Es un hecho que en la Iglesia hay muchos infiltrados. En todo caso, no fue el único que luchó a favor de las causas independentistas en América (pensemos en Camilo Enríquez, por ejemplo, en Chile). O, saliendo de la América Hispana, el nefasto siglo XIX conoció a gente como Lammenais que hizo bastante daño a la Iglesia. Ya en la Revolución Francesa abundaron los sacerdotes y obispos vendidos al enemigo. Así que no me asombra nada.