"Sinceramente me asombra que se pueda decidir impunemente la tortura y la muerte de siete mil opositores, así... de esa forma tan metódica... y con tantísima sangre fría."
Qué fácil es condenar detrás de un escritorio.
No eran simples opositores sino criminales de la peor ralea, contra quienes no es posible combatir de otro modo. Hay que saber el tipo de basura subhumana que fueron los montoneros y compañía.

Dios tenga en su santo Reino a este hombre condenado por el sólo hecho de servir desinteresadamente a su Patria contra los peores enemigos de Dios y la Cristiandad.

General Videla, Nuestra Señora lo ampare y descanse en paz.