QUÉ NOS DEJÓ EL SIGLO XVI
Alberto BUELA
A mis alumnos de Coronel Suárez
Cuando empezamos a hablar acerca de lo que somos los argentinos, generalmente, lo hacemos a partir de 1810 dejando así de lado o, lo que es peor aun, liquidando con una frase hecha el período colonial de casi tres siglos. Y así afirmamos que fue un período histórico de dominio español sobre América donde rigió el oscurantismo en la cultura y la explotación del indio y del criollo en el orden económico. Y como esto es lo políticamente correcto porque así lo determina el pensamiento único que rige hoy los destinos intelectuales de nuestras cabezas más publicitadas, lo damos por cierto como una verdad a plomo.
Pero si hurgamos un poquito, no mucho porque no somos historiadores, vemos como otro distinto es el panorama que nos muestran estos tres siglos primeros de nuestra historia.
Siglo XVI
La primera fundación de Buenos Aires la realiza Pedro de Mendoza en 1536 y de ella los historiadores nos cuentan que no quedó nada. La ranchería se prendió fuego y sus pocos habitantes fueron llevados a Asunción. Pero, sin embargo, algo quedó que se les pasó inadvertido. Quedaron acá en la Pampa libres y a su aire 60 yeguas y tres padrillos de los setenta y dos yeguarizos que había traído Mendoza desde España. Este hecho liminar fundado en una desobediencia, la del caballerizo, que en lugar de sacrificarlos según se le ordenara, los largó a campo, signó de una vez y para siempre el alma argentina: la cultura del caballo con todo lo que enseña de noble y de brutal.
La diferencia con Brasil, en este emblemático primer hecho cultural, es que Alvares de Cabral pisa tierra brasileña en 1500 y apenas dos años después el judío Fernando de Noronha recibió una concesión ilimitada para explotar el palo brasil o brasilete[i]. ¡Casi nada la diferencia!
El mejor ejemplo para mostrar que la conquista española de América fue hecha bajo el espíritu del medioevo fue la donación papal a los reyes de España en 1493, donación que a su vez la había recibido del emperador Constantino en el año 314 fecha de su conversión al cristianismo, por la cual le cedía el dominio sobre todas las islas conocidas y por conocer. Así las nuevas tierras, consideradas por Colón islas, fueron propiedad no de la nación española o del pueblo español sino del rey de Castilla y el Emperador Carlos V se declara oficialmente propietario en Barcelona el 14 de septiembre de 1519. De modo tal que nosotros no fuimos nunca propiedad de ningún pueblo.
En la primera mitad del siglo XVI los principios que se aplicaron en la conquista de América eran los del siglo XV hispano expresados a través de la filosofía escolástica de teólogos y filósofos como Santo Tomás de Aquino, Hugo de San Víctor, Pedro Hispano, Ramón Lulio y Egidio Romano. Donde el hombre entendido como criatura racional tiene el derecho natural cristiano de participar de la ley eterna y todo lo que hace, lo realiza en vista a la mayor gloria de Dios y a su salvación personal.
Pero la brutalidad de la primera conquista que se inició como una verdadera cruzada en donde los indios se convirtieron en los nuevos moros hace su eclosión con la ejecución del inca Atahualpa en 1533 y el asesinato de Pizarro en 1541. Algo profundo conmueve a la inteligencia española que se ocupaba de América y diez años después se produce la Controversia de Valladolid en donde confrontan, no dos sino cuatro, interpretaciones sobre la conquista.
a) Una interpretación imperial y proespañola sostenida por Juan Ginés de Sepúlveda y Francisco López de Gómara que ponía de relieve la misión civilizadora de España, obviando la explotación cierta de los aborígenes.
b) Una interpretación antiespañola, que dio lugar a la creación de la leyenda negra por parte de Inglaterra, Holanda y Francia, sostenida por Bartolomé de las Casas y las fantásticas ilustraciones de su libro por parte del flamenco Teodoro Bry, que resaltaba el dominio cruel de los españoles sobre los indios. Su solución, no muy feliz, fue la introducción de negros en América.
c) Una interpretación mística de la conquista española sostenida por el fraile Gerónimo de Mendieta, que se consolida con la llegada de Pedro de Gante y los doce franciscanos quienes proponían una vuelta a cristianismo de la época de los apóstoles, para establecer en el Nuevo Mundo la sociedad perfecto. Y fue Vasco de Quiroga quien encarnó este ideal en el virreinato de Nueva España.
d) La interpretación jurídica filosófica de la Escuela de Salamanca o segunda escolástica, que descolló con Francisco de Vitoria, quien no sólo defiende al indio sino que ataca el derecho del Papa y del Rey sobre América. Fundando el derecho internacional moderno. Al defender la libertad de conciencia y la libre conversión, anula la teología de la represión, y si bien provoca la rectificación de la política española en América, defiende como título legítimo la predicación del evangelio.
Ningún imperio en el mundo se sometió al nivel de autocrítica reflexiva y rectificación como lo hizo el español con respecto a América. No faltará quien afirme: se respetaba pero no se cumplía. Sí, pero eso hay que probarlo caso por caso, pues ya no es una política manifiesta y oficial de España la explotación, expropiaciones y despoblaciones indígenas. Por otra parte los indios no fueron, precisamente, un dechado de virtudes, pues como sostiene uno de los máximos estudiosos de ese tiempo: "Es unánime el testimonio de los primeros cronistas, testigos presenciales, que cuenta horrorizados que ellos mismo habían vista al Inca Atahualpa beber en el cráneo de su hermano Huáscar que él había mandado matar y que se había hecho un tambor con el cuero de su cuerpo" [ii].
Juan de Garay, castellano de Burgos salió para América en 1543 a la edad de trece años, funda junto con Ñuflo de Chávez la estratégica ciudad de Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) en el corazón de América del Sur, donde vive ocho años, consolida como jefe la precaria ciudad de Asunción del Paraguay y funda por segunda vez la estratégica Buenos Aires en 1580. Hombre íntegro y modesto, formó parte de la última camada de conquistadores, los de la consolidación del poder español en América y según dice el testimonio del capitán Juan Fernández de Enciso, regidor de Asunción: "era padre de muchos pobres". Esto más su tarea de "abrir puertas a la tierra fundando ciudades" sin el derramamiento de sangre,muestran sus rasgos excepcionales: austeridad, fuerza, valor, sentido del honor, espíritu religioso. El mayor testimonio de Garay, su carta del 20 de abril de 1582 a Felipe II, nos lo presenta como un estratega extraordinario. Su prematura muerte a los 53 años a manos de los guaraníes, privó a España de una efectiva política amazónica que contrarrestare la penetración bandeirante del siglo XVII. Tarea que quedó casi exclusivamente en manos de las misiones jesuíticas.
El siglo XVI nos dejó a los argentinos una ciudad capital, una riqueza inmensa en carne y cueros yeguarizos [iii] y el modelo de un hombre ejemplar. No es poco como siglo fundacional, y sería bueno que nuestros historiadores se ocuparan más y mejor de esa primaria época.
[i] Stoetzer, Carlos: Iberoamérica, Bs.As., Ed. Docencia, 1996, tomo I, p.39.-
[ii] Pereña Vicente, Juan: Proceso a la conquista de América, Bs.As., Ed, Docencia, 1988, p.26.-
[iii] Invito a algún matemático que sepa algo de veterinaria a realizar el cálculo estimativo de reproducción de estos yeguarizos en el período de 1536 a 1580. Son cuarenticuatro años de reproducción libre sin mediar consumo en el medio. Con dudas arriesgo la cifra de 700.000.
Actualmente hay 1 usuarios viendo este tema. (0 miembros y 1 visitantes)
Marcadores