Artículo del profesor José Díaz Nieva publicado en el diario El Comercio de Gijón el mismo día de su conferencia La situación política en Hispanoamérica, el pasado 30 de junio del presente año, pronunciada en la Biblioteca Jovellanos de aquella villa, en acto organizado por el Círculo Vázquez de Mella.
La impugnación de las elecciones recientemente celebradas en Méjico no despeja la incertidumbre de la situación presente en Hispanoamérica.
El próximo 2 de julio México se enfrenta a un proceso electoral en el que se enfrentan tres candidatos principales: el conservador Felipe Calderón Hinojosa, del Partido de Acción Nacional; Roberto Madrazo Pintado, candidato del Partido Revolucionario Institucional, que se presenta junto al Partido Verde Mexicano como la Alternativa por México; y Andrés Manuel López Obrador, candidato de la Alianza por el Bien de Todos, una coalición de izquierdas que agrupa al Partido de la Revolución Democrática, al Partido del Trabajo y a Convergencia por la Democracia. Junto a ellos figuran dos candidatos más de escasa relevancia y nulas posibilidades de lograr éxito alguno: Patricia Mercado Castro de la Alternativa Social Demócrata y Campesina, y Roberto Rafael Campa Cifrián de la Nueva Alianza.
Todas aseguran que el duelo final será entre el candidato conservador y el representante de la izquierda; pero como en todo proceso electoral el duelo de las encuestas está a la orden del día. Así, por ejemplo, la realizada por GEA-ISA (Grupo de Economistas y Asociados-Investigaciones Sociales Aplicadas), dada a conocer a principios de mes, asegura que el candidato por Acción Nacional encabeza las preferencias electorales con un 40%, seguido por Andrés Manuel López Obrador con un 31%, mientras que el priista Roberto Madrazo Pintado se ubicaría en el tercer lugar con 27%. El 2% restante se lo repartirían el resto de candidatos. Pero como en botica en esto de las encuestas hay para todos los gustos. El estudio hecho por la firma Parametría señala que desde el pasado 6 de junio López Obrador se sitúa en primer lugar en las preferencias electorales con el 36,5%, mientras que Calderón obtendría el 32,5 %. En relación al candidato del en otro tiempo todopoderoso PRI, la encuesta de Parametría le da el mismo 27% que la realizada por GEA-ISA.
De ganar Manuel López Obrador en las elecciones del 2 de julio, se convertiría en el primer presidente de México apoyado por una coalición abiertamente de izquierdas, y ello a las mismas puestas del paraíso del capitalismo. Además se confirmaría el giro a la izquierda que está sufriendo el conjunto de los países hispanoamericanos. Pero, ¿quién es López Obrador? Son muchas las cosas que pueden decirse de este veterano político mexicano de 53 años, como por ejemplo su antigua militancia en el PRI hasta que en 1988 acompañó a Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo en su ruptura con el partido del gobierno, y decidieron aliarse con la izquierda del partido comunista mexicano en el llamado Frente Democrático Nacional. En 1989, año de la fundación del PRD, López Obrador aparece al frente de la nueva formación política en su estado natal de Tabasco. Diez años más tarde se haría con la presidencia nacional del partido. López Obrador tiene además una larga experiencia electoral, iniciada en 1976 cuando apoya la candidatura senatorial del poeta Carlos Pellicer, y que culminaría en el año 2000 con su elección como Gobernador del Distrito Federal de México.
Todo parece indicar que los Estados Unidos tienen el patio trasero un poco revuelto. En los últimos tiempos Hispanoamérica se ha enfrentado a una serie de procesos electorales que han trastocado su mapa político. Todo empezó el 18 de diciembre del año pasado cuando en Bolivia el candidato del Movimiento Al Socialismo lograba una aplastante victoria (con el 53,72% de los sufragios) sobre sus opositores. Evo Morales (el que recordemos fue respaldado por nuestro actual Presidente del Gobierno) se alejaba de ser un simple candidato de la izquierda hispanoamericana: nada tenía que ver con otros líderes de esa izquierda social-democráta, como Michelle Bachelet, en Chile; Óscar Arias, en Costa Rica; Leonel Antonio Fernández Reyna, en la República Dominicana; o Alan García en Perú, el cual ha logrado una victoria pírrica frente al populista Ollanta Humala, quien pese a su derrota por un escaso margen del 5%, ha logrado imponerse en 15 de los 25 departamentos en los que se divide el país andino, y obtener 45 de los 120 escaños del Congreso de Diputados, lo que le sitúa una posición de fortaleza de cara a las elecciones municipales y regionales de octubre próximo.
Pero la cosa aún se puede poner peor. Nicaragua vota el 5 de noviembre y se especula con la vuelta al poder del líder sandinista, Daniel Ortega. En las elecciones presidenciales ecuatorianas, a celebrar el 6 de octubre, se perfila el triunfo de León Roldós (el candidato de la Red Ética Democracia-Izquierda Democrática) sobre el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot. Y es más que probable que la izquierda brasileña logre revalidarse en las elecciones presidenciales de ese mismo mes.
Durante mucho tiempo el símbolo de lucha de la izquierda hispanoamericana fue la lucha contra el imperialismo yanqui. Las figuras de Farabundo Martí y Augusto César Sandino fueron ensalzadas como emblemas de esta lucha permanente; claro está que sería la figura del “Che” Guevara, el mítico guerrillero de origen argentino, quien se convertiría en el tótem de todo aprendiz de revolucionario que se precie. Una fotografía de Alberto Díaz Gutiérrez, conocido por su nombre artístico “Korda”, se convirtió a finales de la década del sesenta en el icono preferido de los movimientos de izquierda de todo el mundo: esa imagen del Che con la mirada perdida en el infinito se ha convertido sin duda en una de las más reproducidas del planeta, camisetas, pegatinas, carteles, pintadas callejeras... El Che es la imagen del revolucionario por excelencia; incluso agrupaciones falangistas y neofascistas han utilizado en su propaganda la imagen del Che, trocada la estrella roja de su boina por el yugo y las flechas o la cruz céltica. Era curioso ver cómo en la toma de posesión de Evo Morales abundaban banderas rojas con esa imagen del Che: tal vez habría que recordarles que fue precisamente el Partido Comunista Boliviano el que abandonó a su suerte al guerrillero y su pequeño grupo, llegando incluso a denunciar su posición a las autoridades del gobierno de René Barrientos.
Pero no sólo es la lucha contra el imperialismo el leitmotiv de la actual izquierda del continente americano. Algunos analistas califican el actual giro a la izquierda como “un estado de ánimo de sociedades hastiadas de dirigentes corruptos e ineptos”, otros opinan que todo es simplemente una cuestión “de péndulo”; pero no se debería perder de vista la aplicación de las políticas neoliberales que han logrado ciertos éxitos macroeconómicos, pero que han desarrollado grandes núcleos de pobreza y la debilidad de las capas medias. Además la izquierda ha descubierto otro foco de atracción, el indigenismo. Claro que éste viene de lejos: serían los peruanos José Carlos Mariátegui y Víctor Raúl Haya de la Torre los primeros, pese a sus diferencias, en tratar de redimir al indígena desde el marxismo.
La verdad es que el panorama hispanoamericano es confuso ¿Se sumaría México al eje Cuba-Venezuela-Bolivia? ¿Lo haría una Nicaragua gobernada nuevamente por los sandinistas? ¿Repetirá Ollanta la táctica de Evo Morales para tomar el poder desde su posición de fuerza política? ¿Se dejarán arrastrar Argentina, Uruguay y Brasil por el líder venezolano en su política continental? Lo único que por el momento está claro es que la izquierda gobierna en la mayoría de los países hispanoamericanos y que EE.UU. continúa con sus ojos puestos en el Golfo Pérsico y Oriente Próximo mientras que en su “patio trasero” se enciende una llama que le será difícil apagar; claro está que la solución al problema que se puede avecinar esta lejos de las políticas neocoloniales de los EE.UU., al que también se podría responsabilizar de este crecimiento de las izquierdas hispanoamericanas.
José Díaz Nieva
http://montejurra.blogspot.com/2006/...de-amrica.html
Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.
Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI
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