Desde Lima vemos así la aventura de "El Rey"
Columna del Director del Diario "Correo" Sr. Aldo Mariátegui de fecha Jueves 19 de Abril.
Observo al Rey de España Juan Carlos I practicando actos infantilmente absurdos como cazar especies en extinción mientras el "Reino" sufre una depresión económica y recuerdo el estupendo ensayo "Matar un Elefante", de mi escritor favorito George Orwell, que su Majestad "El Rey" debió leer antes.
Orwell era policía colonial en Birmania y tuvo que perseguir a un elefante homicida. Un horror. Les presento extractos:"en cuanto vi el elefante tuve la absoluta certeza de que no debía matarlo (...) Además, a aquella distancia, comiendo apaciblemente, el elefante no parecía más peligroso que una vaca. (...) y de repente me di cuenta de que al final tendría que matarlo .La gente esperaba que lo hiciera (...) Sin embargo, no quería matar al elefante. Lo contemple mientras golpeaba su manojo de hierba contra las rodillas, con ese aire de abuela ensimismada que tienen los elefantes .Me parecía que matarlo sería asesinato (...) Por aquel entonces no sabía que para matar a un elefante hay que disparar trazando una línea imaginaria de un oído a otro. Por lo tanto, ya que el elefante se encontraba de lado, debí haber apuntado directamente a un oído; en realidad, apunte varios centímetros por delante, pensando que el cerebro estaría algo avanzado. Cuando apreté el gatillo, no oí la detonación ni sentí el culatazo-eso nunca sucede si el disparo da en el blanco-, pero si escuche el infernal rugido de júbilo que se alzo de la multitud. En aquel instante, en un lapso de tiempo demasiado breve, habría cabido pensar, incluso para que la bala llegara a su destino, un cambio misterioso y terrible le sobrevino al elefante. No se movió ni cayo , pero se alteraron todas las líneas de su cuerpo.de pronto pareció abatido, encogido, inmensamente viejo como si el horrible impacto de la bala lo hubiese paralizado sin derribarlo .Al final, después de un rato que pareció larguísimo-me atrevería a decir que pudieron haber sido cinco segundos -le fallaron las rodillas y cayo con flacidez .babeaba. Una enorme senilidad pareció apoderarse de él. Podría haberse imaginado que tenia miles de años .Volví a dispararle en el mismo lugar .Al segundo impacto no se desplomo sino que se puso en pie con desesperada lentitud y se mantuvo débilmente erguido, con las patas temblorosas y la cabeza gacha .Realice un tercer disparo .Ese fue el que acabo con él. Pudo verse como la agonía le sacudía todo el cuerpo y le arrebataba las últimas fuerzas de las patas .Al caer, no obstante, pareció por un momento que se levantaba, ya que mientras las patas traseras se doblegaban bajo su peso, se irguió igual que una gran roca al despeñarse, con la trompa apuntando hacia el cielo como un árbol .Barritó, por primera y única vez. y entonces se vino abajo(...)era evidente que el elefante no volvería a levantarse, pero no estaba muerto .Respiraba de forma muy acompasada ,con largos y sonoros jadeos , el enorme bulto de su flanco subía y bajaba con dolor .Tenia la boca muy abierta ;alcance a ver las profundas cavernas rosa pálido de la garganta .Espere durante largo tiempo a que muriera ,pero su respiración no se debilitaba .Por último , descargue los dos tiros que me quedaban en el lugar donde pensé que estaría el corazón .La sangre espesa manó como terciopelo rojo ,pero siguió sin morir . Ni siquiera se estremeció cuando lo alcanzaron los disparos, su torturada respiración continuó sin pausa. Se estaba muriendo, muy despacio y con gran agonía, “pero en un mundo alejado de mí en el que ni siquiera una bala podía hacerle ya daño” .sentí que debía poner fin a aquel espantoso sonido ver a la enorme bestia allí tumbada, incapaz de morir, y no lograr siquiera acabar con ella. Mande a buscar mi rifle pequeño y le descerrajé un tiro tras otro en el corazón y por la garganta .No parecieron causar ningún efecto .Los torturados jadeos continuaron con tanta regularidad como el tictac de un reloj .Al final no pude soportarlo por más tiempo y me marché .Mas tarde oí que había tardado media hora en morir (...)"
Saludos en Xto Rex et Maria Regina
Pro Deo, Patria et Rex
No se ama lo que no se conoce
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