Santidad en la Lima Virreinal
Consideran que Lima era la Jerusalén Celestial
Con gran éxito se llevo a cabo el Viernes 18 de Mayo en las instalaciones de la biblioteca nacional del Perú, sede de San Borja, el simposio internacional “la Santidad en la Lima Virreinal”, que conto con la participación de ponentes internacionales, quienes disertaron sobre la vida y milagros de Santo Peruanos como San Martin de Porres, Fray Pedro de Urraca y Santa Rosa de Lima.
Durante dos días el público asistente pudo conocer aspectos poco atendidos de la vida de estos Santos, señalándose que a menos de cien años de su existencia, en 1630, la población de Lima tenía alrededor de 40,000 habitantes y a decir del Franciscano Criollo Fray Buenaventura de Salinas y Córdoba, la ciudad tenia “unas 40 iglesias y capillas” que anualmente ofrecían al cielo 300,000 misas, y entre Dominicos, Franciscanos, Agustinos, Mercedarios, Jesuitas, Clérigos y Monjas enclaustradas, más del 10% de la población vestía el habito Religioso.Hacia 1683 el Sevillano Don Antonio de Montalvo biógrafo de Santo Toribio de Mogrovejo -, aseguraba que la gran “Ciudad de los Reyes” – Capital del Virreynato mas grande y opulento de “las Indias” era la viva imagen de la Jerusalén Celestial descrita en el apocalipsis “y bien puede presumirse piadosamente que la diseño Dios para que la fundasen los Españoles Castellanos por cabeza de las nuevas tierras, y nuevos cielos, que se descubrieron y conquistaron”.
Ya para estas fechas habían beatificado a Santa Rosa de lima (1668), a San Francisco Solano (1675) y al propio Santo Toribio de Mogrovejo (1679) y en la Santa Congregación de los Ritos en Roma se ventilan “tantas causas de Siervos de Dios de Lima, y del Perú que solo de sus nombres se podía formar una “Letanía Limeña”.

Otras canonizaciones llegarían mucho despues como la de San Juan Macías (1585-1645), beatificado en 1837 y canonizado en 1975, o la del célebre negro mulato Fray Martin de Porres (1579-1639), beatificado en 1837 y canonizado hace tan solo cincuenta años, el 6 de mayo de 1962.
Otros procesos de beatificación quedaron truncos como el del indio chiclayano Nicolás de ayllon (1632-1677), cuyo culto se extendió a Tlaxcala en nueva España donde era venerado por la nobleza indígena. Otros expedientes de beatificación aun no culminan. Tales son los casos del Fraile Mercedario Fray Pedro Urraca cuyo proceso se inicio en 1657 y recién fue declarado venerable en 1981 por el pontífice Juan Pablo II, o el del místico jesuita Francisco del Castillo (1615-1673) que sigue abierto.
A finales del siglo XVI, el Fraile Dominico Fray Francisco de la Cruz – quemado vivo por el Santo Oficio de Lima en 1578 – aseguro que Lima no solo competía con Roma en su grandeza, sino que la sustituiría como la nueva sede capital espiritual de todo el orbe Católico.
Santos en Lima Emilio Báez Rivera, catedrático de la universidad de Puerto Rico en el Departamento de estudios Hispánicos, dio a conocer en su ponencia que en una carta redactada de su puño y letra, Santa Rosa de Lima le describe a uno de sus confesores sus”heridas de amor”. Las representa en un dibujo como un corazón alado y “transverberado” por continuos dardos invisibles que lo hieren ontológicamente haciéndolo cautivo, preso o prisionero de su amor. Jesús es aquí el embriagador “cazador oculto” dentro de su propio corazón”.
Por su parte Celia cussen, profesora del Departamento de Ciencias Históricas de la universidad de chile, especializada en las huellas de Africa en América y en la vida de San Martin de Porres, indico que en su adolescencia, el Santo aprendió el oficio de boticario y sangrador en la casa de Don Mateo Pastor. En 1594, ingreso como donado en el convento de Nuestra Señora del Rosario, el más grande de la Orden de Santo Domingo existente en la ciudad. En 1603 profeso los votos perpetuos como hermano Dominico, dedicándose al servicio de la enfermería.
Eran famosos sus raptos místicos, y varios testigos afirmaron que en esas circunstancias llegaba a elevarse del suelo. El Santo fallecido en el Convento del Rosario el 3 de noviembre de 1639, y su entierro fue multitudinario. Sin embargo, fue Beatificado casi dos siglos despues, por el Papa Clemente XVI. Su canonización recién llegaría de manos del Papa Juan XXIII, quien lo proclamo Santo el 20 de Marzo de 1962, hace cincuenta años.
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Saludos en Xto. Rex et Maria Regina
Pro Deo, Patria et Rex
No se ama lo que no se conoce