Bernardo José de Monteagudo (Tucumán, 20 de agosto de 1789 - Lima, 28 de enero de 1825), abogado, político, periodista, militar y revolucionario argentino, que tuvo actuación destacada en los procesos independentistas en el Alto Perú, Buenos Aires, Chile y Perú. Fue brazo ejecutor de José de San Martín, Bernardo O'Higgins y Simón Bolívar, y se ubicó en el ala más radicalizada de la revolución independentista hispanoamericana, practicando (como los otros "jacobinos argentinos": Mariano Moreno y Juan José Castelli) violentas políticas revolucionarias.
San Martín —ya en el Perú— expuso rápidamente su idea de instaurar en el país una monarquía constitucional, con un príncipe europeo a la cabeza. ¿Por qué buscaba San Martín hacer en el Perú lo que no había intentado ni en Argentina ni en Chile? La historiadora Scarlett O’Phelan explica que buscaba de esta manera no romper violentamente con los usos y costumbres de una clase dirigente limeña nobiliaria y aristocrática. “Aquí estaba el corazón de la aristocracia, ese grupo importante de titulados, criollos, que descendían de familias de abolengo, y para contar con el apoyo de ellos, y no hacer una ruptura violenta, propone la monarquía constitucional”, dice la historiadora. Sin embargo, las cosas se irían dando de otro modo.Pero San Martín tuvo otra piedra en el zapato durante su estancia en el Perú: su ministro de Guerra y Relaciones Exteriores Bernardo Monteagudo. que había conoció a San Martín en las campañas de Buenos Aires y marchó con él a Chile y en el Perú se convirtió en pieza clave del Protectorado. Scarlett O’Phelan lo describe como una persona de ideas radicales y de modales no muy finos. El viajero escocés Basil Hall, de paso por Lima, no dudó en calificarlo como “un enemigo acérrimo de toda la raza española”.
Monteagudo emprendió entonces una feroz campaña contra los peninsulares (españoles en Lima), más aun cuando corría el rumor de que en cualquier momento el virrey La Serna atacaría la ciudad. En ese clima de confusión, familias enteras fueron expulsadas del Perú. Se les confiscó sus bienes, a pesar de que muchos de los deportados habían vivido décadas aquí y tenían hijos y nietos criollos. Todo esto terminó por desanimar a buena parte de la nobleza limeña respecto de la independencia.Un tiempo después, el 25 de julio de 1822, mientras San Martín se encaminaba hacia Guayaquil (actual Ecuador) para entrevistarse con Bolívar, se produjo un golpe contra Monteagudo en Lima.
El alzamiento fue promovido por los sectores más conservadores, que encontraron eco en el Cabildo de la ciudad virreinal y consiguieron la destitución y la deportación del colaborador de San Martín. Monteagudo se radicó por algún tiempo en Quito, tras ser un testigo privilegiado de la decisión de San Martín de renunciar a sus cargos y delegar el mando de sus tropas en Bolívar. El libertador venezolano lo incorporó a su círculo íntimo y le confió la tarea de preparar la reunión del Congreso anfictiónico que debía reunirse en Panamá para concretar la ansiada unidad latinoamericana. Pero entre la gente más cercana a Bolívar había importantes enemigos de Monteagudo, como el secretario del Libertador, el republicano José Sánchez Carrión, que desconfiaba del tucumano porque lo creía un monárquico. Monteagudo estaba ocupado y entusiasmado en la concreción de aquel sueño de la Confederación sudamericana, cuando recibió un anónimo que decía: “Zambo Monteagudo, de esta no te desquitas”. Sin darle la menor importancia a la amenaza, la noche del 28 de enero de 1825 iba con sus mejores ropas a visitar a su amante, Juanita Salguero, cuando fue sorprendido frente al convento de San Juan de Dios de Lima por Ramón Moreira y Candelario Espinosa, quien le hundió un puñal en el pecho. Un vecino del lugar, Mariano Billinghurst, acudió al lugar y trató de auxiliarlo ordenando su traslado al convento, donde fue atendido por un cirujano y un boticario que nada pudieron hacer para salvar su vida.
Nunca se supo realmente quién o quienes ordenaron el ajusticiamiento de Monteagudo, aunque hubo varios sospechosos, únicamente podemos decir que las maldades se pagan en este mundo y es justamente lo que le sucedió al canalla de esta historia.
Última edición por Limeño; 18/12/2011 a las 10:24
"Por este lado se va a Panamá, a ser pobres, por este otro al Perú, a ser ricos. Escoja el que fuere buen castellano lo que más bien le estuviere" (Francisco Pizarro, en la isla del Gallo).
Actualmente hay 1 usuarios viendo este tema. (0 miembros y 1 visitantes)
Marcadores