Sobre la obra hispana en América
“Si tomamos como referencia el año 1810, constatamos que España dejó veinticinco universidades en América, fundada la primera poco después de pisar los españoles el continente (…) A esto hay que sumar 16 colegios mayores (…) que a veces hacían el papel de universidades (…) En este sentido ningún imperio puede compararse con el español” El siguiente texto es un fragmento del artículo titulado “Algunas cosas que se olvidan de España”, del economista y matemático Juan José R. Calaza, publicado en el periódico digital El Faro de Vigo (18 de agosto de 2013). Escudo de la Universidad de San Marcos (Lima), oficialmente la primera universidad de América, fundada en 1551.
Robert Louis Stevenson fue el celebrado autor de “La isla del tesoro”, “El caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde” y “El Señor de Ballantrae”. En justicia, no debemos olvidar sus cuentos y relatos cortos, menos conocidos pero no menos interesantes. En uno de ellos (The Distinguish Stranger) fantasea con la llegada a Gran Bretaña de un visitante de otro planeta, recibido honorablemente por un filósofo que le enseña todo lo digno de ser visto. El reino vegetal, representado por robustos y silencios árboles; el reino animal, simbolizado por cabizbajas vacas; finalmente, la civilización encarnada por los peatones de una ciudad. Entonces, el extraterrestre comenta “Qué gente tan rara”, respondiendo el guía filósofo “Son los habitantes de la nación más poderosa del mundo”. “Pues no lo parecen” concluye decepcionado el visitante que, definitivamente, prefiere los árboles a los ingleses. Todo lo que se diga de bien de Inglaterra -grande por ser madre de naciones, como España- no puede ocultar, por mucho que se empecinen los de la cáscara amarga, nuestra propia obra “sin necesidad de engrandecerla hasta el cielo”, que diría Benito Feijóo, al menos a ojos de observadores cultos y objetivos. En algunos aspectos obviamente superamos a Albión y al resto de naciones europeas. Si tomamos como referencia el año 1810, constatamos que España dejó veinticinco universidades en América, fundada la primera poco después de pisar los españoles el continente. Aunque hay cierta controversia, se considera la primera universidad fundada en América la Real y Pontificia Universidad de San Marcos, Lima, por Real Provisión del 12 de mayo de 1551, ratificada por bula del 25 de julio de 1571. En total se fundaron 25 universidades, la última -Universidad de Guadalajara, México- en 1792. A esto hay que sumar 16 colegios mayores (sin contar el de Granada, en España, para los nobles de América) que a veces hacían el papel de universidades. En este sentido ningún imperio puede compararse con el español. En el imperio francés, la Universidad de Argel data de 1909. En el portugués, la primera de Mozambique es de 1962 (Universidade de Lourenço Marques); la primera de Angola, de 1962; en Brasil, la primera, 1913, fue la Universidade do Paraná. Hubo anteriormente una Escuela de Leyes, 1827, en São Paulo pero no fue universidad hasta 1934. En el imperio británico, las universidades de Madrás, Calcuta y Bombay (en Mumbai) datan de 1857; Sídney, de 1850; la Universidad de New Brunswick, en Canadá, es de 1785; en EE UU, The College of William and Mary fue el primer “college” en constituirse en Universidad (1779). Harvard fue fundada con anterioridad por los ingleses, 1636, pero como institución de enseñanza superior, no como universidad ¿Qué decir del imperio alemán en África y holandés en Oceanía? Y la muy culta Bélgica (que tanto admiran los federastas fracasados) no abrió ni una sola universidad en el Congo. Incluso a Portugal le vino bien la simbiosis con España. Joaquim Veríssimo Serrão, en su monumental História de Portugal (Governo dos Reis Espanhóis, 1580-1640, Volume IV pp. 142-143) con gran corage intelectual desmonta algunos mitos : “Vai sendo tempo de destruir a imagem decadente do Portugal filipino, que a mentalidades posterior à Restauração ergueu para justificar a Dinastia Nova e que no século XIX se avolumou para barrar o caminho aos temores do Iberismo (.) Não se veja mais a Restauração como o protesto de um reino que o dominio espanhol tornara decadente. Polo contrario.” Sí, algo de cierto debe haber en que no hicimos las cosas tan mal cuando Hipólito Taine llegó a decir: “Hay un momento superior en la especie humana: España desde 1500 a 1700.” Por supuesto, Taine no era español.
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