Ambito Financiero, 13 de diciembre de 2006
Apuntes de Neustadt
Me despierto. Enciendo el televisor para ver la temperatura y me encuentro con el primer choque matutino, en la avenida Belgrano al 2000; 25 muertos por día. Un hombre de 58 años, que violó a una chica de 10 años, la visita en el hospital donde estaba internada: ahí lo detienen. Tres policías federales roban un supermercado, uno muere. No sirvió el ADN de Nora Dalmasso, muerta hace 16 días, y sí sirvió el de Perón con 32 años de muerto, para probar que no tenía una hija. Sigo mirando y desde Chile me cuentan que hay 60.000 personas en el velatorio de Pinochet. El locutor y la locutora gritan desesperados: «¡Cómo puede ser!». No conocen la historia y la cambian por la histeria: al terminar su mandato ilegal el general Pinochet se presentó para ser legítimo y legal, y consiguió 45% de los votos. ¿Quiere decir que Chile ama la dictadura y a los violadores de los derechos humanos?
Voy a un hotel en Constitución, restaurado, para un desayuno de reflexión: oradores, pastor Luis Pérez Adventista, padre Luis Farinello, rabino Elías Galan, general Heriberto Auel y yo. Durante dos horas y media, pensamos cómo inventar una esperanza tras otra. Porque, como usted sabe, van naciendo y muriendo en el día. Cuatro jóvenes, Cuarteto Amanecer, con voces admirables, nos van explicando que buscamos el BIEN-ESTAR y no el BIEN-VIVIR. Me trae nostalgia. En 1969, en Estoril, el dictador Antonio Oliveira Salazar me dijo: "La Argentina no va a llegar nunca a nada porque tiene una sociedad que prefiere estar mejor a ser mejor". Trato de volver a casa por la avenida 9 de Julio, donde ya veo banderas de Gualeguaychú, que además de cortar los puentes tal vez intenten cortar el Obelisco: gritan su miedo por las papeleras y traen su angustia a la Capital sin que los porteños -dueños de una hipocresía infinita- les importe medio pito su temor.
Los argentinos que saben que sus representantes no piensan en ellos han elegido la calle como escenario de sus desventuras. En un país sin ley es un peligro tener razón: además, aquí el caos tiene presidente.
Voy a La Biela, y un mozo gallego me dice: "Don Neustadt, ¿vio que entre las 500 universidades mejores del mundo no hay ninguna argentina? ¿Y que en el Hospital de Clínicas no funciona ninguno de los 17 ascensores desde que el inolvidable Schuberoff fue rector?». Me duele, pero me callo.
Suena el teléfono: es Mauricio Macri. Bernardo Neustadt: "Te felicito", el domingo estuviste impecable e implacable en la televisión.
Mauricio Macri: "Gracias, pero yo, que soy ingeniero, nunca pensé que fuera tan difícil construir".
B.N.: ¿Y a Boca qué le pasó?
M.M.: El otro día hicimos 4 avances e hicimos 4 goles, y el domingo apenas embocamos el de penal. Es el fútbol.
B.N.: ¿Elegiste ya dónde vas a ser candidato? A mí me parece que la Capital la ganás.
M.M.: ... (largo silencio).
B.N.: ¿La Volpe no podría hablar un poco menos? Un general que va a una batalla y les dice a sus oficiales y soldados: "Si pierdo, me retiro...", es un Gran Des-animador.
M.M.: .... más S.S. (silencio sugestivo).
Vuelvo a casa; los periodistas en la televisión siguen dando nombres de supuestos amantes de la mujer asesinada en el Club de Golf. Así como crucificaron a María Marta García Belsunce, ahora les toca a Nora y a su marido que se coloca solo en la cruz, llevando clavos y martillos. ¿Tanto le gusta la televisión a la gente que quiere que profanen su intimidad?
Treinta señoras y señoritas me esperan en casa para escuchar al rabino Bergman: " Ciudadano Argentino y Judío" y predica Política Ciudadana. No partidista. Sí para encender otra luz en la Oscuridad Nacional.
Llegué hasta San Nicolás, donde está La Casa del Acuerdo Nacional y me encontré con el Sr. Carlos Kasuga Osaka, que hablaba de los aspectos de la cultura empresarial japonesa. Dice: "Soy hijo de inmigrantes japoneses que en los años 30 tuvieron la gran visión de escoger esta tierra y con moldes japoneses. ¡De fabricantes japoneses, pero ensamblado en la Argentina! Y lo que está hecho en la Argentina dicen que está bien hecho".
"Japón es un país del tamaño de Tucumán, Salta, Jujuy y Corrientes juntos, pero tiene 124 millones de habitantes y los 10 bancos más grandes del mundo, el índice educativo y de longevidad más alto del mundo, el índice de criminalidad más bajo del mundo y su producto nacional es igual a lo que producen Francia, Inglaterra y Alemania juntos. ¿A qué se debe esa gran productividad? Es una gran historia, una gran tradición; les voy a dar unos «tips» para que sean magníficos empresarios en esta nación. Analizando las diferencias entre Japón y la Argentina, veo cuatro diferencias importantes: la educación, actitud ante la naturaleza, la religión y actitud ante la vida misma.
En la Argentina se da mucho la educación instructiva, de conocimientos. A nuestros padres les preocupa el 5, el 6, el 8, pero ¿y la educación formativa? ¿Qué valores son los inculcados en nuestras escuelas? Entre los valores que debemos tomar en cuenta están: la honestidad, la puntualidad y la limpieza. Esta educación se relaciona con la educación necesaria en un empresario de éxito. Existen cuatro pasos para ser un empresario de excelencia. Estos son: el bien ser, el bien hacer, el bien estar y el bien tener.
Cuando vuelvo, leo el título de un diario: "Con ayuda de Chávez evitan la venta de San-Cor a capital extranjero". No sabía que Chávez se había hecho ciudadano argentino.
Me impresionó esta carta de lectores:
Te están mintiendo Señor Director: «Un joven estudiante de 17 años se preguntósi en el colegio no le estaban mintiendo acercade los fines perseguidos por la subversión terrorista. Le respondo: sí, Agustín, te están mintiendo.»
Guillermo A.C. Ledesma Ex juez de la Cámara Federal LE: 4.415.431
¿Saben quién es el Dr. Guillermo Ledesma? Es uno de los jueces que condenaron a Videla, Massera y Agosti durante el juicio del Proceso; qué autoridad moral. Qué valiente.
Amén.
Bernardo Neustadt
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