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CRISTIÁN YÁÑEZ DURÁN
Continuando:
El siglo XVIII, fue lejos el mejor de la historia del Reyno de Chile. Prácticamente la totalidad de los 21 presidentes (que así fueron llamados casi todos los Gobernadores) del reino se destacaron por su esmerado y arduo cometido. Hubo muchísimos adelantos morales y materiales: hospitales, universidades, colegios, sanatorios, carreteras que unieron la totalidad del país, orden, seguridad; y para que hablar de su ejército permanente, fundado en 1603 (uno de los más antiguos del mundo); asimismo, el orden y limpieza de las ciudades era notable. En general, el país, gobernado por una aristocracia castellano-vasca sumamente austera, laboriosa y obsesionada con el orden hizo que el progreso fuera evidente. La revolución independentista arruinó al país, y los traidores que la condujeron, en su odio enfermizo contra España, fueron incapaces de encauzar esta nación descoyuntada de su organismo natural. Fue Portales quien, percibiendo el profundo sentido de autoridad existente en la población, cimentó las bases institucionales de Chile, retomando los principios de ejercicio del poder españoles (esto lo reconocen todos los autores) para suplir el vacío de poder:El Rey fue reemplazado por el Presidente; la Real hacienda por el ministerio homónimo; la Real Audiencia por los Tribunales y el cabildo por el Congreso. Sólo retomando los principios de orden y autoridad legados por España fue capaz Chile de tornarse en la primera nación hispanoamericana en restablecer, hacia 1830, el orden en su territorio. Y desde entonces salvo contadas excepciones, se ha mantenido así. Y es notable que todos los intentos de adoptar los sistemas ajenos a nuestra cultura hispánica han resultado en rotundos fracasos.
Los anglosajones sólo han intervenido en nuestra patria para satisfacer sus intereses, nada se compara a la generosidad casi ilimitada que mostrara España entregándonos todo lo que somos. Aquellos se limitaron a vivir para sí, sin mostrara el menor interés por sacar a los nativos de su barbarie y paganismo. Ni fundaron ciudades, ni menos una civilización; simplemente instalaron una pseudo sociedad decadente y mercantil que ha corroído todo cuanto a tocado.
LAUS DEO VIRGINIQUE MATRI
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