FRANCISCANOS ESPAÑOLES MÁRTIRES EN GEORGIA
Cinco franciscanos mártires de Georgia
Buena parte del actual territorio de los Estados Unidos fue descubierto, civilizado y evangelizado por los españoles. California, Nuevo Méjico, Arizona, Tejas, Florida… empezaron a aparecer en los mapas gracias a una pléyade de valientes – Juan de Oñate, Coronado, Ponce de León, Menéndez de Avilés, Cabeza de Vaca, entre otros- que arrostrando mil peligros llevaron el nombre de España a aquel vasto continente. De hecho, durante casi tres siglos, esos inmensos territorios vieron ondear la enseña nacional (cabe recordar que la república estadounidense apenas supera los dos siglos de existencia).
Junto con los hombres de armas, llegaron a aquellas tierras los misioneros, llevando el mensaje de Cristo. Sin duda, el más conocido es San Junípero Serra – recientemente canonizado por el Papa Francisco- evangelizador de California y fundador de un rosario de misiones, algunas de las cuales dieron lugar a grandes urbes.
Otros menos conocidos son los frailes franciscanos que, en tierras del actualEstado de Georgia, murieron mártires por defender la indisolubilidad del matrimonio y rechazar la bigamia. Georgia es un territorio que en algún momento cayó en la órbita de las posesiones de la Monarquía Hispánica, pero que finalmente se inclinó del lado anglosajón.
Parece extraño para la mentalidad actual, dominada por el relativismo, que nadie pudiera morir por unas creencias, en este caso algo que ya Nuestro Señor dejó meridianamente claro: “lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”.
Y es que los protagonistas de nuestra historia, al llevar la fe de Cristo a los nativos de aquella región, no interpretaban de modo laxo la fe recibida de los apóstoles en esta materia: el matrimonio como un sacramento es indisoluble.
Entre 1573 y 1598, los franciscanos continuaron la labor iniciada por los jesuitas en el sureste norteamericano, fundando más de 100 misiones en las actuales Georgia y Florida. En 1597, cuatro de estas misiones evangelizaban al pueblo de los guale, que habitaba entre los ríos costeros de Ogeechee y Altamaha: Tolomato, Santo Domingo, Tupiqui y Santa Catalina.
Los frailes franciscanos fueron bien recibidos en las comunidades de nativos. Predicaban el evangelio y vivían entre la población indígena sin necesidad de armamento o presencia militar. De hecho, la mayoría del pueblo guale no solo aceptó la fe católica, sino que también recibió los productos y cultura europeos como adornos, herramientas de metal o textiles.
Fray Pedro de Corpa fue uno de los grandes impulsores de la evangelización del pueblo guale. Tras casi una década de experiencia misionera en La Florida, le asignaron la misión de Tolomato, un lugar de especial relevancia por ser la capital de aquellos indígenas.
Durante la estancia de Fray Pedro en Tolomato, gran parte de sus habitantes le pedían ser bautizados, a lo que contribuyó el aprendizaje de su lengua y largas horas de conversación y evangelización de Fray Pedro con los nativos.
Sin embargo, esta idílica convivencia cambió por completo a mediados de septiembre de 1597. El cacique de los guales, don Francisco, había fallecido recientemente en Tolomato. Allí también residía Juanillo, que pronto heredaría el cargo de cacique del pueblo guale. El joven heredero se bautizó y se convirtió al cristianismo poco después de la llegada de Fray Pedro a la misión, cuando introdujo a los nuevos conversos a la práctica de los sacramentos.
Fue entonces cuando Juanillo se casó con una segunda mujer. Pese a la buena relación que los unía, Fray Pedro le recordó que como cristiano y bautizado no podía contraer un segundo matrimonio. Ante la indiferencia del heredero, Fray Pedro desaconsejó la próxima sucesión del joven junto con Fray Blas, otro de los franciscanos residentes en la cercana misión de Tupiqui. Por ello, el Bohío de Tolomato –institución encargada de decidir si Juanillo sería el nuevo Mico o cacique– no le concedió el nombramiento.
La respuesta de Juanillo no se hizo esperar, y comenzó una revuelta junto con otros guales no bautizados que vivían alejados de las misiones. Tras el asesinato de Fray Pedro, comenzaron cuatro días de persecución, torturas y martirio de los cinco sacerdotes franciscanos que se encontraban con los guale en Georgia.
Estos son los cinco franciscanos que fueron martirizados en 1597:
Fray Pedro de Corpa
El 14 de septiembre de 1597, Fray Pedro estaba rezando antes de la misa cuando Juanillo y sus seguidores lo asesinaron con hachas de piedra en la misión de Tolomato. Había nacido alrededor de 1560 en la diócesis de Madrid. Con tan solo 27 años comenzó su labor misionera en el Nuevo Mundo. Al ser el misionero más experimentado en Georgia, recibió el encargo de evangelizar la capital de los Guales. El poeta franciscano Alonso Escobedo (1610) llegó a decir de Fray Pedro que “la pobreza fue su virtud favorita, el amor de Dios ardía en su corazón, y por medio de la oración, autodisciplina y abstinencia, dio buen ejemplo a los indios a quienes se esforzó por convertir”.
Fray Blas Rodríguez
Fray Blas se encontraba en Tupiqui cuando, dos días después del asesinato de Fray Pedro, llegó la revuelta a su misión. Antes del martirio, Juanillo le permitió celebrar su última misa y ofrecer una última prédica al pueblo que le escuchaba. Atado y torturado durante dos días, le obligaron a presenciar cómo ardía la iglesia de Tupiqui, y lo quemaron vivo. Finalmente, Juanillo y sus seguidores incendiaron toda la misión tras percatarse de que gran parte de sus habitantes eran fieles de Fray Blas. Había nacido en Cuacos (Cáceres, España) en torno al año 1552.
Fray Miguel de Añon
Fray Miguel de Añon fue uno de los franciscanos que menos tiempo pasaron en las misiones de Florida. Comenzó dos años antes de su martirio, en 1595. A su llegada, le fue asignada la misión de Santa Catalina. Allí pudo dar rienda suelta a su interés por el arte sacro, y construyó la cruz de la misión, bajo la cual sería enterrado. Su desconocimiento de la lengua no le impidió ganarse el respeto y admiración de los habitantes de la misión, gracias a su gusto y facilidad por el canto. Tanto le apreciaban que el cacique local desobedeció a Juanillo cuando éste le ordenó que matase a Fray Miguel, llegando a ofrecerle todas sus posesiones a cambio de salvar las vidas de los franciscanos. Por el contrario, el cacique arriesgó su vida tratando de convencer sin éxito a Fray Miguel para que huyese de la misión. Hijo de un noble de Castilla, Fray Miguel pudo celebrar misa por última vez y pasó sus últimas horas rezando junto con Fray Antonio en Santa Catalina.
Fray Antonio de Badajoz
Tenía aproximadamente 38 años cuando fue martirizado el 17 de septiembre de 1597 junto con Fray Miguel de Añón. Llegó a la Florida en 1587 junto con Fray Pedro, y realizó relevantes labores como catequista. Tenía una especial facilidad por la comunicación, lo que le permitió aprender rápidamente la lengua de los Guale, catequizarlos y servir de intérprete a otros franciscanos, como Fray Miguel. Por este motivo, los nativos se referían a él como “el intérprete”.
Fray Francisco de Veráscola
Fray Francisco de Veráscola supo utilizar su elevada estatura y fortaleza física para evangelizar y ganarse el respeto de los indígenas. Su procedencia y condición física le valieron el sobrenombre de “Gigante Cantábrico”. De todos los enviados para evangelizar a los guale, Fray Francisco era el único nacido en Cantabria, un 13 de febrero de 1564. Tenía la compleja tarea de fundar una nueva misión en la isla de Ascao, donde levantó una capilla y pronto comenzó a residir un pequeño pueblo de conversos. Tenía 33 años cuando recibió el martirio. Durante su viaje a San Agustín para recoger los materiales necesarios para finalizar la capilla, fue asesinado por los propios indígenas de la isla.
Actualmente, el proceso de beatificación de los mártires de Georgia ha concluido, y la diócesis de Savannah espera la resolución de la Congregación para las Causas de los Santos en un futuro próximo. Mientras, el postulador de la causa, Giovangiuseppe Califano, supervisa la redacción de un documento histórico que será presentado a esta Congregación.
Frente a la Leyenda Negra que muestra una visión sesgada de la conquista española del Nuevo Mundo, la realidad está plagada de ejemplos como los de estos mártires franciscanos, que dieron su vida al servicio de las poblaciones indígenas. Unos nativos que, algún tiempo después, serían exterminados por el supremacismo racista anglosajón.
Jesús Caraballo
https://espanaenlahistoria.org/episo...es-en-georgia/
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