Rafael Puente Calvo es un curioso personaje, que intentó hacer una síntesis entre el catolicismo y el marxismo, lo que le costó sus votos como jesuita. Hoy manda a la policía boliviana, que se propone reorganizar para Evo Morales.
El 27 de enero, Rafael Puente Calvo juró como viceministro de Interior de Bolivia, con el puño en alto y vestido con una cazadora de paño.
Puente nació en Cochabamba hace 66 años, y estudió Letras, Filosofía, Teología y Psicología. Es un activista en favor de los derechos humanos, ex diputado por Izquierda Unida, responsable de Bolivia Press, candidato a Defensor del Pueblo y consultor de varios proyectos sociales para zonas rurales.
Estudió Teología en Barcelona, fue ordenado sacerdote en la orden jesuítica y expulsado años después por sus ideas marxistas.
De paso, dijo: "El celibato es una institución monstruosa, hipócrita, que debilita del fe del pueblo en su Iglesia y causa frustración entre los propios sacerdotes con auténtica vocación cristiana que no están de acuerdo con la abstinencia forzada".
Según Puente, el celibato ya fue en los hechos abolido, tanto a partir de la desviación y perversión sexual especialmente entre sacerdotes de alto rango, o mediante el matrimonio y la paternidad tolerada en los estamentos inferiores de la estructura católica. "Lo único que falta es abordar el tema con honestidad y transparencia".
En León llegó a impartir clases de Filosofía en un colegio de los jesuitas, donde coincidió con un jovencísimo Mariano Rajoy, hoy líder del Partido Popular español, la fuerza de oposición, y por aquel entonces alumno del centro.
Evo Morales le propuso para el cargo asegurándole que necesitaba "una persona incorruptible e implacable" para dirigir a la policía de un país, malpagada y muy vulnerable.
La designación no sorprendió porque Puente es un antiguo militante de la Coordinadora 4 de Marzo, partido que no descartaba la solución radical al Estado neoliberal; es decir que es 'un duro' de las fuerzas gobernantes.
El hombre sí que tiene en el archivo, frases polémicas: "Desde su fundación la OEA fue el pretexto institucional que utilizaba Estados Unidos cuando todavía tenía interés en conservar su imagen. Por eso la OEA no movió un dedo para defender a la Nicaragua sandinista de la guerra sucia norteamericana, por eso tampoco movió un dedo para obligar al TIAR (el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca) a que prestara ayuda a la Argentina frente a la invasión británica de las Malvinas. Etcétera. La OEA no es otra cosa que el Ministerio de Colonias de los Estados Unidos".
Fuente: Panorama Católico Internacional
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