Hoy me encontré con este interesante artículo sobre la muerte de Andresito, el ahijado de Artigas; el héroe misionero no habría muerto en una prisión lusitana sino en Rio:
Andresito Guacurarí murió en libertad y no prisionero en Río de Janeiro como señalaban los estudios históricos realizados hasta el momento. Así lo afirman los investigadores misioneros Oscar Daniel Cantero y Jorge Francisco Machón quienes aprovecharon el receso invernal para hacer un viaje nada común: buscar, en Río de Janeiro, las huellas de los últimos días de Andresito Guacurarí.
Sucede que los datos históricos indican que el popular héroe misionero estuvo prisionero en esa ciudad entre 1819 y 1821.
De acuerdo a los documentos hallados por Machón y Cantero, Andresito no murió en prisión como se suponía, sino que fue liberado por las autoridades brasileñas a principios de julio de 1821, es decir murió libre.
En esta nota, el interesante relato de los historiadores que narran su viaje por los últimos días y lugares de Andresito.
Tras las huellas de Andresito en Río de Janeiro Informe preliminar para la Junta de Estudios Históricos de Misiones, de sus miembros
Oscar Daniel Cantero y Jorge Francisco Machón.
Aprovechando el receso invernal, decidimos trasladarnos a Río de Janeiro a fin de profundizar nuestras investigaciones referidas al período en el que Andrés Artigas permaneció en esa ciudad como prisionero, entre 1819 y 1821. Nuestro objetivo era obtener por lo menos alguna evidencia documental de su presencia en tierras cariocas, ya que todos los testimonios disponibles hasta la fecha provienen de reservorios documentales de otros lugares.
También buscábamos de ser posible, visitar las prisiones en las que estuvo recluido, por motivos más bien de orden emotivo. Los resultados sobrepasaron nuestras expectativas, ya que, merced a los documentos hallados, estamos en condiciones de afirmar que Andresito no murió en prisión como se suponía, sino que fue liberado por las autoridades brasileñas a principios de julio de 1821, es decir murió libre.
Las muchas muertes de Andresito
Tanto el origen como la muerte de Andrés Artigas permanecen en un misterio que hasta la fecha no pudo ser totalmente develado, pese a los denodados esfuerzos de los historiadores que se ocuparon del tema. No obstante ello, algunos avances parciales pudieron lograrse en los últimos años.
En cuanto al fin que le cupo al Comandante misionero-guaraní, los primeros cronistas del siglo XIX, como el Padre Gay y Martín de Moussy, refirieron que tras ser apresado, fue conducido a Río de Janeiro donde murió en prisión, envenenado o por efecto del alcohol. Estos supuestos prendieron fuertemente en el imaginario colectivo misionero.
En 1936, el historiador uruguayo Enrique Patiño hizo pública una nueva versión, afirmando que Andrés Artigas, junto a otros prisioneros artiguistas, había sido liberado y regresó a la Banda Oriental, donde desembarcó el 3 de julio de 1821. Basaba sus afirmaciones en que el nombre de Andrés Artigas figura en la lista de pasajeros del bergatín Francis.
En 1955 se dio un nuevo golpe de timón: el investigador oriental Flavio A. García dio a conocer una serie de importantes documentos. Entre ellos una nota del diplomático español Conde de Casa Flores al Ministro de Guerra Lusitano, fechada en Río de Janeiro el 23 de junio de 1821, solicitando la libertad del “español Andrés Artigas”, que se encontraba preso en la Isla das Cobras, a raíz de “una pequeña riña que tuvo, hace tres o cuatro días”. Quedó así demostrado que Andresito no pudo embarcarse en el “Francis” por el sencillo motivo de que permaneció preso en Río. Entonces volvió a tomar vuelo la antigua idea de la presunta muerte en prisión.
Correspondió a nuestro Presidente Honorario de la Junta, don Aníbal Cambas en 1972, en notas publicadas por el diario El Territorio de Posadas los días 18, 19, 20 y 21 de abril, bajo el titulo de “El fin de Andrés Guacurarí y Artigas”, darnos a conocer las investigaciones de Flavio García, actualizando todo lo que para ese entonces se sabía respeto al fin del caudillo misionero.
Pero esta versión hoy también se ve modificada en su parte final, a la luz de los documentos hallados recientemente, que prueban que Andresito, tras su nueva detención en la Isla das Cobras, fue nuevamente liberado.
Paradójicamente, nos encontramos con que todos estos avances no tienen la difusión que merecen, e incluso en la pagina oficial de internet de Misiones (www.misiones.gov.ar/historia/AndresGucurari), en referencia al final de Andresito, sepuede leer lo siguiente:
“Fue llevado a las cárceles de Porto Alegre a pie, con cueros frescos atados por el cuello que se iban secando en el camino. Debió trabajar en obras públicas. Luego fue llevado a un pontón a Río de Janeiro con otros compañeros y luego a la Isla Das Cobras. El español D. Francisco de Borja Magariños gestionó y obtuvo su libertad, poniendo fin a su calvario en 182l. El 3 de julio de 1821 Andrés Guacurarí arribó a Montevideo y a partir de esa fecha se pierden sus rastros. No se sabe si murió en Montevideo si volvió a Misiones, si murió en el viaje, si fue envenenado en la prisión”
Es decir que se reproducen casi textualmente las afirmaciones de Patiño, las cuales, según expusimos, hace más de cincuenta años que fueron superadas, lo cual en Misiones se sabe por lo menos desde 1972. Esta desafortunada información, -que no es la única imprecisión de la referida pagina Web-, lamentablemente lo vemos reproducido en otros trabajos de quienes no se toman el trabajo de actualizar sus conocimientos y aceptar los cambios producidos, no obstante que ellos se hallan reflejados en numerosas obras de fácil acceso, de nuestros historiadores locales, entre las que cabe citar las de Salvador Cabral (Andresito Artigas en la Emancipación Americana); Edgar y Alfredo Poenitz (Misiones, Provincia Guaranítica) y la que realizaron en forma conjunta los autores de estas líneas (Andrés Guacurarí y Artigas), o bien por internet en la pagina web de El Territorio (La Herencia Misionera, pag.223/224).
Pequeños adelantos.
Continuando con la línea de investigación señalada por Enrique Patiño, Flavio A. García y Aníbal Cambas, hace unos años comenzamos a recorrer distintos archivos, y si bien los logros fueron escasos, algo pudimos avanzar respecto a los últimos años de la vida del hijo espiritual de José Artigas.
Pudimos determinar que como prisionero y en compañía de Fray Acevedo fue embarcado el 30 de septiembre de 1819 en Porto Alegre, en la zumaca “Catharina” rumbo a Río de Janeiro, donde ya se encontraban confinados otros prestigiosos jefes artiguistas, entre ellos Lavalleja, Otorgués y Manuel Artigas; también dimos a conocer que si bien al principio pudo haber estado prisionero en la Fortaleza de Santa Cruz, al poco tiempo fue trasladado a la de la Lage, donde estuvo un año y cuatro meses, y que su grado militar alcanzado y reconocido fue el de coronel.
Estas informaciones provienen de documentos ubicados en los archivos de Porto Alegre, Montevideo y Madrid, pero hasta la fecha no las habíamos detectado en Río de Janeiro confirmando la presencia de Andresito en esta ciudad.
Un viaje a Río de Janeiro
En estos últimos tiempos, el fin que tuvo Andresito, es nuevamente noticia merced al interés y la labor desarrollada por un entusiasta grupo de personas que buscan repatriar sus restos, e incluso existen a nivel nacional algunos Proyectos de Ley tendientes a lograr tal fin. La iniciativa es meritoria, pero para realizarla primeramente debemos tener bien esclarecido cuándo, cómo y dónde murió Andrés Artigas.
Ante la pasividad de quienes disponen de los medios y recursos para llevar adelante esta investigación, y no pudiendo quedar indiferentes ante la problemática que se nos plantea a los que nos sentimos comprometidos con nuestra historia regional resolvimos trasladarnos una vez más a Río de Janeiro.
En esta ciudad nos encontramos con múltiples dificultades: por un lado, los empleados de la Biblioteca Nacional se encontraban en huelga, por lo que no pudimos realizar consulta al rico reservorio de la misma; por otro, el asueto decretado por el inicio de los Juegos Panamericanos nos impidió acceder al Archivo de la Ciudad. Además, enfrentamos diversos obstáculos de orden burocrático, como el hecho de que para consultar documentos originales en el Archivo Nacional hay que solicitarlos con cuatro días de anticipación.
Igualmente, obtuvimos resultados altamente satisfactorios: visitamos tanto el fuerte de Santa Cruz como la prisión de la Lage, a la que llegamos tras una accidentada peripecia. Este agreste islote azotado por el viento y el mar, en la entrada de la bahía de Guanabara, es donde estuvo preso Andresito.. Hoy se halla abandonado y en un estado de bastante deterioro, pero igualmente logramos tomar fotografías e ingresar al fuerte. De las antiguas edificaciones. se conservan los cimientos y la única entrada con que contaba la construcción, cuyo aspecto exterior está muy modificado por las obras de fortificación inauguradas en 1902.
Además visitamos el Instituto de Historia y Geografía de Brasil y el Archivo Nacional. Pero los frutos más destacados de nuestro viaje los recogimos en el Archivo del Ejército, donde pudimos acceder a importante documentación referida a los prisioneros artiguistas que permanecían en Río de Janeiro hacia 1820 y sus condiciones de reclusión. Logramos determinar la fecha en que salieron en libertad y la de que solicitaron posteriormente pasaportes para regresar al Plata. Andrés Artigas solicito el suyo el 11 de mayo y como muchos de ellos manifestó su intención de dirigirse a Arroyo de la China (hoy Concepción del Uruguay). Como sabemos Andresito no pudo regresar con otros artiguistas en el vapor Francis, ya que a raíz de una pelea con soldados ingleses fue nuevamente encarcelado antes que zarpara el barco. Fue recluido entonces en la Isla das Cobras, y hasta hoy se creía que allí había muerto poco después.
Pero por un documento fechado el 6 de julio de 1821, ahora estamos en condiciones de afirmar que a Andresito y al paraguayo José Domingo Palacios, que se encontraba con él, se les abrió un sumario y se constató que eran inocentes, por lo que se determinó su inmediata liberación. La parte pertinente de la orden de la Corte dice textualmente: “O mesmo Augusto Señor ordena que sejão postos em plena libertade os Hespanhoes Artigas e Palaços mandados reter na Ilha das Cobras, por iso que pelo sumario de testemunhas a que procedeo o Auditor Geral das tropas se conhece não estarem criminosos.”
Sigue la incógnita, nuevos caminos de investigación
Sin recursos económicos, en una ciudad que le era extraña y con sus antiguos compañeros de lucha ya embarcados rumbo a la Banda Oriental, Andrés Artigas se encontró abandonado a su suerte, sin tener a quién recurrir, y sin que nadie se interesara ya por su condición. Debemos agregar que tras las duras y rígidas condiciones de reclusión “incomunicado y sin luz”, como él mismo lo manifestara, su salud debía estar seguramente bastante dañada. De su destino posterior solo podemos elaborar conjeturas en el estado en que están actualmente las investigaciones, las que nos retrotraen a lo manifestado en una de las primeras crónicas relacionadas al hecho: las hermanas Jane y Ane Postlethwait, que habían conocido al comandante en Corrientes, escribieron a mediados del siglo XIX que“Andresito cayó prisionero y (fue) llevado a Río de Janeiro. No permaneció mucho tiempo en prisión, pero Andresito murió tiempo después”.
Como ya lo expresara don Aníbal Cambas en 1972, “la historia es ciencia y como tal, mantiene abiertas sus puertas a toda nueva información.” Coincidiendo con esta apreciación, consideramos enriquecedor para la historia regional el hecho de que salgan a la luz evidencias que ayuden a responder a nuestros interrogantes, por más que éstos a veces no coincidan o incluso contradigan nuestras ideas. Los documentos hallados echan por tierra varios de los supuestos con los que nos manejábamos hasta ahora. Las hipótesis de que habría muerto envenenado o por efecto de alcohol en la Isla de las Cobras, de una supuesta confabulación lusitana para no permitir que Andresito retornara a Misiones o de que el Comandante fue un desaparecido quedarían refutadas, o cuando menos, necesitarían una reformulación ante las nuevas evidencias.
Ahora se nos plantean nuevos posibles caminos de investigación. No perdemos la esperanza de encontrar nuevos testimonios que nos posibiliten develar el misterio que encubre los últimos días de Andresito. Los argentinos y los misioneros en especial, tenemos una deuda histórica que saldar con respecto a ese guaraní-misionero que no solo luchó por la libertad e igualdad de sus hermanos, sino que también contribuyó en gran medida para detener el expansionismo imperialista portugués.
http://www.enciclopediademisiones.co...er.php?id=6217
Última edición por Erasmus; 25/09/2007 a las 22:01
Imperium Hispaniae
"En el imperio se ofrece y se comparte cultura, conocimiento y espiritualidad. En el imperialismo solo sometimiento y dominio económico-militar. Defendemos el IMPERIO, nos alejamos de todos los IMPERIALISMOS."
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