Bien. Hago algunas aclaraciones sobre el texto de Martin Ant:
- La "invasión galicano-cluniacense" del siglo XI no introdujo en España (de liturgia mozárabe) la liturgia galicana sino la (antigua) liturgia romana (que desde Trento se conocerá como Misa de San Pío V o Misa Tridentina, en vigor en todo el orbe católico hasta el infausto Vaticano II y cuya supresión fue ampliamente criticada, entre otros, por mons Lefebvre).
- Las antiguas liturgias y la liturgia romana que se implantó por los cluniacenses en la España medieval eran lícitas y ortodoxas: eran modos válidos para el único Sacrificio de la Misa. La sustitución de una liturgia por otra no afectaba ni al dogma ni a la doctrina católica.
- La reforma católica del siglo XVI y el posterior Concilio de Trento reafirmaron la disciplina y el dogma católico, no atacaron ni reformaron la doctrina. Trento sólo hizo hincapié en algunas materias controvertidas por los protestantes.
- La lucha de mons. Lefebvre es de otro tipo: pertenece a la pervivencia del dogma católico que ha sido trastocado o negado de facto en (y desde) el Vaticano II por la misma jerarquía que se supone debía ser la encargada de defenderlo.
- Por último, mons. Lefebvre fue defensor a ultranza del antiguo rito Romano de la Misa: el mismo rito que introdujo la "invasión galicano-cluniacense" del siglo XI en España.
Es decir, monseñor Lefebvre no hubiera estado por defender el rito mozárabe en España o el galicano en Francia o el ambrosiano en Milán etc, por muy tradicionales que hubieran sido porque: 1) el antiguo rito mozárabe en España ya estaría prescrito tras nueve siglos de desuso, según las leyes canónicas; 2º) porque Trento extendió y confirmó la misa tridentina -absolutamente libre de herejía y competamente ajustada al dogma- a todo el orbe y 3º) el rito romano, vigente muchos siglos en España, no podría ser suprimido, según la ley canónica.
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