-BREVERÍA-LEPANTO :





Tras la rebelión de los moriscos de Granada, en las Alpujarras del 1566, que supusieron tres años de constante guerra ( No es que fuera muy peligrosa, pero sí duradera ), Don Juan de Austria consigue acabar con los aliados de Turquía en el 1570; derrotando a uno que se hacía llamar Aben Humeya y se hacía proclamar “ rey de los moros “; cuyo nombre verdadero era Fernando de Córdoba y Valor.



Este hecho convenció aún más a Felipe II, el Rey Prudente, el Paladín de la Cristiandad, con la necesidad de enviar una flota para acabar con la amenaza turca ( Los cuales enviaban jugosas cantidades a los moriscos; a pesar de que a muchos historiadores del sistema no les agrade el asunto ). En esto andaba el Emperador Hispano cuando el nuevo sultán turco, Selim II, conquistó Chipre a los venecianos, con lo que el avance del expansionismo turcoide por el Mare Nostrvm se hacía cada vez más insolentemente imparable.





Este hecho tan trágico y desagradable provocó que se decida crear por fin la Liga Santa para luchar contra el Gran Turco ( Junio del 1570-Marzo del 1571 ). En la Liga Santa se radican Venecia, el Papado, y principalmente, España, que como siempre pone el dinero y los mejores hombres. Tras muchas deliberaciones ( ya que los genoveses y algunos venecianos se negaban a pelear ), parten de Messina un 16 de Septiembre de 1571, siendo su capitán el Invicto General Don Juan de Austria, hermanastro de Felipe II, conocido como el Rayo de la Guerra, admirado por toda la Imperial Milicia. La Flota Real estaba compuesta por 212 galeones, 15 naves, 6 galeazas y cerca de 30.000 soldados de los cuales 12.000 eran hispanos, 8.000 venecianos, 2.000 hombres al servicio del Papado, y el resto eran voluntarios genoveses, tudescos, walones, etc. ( Sin faltar curas ). Los curtidos Tercios Españoles jugarían un papel clave, demostrando como de costumbre era su bravura y corajudo valor, dejando claro su poderío en una Europa que se rendía admirada ante la marcialidad de sus pasos.





Mientras esto pasaba en Messina, el almirante de la flota turca, Alí Baja, recibía la orden del sultán para que atacara y destruyese la Flota Cruzada. ( De este modo volvía a demostrar y hacer gala de su altanería para caer luego en el mayor de los estrépitos ). Después de esta orden, la armada expansionista mahometana comienza a saquear los pueblos cristianos, quemando iglesias, matando civiles….Cuando esto lo ve Don Juan de Austria en Corfu, tanto él como sus soldados sienten aún más candente el ánimo de venganza. El día 30 de Septiembre atracan en el puerto albanés de Legumenico, donde les llegan noticias que las banderas del islam se hallan en el puerto de Naupacto ( Luego llamado Lepanto ) , enrolando soldados procedentes de todas partes. Al saber esto Don Juan ( Apodado “ Jeromín “ ), sin demorarse un segundo, salió a su encuentro. Una otoñal madrugada ( Octubre del 1571 ) se descubrió por fin al ejército turco. La Armada Real se puso en orden de esta guisa : Don Juan de Austria con su armada en medio, a su izquierda Barbariego, a su derecha Juan de Andrea y en la retaguardia Don Álvaro de Bazán, “ para favorecer donde necesidad hubiera “. Del lado de los turcos iban 56.000 hombres embarcados en 250 galeras y 60 galeazas. No se puede caer en la indiferencia ante la clara evocación simbólica ( E igual hecha sin premeditación; todo hay que decirlo ) de las diferentes formaciones : La formación Real adquirió cierta similitud de la Cruz, y la musulmana se configuró en forma de media luna…





La Flora Imperial comandada por la Hispanidad, en una total inferioridad numérica y lejos de su tierra, se enfrentaba contra un enemigo que tenía incluso el viento a favor, pero algo se le venía encima : Los viejos Tercios Españoles, fraguados en la lucha a través de cuatro continentes y acostumbrados a vencer con el correspondiente orgullo marcado….





Fray Miguel Servio nos contó :



“ Una milla estaría la una armada de la otra cuando la general del turco tiró una pieza de artillería desafiando a la nuestra para la batalla. Nuestra real respondió con otra aceptando la batalla. Las dos escuadras de la banda izquierda comenzaron a lanzar artillería, e hicieron grandísimos daños en el enemigo. Luego Barbariego ( Por la izquierda ) arremetió con su escuadra, y se trabó una muy sangrienta batalla, en la cual herido Barbariego, murió. Su Alteza ( Don Juan de Austria ) acometió con la real a la general turquesa, la cual, aunque tenía mucha y buena gente y era por la popa socorrida, fue en breve rendida, muerto Alí Baja y derribado el estandarte. Un cuarto de hora después, Juan de Andrea acometió por el cuerno derecho, al cual vino a su encuentro Ochiali, renegado y rey de Argel; pero llegándose a la galera conoció que era Juan de Andrea y no osó acometerle y se fue contra la capitana de Malta, la cual, aunque luchó valerosamente, por la multitud de enemigos, fue rendida. Juan de Andrea acometió la proa de Ochiali y le rindió….Viendo Ochiali su armada llevar la peor parte procuró salvarse y huyó con cinco galeras….”





Se tardó algo más de hora y media en declararse la victoria. Por parte turca fueron rendidas 204 naves con las hundidas y quemadas. Se hicieron 6.000 prisioneros y más de 30.000 turcos pagaron la pirática osadía con la muerte. EL resto ( Antes de comenzar la batalla eran 56.000 ) se salvaron a nado o en las galeras que lograron huir. Del bando Imperial Hispano, fueron capturadas cuatro galeras, todas venecianas, y se hundieron un par de ellas. Cabe destacarse que en la flota turca se produjo un gran revuelo : Miles de esclavos de origen europeo cristiano, llamados “ jenízaros “, se rebelaron contra el yugo islámico, desconcertando el poderío del despótico sultanato en plena batalla naval. De la Imperial Flota, entre muertos, heridos y prisioneros fueron 12.000. Entre los prisioneros estaría el mejor escritor de todos los tiempos, el alcalaíno Don Miguel de Cervantes Saavedra, el Manco de Lepanto, profundo y sincero admirador del Rayo de la Guerra, que sufriría cautiverio en Argel durante varios años. Miguel de Cervantes se hallaba enfermo en la galera “ Marquesa “ ( Con una durísima fiebre ), de la escuadrilla de Barbariego, y pidió a su comandante que le destinase al puesto de mayor peligrosidad, donde luchó valerosamente antes de recibir una herida en el pecho y otra en el brazo izquierdo, quedando manco. En el prólogo de la segunda parte de su Quijote, hablaría de este modo recordando tan heroica batalla :



“ Mi manquedad nació en la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes ni esperan ver los venideros. Si mis heridas no resplandecen a los ojos de quien las mira, son estimadas, a lo menos, en la estimación de los que saben dónde se cobraron…Si ahora me propusieran y facilitaran un imposible, quisiera antes haberme hallado en aquella facción prodigiosa que sano ahora de mis heridas sin haberme hallado en ella….”





Con tales antecedentes en la lucha por la Cristiandad como nuestro mejor sentimiento de Patria….¿ Deberemos tolerar la imposición de la invasión musulmana que nos aguarda y que antaño tan bien supimos combatir….?