Don Rubén ha sido uno de los bastiones eminentes de la Civilización Cristiana en Hispanoamérica, no ya por su impresionante gálibo intelectual sino principalmente por su hombría de pro.
Y como todos los grandes su gran heredad es una descendencia tan eminente como él.

Que Nuestro Señor y Nuestra Madre Santísima lo tengan en la Gloria.