el elemento más característico de las salinas, que incluso aparece en el escudo de la villa y que probablemente dio nombre al contiguo Santuario de la Virgen de Dorleta y a tantas mujeres del valle que reciben ese nombre (aunque también se dice que Dorleta podía venir de dorre y dorreeta, torre, porque en ese emplazamiento se levantaba un castillo medieval; curiosamente, Castillo es otro nombre común en la zona).
El uso de las dorlas responde a un problema evidente: en este rincón montañoso llueve mucho y el sol luce poco. No se puede verter el agua salada en una terraza, como es habitual en muchas salinas, y esperar a que el sol evapore el líquido. A cambio, el entorno es uno de los más boscosos de toda Guipúzcoa y ofrece leña en abundancia, de modo que la solución más eficaz pasa por evaporar el agua con fuego. Las mujeres solían encargarse de la mayor parte del trabajo. Sacaban el agua del pozo con cubetas y la vertían a una red de canales que distribuía el líquido a las ocho dorlas de la explotación (cada una pertenecía a una familia). Después había que mantener el fuego muy lento, día y noche, sin que el agua llegara a hervir, y remover constantemente el líquido para romper las primeras cristalizaciones de la sal y conseguir así un producto más fino y más homogéneo. Cuando ya estaba suficientemente espesa, se sacaba la sal a unos cestos y se colgaba para que terminara de escurrir la humedad.
Este trabajo sólo se desarrollaba de julio a diciembre, porque en épocas más lluviosas el manantial fluía con menor concentración de sal y el rendimiento caía. Pero las mujeres tampoco paraban el resto del año: tenían que almacenar leña para la siguiente temporada.
El declive
Las inundaciones de 1834 destrozaron los edificios y en la reconstrucción se optó por modernizar el viejo trabajo manual. Los salineros fundaron la sociedad Productos Léniz, levantaron una pequeña fábrica y montaron una rueda de cangilones, un sistema hidráulico que por medio de una noria extrae el agua salada y la vierte en los canales. Esta máquina aún funciona y constituye el mayor atractivo de la visita.
En el siglo XX llegó la última reforma, con la instalación de un sistema de calderas, tolvas y centrifugadoras. A pesar de que se elevó la producción de 500 a 700 toneladas anuales, la competencia de las salinas costeras acabó con las de Leintz al igual que con tantas otras de interior. La fábrica se cerró en 1972. Ahora, reconvertida en museo, guarda la historia bien conservada en sal.
http://www.elcorreodigital.com/vizca...-20070802.html
Guetaria (Guipúzcoa)
La patria chica de Juan Sebastián Elcano. En la primera foto, vemos el llamado "ratón de Guetaria".
Perpiñán (Rosellón)
Imperdible pps de Elmanifiesto.com sobre casas rurales de Cantabria
http://www.elmanifiesto.com/imagenes...RIA.pps#309,48
No se si lo es exactamente, pues no lo termino de distinguir en las fotos, pero uno de los castillos me paraece que fue hecho construir por Fernando el catolico.
"El nombre de España, que hoy abusivamente aplicamos al reino unido de Castilla, Aragón y Navarra, es un nombre de región, un nombre geografico, y Portugal es y será tierra española, aunque permanezca independiente por edades infinitas; es más, aunque Dios la desgaje del territorio peninsular, y la haga andar errante, como a Délos, en medio de las olas. No es posible romper los lazos de la historia y de la raza, no vuelven atrás los hechos ni se altera el curso de la civilización por divisiones políticas (siquiera eternamente), ni por voluntades humanas.
Todavía en este siglo ha dicho Almeida-Garret, el poeta portugués por excelencia."Españoles somos y de españoles nos debemos preciar cuantos habitamos la península ibérica" .España y Portugal es tan absurdo como si dijéramos España y Catalunya. A tal extremo nos han traído los que llaman lengua española al castellano e incurren en otras aberraciones por el estilo."
Marcelino Menéndez Pelayo.
Almendralejo (Badajoz)
Si es que ya me pierdo, y digo yo ¿no se podría volver a empezar el hilo pero siguiendo esta vez un orden alfabético, por provincias o, tal vez, por criterios geográficos: litorales, meseta, cordilleras...etc., ? Bueno, bueno, no pasa nada, sólo quería gastar una broma para amenizar la que nos está cayendo este verano.
Nada Valmadian, que voy a seguir mareándote.
Uno de los terrirotios que tenemos más infrarrepresentados es la zona de Levante (Reino de Valencia y Región de Murcia). La especulación y el peor de los urbanismos, ha hecho estragos en la zona y resulta complicado identificar una localidad que siendo singular por su legado histórico-artístico o su pintoresquismo, se haya salvado en todo o en parte del empuje de los especuladores sin corazón y politicuchos comprados de turno.
Peñíscola (Castellón - Reino de Valencia)
O lo que queda de ella.
Alcañiz (Teruel - Reino de Aragón)
Valderrobles (Teruel - Reino de Aragón)
No exageramos en absoluto si afirmamos que Valderrobres es una de las poblaciones más hermosas, no sólo de Teruel, sino de todo Aragón. Se ubica en la comarca de la Matarraña aragonesa, esquina noreste de la provincia de Teruel, muy próxima ya a Tarragona
El casco antiguo de Valderrobres se asienta en un cerro que nace de las orillas del río Matarraña, junto a los bellos puertos de Beceite.Estos territorios del río Matarraña estuvieron bajo el control de los ilercavones, pueblo de cultura mediterránea que habría avanzado hacia el interior desde Tortosa. Como casi toda la Península, quedaron romanizados al filo del siglo II a.C. Tras la ocupación primero de visigodos y luego de árabes,Aquí encontramos el origen del dominio episcopal zaragozano de Valderrobres y que tanto afectaría a su patrimonio monumental. Y es que en 1175, seis años después de su conquista, Alfonso II de Aragón concede al obispo de Zaragoza los términos de Valderrobres para ser repoblados y fortificados ante la amenaza africana.
Valderrobres pasa a ser lugar estratégico de carácter militar en el enfrentamiento entre los reinos cristianos y los almohades.
Obispos y arzobispos zaragozanos se encargarían de fortificar la villa de impulsar los principales monumentos de Valderrobres, como la gran iglesia gótica de Santa María la Mayor y el castillo.
Monumentos de Valderrobres
Todo el núcleo histórico de Valderrobres merece nuestra atención y es muy recomendable ser recorrida íntegramente a pie. Se aconseja hacer la entrada en el casco antiguo por el puente medieval que cruza el río Matarraña y que inmediatamente nos lleva a una de las puertas de la muralla, llamado Portal de San Roque con su imponente torreón.
Una vez dentro del recinto amurallado tendremos que visitar la Plaza de España, el palacio renacentista del ayuntamiento y los dos primores esenciales de la villa que son la iglesia arciprestal de Santa María la Mayor y el castillo.
Ayuntamiento de Valderrobres
El palacio del ayuntamiento se sitúa en la Plaza de España, que es la plaza mayor de Valderrobres, junto a la citada Puerta de San Roque. Se trata de un noble edificio construido en sillería en el siglo XVI y finalizado en 1599. Tiene tres plantas, siendo el segundo de gran calidad plástica gracias a los balcones rodeados por pilastras y frontón triangular. La planta superior presenta una galería corrida de arcos, rematada por alero moldurado. Tiene lonjas en dos de sus fachadas.
Iglesia arcisprestal de Santa María la Mayor
Para alcanzar la iglesia de Santa María la Mayor hay que ascender por una serie de entrañables callejuelas que nacen de la Plaza de España en dirección al castillo.
Es un excelente edificio gótico de buena época cuando todavía no se había entrado en la decadencia del estilo. Se construyó en dos etapas dentro del siglo XIV.
Es un templo característico del gótico mediterráneo, de una nave amplia a la que se añaden capillas entre los contrafuertes y cabecera poligonal. Entre el ábside y el primer tramo, se levanta la torre que presenta dos cuerpos, con troneras de arcos ojivales.
Lo más espectacular de la iglesia de Santa María la Mayor de Valderrobres es su fachada sur, que muestra una gran puerta con once arquivoltas apuntadas rematadas en pequeño gablete decorado con cardinas. El alero es sostenido por arquillos trilobulados con apean sobre ménsulas esculpidas con cabezas humanas. Flanqueando la entrada hay, incrustadas en sendas arquerías, dos grupos escultóricos de personajes bíblicos que a pesar de la fecha tan avanzada de su creación conservan un acusado hieratismo y solemnidad.
Por encima de la portada se abre un gran rosetón con roscas decoradas por puntas de diamante y tracería calada en forma de estrella.
Castillo
Detrás de la iglesia de Santa María, en la parte superior de la ladera, encontramos el castillo gótico. Ocupa el solar de una antigua fortaleza musulmana y es obra de una profunda reconstrucción de finales del siglo XIV y comienzos del XV, acometida por el arzobispo García Fernández de Heredia. Nuevas reformas llegaron con en el siglo XVI.
Se trata de un magnífico castillo señorial gótico construido como residencia de los arzobispos de Zaragoza.
Tiene planta de hexágono irregular. Cuenta con altos muros almenados y salpicados de ventanales de distinta traza (aunque destacan los vanos de múltiples arcos con columnillas maineles) que permiten adivinar la estructura interior.
La fachada meridional es de gran espectacularidad gracias a la altura de lo muros, los ventanales góticos y, sobre todo, a las tres torrecillas almenadas (dos en los extremos y una en el centro) además de los arcos de medio punto que comunican el pasillo de ronda con el exterior.
Una vez dentro del castillo se aprecia la estructura y ordenamiento interior, consistente en un perímetro de estancias que rodean el patio de armas central. Desde éste se accede a la planta baja y de aquí a las superiores. En total hay tres pisos más el pasillo para la guardia y defensa.
La planta baja tuvo usos logísticos como caballerizas y bodega. La planta noble es la segunda, dedicada a las estancias empleadas por los obispos, como el comedor, la biblioteca y la residencia. En la planta superior se hallan las dependencias de servicio.
http://www.arteguias.com/teruel/valderrobres-teruel.htm
Cantavieja (Teruel - Aragón)
MIRABEL (TERUEL - ARAGÓN)
La localidad de Mirambel es una de las joyas del Maestrazgo turolense y una de las poblaciones que más reconocimiento turístico ha tenido en los últimos años en la la provincia de Teruel.Se trata de una localidad de viejas raíces medievales vinculada primero a los caballeros templarios y más tarde a la Orden del Hospital.
Mirambel es una población casi completamente amurallada donde destacan los lienzos y puertas de la propia muralla, espcialmente la puerta llamada Portal de las Monjas, la iglesia parroquial, el edificio del ayuntamiento y el nutrido conjunto de casas palacio.
Efectivamente, éste último es uno de los principales rasgos que definen el conjunto monumental de Mirambel. Dichos palacios son grandes edificios de varias plantas, cuya entrada suelen se portadas de medio punto de gran dovelaje (en algunos casos también hay puertas de arco apuntado) y galería aragonesa de vanos de medio punto en el piso superior. También son característicos los aleros volados de madera, sostenidos por ménsulas.
Puerta de las Monjas
La afamada Puerta de las Monjas se encuentra en uno de los extremos de la población y se trata de una de las puertas de la muralla.El prestigio de este rincón se debe fundamentalmente al Convento de Agustinas Ermitañas, con su capilla de Santo Tomás y especialmente las galerías cerradas con fantásticas celosías hechas con barro y yeso.Ayuntamiento o Casa del Concello
Uno de esos palacios renacentistas (acabado en 1583) es el del Ayuntamiento o Casa del Concello, construido siguiendo una estructura de planta cuadrada a base de sillería y mampostería.
Tiene una amplia lonja abierta al exterior mediante un gran arco en uno de sus flancos y una pareja en el otro. La puerta, como cabría esperar en de medio punto y largas dovelas. Destacable tambiés es el amplio alero volado sostenido con dobles ménsulas.Iglesia parroquial de Santa Margaita
La iglesia parroquial de Santa Margarita de Mirambel está en la Plaza Mayor, junto al ayuntamiento del que más tarde nos ocuparemos. Es un gran templo barroco fechado en el año 1679, aunque hubo de ser reconstruido tras ser incendiado en las Guerras Carlistas.
El elemento más destacable es su magnífica torre campanario, de soberbia estampa en su cuerpo de campanas.
IGLESUELA DEL CID (TERUEL - ARAGÓN)
Iglesuela del Cid es un pequeño y pintoresco pueblecito del Maestrazgo que, junto con otras poblaciones cercanas, forma el Parque Cultural del Maestrazgo de Teruel.
Y es que estos pueblos del oriente turolense, junto con sus vecinos de Castellón, forman una comarca fuera de serie desde el punto de vista monumental, histórico y paisajístico.
Iglesuela del Cid alcanzó la categoría de Conjunto Histórico Artístico Nacional en el año 1982.
Pasar por el pueblo de Iglesuela supone un rato encantador, aunque la soledad de antaño se ve cada vez más perdida por el trasiego de turistas, especialmente en época estival y otros periodos vacacionales y fines de semana.
Lo primero que se aprecia desde la carretera que comunica Iglesuela del Cid con otras poblaciones vecinas es la combinación de la Torre de los Nublos y el campanario de la iglesia parroquial.
La Torre de los nublos es parte superviviente del castillo que construyeron aquí los templarios en el siglo XIII o comienzos del XIV. En concreto es la Torre del Homenaje que está construida con mampostería y sillería y esta rematada con almenas. El resto del castillo templario desapareció al edificarse sobre su solar otras dependencias, como es el caso del ayuntamiento.
El rincón más exquisito de Iglesuela de Cid es la Plaza de la Iglesia, un recinto delimitado por el edificio de ayuntamiento, la iglesia y la Casa Blinque.La iglesia parroquial de la Purificación está construida en el siglo XVI sobre otra anterior románica de la que quedan algunos restos.
Este edificio de 1557 era de una nave con bóveda de crucería estrellada, pero fue ampliada a tres naves, más crucero y cúpula en el siglo XVIII.
De magnífica factura es la portada barroca del muro meridional constituida por dos pisos. El bajo tiene un arco de medio punto flanqueado por dos columnas y el superior más pequeño repite casi la misma disposición.
El edificio del Ayuntamiento o Casa Consistorial es un edifico de varias plantas y una lonja inferior comunicada con el exterior mediante tres grandes arcos apuntados que llegan hasta el suelo sin intermediar impostas.En el muro se abren ajimeces tardogóticos de fino parteluz y arcos trilobulados .
A unos metros está la Casa Matutano, convertida en Hospedería de lujo. Es un edificio del siglo XVIII
Recorrer las calles de Iglesuela del Cid permite admirar el conjunto de casas palacio que se conservan, como la Casa de los Aliaga y la Casa Guijarro, ambas del siglo XVI.
También citamos la Casa de Agramunt, del siglo XVIII y portal barroco.
http://www.arteguias.com/teruel/iglesueladelcid.htm
MORA DE RUBIELOS (TERUEL - ARAGÓN)
BIAR (ALICANTE - REINO DE VALENCIA)
Santa Marta de Ortigueira (La Coruña - Galicia)
Combarro (Pontevedra - Galicia)
Nadie podrá decir que no es singular, por pintoresca.
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