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Tema: Herencia eslava en la Argentina

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  1. #1
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    Re: Herencia eslava en la Argentina

    El bloguero Rusominimo nos informa sobre la simpática colonia rusa de Quilmes (cerca de donde vivo):

    Colonia Rusa: "My Little Russia"

    Allá por los años sesenta, en las afueras de la ciudad de Quilmes (BsAs, Argentina), se amontonó una cantidad considerable de inmigrantes rusos que decidieron quedarse juntitos. Construyeron su propia iglesia, un club social y echaron raíces. Yo vendría a ser un fruto. Esta es la razón por la cual sé ruso. Yo nací en Argentina, pero me crié en La Colonia Rusa.

    Aquí podemos apreciar a las hermanitas Dudka ,unos años antes de navegar hacia la próspera Argentina de esos años. Un ejemplo de entre muchos de los que llegaron y se quedaron " a la sombra del Parque de la Cervecería" (Quilmes)



    Elena, Vera, Maria y Natalia.

    Si bien la colonia rusa creo que no existe políticamente hablando, he visto cantidad de sobres en donde lo pone. El cartero sí sabía de su existencia. Estaba delimitada más o menos por las calles Triunvirato, Urquiza, Blas Parera, y la que luego se llamó 330, creo. Digo luego, porque, algunos límites no existían ya que había mucho campo. De hecho, las calles de esta zona no fueron pavimentadas hasta el año 1999.
    Es bastante raro vivir en un barrio donde cruzando una calle tienes que hablar otro idioma. Algunos lo llamarían guetto, pero a mi, guetto me suena a zona cerrada al exterior, y este barrio, muy por el contrario, recibía con los brazos abiertos a cualquiera que quisiese disfrutar de otra cultura. En las fiestas que había, laicas o religiosas, siempre había algún vecino argentino, o del barrio italiano o del español, que estaban muy cerca. Eso si, cuando pasaba el pescadero ambulante, tenía que gritar "arenque" (селёдка) en ruso para que las viejitas se enterasen. Claro, se enteraban, y se mataban de la risa porque el pescadero en vez de gritar Silióoooodkaaaa! , gritaba (con tono tanguero) Siliooojjjjkaaaa!!!
    Hablo de la colonia en pasado, no porque ya no esté, pero su auge ha pasado. Con el tiempo, al no ser un guetto, muchos se fueron, otros vinieron, y las tradiciones se van desvaneciendo poco a poco. Actualmente todavía hay bastantes rusos y descendientes en la colonia, la iglesia sigue funcionando, pero ya no es lo que era, y yo ya no estoy allí, por lo que intento hacerle un pequeño homenaje, transcribir mis memorias y las de otros descendientes de La Colonia Rusa. Obviamente está dedicado a los que todavía están alli, a los que se fueron y a los que ya no están entre nosotros.




    Imperium Hispaniae

    "En el imperio se ofrece y se comparte cultura, conocimiento y espiritualidad. En el imperialismo solo sometimiento y dominio económico-militar. Defendemos el IMPERIO, nos alejamos de todos los IMPERIALISMOS."







  2. #2
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    Re: Herencia eslava en la Argentina

    La siguiente forma parte de una serie de notas que el diario El Territorio de Posadas publicó sobre el paso de Mengele por Misiones (no muy objetivas, como era de esperarse):


    Dos proyectos de colonización de ciudadanos de origen polaco

    Lanusse y Wanda, con un origen común pero con destinos muy distintos



    La primera colonia comenzó con una notable prosperidad hasta avanzar a una progresiva desaparición. La segunda no para de crecer con diversas alternativas



    Capilla. | Es una de las construcciones históricas de 1945 que permanece en pie.

    Colonia Lanusse. Esta localidad nació junto a Colonia Wanda, de la cual depende administrativamente y dista unos 38 kilómetros. Por camino de tierra, la vía de acceso inevitable es la ruta provincial 277, que se conecta al norte con la ruta provincial 19. Su nombre es en homenaje al gobernador del Territorio Nacional (1896 y 1905), Juan José Lanusse, reconocido como el impulsor del proyecto de colonización. Tuvo su momento de gloria económica en las décadas del '50 y '60, cuando era un progresista poblado, con aserraderos y laminadoras en plena producción, con la explotación del monte nativo, a los que se sumaban cultivos diversos, como yerba mate, tabaco, té y tung, entre otros.
    En la actualidad, los propios pobladores señalan el notable retroceso de Lanusse. Ahora no llega al medio centenar de familias de colonos, cuando concentró a más de 2.500 habitantes en su época de esplendor. En 1991 se censaron 67 personas, y en 2001 su población se consideró rural dispersa.
    En cambio, según el censo de 2010, Wanda cuenta en la actualidad con 15.529 habitantes.
    Lo que queda de la primera época en Lanusse es una escuela, una iglesia y un Centro de Atención Primaria donde concurre un médico cada semana.
    Entre las cosas que fueron desapareciendo, junto al último aserradero, Garumí, se encuentra un puesto de Gendarmería, un improvisado salón de cine en 1953 y el también desaparecido club social.

    Origen y desarrollo
    Wanda, por su lado, es un nombre femenino de origen polaco. Existen varias versiones acerca del nombre. Una está vinculada al de una hija del mariscal y político polaco Josef Pilsudski (1867-1935), quien resistió al dominio de Polonia por el zar ruso y, luego en 1920, al frente del ejército, salvó a su país de la invasión rusa.
    Otra versión señala que el nombre de la ciudad es en homenaje a una princesa de Cracovia que se llamaba así, quien al haber sido obligada a contraer matrimonio contra su voluntad, prefirió suicidarse arrojándose a las aguas del rio Vístula.
    Lo cierto es que Colonia Wanda tiene sus inicios con la adquisición de tierras por parte de la Compañía Colonizadora del Norte Sociedad Anónima, a través de una fracción de 2.400 hectáreas. Fue escriturada el 18 de mayo de 1934. Se delimitó la sección Tupicuá, otra fracción de 2.875 hectáreas. Dio lugar además a la sección Puerto, con unas 2.915 hectáreas para la Colonia Gobernador Juan José Lanusse. Estas dos colonias, de esta manera, comenzaron el proceso de población en el año 1936 con agricultores venidos de Polonia.
    En el año 1938, en total 40 familias se radicaron en Wanda.
    Muy pronto pasaron a contar con 150 familias las localidades de Wanda y Lanusse. Lo que prometía ser un rápido desarrollo tuvo su freno como consecuencia del inicio de la Segunda Guerra Mundial. Esta contienda impidió que llegaran otros 400 inmigrantes que planificaban arribar a estas tierras.
    A pesar de ello, Wanda fue surgiendo a raíz del punto estratégico que la sostiene aún hoy. Entonces, el río Paraná fue la principal vía de transporte y comunicación. Años después lo es la ruta nacional 12, sumada en la actualidad, a la ruta provincial 19.

    Mirando al río
    Al crearse por el decreto 1.421, en el año 1956, la comisión de fomento fue denominada Colonia Wanda. Los orígenes hablan de familias que se posicionaron para trabajar en la zona del puerto en crecimiento por el año 1960 por la ventaja que ofrecía el río.
    Para el año 1970, con un censo se descubría que todo habría cambiado rápidamente. Esta energía positiva de crecimiento se potenció en la década de los '70, cuando llegó la anhelada cinta asfáltica, y en año 1976 se creó la empresa Alto Paraná S.A., que llegó para afianzar el crecimiento de Wanda. La empresa generaría miles de puestos de trabajo. Ello, en contraste a la pérdida de la fuente laboral por el cierre de la laminadora que estaba en la Colonia Lanusse. Esto produjo una importante migración interna de pobladores a Wanda.
    Estos habitantes buscaban estabilidad laboral y vías de comunicación como el asfalto con la ruta 12 y su proximidad al río.
    De esta manera, se fortaleció el perfil forestal de la región, en desmedro de la producción agrícola y a favor de la urbanización. En el censo de 1980, el resultado marcaba unos 1.999 habitantes y 471 viviendas. En 1980, todo crecimiento se acentuaba para la hoy ciudad de las piedras. Allí apareció la construcción de la represa sobre el arroyo Urugua-í, 13 kilómetros al norte, y se pavimentó parte de la ruta provincial 19, en el tramo que la unía con Gobernador Lanusse.

    Brillante descubrimiento
    En esa época se produjo el descubrimiento accidental de los yacimientos de piedras preciosas, donde a diferencia de otros lugares, su explotación permitió a Wanda un perfil netamente turístico, llegando en la actualidad a ser el segundo destino más visitado, todo ello potenciado por su cercanía con las Cataratas y la reciente consagración de éstas como una de las siete maravillas naturales del mundo. En el censo de 1991, Wanda aparece con 7.496 habitantes, con un crecimiento del 275%, el más alto en la provincia por ese entonces.

    Una migración por la crisis
    La irrupción de la crisis argentina del 2001 nuevamente produjo una migración interna en ésta zona, produciéndose un desplazamiento de las regiones urbanas hacia las rurales.
    De ésta manera, surgen nuevos asentamientos rurales como Paraje Nueva Argentina, Tirica, Sierra Morena y Sarandí, que totalizan algo más de 500 familias de pequeños productores que buscaron en el cultivo de la tierra, en pequeñas unidades productivas, la manera de su sustento.
    Hoy, Wanda se perfila con su potencial forestoindustrial siendo el asiento de la mayoría de las empresas forestales prestadoras de servicios (cosecha forestal, transporte, talleres industriales), teniendo como segunda actividad económica al turismo con su atractivo, que son las minas de piedras semipreciosas, y posicionándose como prestadora de servicios al turismo con alojamientos, gastronomía y otros.
    En tercer lugar -todavía de una manera incipiente- y tomando en cuenta el potencial que tiene con esas más de 500 familias de pequeños productores, tiene la oportunidad de producir alimentos en parte del sector rural, teniendo en cuenta su proximidad a importantes centros de consumo.
    “Me atendió Mengele, pero no sabía que era él”

    COLONIA LANUSSE. Antonio Kurylowicz (79) vive en la colonia desde hace 76 años y sostuvo que quien decía ser el doctor Dumbarg lo atendió a él y a su familia. “A mí me atendió Mengele, pero no sabía que era él”.
    Indicó que lo trató de una infección urinaria, y después también trató a su madre. “A todos atendía”, dijo. Y Agregó: "Después que se murió me enteré que era él”, por Mengele, porque “todos los conocíamos como Dumbarg”.
    Lo describió como un personaje alto, esbelto. Indicó que anduvo por la colonia unos diez años, “hasta el año 1962 más o menos”.
    Como otros pobladores, lamenta la decadencia de la colonia. “Acá había, cine, baile... ahora no hay nada”. En su condición de jubilado, recuerda que al doctor Dumbarg lo solía acompañar el administrador del aserradero Samuí. “Era un teniente nazi y a él le compré una motocicleta”.
    También recordó que Dumbarg, luego identificado como Mengele, “tenía una hija que se apasionó por el cuñado de un policía y, por esa razón, Mengele la volvió a mandar a Alemania”.
    En cuanto a la vida en la chacra, sostuvo que es dura. “Hasta el año pasado trabajé como loco”, aunque reconoce que la principal búsqueda de sus padres la encontró él en este lugar: “Acá vivo en paz”.

    Un enfermero lo ayudaba
    El pionero Nicolás Stecyna (76) también conoció al doctor Dumbarg e indicó que estuvo viviendo en el lugar al menos diez años.
    “Era un médico clínico; tenía señora y un enfermero como ayudante”. Explicó que trabajaba en la Compañía Samuí, que se dedicaba a la fábrica de terciados.
    “De aquí se fue a Brasil y, no vivió mucho”. No recuerda su nombre, aunque no sabe si era Mengele como plantearon otros vecinos.
    “Recorría la colonia, primero a caballo, luego a bordo de una charata, y tenía su consultorio en Samuí, donde además tenía una pequeña farmacia”, indicó Stecyna.
    Nicolás Stecyna (76), es uno de los pioneros que llegó a la localidad, con sus padres, cuando tenía diez meses de edad. Hijo de ucraniano pero nacido en Polonia, recuerda que el lugar fue en sus orígenes una prometedora colonia. “Había 70 familias desde 1939 a 1940, luego la inmigración fue prohibida y la localidad comenzó a achicarse. Algunos vinieron desde Buenos Aires, trabajaron dos años y volvieron”.
    Por entonces, el progreso era lento, “solo se plantaba tabaco; luego se siguió con la plantación de tung, pastoreo, y mucho más adelante, la forestación”. Añadió que en 1956 empezaron las primeras plantaciones de yerba mate, luego prohibidas por el Gobierno.

    Vivir de la chacra
    Por su lado, Juan Marcos Kurylowicz (57), sobrino de Antonio, recordó también que siempre se habló de Mengele en el lugar. Por su edad, no tenía muchos detalles de aquel jerarca nazi, pero estaba decidido a contar cómo era vivir en el lugar.
    Indicó que como uno de los hijos de colonos, sigue con la esperanza de vivir de lo que produce la chacra. Observa que es un difícil desafío.
    Recordó que su padre había vendido la propiedad en 1977, “cuando la plantación de yerba estaba prohibida, como la marihuana”. Más tarde, ante el abandono del lugar, pudo reunir algo de dinero y volvió a comprar el lugar. Comenzó con entusiasmo, pero encontró muchos obstáculos desde siempre.
    En medio de la prohibición, plantó media hectárea de yerba mate y pensando que podría ser un buen negocio en el futuro, quiso ampliar la plantación hasta llegar a las cinco hectáreas.
    Para ello, requirió un permiso de la entonces Crym (Cámara Reguladora de Yerba Mate), que no sólo no se lo dio sino que le aplicó una abultada multa por la media hectárea que había declarado.
    Juan Marcos Kurylowicz recordó que recién cuando asumió como gobernador Ricardo Barrios Arrechea (1983- 1987) pudo plantar más yerba. Pero también por esos años, en 1983, Lanusse comenzaba a declinar como colonia. “Se vino abajo cuando cerró el aserradero Garumí", afirmó.
    Destaca de la actualidad que algunas cosas mejoraron, como la llegada de la energía eléctrica, dejando de lado su heladera que funcionaba con kerosene. También los accesos terrados mejoraron en la localidad.
    Previamente, Amelia Cristina Kozak (51) también sostuvo que resulta difícil sacar la producción de Lanusse.
    En forma diaria ordeña unas 20 vacas. Esa cantidad de leche, que no tiene cómo vender, la termina tirando o dándosela de tomar a los cerdos.
    NOTA



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  3. #3
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    Re: Herencia eslava en la Argentina

    Historia de Rusia en el corazón de Argentina


    18 de agosto de 2015

    Kira Mamontoff, especial para RBTH


    Alejandro Ménshikoff y Alejandro Zabotkine, descendientes de grandes personalidades del entonces Imperio ruso, residen en Argentina y explican cómo se afincaron en el país latinoamericano.


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    Cuadro de la batalla de Borodinó de Louis-François Lejeune.



    Alejandro Ménshikoff es un argentino nacido en Buenos Aires, vive actualmente en la capital porteña y tiene tres hijas: Sofía, Katya y Paula. Es dueño de una fábrica de artículos deportivos y de una carpintería, una actividad que se relaciona con la de sus antepasados. Creció escuchando historias sobre su tatarabuelo, Alexánder Danílovich Ménshikov, una emblemática figura rusa que fue mano derecha del zar Pedro el Grande y con quien mantuvo una cercana relación. En el Imperio ruso alcanzó también importantes títulos nobiliarios, pues fue Generalísimo, Duque de Izhora e incluso llegó a ser gobernador de San Petersburgo.

    El Generalísimo parecía entender a la perfección los objetivos del zar, era un destacado estratega militar que logró importantes triunfos en el campo de batalla. Su liderazgo fue crucial durante las campañas de Azov, así como en la Gran Guerra del Norte entre el Imperio ruso y Suecia.

    Ménshikov obtuvo así su bastón de Mariscal de Campo, luego de la definitiva victoria en la ofensiva de Poltava sobre Carlos XII, el 26 de junio de 1709. Más allá de sus logros en el campo militar, fue también un hábil administrador de empresas, las cuales acercaron al Imperio Ruso con el resto de Europa, a su vez, gracias a la alta estima Pedro el Grande le tenía, llegó a sustituirle en el poder durante sus ausencias.

    Alejandro Zabotkine es otro argentino, descendiente directo del gran mariscal ruso, Mijaíl Kutúzov. Debido a que Kutúzov tuvo únicamente cinco hijas, en la actualidad no se tiene herederos directos por su apellido.

    A pesar de esto, el Imperio ruso reconoció este derecho a sus descendientes por rama femenina.

    Sasha (es el diminutivo ruso de Alexander) vive en la provincia de Córdoba, en Los Hornillos, con su familia. Sus abuelos vinieron a la Argentina en 1948 después de la Segunda Guerra Mundial, sus padres se conocieron ya en este país y Sasha nació en 1951. Ingresó al Liceo Militar en 1965 y se retiró del ejército para 1995 como teniente coronel del arma de Ingenieros y como ingeniero militar en construcciones, una especialidad que curiosamente también comparte con sus antepasados rusos.

    Sasha visitó el Museo de Borodinó (uno de los museos de historia más populares en Rusia) en Moscú y tuvo la oportunidad de dar tres conferencias acerca de Kutúzov en el país de sus antepasados. “La más importante y emotiva fue la que di en la Universidad de los Idiomas, ante 140 jóvenes entre 18 y 25 años, de varios países. Esto fue gracias al agregado cultural de nuestra embajada en Moscú”, cuenta en una entrevista a RBTH.

    Más allá de su carrera militar, Sasha está activamente comprometido con el lugar donde vive. Hace dieciocho años fundó el Cuartel de Bomberos Voluntarios en Los Hornillos (Córdoba), institución que actualmente preside. Adicionalmente invierte sus esfuerzos en construir una capilla ortodoxa rusa.

    “Está construida hasta los tres metros de altura, ya están las aberturas puestas (ventanas con vitreaux). Traje de Rusia las cúpulas doradas (una entera de 1,50 mts. y 2 moldes). El próximo paso es el techo en semiesfera hasta los seis metros de altura”, cuenta. “Cuando era chico, en casa mi abuela, nos referíamos al abuelo Kutúzov y aprendíamos la Marcha de Borodinó. Siempre estuvo presente en mi carrera militar, por su dedicación al soldado, su honradez, sencillez, inteligencia y sentido de la responsabilidad. Tuve la posibilidad de ir a Rusia al evento conmemorativo de los 200 años de la batalla y fue sumamente emocionante”, concluye Sasha.






    Alexander Ménshikov (1673-1729)

    Gracias a su buena presencia e ingenio, ganó el aprecio de Franz Lefort, el primer favorito del emperador Pedro el Grande, que lo tomó a su servicio. Le hizo entrar en el regimiento Preobrazhenski, la guardia personal del zar. A la muerte de Lefort, en 1699, Ménshikov lo sucedió como primer favorito y confidente del zar. Ménshikov tuvo un papel activo en las campañas de Azov (1695-1696) contra el Imperio otomano. Participó en la Gran Guerra del Norte con Suecia que duró desde 1700 hasta 1721 y se destacó en la batalla de Poltava en 1709. Después de la muerte de Pedro el Grande en 1725, se convirtió en el hombre de confianza de su vuida, Catalina I y durante dos años de su corto reinado fue prácticamente el gobernante absoluto de Rusia. Sin embargo, después de la llegada al trono de Pedro II en 1727, fue acusado de corrupción y enviado al exilio.






    Alejandro Ménshikoff habló con RBTH.


    ¿Qué sabés de la vida que tenían tus antepasados rusos?

    Se caracterizaban por vivir cómodamente, con mucha abundancia y prosperidad. El padre de mi abuelo fue el creador de vidrio plano en Rusia, alcanzó a tener ocho fábricas de este producto e igual número de carpinterías. Para transportar el vidrio y mantener su calidad, importó una manada de camellos egipcios, que llevaban el producto desde las fábricas hasta los vagones del tren para ser comercializados. A lo largo de su vida, también acumuló tres millones de hectáreas al sur de Rusia, una cantidad de tierra realmente impresionante.


    ¿Cómo llegan a la Argentina?

    Después de la revolución bolchevique mi abuelo tuvo que salir de Rusia, pero es en 1921 cuando llega a Turquía y allí nace mi padre. Posteriormente, se mudaron a Francia, donde mi abuelo trabajó como carpintero, allí surgió su interés por migrar inicialmente hacia Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, el destino los terminó llevando primero a Brasil y después a Uruguay, en ambos países no fueron recibidos como se esperaba. Migraron más adelante hacia Buenos Aires, allí fue donde se lograron establecer de manera definitiva.


    ¿Qué sensaciones y pensamientos tuviste al visitar Rusia?

    La primera vez que me encontré con mis primos fue en 1983, desde esos años los he visitado en múltiples ocasiones. Tengo dos primos en Moscú y otros cinco repartidos en Francia. Después de la caída del Muro de Berlín, vi Rusia en decadencia, devastada y con mucha necesidad, un país nada parecido a los relatos que escuchaba de mis padres y abuelos. Sin embargo, con el paso del tiempo la situación ha cambiado notablemente, en mis últimas visitas a Moscú he notado todo lo contrario, mucha opulencia.


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    Fuente:

    Historia de Rusia en el corazón de Argentina | Russia Beyond the Headlines
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  4. #4
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    Re: Herencia eslava en la Argentina

    Un héroe ruso en Paraguay

    13 de junio de 2012 Margarita Calderón, Rusia Hoy

    Juan Beláyeff llegó a Paraguay en 1924 e inmediatamente se convirtió en pieza clave para la historia del país. Sus estudios cartográficos y étnicos del inexplorado y desconocido, en ese momento, Chaco boreal fueron decisivos para el triunfo de Paraguay en la Guerra del Chaco con Bolivia (1932-1935). Pero detrás de la figura del 'capitán ruso' se esconden mucho más que campañas militares.


    Fuente: Cortesía de la familia Beláyeff.

    Juan Beláyeff es recordado no sólo por sus trabajos cartográficos y hazañas militares que llevaron a Paraguay a detener el avance de las tropas bolivianas en la terrible Guerra del Chaco, una guerra que llevó a la total ruina a los dos países más pobres de Sudamérica, los dos únicos sin salida al mar, en busca del dominio de tierras supuestamente ricas en petróleo para ganancia de la Standard Oil Company y la Royal Dutch Shell que se lo disputaban. Pero “de cierta forma la Guerra del Chaco fue también una continuación de la I Guerra Mundial pues del frente boliviano fue nombrado comandante en jefe Hans Kundt, un veterano alemán que había luchado en el frente oriental contra Rusia, mientras que en el ejército paraguayo lucharon Iván Timoféyevich y 70 oficiales rusos más”, recalca su sobrino nieto Serguéi Beláyeff, doctor en ciencias históricas y principal colaborador científico del Instituto de Historia Universal de la Academia Rusa de Ciencias.


    Juan Beláyeff. Fuente: Cortesía de la familia Beláyeff.

    Paraguay había perdido importantes territorios tras la Guerra de la Triple Alianza contra Argentina, Uruguay y Brasil en la segunda mitad del siglo anterior y, lo más importante, había perdido el 90 % de su población masculina adulta. Por eso, los emigrantes de diferentes países europeos eran bien recibidos, se les daban tierras e incluso se les conservaba el rango militar que tuvieran en sus respectivos países. Con el triunfo de la Revolución bolchevique en 1917 comenzó la primera ola de emigrantes rusos a otros países. Entre ellos estaba Beláyeff que tan pronto llegó al país se hizo amigo personal del presidente Eusebio Ayala y obtuvo permiso para invitar a ingenieros, médicos y otros especialistas rusos que pudieran ayudar al progreso de Paraguay. Fue precisamente gracias a los inmigrantes rusos que se construyeron muchas carreteras, se urbanizaron varias zonas de Asunción, se introdujeron nuevas técnicas de cultivo y se fundó la Facultad de física y matemática en la Universidad Nacional de Asunción.

    Pero el sueño de Beláyeff era fundar un Hogar Ruso para los exiliados por la Revolución. Durante su vida hizo todo lo posible por atraerlos y ayudarlos con la idea de crear una comunidad donde continuar los valores tradicionales rusos destinados a desaparecer con el triunfo de los bolcheviques. Por ejemplo, arrendaba habitaciones en su casa a familias emigradas. La casa, que desafortunadamente no se conservó, estaba cerca de la iglesia ortodoxa de Asunción. Conservando los valores prerrevolucionarios, decía, debían estar preparados para volver en cualquier momento a su patria original no para vengarse, sino para paternalmente ayudar a reconstruirla espiritualmente. Sin embargo, esto no significó en ningún momento que la diáspora rusa se mantuviera como una isla solitaria entre la población paraguaya. Por el contrario, aprendieron rápidamente el español, enseñaron a los nativos nuevas técnicas de agricultura y la practicaban e impulsaron la industria agrícola del país.

    Pero su más destacable característica fue que conservaron la idea de defender a Paraguay igual que si estuvieran defendiendo a Rusia. Por eso los emigrantes rusos han sido recordados durante todo el siglo XX con gratitud como importantes impulsadores del país. A pesar de que muchos de esos recuerdos se han perdido durante los últimos veinte años aún quedan para la memoria las tantas calles de Asunción que llevan nombres de los héroes rusos que dieron su vida por defender Paraguay. De hecho “uno de los valores inculcados en la familia Beláyeff era el de defender el país que le había ofrecido refugio, sin importar cuál fuera. Defenderlo con honor y con la propia vida” comenta Serguéi.


    Juan Beláyeff en un periódico de la época. Fuente: Cortesía de la familia Beláyeff.

    Iván Timoféyevich Beliáyev, conocido en Paraguay como Juan Beláyeff nació en San Petersburgo en 1875 en el seno de una familia aristocrática de tradición militar. En su ciudad natal terminó la escuela militar donde también estudió diferentes disciplinas: ligüística, cartografía y antropología.Desde muy pequeño comenzó a interesarese seriamente en el estudio de los pueblos aborígenes de Sudamérica. “Muchas personas que lo conocieron me contaron que Iván Timofeyevich era una persona muy activa y se diferenciaba radicalmente de sus hermanos por lo curioso, activo e inquieto. Tenía un gran interés por el conocimiento y su curiosidad sobrepasaba los intereses que usualmente podía tener una familia aristocrática rusa de tradición militar. Desde la niñez soñaba vivir entre los indios suramericanos e incluso sabía de la existencia de la tribú maccá gracias a algunos libros heredados de su familia”, cuenta Serguéi.

    Después de la guerra civil en Rusia emigró a los Balcanes, pasó un tiempo en Bulgaria y viajó a Argentina donde vivió casi un año dando clases de francés y piano. Pero seguía soñando con Paraguay y por eso a la primera oportunidad se trasladó a Asunción en el vapor “Berna”. Poco después de llegar fue enviado a realizar exploraciones en el desértico Chaco boreal donde entró en contacto con los indios maccá que lo aceptaron como uno de ellos hasta el punto de convertirse en su líder. Los indios lo respetaban por su coraje y su interés por su cultura, incluso vieron en él una especie de profeta. Pero sobre todo porque Beláyeff luchó por sus derechos en la sociedad paraguaya y no en vano fue llamado el “Fray Bartolomé de las Casas” de Paraguay. Además de obtener el apoyo de los indígenas, en sus expediciones pudo determinar la ubicación de fuentes de agua y trazar rutas que después fueron indispensables para el desarrollo de la Guerra del Chaco. Los indígenas apoyaron a los paraguayos llevándoles agua y comida cuando ambos ejércitos se morían de ser en medio del desierto.

    Serguéi comenta que “muchos dicen que tuvo una india como mujer y que tuvieron un hijo, pero no es un hecho comprobado. El hecho es que llegó a adoptar a un indígena y tenía una relación muy paternal con los integrantes de la tribu. Beláyeff conocía 17 distintas lenguas de los indios locales. Introdujo nuevas técnicas de agricultura y creó la escritura de la lengua maccá. Por su propia voluntad al morir fue enterrado en las tierras de la tribu no muy lejos de Asunción, donde hasta nuestros días los descendientes de su familia adoptiva cuidan sus restos. La tribu fue trasladada a otro lugar, pero ellos se quedaron allí”. Se cuenta que al morir Beláyeff y durante la misa en la iglesia ortodoxa de Asunción, su hijo adoptivo se lanzó sobre el ataúd para impedir que lo enterraran en el cementerio de la iglesa y no se retiró hasta lograr que se lo devolvieran.

    Con motivo del bicentenario de la independencia y con ayuda del Instituto de América Latina en Moscú se invitó a Paraguay una delegación de Rusia con los descendientes del general Beláief. Integraron la comisión dos de sus sobrinos nietos, en representación de la Academia Rusa de las Ciencias estuvo el ya mencionado Serguéi Beláyeff y por la Iglesia Ortodoxa de Rusia NIkolái Beláyeff. Allí visitaron el monumento a su tío abuelo, el monumento a los generales rusos en el panteón de los héroes del Paraguay, la iglesia rusa ortodoxa paraguaya y el cementerio de oficiales rusos. Fueron recibidos por la ministra de cultura y el ministro de defensa de Paraguay, además de varios senadores. Serguéi dice que “algo que me conmovió hasta las lágrimas es que la participación de los migrados rusos en la sociedad paraguaya fue tan fuerte que hasta hoy se recuerda no como historia muerta, sino que es parte viva del país. Ese amor y respeto por los emigrados rusos no existe en ningún otro país del mundo. Pero creo que lo más importante es destacar es que los valores inculcados en nuestra familia siempre han sido los del valor y el respeto, no sólo por la propia patria, sino por quienes nos ayudan. Porque patria en ruso no es una idea ligada simplemente a la tierra, sino a la familia, a los valores, a la espiritualidad. Por eso no es increíble que él, al igual que los rusos llegados al país, hayan defendido con tanto honor a Paraguay”.

    FUENTE

    En el grupo Real Sociedad de Historiadores de FB el historiador paraguayo Guido Isaías Vera publicó bastante info sobre los militares rusos blancos en Paraguay, incluso hay unos trabajos de uno de los nietos. No tengo acceso al grupo ahora porque eliminé mi cuenta.



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    Re: Herencia eslava en la Argentina

    San Javier-San Petersburgo: Al encuentro de las raíces rusas


    Publicado el 18 nov. 2013


    El siglo pasado rusos emigrados a Uruguay fundaron, en el departamento de Río Negro, el pueblo de San Javier, allí ésta comunidad ha mantenido vivas sus raíces rusas.

    Ahora sus bisnietos llegan a San Petersburgo para brindar un espectáculo de danza. Les acompañamos en su visita por la capital de los zares.







    _______________________________________


    Fuente:

    https://www.youtube.com/watch?v=eVrnqpf2Nqc

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    Re: Herencia eslava en la Argentina

    POLONESES NO PARANÁ - Raro filme de 1953 - POSTAGEM DE PAULO JOSÉ DA COSTA


    USOS E COSTUMES DOS COLONOS POLONESES - filme de Hermes Gonçalves, Curitiba (1953) - As locações externas foram feitas em Santa Cândida, Curitiba. Os drs Roguski (advogado) e Tempski (médico) foram os responsáveis por juntar os figurantes para a filmagem. Alguns dos figurantes descobertos até o momento: Madalena Baude (dança), Izidoro Wosch,Maria Baude, José Hallama, Pedro Cebola (gaiteiro), Regina Baude, Madalena Baude. Condutor da carroça com cavalos brancos, João Baude. Casal no final do filme, Lucas Baude e Thereza Wosch Baude.





    https://www.youtube.com/watch?v=3-c1jw2TaZ0

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    Re: Herencia eslava en la Argentina

    ¿Por qué los rusos y los alemanes continuaron la Primera Guerra Mundial en América Latina?

    Historia

    30 diciembre 2019

    Borís Yegórov



    AFP


    Resulta que Paraguay le debe bastante a Rusia. Gracias en gran parte a unas pocas docenas de oficiales rusos, el país salió victorioso en una guerra casi imposible de ganar, y duplicó la extensión de su territorio en el proceso.

    La guerra del Chaco (1932-1935) entre Bolivia y Paraguay fue el conflicto más sangriento jamás vivido en de Latinoamérica, con un costo de más de 100.000 vidas. Un papel clave en las hostilidades fue desempeñado por oficiales rusos y alemanes emigrados de los dos bandos en conflicto. Fue, prácticamente, una continuación de la Primera Guerra Mundial en otro continente.


    La lucha por el oro negro

    Durante décadas, Paraguay y Bolivia habían pleiteado por la vasta región del Gran Chaco. Ambos la consideraban como propia, pero ninguno de ellos se arriesgaba a una confrontación abierta. Así fue, al menos, hasta 1928, cuando los geólogos afirmaron que este territorio poco poblado e infranqueable podía ser una fuente de oro negro.



    Getty Images


    Asunción y La Paz (la capital administrativa de Bolivia) pronto se vieron enfrentadas. Y las compañías petroleras añadieron combustible (literal) al fuego metafórico. Los enemigos jurados, Standard Oil (una empresa estadounidense que apoyaba a Bolivia) y Royal-Dutch Shell (una empresa anglo-holandesa que apoyaba a Paraguay) tenían grandes esperanzas depositadas en el Gran Chaco.

    El primer enfrentamiento se produjo entre un destacamento de caballería paraguayo y la policía boliviana en agosto de 1928. La guerra total sólo se evitó gracias la intervención de la Sociedad de Naciones. Sin embargo, cuatro años más tarde, esta organización se vio impotente para hacer nada. El 15 de junio de 1932, el Ejército boliviano lanzó un ataque sorpresa contra los puestos de avanzada paraguayos en el territorio en disputa.


    Una Bolivia fuerte contra un Paraguay débil

    El pequeño Paraguay parecía tener pocas esperanzas contra la poderosa Bolivia. No sólo los recursos humanos de esta última nación eran 3,5 veces más grande, sino que apenas 60 años antes Paraguay había mantenido una guerra brutal contra Brasil, Uruguay y Argentina, que se cobró la vida de hasta el 70% de su población masculina.

    Además, las fuerzas armadas bolivianas tenían el triple de poder aéreo y una ventaja abrumadora en cuanto a vehículos blindados. Los paraguayos no pudieron desplegar ni un solo vehículo blindado contra los tanques ligeros Vickers Mk E y las tanquetas Carden Lloyd VI de Bolivia. Sólo en lo que respecta a los cañones de artillería había cierta paridad.



    Global Look Press


    En esta grave situación, sólo un milagro podía salvar al país, y uno se produjo con la llegada de varias docenas de oficiales rusos, que habían dejado su patria después de la guerra civil rusa y que encontraron un nuevo hogar al otro lado del océano.


    Modernización del Ejército paraguayo

    Uno de los oficiales emigrados, el teniente general Nikolái Stogov, escribió: “Parece que no hay una sola área de asuntos militares en la que nuestros oficiales rusos en Paraguay no hayan contribuido en términos de conocimiento y experiencia”.

    Incluso antes de que comenzara el conflicto, al darse cuenta de la incalculable experiencia de los oficiales rusos, los dirigentes paraguayos los involucraron activamente en la modernización tanto de las fuerzas armadas como del país en su conjunto. “Los emigrantes rusos fueron una bendición para Paraguay, que necesitaba restaurar su tambaleante economía. Se empezaron a construir puentes, carreteras, edificios administrativos, cuarteles, etc. El país fue cobrando vida poco a poco gracias a la ayuda del personal técnico ruso”, contó el arquitecto ruso, Gueorgui Benois, quien visitó Asunción en los años 20 (O.E. Tsarkov. Chako, 1928-1938. Una guerra local desconocida. Moscú, 2018).



    Getty Images


    Fueron los asesores rusos los que insistieron en adquirir la ametralladora Madsen danesa, que la caballería zarista había utilizado en la Primera Guerra Mundial. Era mucho más efectiva y fiable que la ametralladora Chauchat impuesta a los paraguayos por la misión militar francesa.

    Gracias a los rusos, en 1932, Paraguay creó su primera división de caballería. En este sentido, superó a Bolivia, donde una formación similar sólo apareció dos años después. La caballería paraguaya fue entrenada para llevar a cabo incursiones rápidas en la retaguardia enemiga, y el mayor Nikolái Kórsakov incluso tradujo canciones de caballería rusas al español para inculcar el espíritu militar.


    Martillo alemán contra yunque ruso

    Mientras tanto, 120 oficiales alemanes se habían establecido en Bolivia y ahora servían en el Ejército nacional, que había sido remodelado siguiendo el modelo alemán y vistiendo un uniforme idéntico al del Reichswehr. El veterano oficial de la Primera Guerra Mundial Hans Kundt fue nombrado comandante en jefe, afirmando con arrogancia que se libraría fácilmente de los rusos (es decir, el Ejército paraguayo).

    En aquel momento, 86 emigrantes rusos estaban sirviendo en las filas de las fuerzas armadas paraguayas. A pesar de su reducido número, la mayoría eran oficiales con una experiencia de combate inestimable, y casi todos demostraron su considerable valor en su respectiva área de especialización.



    Getty Images


    Después de haber realizado 13 expediciones de reconocimiento por el Gran Chaco, el general Iván Beliáiev tenía una vasta experiencia como cartógrafo de la región y artillero. Como jefe de la unidad cartográfica del Estado Mayor y asesor del presidente paraguayo, participó intensamente en la planificación de las operaciones ofensivas y defensivas del Ejército del país.

    Gracias al desciframiento de los códigos militares bolivianos al inicio de la guerra por el jefe de la inteligencia militar de Paraguay, Nikolái Ern, y el capitán Serguéi Kern, el Ejército paraguayo se aseguró una gran ventaja sobre el enemigo A menudo sabían de las intenciones del contrario incluso antes de que las tropas bolivianas recibieran sus órdenes.

    Un papel importante en la organización de las defensas aéreas paraguayas lo desempeñó el capitán aviador Serguéi Schetinin. Gracias a sus consejos, los paraguayos crearon artillería de señuelo, que los aviones bolivianos bombardearon inútilmente.

    La culminación de la guerra del Chaco boliviano-paraguaya (así como ruso-alemana) fue el segundo asalto a Nanava (un suburbio de Asunción) en julio de 1933. En esta operación, Kundt concentró a 6.000 de sus bolivianos contra 3.600 paraguayos.



    Getty Images


    Bajo la cobertura de tanques de tripulación alemana, liderados por un destacamento de lanzallamas, los bolivianos avanzaron sobre las posiciones del Ejército paraguayo. Gracias a las sólidas defensas establecidas por los expertos militares rusos (zonas fortificadas equipadas con morteros y ametralladoras, rodeadas de campos minados y alambradas de púas), se repelieron ocho ataques enemigos, a los que siguió un contraataque exitoso. El Ejército boliviano perdió varios tanques y alrededor de 2.000 hombres, frente a las pérdidas de Paraguay, que fueron de sólo 448 efectivos. Poco después del fracaso de la operación, Kundt fue destituido de su puesto.


    Agradecimiento

    Al año siguiente, después de varias victorias importantes, Paraguay finalmente obtuvo la ventaja estratégica. Cuando sus fuerzas armadas entraron en Bolivia, este país recurrió a la Sociedad de Naciones para que le ayudara a concluir la paz.

    En virtud del tratado de paz de 1935, Paraguay recibió la mayor parte del Gran Chaco, que casi duplicó su territorio. En un mal giro de la ironía, el petróleo fue descubierto en el valle sólo 77 años después, en 2012.



    Reuters


    Los paraguayos elogiaron a los oficiales rusos por su papel vital en la guerra del Chaco. El futuro presidente de Paraguay, Alfredo Stroessner, que había servido bajo el mando del general Stepán Visokolián, tenía un profundo respeto tanto por su comandante como por todo el cuerpo de oficiales rusos, llamándolos “gente de honor”.

    Después de la guerra, muchos de estos emigrantes rusos recibieron todo tipo de premios, fueron proclamados héroes nacionales y ocuparon altos cargos en el país. Hasta el día de hoy, seis calles de Asunción llevan el nombre de los seis oficiales rusos que murieron en la guerra del Chaco.




    _______________________________________

    Fuente:

    https://es.rbth.com/historia/84434-r...america-latina

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