...Nosotros, los hijos de los Celtíberos, no nos avergonzamos de cantar en nuestros versos los nombres, aunque bárbaros, de Bílbilis, donde se prepara el metal que conviene a las armas ; de Salon (Jalón), cuyas aguas templan el acero ; de Rixancar ; de Choros ; de Retron, famoso por sus jardines y sus flores ; de Molana (Molina), cuyos moradores manejan con tanta destreza la lanza...
Es cierto que hay chistes que explotan tópicos sobre la personalidad de los naturales de diversas regiones (catalanes = tacaños, leperos = tontos, aragoneses = tercos, etc.). La fea costumbre de poner etiquetas. Lo de los leperos no tiene tantos años y tengo entendido que tiene su origen en que el cómico Manolo Summers acostumbraba veranear allí e inició la costumbre. Hasta entonces siempre se habían contado en España chistes de campesinos brutos e ignorantes sin ninguna procedencia o ubicación particular, aunque el Agamenón de las historietas tenía bastante aire aragonés. En todo caso, en muchos países es costumbre contar chistes despectivos de alguna etnia, país o región en particular, como los chistes de gallegos en Argentina (hoy en día extendidos a Chile y popularizados en el país vecino), los de pastusos en Ecuador y Colombia, los de polacos en EE.UU., los de irlandeses en el Reino Unido, los de torroni (sureños) en Italia, etc. Y qué casualidad: los irlandeses son los católicos del mundo anglosajón, los polacos también son católicos en unos EE.UU. predominantemente protestante, el sur de Italia fue invadido por los liberales y masónicos garibaldinos tras una tenaz resistencia por parte de los católicos del sur, lo mismo que los pastusos del sur de Colombia, que tantos dolores de cabeza dieron a los independentistas por mantenerse fieles a España, etc., etc., etc. O sea, que las burlas son un castigo por haber sido fieles al catolicismo o a España.
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