Re: Las Casas, visto de costado
Más pinceladas sobre este charlatán:
--------------------------------------------------------------------------------
Ricardo de la Cierva en "Historia total de España" (1997) clarifica magistralmente nuestro tema (páginas 359-361):
El principal testigo de cargo contra la colonización española fue un exagerado dominico español, fray Bartolomé de Las Casas. La conquista y evangelización de las Indias suscitó una tremenda ofensiva histórica y dialéctica contra España, recrudecida en nuestros tiempos. Se nos acusa del exterminio de la población indígena, mientras se silencia la aniquilación de los indios al Norte del río Grande por los angloamericanos.
Según el gran especialista Angel Rosenblatt (México 1967) la población de toda la América Hispana en 1492 era de unos 13 millones de habitantes, concentrados en los imperios azteca e incaico.
Bartolomé de Las Casas intevino en la conquista de Cuba como soldado, colono y encomendero, poseedor de un gran número de esclavos. Fracasó como buscador de oro, robó y mató indios.
En 1511, el dominico fray Antonio Montesinos fustigó tales desmanes, originando un movimiento de autocrítica en La Española y que Fernando el Católico sancionara las "Leyes de Burgos de 1512" muy humanitarias y favorables a los indios.
Es el momento de recordar el "Testamento de la reina Isabel I la Católica" (1504), cuya última voluntad y pensamiento fue para los indígenas de las islas y tierras recién descubiertas, a fin de que fuesen tratados como súbditos y como personas libres destinadas a convertirse en cristianos (Luis Suarez: "Los Reyes Católicos"-Ariel 2004). El rey Fernando completó los deseos de Isabel en 1512 con las "Leyes de Burgos".
Las Casas presentó, a los cardenales Cisneros y Adriano de Utrecht, sus protestas contra todo lo que el mismo había practicado, pretendía la abolición de las encomiendas y proponía como alternativa una ridícula utopía: llevar 3.000 labradores de Castilla a una reserva para enseñar a los indios los secretos de la agricultura y la ganadería. El proyecto fracasó porque la mayoría de los reclutados eran delincuentes que al llegar al Caribe se dedicaron a cometer toda clase de delitos.
Y Las Casas encontró la "solución": aceptar la esclavitud de los negros y promover la trata de negros para proteger a los indios. Envió un grupo de dominicos a Cumaná para preparar a los indios, pero resultó que eran caníbales y se comieron a los frailes. Entonces, huye a La Española y pide el ingreso en la "Orden de Predicadores" de Santo Domingo de Guzmán.
Ramón Menéndez Pidal, en un profundo trabajo de 1963, descubre y prueba la doble personalidad de Bartolomé de Las Casas: su egolatría, su intolerancia contra los discrepantes de sus genialidades y su evidente condición de paranoico.
Como demógrafo, Las Casas es todavía más abominable que como colonizador. Acusa a los españoles de eliminar a 30 millones de indios sobre una población real total de 13 millones. Sitúa en Santo Domingo (La Española) a 3 millones y afirma que los ha visto asesinar casi uno por uno, pero en la isla no vivían muchos más de 50.000 indios según las estimaciones actuales más serias. Además de un utópico era un farsante, ya que nunca confesó, que siendo soldado, mató a algunos de esos indios.
Ahora se sabe que la despoblación inicial se debió a una epidemia de peste porcina, causada por los cerdos que llevó Colón en su segundo viaje al Nuevo Mundo. Era un virus emparentado con la gripe de 1918, que causó 10 millones de muertos en Europa.
Las acusaciones de Las Casas han constituido el mejor arsenal imaginable para los enemigos de España. Fue todo menos un perseguido, fracasó en su utopía y se retiró a la Historia, para la que escribió una serie de panfletos incendiarios, que contrastan con el alto ejemplo moral que dieron los teólogos españoles y el propio emperador en la solución de los problemas. A los misioneros y soldados españoles de la conquista de las Indias debemos la existencia de 20 naciones que todavía rezan en español, casi la mitad de los católicos del mundo actual.
La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.
Antonio Aparisi
Marcadores