5ª Parte : LA CONQUISTA DE EUROPA
Caídas Inglaterra y Francia, el Judaísmo se apresta a la conquista de Europa. Francia será su cabeza de puente, la Masonría su quinta columna.
Empeñada en concluir con las monarquías, la nobleza y el sacerdocio, la Francia revolucionaria lleva la guerra a Austria, católica y monárquica. Como opina Custine (citado por Jacques Bainvielle en Historia de los Pueblos, pag. 114) "para ser libres, es menester destruir la casa de Austria".
Se inicia la destrucción de Austria asesinando al Rey Leopoldo II, era el primero de una serie que habría de continuarse con Gustavo III, y Luis XVI.
Según el Cardenal Caro (en "El Misterio de la Masonería"): "el masón Colombe fue designado para ejecutar la sentencia por el gobierno jacobino de Francia. Luego vino la declaración de guerra". Guerra en que el ejército francés obtiene una larga serie de éxitos. Los prusianos, aliados de Austria, son derrotados en Valmy y luego el Duque de Brunswick manda evacuar la provincia de Champagne. Custine entra en Spira, Maguncia y Francfort. La provincia del Rhin cae en poder de Francia. Pichegru toma posesión de Flandes y Holanda.
A los historiadores les asombra tantas ininterrumpidas victorias. Y según Pierre Gaxotte "para un militar esta campaña, a pesar de su brillantez, está llena de errores y torpezas. Particularmente resulta que Custine y Demouriez en ninguna manera combinaron sus movimientos para cortar la retirada de Brunswick que se escapó. Los franceses parecían triunfar sólo con su presencia, como si al grito de "libertad" se derrotase al enemigo”.
La historia ha aclarado, posteriormente, muchos puntos. Hoy sabemos que el Duque de Brunswick era Gran Maestre de la Masonería y que en pago a su "derrota" en Valmy, recibió de los masones franceses los diamantes de la corona de Francia.
Otro hecho extraño e inexplicable es la toma por Custine, sin cañones de asedio, de la inexpugnable Maguncia.
Pero en 1799 la Revolución y pese a sus victorias había terminado su ciclo y la única solución que se veía en el nublado horizonte francés era la restauración monárquica.
La Masonería viendo que su obra estaba a punto de perderse, puso los ojos en uno de sus miembros, un joven militar que había ganado prestigio en Egipto y Malta y al que le encargaron la misión de conservar y difundir la llama revolucionaria, era Napoleón Bonaparte. No faltó a la verdad cuando afirmó: "yo soy la revolución".
Napoleón aceptó complacido la ayuda masónica, pero tenía demasiada personalidad para ser hijo sumiso de la secta, y pretendió someterla a su voluntad, ordenando a todos sus mariscales y generales encabezar los capítulos y las logias, creando logias militares. La Masonería, siempre flexible, se adaptó a las circunstancias e hizo Gran Maestre a José Bonaparte.
El Poder Oculto dejó crear las logias militares, contribuyendo incluso a su fundación para engañar mejor al Emperador, pero la Masonería es un denso entretejido de sociedades, de compartimentos secretos los unos para los otros.
“Fue fácil para la Masonería tener su Masonería propia paralela, la auténtica, al lado del juguete napoleónico, así preparó e infiltró poco a poco en las logias militares que las fueron metamorfoseando sin que el Emperador ni su Gran Maestre se enterasen” (Copin Albancelli en "Le Pouvoir Occulte Contre la France" pag. 326).
Aunque el genio militar de Napoleón es evidente fue ayudado muchas veces por la Masonería mediante traición de jefes masones enemigos. Así Truth refiere, tomándolo del masón Clavel que "durante las guerras napoleónicas, habiéndose encontrado los restos de dos regimientos de infantería franceses rodeados por fuerzas enemigas el jefe de aquellas, por una inspiración momentánea, salió de las filas y en medio del fuego hizo el signo con destreza; dos oficiales hannoverianos lo comprendieron y por un movimiento simultáneo, sin consultar a sus jefes, hicieron que cesase el fuego, presentándose luego a disposición de él, reconociendo la indisciplina cometida, pero el general que también era masón, lejos de castigarles alabó su conducta" (Enciclopedia Espasa, art. Masonería, Tomo 33, pag. 719)
Y este hecho sucedió con cierta frecuencia. Así en la batalla de Marengo, según Pierre Deschamps está bajo una "nube misteriosa". Fue perdida dos veces en el curso de la jornada, pero resultó ganada por la noche con la presencia de Desaix, cuando el jefe austríaco, dando por obtenido el triunfo, había pasado el mando a su jefe de Estado Mayor.
En Austerlitz, las presunciones de traición son aún mayores, y abonadas por un testimonio de autoridad como el de José Maistre: "aquí nadie duda ya que se había comunicado a Bonaparte el plan de batalla. Numerosos indicios hay de ello y la traición, en absoluta conformidad con la voz pública" (citado por Nicolás Serra y Caussa, ob. cit.).
Pero donde más se manifestaron las traiciones masónicas a favor de Napoleón fue en España: "El Gran Duque de Berg (según Nocedal) caudillo de los ejércitos invasores, pudo contar con malos españoles, traidores a su patria, afrancesados, aduladores del poderoso, procedentes de las logias" (Mons. José Mª Caro, ob. cit. pag. 213).
Está constatado que las Cortes de Bayona, que juraron fidelidad a éste monarca, rey de España por gracia de su hermano Napoleón y Gran Maestre de la Masonería Francesa estaban presididas por Azanza, Gran Maestre de la Masonería Española, y gran parte de sus diputados eran masones de nota.
Sea como fuere lo cierto es que la Masonería terminó viendo un peligro en aquel general ambicioso, más preocupado en instaurar una monarquía hereditaria que en someterse a las directrices secretas. Además, y sobre todo, el engrandecimiento de Napoleón engrandecía a Francia y pese a la Revolución, en su espíritu profundo seguía siendo una nación católica. Así la potencia masónica por excelencia: Inglaterra buscó alianzas y movió cielos y tierra para concluir el Imperio napoleónico. Los mariscales ligados a las logias masónicas lo abandonaron. Y el águila, cortadas las alas que lo sostenían, fue encerrado en Elba.
Caído Napoleón Francia entera clama por la Restauración y ésta se hizo inevitable. ¿Qué hizo la Masonería? se pone a los pies de Luis XVIII y elimina a José Bonaparte del cargo de Gran Maestre; pero fracasa en su plan de dirigir la restauración para dominarla. Luis XVIII se rodea de ministros no masones, entonces vuelve a recurrir a Napoleón para destronar la Monarquía.
El historiador de Napoleón, M. Fredéric Masson, publicó los papeles inéditos de Camilo Gauthier y de Dumonin que aportan la prueba de que el retorno de Napoleón desde Elba fue una maquinación masónica.
En Grenoble y Delfinado el número de masones era elevado, en 1814 aumentó con el regreso de los oficiales, agrupados bajo Gauthier (masón de alta categoría con poderes supremos y notables privilegios concedidos por las principales logias de Francia).
Fue en la certidumbre de una base de operaciones en plena montaña que Napoleón respondió al llamado que le fue hecho (Henri Delassus en "La Conjuration Antichretienne" pags. 221-2).
Así la Masonería usó a Napoleón para impedir la auténtica Restauración, luego lo derrotó en Waterloo mediante Inglaterra y cuando no lo necesitaba lo confinó en Santa Elena, así se aprestó a apoderarse de la segunda Restauración.
Tras Waterloo una delegación masónica, presidida por Charles Teste se traslada por dos veces al campo de los aliados para demandarles otro Rey que no fuese el jefe Borbón, pretendían imponer en Francia a un holandés: el Príncipe de Orange, o el de Luis Felipe que consiguieron entronizar más tarde. La diplomacia masónica internacional actuó hábilmente, no quiso contrariar las aspiraciones del pueblo francés que deseaban al Borbón, por lo que aceptó pero no dejó entrar en París a Luis XVIII hasta que despidió a los ministros no masones que le habían seguido al exilio, y los reemplazaron por masones revolucionarios: los apóstatas Talleyrand y Louis y el regicida Fouché, impuesto por el propio Wellington. Y se exigió al Rey, como precio de su restauración la inmensa suma de 200 millones de francos. Sólo una persona podía ayudar a la Monarquía a pagar esa deuda, el banquero judío James Rothschild.
El Judaísmo y la Masonería habían conseguido lo que querían: una restauración inocua, neutralizada.
El Judaísmo se aprestó a recomenzar la conquista de Europa, el saldo de la aventura napoleónica le había dejado a la Masonería un campo muy favorable.
Napoleón, poco ducho en guerrear contra ejércitos invisibles creyó tener en sus manos a los judíos, como lo había creído con los masones. Y por dos decretos (17 de mayo 1808) dio autoridad legal a las decisiones del Sanhedrín y transformó el culto judío en culto oficial del Imperio, equiparándolo al de la vieja Francia católica, surge así, en igualdad de condiciones la nueva Francia judía.
Los beneficios concedidos a los judíos por Napoleón no se limitaron a Francia. En Westfalia, en 1808, Jerónimo Bonaparte les confirió la ciudadanía. Lo mismo en Francfort, Baden, Hamburgo, Lubeck, Bremen y las principales ciudades alemanas.
"Dònde quiera que llegaba sus legiones victoriosas, caían las murallas de los ghettos" y los judíos salían libres y sin temor" (Abraham León Sachar, ob. cit. pag. 367)
Hasta en España, donde no había judíos que libertar, bajo el reinado de José Bonaparte "los marranos respiraron con más facilidad y en Portugal "numerosas familias marranas de Lisboa y Oporto proclamaron públicamente su tanto tiempo ocultada fe judía" (Abraham León Sachar, ob. cit. pag. 371).
Si bien el Judaísmo no logró, aún, con la Revolución en Francia, el dominio del mundo, salió de la misma emancipado, fortalecido y con más experiencia en la lucha secular contra la CRISTIANDAD. Esta, por otra parte, salió del combate más desecha que antes y saturada del virus masónico-revolcionario.
El Judaísmo no se durmió en los laureles y se dispuso, envalentonado, a asestar un nuevo golpe.
6ª Parte : A LA CONQUISTA DE LA IGLESIA
El Iluminismo fue la supermasonería creada por el Poder Oculto para dirigir la Revolución en Francia, cumplida su misión sus documentos fueron capturados por el gobierno bávaro y se exhiben en los archivos de Munich.
Era preciso crear otra nueva organización supermasónica para el nuevo movimiento que se preparaba. Así el Poder Oculto generó el CARBONARISMO.
En los inicios del XIX, cuando ya era evidente que la Revolución involucionaba, comienzan a aparecer en Italia las primeras VENTAS Carbonarias. A inicios del siglo están en Capua y Nápoles. En 1816 ya cuentan en Calabria con 60.000 afiliados. En 1820 el total de miembros en toda Italia asciende a 600.000. La misión principal del Carbonarismo era voltear los tronos.
Y por encima de las Ventas Carbonarias hay otra superestructura (que se sepa): la Alta Venta. Sólo compuesta por 40 miembros, todos ocultos bajo pseudónimos, cuyo misterio nunca ha sido desvelado. Muchos pertenecían al patriciado romano, otros eran judíos,
El Judaísmo siempre se reserva el control de los movimientos revolucionarios que suscita
El jefe de los 40 se escondía bajo el pseudónimo de Nubius. Era un gran señor, con una alta situación en la diplomacia romana lo que lo relacionaba con los cardenales y toda la aristocracia romana.
El principal lugarteniente de Nubius era judío, su apodo: Piccolo Tigre. Según Crétineau Joly su actividad era infatigable, no cesa de recorrer el mundo para suscitar enemigos de la Iglesia. Con frecuencia va a París, Londres, Viena, Berlín, por todas partes deja trazas de su paso, por todas afilia a las sociedades secretas, y aún a la Alta Venta, a los más activos miembros con que puede contar la impiedad.
A los ojos de los gobiernos es un negociante de oro y plata, no vive más que de sus negocios y solo se ocupa de su comercio.
“Visto de cerca, estudiado a la luz de su correspondencia, es uno de los agentes más hábiles de la destrucción preparada. Es el ligamento invisible que reúne en la misma comunidad de tramas todas las corrupciones secundarias que trabajan en la destrucción de la Iglesia" (citado por Delassus en "La Conjuratión Antichretienne" T II, pag. 333).
Otro de los cuarenta era Gaetano "un rico “lombardo” que había encontrado el medio de servir a la secta y traicionar a Austria, convirtiéndose, a fuerza de hipocresía, en el confidente y secretario íntimo del Príncipe Metternich. Desde esta situación puede observar qué ocurre en Europa, está al corriente de los secretos de todas las cortes y en correspondencia con Volpe, Vindice o Beppo (miembros, también, de la Alta Venta) en otras palabras con todos los que han formado el propósito de aniquilar el Catolicismo y hacer triunfar la Revolución (Delassus, ob. cit. T. II pag. 333).
Actualmente se conocen, en parte, los secretos de la Alta Venta gracias a sus papeles que vinieron a parar (en 1845) a los Archivos Vaticanos, pero en su época era totalmente desconocida, incluso para los carbonarios que dependían de ella.
Mazzini, alma del Carbonarismo, y jefe desde 1834, llegó tan solo a sospechar su existencia y pidió ser admitido, pero fue rechazado.
El porqué lo explica Nubius, en carta a Beppo (con fecha 67 de abril 1836): "Mazzini tiene demasiado los aires de un conspirador de melodrama, para convenirle el papel oscuro que nosotros nos resignamos a representar hasta nuestro triunfo". Luego aconseja "que se haga entender que tal sociedad no existe, y que si existiera era imprudente y peligroso solicitar la admisión a secretos para cuyo conocimiento no se ha sido elegido. Yo que conozco su prudencia consumada apuesto que este pensamiento producirá cierto efecto sobre el rufián".
Por encima de la Alta Venta está el Poder Oculto, tan misterioso para los Cuarenta como ellos para los Carbonarios.
Uno de los Cuarenta, Malegari, escribía a Breindenstein en 1836: "nosotros queremos romper toda especie de yugo, y hay uno que no se ve, que se siente apenas y que pesa sobre nosotros ¿De dónde viene? ¿Dónde está? Nadie lo sabe, o al menos, nadie lo dice. La asociación es secreta, hasta para nosotros, los veteranos de las asociaciones secretas. Se exigen de nosotros cosas que, a veces, son como para enderezar los cabellos sobre la cabeza ¿Creeréis lo que me dicen de Roma, que dos de los nuestros, bien conocidos por su odio al fanatismo, han sido obligados, por orden del Jefe Supremo, a arrodillarse y comulgar en la última Pascua? yo no razono mi obediencia; pero quisiera saber a donde nos conducen tales capuchinadas" (Delassus, ob. cit. pag. 336)
¿Cuál es esa asociación? ¿Quién su jefe supremo? Nadie lo descubrió nunca pero los que durante muchos años hemos estado rastreando y palpando la obra del Judaísmo, el misterio solo tiene una respuesta: el Poder Oculto Judaico.
La misión asignada a la Alta Venta aparte de dirigir el Carbonarismo fue la destrucción de la Iglesia Católica. Y para ello se concibió el siguiente plan: hacer la Revolución, no contra la Iglesia, sino en la propia Iglesia.
En efecto, la instrucciones secretas recibidas por los Cuarenta, decían: "lo que debemos pedir, lo que debemos desear y esperar, como los judíos esperan al Mesías, es un Papa según nuestras necesidades ... con eso marcharemos más seguramente al asalto de la Iglesia que con los panfletos de los hermanos de Francia y el oro de Inglaterra ¿Queréis saber la razón? Es que con eso, para herir la roca sobre la que Dios ha colocado a la Iglesia, no tendremos más necesidad de vinagre anibaliano, ni de pólvora, ni aún de nuestros brazos. Tendremos el pequeño dedo del sucesor de Pedro enredado en el complot, y ese pequeño dedo vale más para esta cruzada que todos los Urbano II y todos los San Bernardo de la Cristiandad" (Delassus, ob. cit. T. II, pag. 368) ¿Cómo lograr la realización de semejante plan? las mismas instrucciones dicen: "para asegurarnos un Papa en las condiciones exigidas, se debe formarle primero una generación digna del reino que nosotros soñamos" Y el medio para formar esa generación era uno solo: la CORRUPCIÓN de la IGLESIA, en sus fieles y en su clero. Debemos hacer la educación inmoral de la Iglesia" (carta de Nubius a Volpe el 3 de abril de 1824).
Esta corrupción abarca un doble aspecto: las costumbres y las ideas.
CORRUPCIÓN DE LAS COSTUMBRES:
Como escribía Vindice a Nubius: "el Catolicismo no tiene más miedo de un estilete bien afilado que la Monarquía; pero estas dos bases del orden social pueden desplomarse bajo la corrupción. No dejemos jamás de corromper. Tertuliano decía, con razón, que la sangre de los mártires era semilla de cristianos. Ha sido decidido en nuestros consejos que no haya más cristianos; no hagamos, entonces, mártires; pero popularicemos el vicio de las multitudes. Que lo respiren por los cinco sentidos, que lo beban, que se saturen. Haced corazones viciosos y no tendréis más católicos".
CORRUPCIÓN DE LAS IDEAS:
En primer lugar por sugestiones, antitradicionales y revolucionarias, emanadas del Poder Oculto y difundidas en las sociedades secretas y desde estas en las múltiples sociedades y mass media que controlan.
En segundo lugar por palabras, slogans cuyo fin es corromper las ideas e infundirlas por sugestión y/o repitición en el alma de los pueblos.
En Masonería a Derecho y al Revés, (citado por Serra y Caussa) : "las discusiones sabias -decía Mazzini- no son necesarias ni oportunas. Hay palabras regeneradoras, que contienen todo aquello que es necesario repetir frecuentemente al pueblo: libertad, derechos del hombre, progreso, igualdad, fraternidad, etc. He aquí lo que el pueblo comprenderá, sobre todo si se el oponen otras palabras como despotismo, privilegios, tiranía, etc.".
Tales sugestiones y palabras tendían, no a convertir a los católicos al anticristianismo, sino a que, creyéndose católicos, fuesen en realidad anticristianos. "Que el clero marche bajo nuestro estandarte creyendo siempre marchar bajo el pendón de las llaves apostólicas, decían las instrucciones". (citado por Delassu, ob. cit. T II, pag. 531).
Por ejemplo las palabras:
libertad tiene un sentido católico, cuando se subordina al Bien y a la Verdad, a ese Verdad que nos hace libres, según Jesucristo. Pero el Poder Oculto y sus secuaces nos endosan la misma palabra tergiversando su sentido, no el que dio Cristo, sino el que le dio Lucifer cuando dijo no serviré; y
"con nombre de libertad -dice León XIII- defienden una licencia absurda, destructora de toda autoridad".
igualdad también puede ser cristiana, "No hay distinción -dice San Pablo- entre el hombre libre y el esclavo: todos somos hermanos en Jesucristo". Pero en la corrupción judeomasónica solo significa destruir el orden social, mediante la desaparición de las jerarquías naturales y necesarias.
fraternidad ¿Qué es sino la caridad cristiana, despojada de su sentido sobrenatural y asentada sobre una base puramente naturalista y humanitaria?
democracia todos estamos de acuerdo, incluso Santo Tomás de Aquino, en la necesidad de que el pueblo esté representado en el gobierno. Pero el Poder Oculto disfrazó, bajo esa palabra, la negación del origen divino del poder.
En realidad un plan diabólico que se ejecuta mediante una intensa propaganda por todos los medios: libros, sugestiones individuales, mass media, etc.
Las instrucciones lo tenían todo previsto: "una vez establecida vuestra representación en los colegios, en los gimnasios, en las universidades y en los seminarios, una vez captada la confianza de los profesores y de los estudiantes, haced principalmente que aquellos que se enrolan en la milicia clerical gusten buscar vuestras pláticas. Ofrecedles, al principio, libros inofensivos; después, poco a poco, conducid vuestros discípulos al grado de cocción querido. Debéis tener el aire de ser simples como palomas; pero seréis prudentes como las serpiente ... En algunos años, ese joven clero tendrá, por la fuerza de las cosas, acaparadas todas las funciones, gobernará, administrará, juzgará, formará el consejo del soberano, será llamado a elegir Pontífice, como la mayor parte de sus componentes, estará necesariamente más o menos imbuído de los principìos italianos y humanitarios que nosotros vamos a comenzar a poner en circulación" (citado por Delassus, ob. cit. T II, pag. 483 y T III, pag. 1045).
Mientras así preparaban las sectas al futuro clero no se descuidaba la seducción del actual, y sobre todo de sus más altas figuras.
Nubius, en carta al judío Klausse, se muestra enteramente dedicado a ello: "yo paso a veces -dice- una hora de la mañana con el viejo Cardenal della Somaglia, secretario de Estado; monto a caballo, sea con el Duque de Laval, sea con el Príncipe Cariati; voy, después de la misa, a besar la mano de la Princesa Coria o encuentro, muy a menudo, a Bernetti. De allí me encamino a lo del Cardenal Palotta; después visito en sus celdas al procurador general de la Inquisición, el dominico Jaulot, al teatino Ventura o al franciscano Orioli. Por la tarde comienzo en casa de otros esta vida de ociosidad tan bien ocupada a los ojos del mundo y de la corte. Al día siguiente reinicio esta cadena interminable" (Delassus, ob. cit. T II, pag. 370/7).
"Este ataque desgraciadamente tuvo bastante efecto, no sobre la Iglesia en sí, sino sobre cierto número de católicos. Hubo algunas apostasías, como la de Lammenais, y hubo, sobre todo, un pequeño sector que se dejó seducir y que bajo diversos nombres y distintas modalidades -católicos liberales, demócratas cristianos, progresistas, americanistas, modernistas, silloistas, "maritainianos"- ha perdurado hasta nuestros días, en que pareciera recibir un nuevo impulso" (Julio Meinveille en su obra: "De Lammenais a Maritain").
A este relativo éxito se refería Gaetano en su carta a Nubius: "en el espacio de pocos años hemos hecho mucho camino. La desorganización reina por doquier ... en el corazón de los nobles como en el de los sacerdotes. Todos se han doblegado bajo el nivel que queremos imponer a la humanidad para humillarla. El mundo está lanzado por el camino de la Democracia" (Delassus, ob. cit. T II, pag. 530).
Y un obispo ejemplar, Monseñor Meirieux aludía a estos católicos infeccionados de liberalismo en una pastoral de 1864: "Tal es la sagacidad con que el espíritu del mal ha tendido sus lazos, que extravía a espíritus rectos, que los fascina al punto de hacerlos sus defensores. Se opera bajo nuestros ojos lo que se verá en el último día: un gran misterio de seducción. Parece, si esto fuera posible, que ni aún los mismos elegidos escaparían" (Delassusob. cit. T II, pag. 501).
Si bien diversos católicos cayeron en la trampa, la Iglesia,asistida por el Espíritu Santo, vio cumplirse una vez más la promesa de Jesucristo: "las puertas del infierno no prevalecerán contra ella".
Y ya en 1844 Beppo, decepcionado, escribía a Nubius lamentándose de que, "pese a las conquistas hechas entre "religiosos de todas las órdenes, sacerdotes de todas condiciones y aún en ciertos Monseñores intrigantes y ambiciosos" no habían podido lograr ningún jesuíta, ni ningún Cardenal". Menos aún el Papa. Con la muerte de Gregorio XVI, la secta pareció alentar ciertas esperanzas con Pío IX, pero en 1864 con el Syllabus, Pío IX asestó el golpe de muerte al catolicismo revolucionario. La proposición 80 lo condenaba expresamente, al anatemizar su tesis: "El Romano pontífice puede y debe reconciliarse y transigir con elprogreso, liberalismo y civilización moderna".
Cinco años después el Concilio del Judaísmo reunido en Leipzig bajo presidencia de Lázarus, aprobaba la siguiente conclusión: "El sínodo reconoce que el desenvolvimiento y la realización de los principios modernos son la más segura garantía del presente y del porvenir del Judaísmo y de sus miembros. Son las condiciones más enérgicamente vitales para la existencia expansiva y el más alto desarrollo del Judaísmo" Era la respuesta al Syllabus.
Pero mucho antes de darla, los judíos habían renunciado a conquistar la Iglesia por medio de la astucia de los Cuarenta, y habían vuelto a confiar en la violencia de Mazzini y sus carbonarios, mientras Nubius, despojado de su jefatura en 1844, moría envenenado cuatro años después, tal vez porque sabía demasiado.
EL CARBONARISMO.
La acción de los Carbonarios fue esencialmente política pero bajo pretextos políticos combatió siempre a la Iglesia. El Poder Oculto les había encomendado la misión de voltear los tronos.
El Carbonarismo comenzó a manifestarse en 1814, con su propósito de dar una constitución al Reino de Nápoles y con el apoyo del Rey Murat pero fracasó por la restauración de Fernando I.
En 1817 empezaron a actuar en los Estados del Papa intentando destruir su poder temporal. Provocaron la revuelta de Macenta sofocada por las tropas pontificas.
En 1820 vuelven a la carga en Nápoles obligando a Fernando I, mediante una revolución, a establecer la constitución española de 1812 y confiar el gobierno a los jefes del movimiento. La oportuna intervención de Austria volvió las aguas a su cauce.
También revolucionaron Cerdeña e igualmente Austria restableció la tranquilidad.
En 1821, aliados y mezclados con los carbonarios, aparecieron en ESPAÑA los COMUNEROS, célebres por sus crímenes.
Según Menédez y Pelayo, (en Historia de los Heteredoxosos Españoles, T. III, pag. 504): "Rotten hace salir de Barcelona en su fúnebre tartana a todos los prisioneros sospechosos y les prepara el camino, a guisa de malhechor, emboscadas donde todos sucumben. Así perecieron el obispo de Vich y el lego que le acompañaba; así el 17 de noviembre de 1822, 24 vecinos de Manresa, entre ellos el jesuíta Urigoitía, consumado humanista, el Canónigo Tellada, que tenía grandes conocimientos matemáticos, y el Doctor Font y Ribot.
En La Coruña el brigadier Méndez Vigo, parodiando el proconsulado de Carrer en Nantes, manda arrojar al mar a ballonetazos, en plena noche, a 51 presos políticos (muchos clérigos y frailes) cuyos ensangrentados y deformados cadáveres (cráneo machacado con los remos) volvieron, al día siguiente, debido a las mareas a dar testimonio de la ferocidad jacobina".
La influencia Carbonaria se extendió hasta Rusia. Pestel y Mouravieff mantuvieron correspondiencia con Nubius y se crea la logia "Unión y Bienestar" que en 1823 planea una serie de asesinatos, incluido el del Emperador Alejandro I luego en 1825 moriría el Emperador en forma misteriosa. Su sucesor Nicolás I, gracias a su energía salvó la vida y envió a los conspiradores (18 carbonarios italianos encomendados para cometer el magnicidio) a Siberia desde donde mantuvieron correspondencia con el judío Piccolo Tigre (Cfr. Charlas, "La Cuestión Judía", pag. 117).
El mayor éxito carbonario se obtuvo en Francia. Importado de Italia por masones franceses que habían participado en la revolución de Nápoles, comenzaron a actuar después de Decazes, ministro masón de Luis XVIII y desalojado del gobierno con motivo del asesinato del Duque de Berry.
Su centro era la logia "Los Amigos de la Verdad", organizaron una intensa campaña de oposición mediante la tribuna y la prensa, así como conspiraciones militares: Belfort, Saumur y La Rochelle.
Bajo el reinado de Carlos X, carbonarios y masones siguen conspirando. Aparece una sociedad más misteriosa aún: la "Orden del Nuevo Templo", la asociación "Aide-toi le ciel t'aidera" presidida por Guizot y controlada por la masonería. Diputados como Casimir Perier y Benjamín Constant conocen el secreto y encubren la conspiración.
La reglamentación de la libertad de prensa por el gobierno de Carlos X fue la señal de la rebelión, que estalló en julio 1830. El encargado de defender al Rey: general Maison se encuentra en Rambouillet, rodeado de tropas fieles y en condiciones de reprimir fácilmente el levantamiento; pero antes de que los sediciosos aparezcan emprende la fuga y les entrega el triunfo, esto es historia conocida, lo que no se conoce tanto es que el general Maison era "Inspector General del Gran Oriente" (Copin Albancelli en Le pouvoir oculte contre la France, pag. 337)
James Rothschild que no había obtenido de la monarquía legítima ciertos favores a cambio de su ayuda financiera a Luis XVIII "facilitó el triunfo" (según Hosmer en Historia de los Judíos, pag. 228).
Y como diría el alto grado masón Dupin: "no penséis que en tres días se haya hecho todo. Si la revolución ha sido tan pronta y súbita es porque no tomó a nadie desprevenido ... La hicimos en pocos días porque teníamos la clave que nos permitió substituir inmediatamente con un nuevo ordenaquél que acabábamos de destruir. Desde que el Carbonarismo se estableció en Francia, bajo las formas que ciertos hombres, ahora pares de Francia y funcionarios públicos, fueron a buscar a Italia y Alemania, tuvo por fin la destrucción de todo poder irresponsable y hereditario" (Copin Albancelli en "Le pouvoir oculte contre la France", pag. 376)
Derrocado Carlos X el trono correspondía al Duque de Orleáns, pero fue proclamado rey el masón Luis Felipe de Orleáns, hijo del regicida Felipe Igualdad. Luis gobernó rodeado de sus "hermanos" de secta: Decazes, La Fayette, Dupont de l'Eure, Talleyrand, Mérilhon, Charles Teste, etc.
La Revolución de 1830 no se redujo a Francia, fue el punto de partida y apoyo al movimiento ANTICATÓLICO y antimonárquico que desde París se extendió a toda Europa, previamente sembrado por Carbonarios y Masones.
En Italia hubo insurrecciones en los Estados Pontiicios, Parma y Módena sofocadas gracias al auxilio de Austria. Francia las apoyó ocupando Ancona.
En Alemania hubo también disturbios, En Brusnwick se expulsó al Duque Carlos. Sajonia, Hannover y en el Hesse electoral se exigen, y consiguen, constituciones liberales. En 1833 en Francfort estalla una revolución con el objetivo de disolver la Asamblea Federal y establecer la República.
En España y Portugal los liberales sostenían a Dª Isabel y a Dª María, respectivamente, reciben apoyo francés e inglés y logran imponerse a D. Carlos y D. Miguel.
En Madrid organizan, 1834, una matanza de frailes, haciendo cundir la voz de que habían envenenado las aguas. Imagen repetida al año en Zaragoza, Reus, Barcelona, y Murcia. Martínez de la Rosa, masón y presidente del Consejo de Ministros, dejó declarado de puño y letra que estas matanzas fueron obra de las sociedades secretas (Menéndez y Pelayo, en Historia de los heterodoxos españoles, T III, pag. 589 y ss)
En 1835 llegó al gobierno el judío y masón Mendizábal, quien para "solucionar" los problemas financieros de España no encontró mejor medida que EXTINGUIR las órdenes religiosas y la incautación de sus bienes por el Estado.
El aspecto más audaz y hábil de la campaña de 1830 fue la campaña contra la Santa Sede, a instigación del vizconde Palmerston, estadista inglés y uno de los más altos jefes de la Masonería, Luis Felipe embarcó a los ministros de Austria, Rusia y Prusia en una maniobra diplomática.
En 1831 se reunió una conferencia y se redacto el Memorandum, verdadera intimación dirigida al Papa Gregorio XVI, en la que se le EXIGÍA la convocación en Roma de una consulta de Estado formada por el concurso del pueblo de los Estados Pontificios, una nueva y amplia reorganización de las municipalidades, el establecimiento de consejos provinciales, la admisión de laicos en funciones administrativas, ..., y una amplia amnistía para los delincuentes políticos.
El Papa respondió: "la barca de Pedro ha sufrido pruebas más duras. Afrontaremos ciertamente, la tempestad. El trono de Luis Felipe de Orleans se desplomará, pero éste no"
A su muerte le sucede Pío IX. Como dice Crétineau Joly "no sabiendo aún que, es preciso no tocar a la Revolución más que para cortarle la cabeza, lo que haría después con Syllabus, creyó poder conceder algo de lo que se le demandaba"
Mientras el movimiento de 1830 actuaba contra el Catolicismo, no dejaba de beneficiar en toda forma a sus inspiradores: los judíos.
Así lo reconoce el historiador israelita Graetz cuando afirma: "de repente, del Occidente apareció sobre el cielo límpido un relámpago; se oyó un trueno formidable; siguieron los días de Julio de 1830. Nadie ha previsto esta revolución, nadie la ha preparado. Ni siquiera los que tomaron parte en ella se daban bien cuenta de lo que pasaba, y eran tan solo instrumentos ciegos de los promovedores de los destinos históricos ... El cambio producido por la revolución, ante todo, ha sido útil para los judíos" (Graetz en Historia de los Judíos, T V, pags. 181/4).
En Francia los ultrajes y ataques a la Iglesia católica son constantes y se tolera una intensa campaña contra ella, los rabinos judíos, por medio del masón Viennet, solicitan una subvención oficial. El Ministro de Instrucción Pública y Culto, Mérilhon, masón, presenta un proyecto en tal sentido, y la ley es promulgada por Luis Felipe (8 febrero 1831) y su cuantía se detrajo de la subvención al clero católico.
La Revolución y Napoleón habían abierto las puertas a los judíos. El movimiento de 1830 les permitió pasar, con Luis Felipe aparecen en gran cantidad en Parlamento y Senado, (Informe Anual de "Archives Israelites" año 5647, pag. 62),incrementan su influencia económica y James Rothschild financia el ferrocarril (Revue Internationale des Societés Secretes, 15 abril 1936, pag. 253).
Catorce años después según un diputado en la Cámara de los Comunes, el judío Disraeli, la influencia judaica en Europa es la siguiente: " "esa diplomacia rusa, tan llena de misterios y ante la cual palidece Europa Occidental entera ¿Quiénes la organizan y dirigen? Judíos.
La poderosa revolución que se prepara y se arma en Alemania, donde, de hecho, será quizás una segunda reforma, más considerable que la primera ¿bajo qué auspicios adquiere la plenitud de su desarrollo? Bajo los del judío. ¿A quién en Alemania, ha tocado el monopolio casi completo de todas las cátedras profesionales? Neandro, el fundador del catolicismo espiritual y Regius, el profesor de teología de la Universidad de Berlín ¿No son dos judíos? Bénary, esta ilustración de la misma Universidad, es también judío. Y es un judío aún Welh, el profesor de Hidelberg. En una palabra ¿cuál es el número de los profesores alemanes de raza judía? ¡una legión!.
Tras mi llegada a San Petesburgo, tuve una entrevista con el ministro de finanzas de Rusia, el Conde Cancrin, era hijo de un judío lituano.
En España, había obtenido del ministro judío Mendizábal una audiencia, es lo que soy: el hijo de un judío, de un convertido de Aragón.
En París quise conocer al Presidente del Consejo, y tuve ante mis ojos un héroe, un mariscal del Imperio (que estuvo en su día a punto de sentarse en el trono de Portugal), en una palabra, el hijo de un judío francés, Soult. ¡Y qué! ¿Soult es judío? Si, sin duda, lo mismo que otros muchos mariscales del Imperio, a la cabeza de los cuales Masséna, que entre nosotros se llama Manasseh ...
Cambio París por Berlín, y el ministro que tengo que visitar es un judío prusiano"
Y Disraeli agrega, con profundo conocimiento de causa: "este mundo está gobernado por personajes muy distintos de los que se figuran aquellos que no ven lo que pasa detrás de los bastidores" (Disraeli en Coningsby, pags. 183/4).
1789 había sido la primera etapa de la lucha por la conquista de Europa. 1830 fue la segunda, 1848 sería la tercera.
Para esta tercera etapa el Poder Oculto movilizó sus fuerzas bajo una nueva asociación: la Joven Europa. Con ella inspira a cada pueblo del continente los "ideales nacionales" que convenían al Judaísmo.
Convenía la unidad de Italia para desalojar de ella el poder temporal del papado y la influencia católica de Habsburgo.
Le convenía la unidad germánica bajo la hegemonía de Prusia, para crear en Europa un fuerte núcleo protestantes y masónico en desmedro de la católica Austria.
Le convenía usar a Francia para conseguir ambos fines, resucitando la quijotesca política revolucionaria de "proteger" a los "pueblos" italianos y alemán.
En la procura de tales "ideales nacionales" nacen los movimientos secretos correspondientes: la Joven Italia, la Joven Alemania, la joven Francia. Y así van surgiendo por Europa otras "Jóvenes" inconscientes siempre al servicio del Judaísmo.
La lucha comienza en Francia. Luis Felipe, aunque masón, no era el ideal para dirigir a Francia en el papel asignado. Entendía que la causa de Francia era la causa de Francia, y no de la libertad, ni de las nacionalidades, ahora era un estorbo que había que eliminar.
En 1847 se reúne en Estrasburgo un Congreso Masónico internacional. Representan a Francia, entre otros,: Lamartine, Cremiexu, Cavaignac, Caussidiere, Ledru Rollin, Louis Blanc, Proudhon, Marrast, Marie y Pyat. Deciden la substitución de la monarquía por la república.
En octubre de ese año, Glasbrenner, judío y masón, publica en Berlín un calendario en el que, bajo la fecha de 26 de febrero 1848, se lee la siguiente inscripción: "la casa de Luis Felipe hace su inventario: el pasivo sobrepasa al activo"
Cinco directores de logias parisinas preparan la revolución (Cardenal José Mª Caro en El Misterio de la Masonería", pags. 122/3) estallará el 24 de febrero, con dos días de diferencia con la fecha señalada en el calendario de Glasbrenner.
Odilon Barrot, masón de la logia de los Trinósofos y Presidente del Consejo de Ministros, tras jurar fidelidad a Luis Felipe, hizo cesar el combate contra los revolucionarios y se organizó el gobierno provisional (ob. cit.). Los componentes de este "gobierno" son los mismos que representaron a Francia en el Congreso Masónico de Estrasburgo, sus 12 miembros son todos masones, y un par, judíos.
El 6 de mayo el gobierno provisional recibe a una delegación oficial de las Logias, la crónica sobre el acto del periódico "Le Moniteur" del 7 de marzo es: "los delegados, llevando sus insignias, fueron recibidos por Cremieux y Garnier Pages, miembros del Gobierno Provisorio, revestidos, también, con sus insignias masónicas. Saludaron el triunfo de sus principios y se felicitaron de poder decir que la patria entera ha recibido, por los miembros del gobierno, la consagración masónica"
Pocos días después visitan al Gobierno Supremo Consejo del Rito Escocés y el Gran Oriente. al recibir a éste último el judío Cremieux proclama la siguiente gran verdad: "La República está en la Masonería".
Pero la revolución de 24 febrero en París es solo el primer eslabón de una cadena.
El 13 de marzo estalla en Viena,
el 18 de marzo, el masón, Von Gagern proclama la república en Berlín;
el mismo día comienza la revolución en Milán,
el 20 en Parma;
el 22 en Venecia, Roma, Nápoles y la Toscana.
La república se instala en Roma y la anarquía se apodera de Austria.
Las dos "bestias negras" del Judaísmo: el Papa y el Emperador, huyen de Roma y de Viena para refugiarse, respectivamente, en Nápoles y en Innsbruck. El triunfo judeomasónico es completo.
Esta sincronización sólo se explica como hace Gougenot des Mousseau en su libro "El Judaísmo y la Judaización de los Pueblos Cristianos": "cuando la recrudescencia revolucionaria de 1848 -dice- yo me encontraba en relación con un judío que, por vanidad, traicionaba el secreto de las sociedades secretas a que pertenecía y me advertía con ocho o diez días de anticipación, de todas las revoluciones que debian estallar en un punto cualquiera de Europa. Yo le debo la convicción inquebrantable de que todos esos grandes movimientos de "los pueblos oprimidos" son combinados por una media docena de individuos que dan sus órdenes a las sociedades secretas de Europa entera".
Lo ocurrido en Francia ilustra el aserto. El movimiento "popular" de 1848 es derrotado en las elecciones en una Francia católica y monárquica. La Asamblea Nacional rehusó, entonces, secundar los planes prefijados por el Poder Oculto. ¿Qué sucedió? el Judaísmo al ver que la democracia no le respondía buscó a un dictador, un hombre ligado a las sociedades secretas, y eligió al carbonario y rosacruz Luis Napoleón Bonaparte.
Según Delassus "esta dictadura fue preparada y patrocinada por la Masonería internacional y particularmente por uno de sus grandes jefes: Lord Palmerston, ministro inglés y Gran Maestre de la Masonería Universal.
El príncipe Murat, primo de Luis Napoleón, era Gran Maestre de la Masonería francesa desde el 3 de noviembre de 1851, o sea desde el día siguiente a aquel en que Napoleón disolvió las Cámaras, siendo Presidente".
En 1852 se realizó en París otro Congreso de jefes de las sociedades secretas europeas. Allí se resolvieron la dictadura, bajo el nombre de Imperio, en la persona de Luis Napoleón, y la revolución italiana. Solo tres miembros del Gran Congreso persistieron con Mazzini en pedir el establecimiento de una república democrática. La gran mayoría pensó que una dictadura llevaría mejor los asuntos de la Revolución y el Imperio fue decretado (Henri Delassus en "La Conjuration Antichretienne" T I, pag. 248, nota 2).
Así, seis meses antes de la proclamación oficial, Napoleón era proclamado por la Masonería. A su lado no faltaba un judío, su ministro de hacienda: Aquiles Fould.
Entre tanto no soplaban buenos vientos para los revolucionarios de "la Joven Europa". Inicialmente la Revolución del 48 había beneficiado a los judíos en todas partes.
En Alemania "los cimientos de cada estado fueron sacudidos violentamente y los aterrorizados reyes y príncipes se apresuraron a dar constituciones. Los judíos fueron incluidos en los privilegios distribuidos; fueron elegidos en los parlamentos y tomaron parte en las deliberaciones que buscaban
solución a los nuevos problemas constitucionales" (Abraham León Sachar en Historia de los Judíos, pag. 381)
En Austria "se proclamó la libertad religiosa, se abolieron los guettos, desparecieron los impuestos judíos especiales, y en el primer parlamento, el rabino Meisels de Galicia, con caftán y streimel, deliberó lado a lado con importantes diputados cristianos" (Ibidem).
En Hungría el lider nacional, Kossuth "abogó vigorosamente por la igualdad judía y en la primera asamblea nacional húngara se concedieron, a los judíos, completos derechos civiles y políticos" (Ibidem).
Pero en 1849 sobrevino la reacción y Hungría fue sometida. El antiguo orden de cosas también se restauró en Austria y Alemania. Si bien en ésta los judíos mantuvieron las posiciones conquistadas, como dice el israelita Graetz: "La Joven Alemania, que se formó en 1848, es la hija de los judíos".
En Italia, el rey de Piamonte, Carlos Alberto, se había puesto al frente del Partido de la independencia y de la unidad italiana y había ocupado Lombardía. Los austríacos lo vencieron en Custozza. Una nueva campaña piamontesa terminó con dos triunfos austríacos: Mortara y Novara. Carlos
Alberto tuvo que abdicar en favor de su hijo Victor Manuel II. Debido a ello la revolución fracasó en toda Italia.
Solo quedaba la República Romana, en manos del carbonario Garibaldi que estaba a merced de los ejércitos austríacos.
Entonces el Poder Oculto recurrió a una de sus estratagemas satánicas. Perdida por perdida la República Romana, que fuese Francia, la masónica, y no la católica Austria, quien restableciese la autoridad papal. Así una delegación encabezada por Luis Napoleón Bonaparte restauró a Pío IX en Roma, con ello no dejó de sacar provecho como relata Napoleón III en carta a Edgar Nay: "yo resumo así el restablecimiento del poder temporal del Papa: amnistía general, secularización de la administración, Código Napoleón y gobierno liberal".
La estratagema era hábil, "proteger" al Papa pero imponiéndole la ley. Dejar contentos a los católicos franceses "gesta Dei per francos" y asegurarse la intervención en los asuntos de Italia.
Evidentemente el Poder Oculto no había creado la dictadura de Napoleón para restablecer al Papa en Roma, el programa judío (unidad de Italia y Alemania) no podía ser realizado por los "pueblos".
La unificación alemana fracasó en el Parlamento de Francfort. La italiana por los ejércitos austríacos. Había que recurrir al brazo francés. Había que hacer la "gesta judaeis per francos". Esa fue la misión de Napoleón III.
Y Napoleón III procedió por etapas:
PRIMERO, contribuyó a debilitar a Rusia, aliándose con Turquía e Inglaterra y la guerra Crimea. Debilitar a Rusia era debilitar la Santa Alianza y hacer posible una guerra contra Austria que liberara Italia (Jacques Bainville en Historia de dos pueblos, pags. 164 y 1166). A Napoleón III se le exigía, sobre todo, liberar Italia (juramentos de carbonario). El atentado de Orsini fue un instrumento de la masonería italiana que recordaba por el asesinato dichos compromisos.
Según la Enciclopedia Espasa, tomo 37, pags. 1037/38, Las intrigas de Cavour, ministro del Rey de Cerdeña, Víctor Manuel II, terminaron por decidirlo pues era el rey en que el Poder Oculto había confiado para dirigir la política pro unión italiana y junto a él un hábil secretario y consejero, el judío Hartum, protegido por la Masonería, mediante los gobiernos francés e inglés (Conferencia de París que finalizó la guerra de Crimea), protegido de la finanza judía (empréstitos substanciosos de la casa Rothschild), (Hugo Wast en Don Bosco y su tiempo, pag. 273).
Seis meses tras el atentado de Orsini, Napoleón III llama a Cavour para ponerse a disposición de la causa de la libertad italiana ... en la Conferencia de Plombières queda convenida la intervención francesa en la guerra contra Austria, a cambio de Niza y Saboya, del casamiento del príncipe Jerónimo Bonaparte con la hija de Víctor Manuel y de una concesión de zona de influencia piamontesa que el Piamonte sabrá impedir a su debido tiempo. Conseguido el apoyo francés, Cavour se hace declarar la guerra por Austria. Napoleón III con 180.000 soldados y bien financiado por la banca judía Pereira (ligada con su ministro Fould, según la Revue International des Societés Secretes, 15 abril 1936, pag. 254) va con su aliado (50.000 soldados).
Magenta y Solfernino sellan la victoria francopiamontesa.
Asutria cederá a Francia: Lombardía y Francia entrega al Piamonte al que se anexionan Parma, Módena, Florencia y Romania.
El Judaísmo había dado el primer paso hacia la liberación y unificación de Italia, sin dejar, de obtener provecho inmediato y como refiere el historiador judío León Sachar "dónde quiera que triunfaron esos héroes épicos se disipaba la oscuridad para los judíos".
SEGUNDO paso, primero en otra ambición: la unificación alemana, lo dio Prusia en 1866. Prusia e Italia se unen contra Austria. Otro banquero judío: Bleichroder, financia los ejércitos prusianos (Revue Internationale des Societés Secretes, 15 abril 1936, pag. 254).
Francia con su gobierno masónico permanece neutral, y toda su prensa, en manos del Poder Oculto, se entusiasma a favor de Prusia: "la unidad de Alemania, como la de Italia, es el triunfo de la Revolución" (Siècle).
"La Liberté" exigía que Francia se mantuviera fiel a una política del predominio en Europa de una Prusia protestante. Mientras L'Opinion Nationale expresaba el pensamiento masónico: "nosotros estamos por el aminoramiento de Austria, porque Austria es una potencia católica que debe ser suplantada por Prusia, baluarte del protestantismo en el centro de Europa. Luego, la misión de Prusia es protestantizar a Europa, como la misión de Italia es destruir el Pontificado Romano. He aquí las dos razones por las que queremos el engrandecimiento de Prusia e Italia"". (L'Opinion Nationale, julio 1866).
El masón Bismarck se vanoglorió más tarde de haber alimentado ese entusiasmo con subsidios hábilmente distribuidos (Bainville e Ob. cit. pag. 169).
Piamonte y Prusia triunfaron, Piamonte se ensanchó con Venecia, y Prusia con Hannover, el Hesse electoral, Nassau, Francfort y los ducados dinamarqueses. Luego impuso tratados de alianza a Baviera, Wutemberg y Baden.
En la derrota Austria "se proclamó una nueva constitución, el Ausgleich, que llegó a ser la Carta Magna para las razas en minoría. Los judíos podían vivir ahora en cualquier lugar del país, podían optar a todos los puestos y, a veces, fueron admitidos hasta en la nobleza hereditaria" (Abraham Leon Sachar, ob. cit. pag. 381).
Mientras en Francia los traidores e imbéciles aplaudían: ¡Viva la unidad de Italia contra el Papa! ¡Viva la unidad de Alemania protestante! ¡Muera Austria católica!
El Judaísmo le iba trazando el destino que como nación también católica le había decretado, trágico destino cuyos jalones fueron las tres eses: Solferino, Sadowa y Sedán. Pues sabido es que el traidor no es necesario y es un estorbo consumada la traición.
EL DESTINO DE FRANCIA:
En 1870 el destino de Francia estaba sellado. Ya había cumplido la misión asignada por el Poder Oculto. Ya había criado los cuervos que le sacarían los ojos.
Por un sarcasmo del Judaísmo, el mismo año en que Francia vio realizados los ideales internacionales que le habían marcado el Poder Oculto y la Masonería, fue el año en que cayó bajo la bota de sus amados prusianos, ante el complaciente silencio de sus no menos amados italianos.
¿Porqué el Judaísmo decretó la caída de su peón francés? Porque pese a la Revolución, a Napoleón I, de Luis Felipe y Napoleón III, seguía siendo una nación católica. Las elecciones lo demostraban una y otra vez. Un imperio católico francés era INACEPTABLE para el Poder Oculto.
Se creó y favoreció dicho imperio mientras estuvo al servicio de designios internacionales, ajenos a Francia, realizado el ideal, el Imperio molestaba y podía volverse peligroso.
Era preciso rebajar, humillar a Francia, imponerle desde fuera la ley masónica, en forma que no pudiera volver a levantar cabeza.
Prusia era protestante y “el protestantismo, como decía la revista masónica alemana "Hatomia": "es la mitad de la Masonería". Y la otra mitad, la Masonería propiamente dicha estaba muy difundida en Alemania ("Bismarck está con nosotros enteramente" decía el masón general Etzel).
El propio Rey Guillermo era maśon. Comenta Sachar que "bajo su regencia los judíos estuvieron identificados con toda empresa importante" y también era judío Lasker el jefe de la mayoría liberal en el Reichstag.
Charles Goyau en su libro "La Idea de la Patria y el Humanitarismo" cuenta que se entregó a Francia en 1870, atada de pies y manos. La Masonería se opuso a la reorganización del ejército que pretendía el mariscal Niel y la Masonería francesa acogía con estúpida ternura la fundación de una logia alemana en París, cómo el "hermano" Brison iba a esta logia, la Concordia, a estrechar a sus "hermanos" alemanes y celebrar con ellos la supresión de las fronteras y la fraternidad universal. Durante este tiempo Alemania aumentaba incesantemente el poder de su ejército.
El Poder Oculto hacía predicar el pacifismo y humanitarismo en Francia, por la Masonería francesa, en tanto, la Masonería alemana predicaba y difundía el patriotismo alemán.
La guerra estalló el 19 de julio, Bismarck se la hizo declarar (telegrama de Ems).
El imperio francés se derrumbó estrepitosamente y concluyó en Sedán como es bien conocido.
Lo no tan sabido es el porqué del derrumbe que declaran las revelaciones de Giers, ministro de Rusia en Estocolmo, hechas en 1872 y publicadas en 1874 en muchos diarios europeos, sin rectificación alguna de su autor:
"yo estaba entonces acreditado en Berna. Había en al ciudad una agencia perfectametne organizada, funcionando con una precisión prusiana, para las informaciones concernientes a la distribución de las tropas francesas, sus desplazamientos, cantidad de municiones, víveres, etc. y mil indicaciones de las más ínfimas y detalladas, que franceses afiliados a la Masonería comunicaban a las logias, y cosa extraña, esos informes llegaban con rapidez prodigiosa, por despachos cifrados, a la agencia prusiana masónica en Berna.
Estudié a fondo esta colosal organización para hacer una relación detallada a mi gobierno. Es inverosímil ¿no es cierto? y sin embargo verdadero.
La nación francesa había sido condenada por la Alta Masonería Internacional, y ni mejor organización nacional, ni talentos estratégicos, ni el valor incontestable de las tropas, jamás habrían podido materialmente triunfar. Era una guerra de ciegos contra videntes".
Todo está confirmado en un interesante trabajo "El papel de la Masonería en los acontecimientos de 1870" publicado en 1927 en la Revue Internationale des Societés Secretes (nº 4, pag. 773).
La traición del general Bazaino, las maquinaciones del coronel Magnan y otros hechos en apariencia inexplicables cobran así sentido, fueron traiciones masónicas.
Francia había caído, pero todavía, esta vez, a pesar de todo, el verdadero espíritu francés volvía a levantarse. En las elecciones de 1871, sobre 650 diputados, 400 son monárquicos. La Asamblea pide oraciones públicas por Francia en todas las iglesias y declara de utilidad pública la construcción de un templo en Montmartre.
Se imponía una nueva y enérgica sanción contra la incorregible Francia. Estalló la revolución de la Comuna protegida por Bismarck y sostenida por la Masonería.
Un populacho guiado por los emisarios del Poder Oculto, asesina, saquea, incendia y destruye durante 73 trágicos días. Curioso y revelador detalle: "la casa de Rothschild fue respetada, mientras todas las demás fueron destruídas y/o saqueadas" (Hosmer en Historia de los Judíos, pag. 230. En realidad Rothschild poseía 145 propiedades en París y todas gozaron del mismo privilegio, lo que excluye cualquier casualidad).
El 26 de abril una manifestación de 10.000 masones encabezados por sus dignatarios y revestidos de sus insignias, llegan a las defensas de la ciudad y colocan 62 pendones masónicos. Luego se dirigen al Hotel de Ville para saludar al gobierno revolucionario. Un miembro de la Comuna, el "hermano" Tiriforque, declara que: "la Francia masónica ha comprendido que la Comuna sería la base de nuestras reformas sociales".
Otro "hermano" de la Comuna, Lefrancais dice que "estoy convencido, hace tiempo, de que el fin perseguido por la Masonería es el mismo que el de la Comuna".
El ciudadano Alix, compañero de los anteriores, añade que la Comuna de París pone en práctica en una nueva forma lo que la Masonería ha sostenido siempre.
Un "hermano de la Rosa escocesa" anuncia que "la Comuna, Nuevo Templo de Salomón, es la obra de los masones a la que deben consagrarse" (Fara, en la "Masonería y su Obra", pag. 80).
Si bien cae la Comuna vencida, sigue el carbonario Thiers al frente del Poder Ejecutivo.
En octubre de 1872 se realiza en Novara un conciliábulo masónico tendente a impedir la restauración. Félix Pyat representaba a Francia y el general Etzel a Prusia. Se decidió la instauración de la dictadura del judío masón Gambetta.
Hay dos fuerzas que empujan el acuerdo: la Masonería y Prusia.
Para que todo se cumpla, Gambetta recibe órdenes de Bismarck, parece inverosímil, pero es cierto.
El 1º de noviembre 1877 el Conde Herbert de Bismarck escribe al Conde Henckel de Donnesmark, gobernador de Alsacia y Lorena: "las relaciones que tenéis con Gambetta son de muy grande interés para mi padre, pero él no cree oportuno hacerle llegar, aunque sea por vuestro intermediario, comunicaciones u órdenes" (cit. Delassus, ob. cit. T II, pg 605). Dos meses después llegarían esas órdenes y comenzó la guerra al clericalismo.
Las elecciones para constituir el Poder Legislativo constituyen un triunfo masónico, el secreto de este vuelco lo revela una fuente insospechada, el diario socialista "Le Citoyen": "los principales medios de influencia y de corrupción de Gambetta en Francia entera para hacer triunfar a los suyos en el escrutinio, se han basado sobre la acción de la Masonería, y en París especialmente sobre la administración de la Asistencia Pública. Un mes antes de la fecha del decreto de convocatoria de elecciones, todas las logias masónicas de Francia fueron llamadas a deliberar sobre la cuestión electoral.
Las que manifestaron alejamiento respecto a la política gambettiana no fueron convocadas; pero las de adhesión probada se convirtieron durante el período de elecciones, y lo siguen siendo aún, en centros permanentes de acción política en favor del oportunismo.
En cuanto a la Asistencia pública sabemos que sumas considerables han sido distribuidas bajo forma de socorros, para realizar la propaganda electoral en todos los barrios parisinos donde el gambettismo está en retirada".
Triunfante la Masonería, el Presidente Mac Mahon se somete. En 1879 renuncia. Entonces se funda la Unión Republicana, que abarca desde el centro izquierda a la extrema izquierda, y declara tener un enemigo que combatir: el clericalismo, es decir, el CATOLICISMO. La República masónica se había instalado, definitivamente, en Francia.
CONSECUENCIAS EN EUROPA DE LA CAÍDA DE FRANCIA
La principal y primera fue la realización del sueño dorado del Judaísmo: la pérdida del poder temporal del Papa.
La guerra con Prusia dio a Napoleón III la excusa para retirar la guarnición que tenía en Roma. Inmediatamente, las tropas de Víctor Manuel, al mando del canónigo apóstata Cardona, invadieron por tres partes el pequeño territorio que aún no se había arrebatado a la Iglesia y consumaron el sacrilegio el 20 de septiembre de 1870, así se consumaba al unidad de Italia. Fue la mayor victoria judía de su siglo, y como tal fue celebrada.
En una generación, Ernesto Nathan, un judío, fue elegido alcalde de la Ciudad Eterna, y Luigi Luzzatti, también judío, se elevó a uno de los puestos más altos en el Estado, cuando se hizo cargo del Ministerio de Hacienda.
El judío Adriano Lemmi, Supremo Pontífice de la Masonería italiana, instaló la sede del Gran Oriente en el Palacio Borghese, morada del Papa Paulo V, e hizo construir las letrinas del Supremo Consejo sobre la Capilla dirigiendo el desagüe hacia el altar. (Margiotta, en Adriano Lemmi, pag. 250).
La segunda consecuencia de la caída de Francia fue la consumación de la unidad alemana bajo la hegemonía de Prusia. El 18 de enero de 1871 en la Sala de los espejos del Palacio de Versalles, se proclamó, solemnemente, la fundación del Imperio Alemán. Un año después se iniciaba la persecución del catolicismo o Kulturkampf, y los judíos ocuparon la primera línea en la batalla por lo que ese año Pío IX denunciase su influencia perniciosa en la sociedad.
Paralelamente en esas fechas el Poder Oculto también convulsionaba España.
El masón general Prim, previo viaje a Pisa para recibir instrucciones de la secta, hizo sentarse en el trono de los Reyes Católicos a Amadeo de Saboya, también masón, hijo del sacrílego Víctor Manuel.
En 1873, se proclamó la República con la presidencia del masón Figueras, al que siguieron los "hermanos" Pi y Margall, y Salmerón, para terminar en el judío Castelar.
Todo esto acompañado de:
- expulsión de los jesuítas,
- supresión de las Sociedad de San Vicente de Paúl,
- despojo de los bienes eclesiásticos,
- encarcelamiento de obispos,
- asesinato de sacerdotes, etc.
Al mismo tiempo, en el otro extremo de Europa, Rusia comenzaba a ser agitada por la propaganda anarquista y desde Londres, una sociedad secreta judía, financiada por el capitalismo judío, planeaban el asesinato del Zar Alejandro II, intentado en 1879 por el judío Gartmann y consumado dos años después por el polaco Grinevitsky.
7ª Parte : A LA CONQUISTA DEL ORO Y DEL PROLETARIADO
“La avaricia es el pecado capital de los judíos” (Julio Meinvielle).
Esta es una verdad conocida y arraigada en el pueblo cristiano, lo comprueba la historia de los Hebreos. Aún en sus más grandes figuras se trasluce el amor a la riqueza.
Según Vries de Heekelingen, (en su obra: El Orgullo Judío, pag. 80), Israel en los comienzos de su historia disponia de un cúmulo enorme de oro y plata. Y Wernert Sombart plantea el interrogante ¿Qué fue de todos esos metales preciosos?
Los talmudistas llegaron a la conclusión de que permanecieron en gran parte en manos de Israel, bajo la forma de fortunas particulares.
Si la hipótesis es exacta, los judíos habrían dispuesto, desde que se inició la diáspora, de capitales muy importantes, que les permitían establecerse en todas partes como grandes comerciantes.
Pero en la diáspora la avaricia judaica sufrió una transformación, así siguiendo al abate judío converso Lémann (en La Question du Messie et le Concile du Vatican, pags. 76/7): "suscitóse en aquel momento una especie de consagración religiosa de su codicia: cada uno de ellos, atesorando riquezas, tenía el convencimiento de preparar el reino del Ungido Señor, al cual debían formar un séquito la gloria y la abundancia. La idea del Mesías y la persecución de la riqueza se entrelazaron y, durante siglos, el Mesías no solamente fue, hasta cierto punto, la excusa de la riqueza, sino también su alma, su aroma, su impulso"
No extraña entonces ver adquirir, en plena Edad Media, a las colectividades judías, preponderancia y dominio en las naciones cristianas mediante su riqueza.
En España, desde el X "los judíos adquirieron en poco tiempo riquezas fabulosas y una influencia considerable ... obteniendo los cargos públicos más importantes y gozando de favores excepcionales" (H. de Vries en Israel, su pasado, su porvenir, pag. 37).
En Francia, al final del XIII, "los depósitos de los judíos estaban llenos de trigo, sus almacenes de mercancías y sus arcas de oro y plata. Fueron propietarios de inmuebles, campos y viñedos, que eran trabajados por esclavos cristianos. La mitad de París pertenecía a judíos que además ocupaban los mejores puestos gubernamentales” (Graetz, Historia de los Judíos, T II, pgas. 172).
En Inglaterra a inicios del XIII "adquirieron en Londres tales riquezas, que sus casas no eran inferiores a los palacios reales" (Graetz, ob. cit. pag. 265). Tras medio siglo de presencia judía en Inglaterra eran los propietarios de más del 50% del territorio británico.
Pero en aquellos tiempos los pueblos cristianos, gobernados por reyes cristianos, podían y sabían reaccionar contra el dominio judío. Así Fernando el Católico en España, Felipe Augusto en Francia, Eduardo I en Inglaterra, cuando el yugo judaico se hacía demasiado pesado, les expulsaban de sus reinos.
Los judíos necesitaban, para imponerse a los cristianos, su "mesianismo de oro", atarlos en un sistema económico que hiciera posible el dominio financiero hebraico. Y lo consiguieron mediante el CAPITALISMO.
Siguiendo al padre J. Meinvielle : "el JUDÍO INTERNACIONAL HA CREADO EL CAPITALISMO INTERNACIONAL para tener en sus manos las riquezas internacionales"
Werner Sombart documenta, abrumadoramente, cómo los judíos han creado el Capitalismo y cómo sin ellos no se podría explicar este "Régimen Económico" (Les Juifs et la Vie Economique, Payot, París, 1923).
Y siguiendo a Julio Meinvielle (en El Judío, pag. 119):
"¿cuál es la esencia, el corazón, del régimen económico capitalista ...? el PRÉSTAMO A INTERÉS, el CRÉDITO … El préstamo a interés es maravilloso; con él se acrecienta el dinero. Pero se acrecienta ¿a costa de quién? a costa del trabajador, del productor.
Si así es, será inevitable que en un régimen económico donde esté en vigor el préstamo a interés la sociedad tenga que ser dividida en dos clases bien definidas: prestamistas y trabajadores.
La prestamista, que forzosamente tiene que irse enriqueciendo porque el dinero cada día se acrecienta con nueva e indefectible cría.
La trabajadora, que forzosamente tiene que irse empobreciendo, porque tiene que trabajar para sí y para los prestamistas y como estos vanse acrecentando, luego también tiene que acrecentarse el trabajo de los productores hasta que llegue un momento en que sus trabajos no cubran lo que deben a los prestamistas y entonces se van endeudando
¿Quién ha sido en todo tiempo el prestamista por excelencia? El judío internacional, el judío.
Luego en un régimen económico donde está en vigor el préstamo a interés, los judíos tienen el dinero como acreedores y los cristianos deben ser miserable deudores ...
Y ¿Qué ocurre en la economía actual?
Los no judíos cultivan la tierra, hacen florecer los campos, crean poderosos establecimientos agrícolas-ganaderos, levantan industrias, descubren y usan nuevas invenciones, hacen surgir de la tierra y el esfuerzo enormes riquezas, pero sin embargo son, en gran parte, miserables deudores.
Por su parte los judíos ni cultivan, ni inventan, ni producen pero son los dueños de todo ...
Ellos que no cultivan un grano de cereal tienen el monopolio mundial del trigo, del arroz, del lino, del algodón, la cebada y de todos sus derivados.
Ellos que no explotan ninguna mina son dueños de los yacimientos de hulla y petrolíferos, dueños de las minas de oro, plata, estaño, hierro, mercurio, hierro, de las fuerzas eléctricas.
Ellos que no saben fabricar más que artículos de calidad pobre, controlan las fábricas más importantes de todos los países.
El Espíritu Santo (Eccl. X, 19) dice que al dinero obedecen todas las cosas y los judíos, después de haber creado una economía toda ella en función del dinero, del acrecentamiento y multiplicación del dinero como último fin, han sabido quedarse con el dinero. Y así se han quedado con TODO, incluso con los gobiernos. Porque como estos siempre necesitan dinero, siempre son sumisos clientes de los judíos(J. Meinvielle, ob. cit. pags. 114/8)
Y todo lo que afirma en su obra Meinvielle no es palabrería hueca o hipótesis, sino historia, muchas veces oculta pero no por ello menos importante que la de las batallas y los cambios políticos.
Más que historia es la CLAVE de la historia contempóranea.
Con la revolución industrial que impondría el maquinismo y la revolución económica producida por el Capitalismo surgen los tres grandes grupos financieros judíos. Todos prosperan con las explotaciones carboníferas:
- los sefardíes (de origen español) cuya fortuna se cimenta con las minas de Gales.
- los ashkenazíes (origen alemán) apoyados en los yacimientos del Rhur, y
- los pollacks (origen polaco, ruso, húngaro y rumano) dueños del carbón de Silesia.
Los tres grupos son rivales entre sí y cada uno lucha por imponerse financieramente. Los peones de su ajedrez son los príncipes cristianos, pero todos sirven, pese a sus rivalidades, a la causa común del Judaísmo.
Así vemos a un sefardí: Pereyra con Napoleón III; a un ashkenazí, Rothschild con Cavour y a un pollack, Bleichoeder con el masón Bismarck.
Todos disputándose el predominio; pero todos sirviendo al fin judío de la unidad italiana y alemana.
Tras la IGM cuando el dominio mundial parece asegurado para el Judaísmo, lo disputarán divididos los ashkenazís y pollacks pero que se unirán ante Hitler.
Desde el XVIII predominan definitivamente los Rothschild, símbolo de la finanza internacional judía. El fundador de la dinastía Amschell, originario de Frankfort, a inicios del siglo creó cuatro bancos estratégicamente situados en las principales ciudades europeas, al frente de cada uno de los cuales puso a un hijo: Salomón (Viena), Natahan (Londres), Carlos (Nápoles) y Jacobo (París). El primogénito Amschell II quedó en Francfort.
Así los Rothschild centralizaron casi totalmente, mediante lazos financieros y matrimoniales, la banca internacional israelita.
Segun Henry Ford en su obra El Judío Internacional, pag. 256: "los Rothschidl mediante la unión de otras familias de banqueros ganó tanto en importancia, que en total ya no se le puede caracterizar con el apellido de una sola familia, sino que hay que comprenderlo como la hegemonía de una raza compacta".
Es idea general que los Rothschild pasaron a la historia, pero según Paolo Zappa (1938): "en nuestros días los Rothschild no son ya tan poderosos como en la primera mitad del siglo pasado, cuando trataban e intimaban con el Rey de Inglaterra. Pero unidos con lazos de parentesco con los Sassoon, constituyen aún el grupo más importante de la economía británica; y unidos con Jacob Schiff a la banca judía de EEUU pueden controlar un tercio de la economía de dicho país. En Francia tienen las 3/5 partes de los consejos de Administración, por lo que podemos decir, sin equivocarnos, que los Rothschild son ahora menos aparentes pero más poderosos que nunca" (en Oro, cañones, democracias, pags. 23/4).
Es posible que el apellido Rothschild se haya diluido, alguna rama de su banca separados del tronco primitivo, pero la plutocracia judía que fundaron y simbolizaron sigue en pie.
Históricamente se les ve en Francia dirigiendo y financiando la Revolución, luego apoderándose de la Restauración que luego hacen caer. Los hemos visto en la Comuna.
Los vemos en Italia financiando a Cavour.
Los vemos en Inglaterra llegar a la Cámara de los Lores, adueñarse de La City (centro financiero mundial, con una milla cuadrada, donde se asientan los mayores bancos del mundo, dirigidos de forma autónoma, independiente de Londres y de su rey, por un Lord Major que desde hace siglos nombran a dedo, los Rothschild).
Carlos es nombrado cónsul general de Sicilia en Francfort. Nathaniel lo es de Austria en Londres.
Amschell es Consejero de la Cámara Privada de Comercio de Prusia y luego cónsul de Baviera y banquero de la Corte, etc.
Austria, la católica Austria, los ennoblece y otorga título de Barón.
No sin razón en vísperas de la IGM la madre de los Rothschild respondió a la pregunta de si creía que habría guerra: "la habrá si mis hijos quieren"
¿Cuál es la causa?
El oro, que todo lo puede. Todos los gobiernos eran sus deudores y no podían negarles nada. Los honores y títulos solo fueron el aspecto exterior y visible de su inmenso y despótico poderío. El otro fue el de ser los rectores de la política europea.
Los Rothschild fueron los auténticos creadores de la soberanía del oro, es decir, de la PLUTOCRACIA. Con ellos el Judaísmo, mediante su Banca Intenracional, comenzó a regir los destinos del mundo.
Entonces se produce un hecho sorprendente. Los judíos, creadores y principales beneficiarios del Capitalismo, lanzan al mundo una ola de anticapitalismo. Apoderándose del oro crearon el proletariado. Luego se apoderaron del proletariado mediante el SOCIALISMO.
Hubo una finalidad bien calculada. Baruch Levy la explica (La Revue de París, 1 junio 1928) en carta a Karl Marx: "todos los gobiernos de las naciones que formen la República Universal pasarán fácilmente a las manos de los israelitas gracias a la victoria del proletariado. Entonces podrán suprimir la propiedad privada individual los gobernantes judíos que administrarán en todas partes la fortuna pública. Así se realizarán las promesas del Talmud de que, cuando el tiempo del Mesías haya llegado, los judíos tendrán bajo sus llaves los bienes de todos los pueblos del mundo".
Esta trama judaica es tan fantástica que podría parecer irreal de no corroborarse históricamente.
Dejemos que la historia nos hable por boca de los propios judíos, dice Alfred Nossig (Integrales judentum, pags. 74/6):
"el movimiento socialista moderno es, en su mayor parte, obra de los judíos; los judíos fueron los que imprimieron en él la marca de su cerebro; igualmente fueron judíos los que tuvieron parte preponderante en la dirección de las primeras repúblicas socialistas".
Otro banquero, masón y judío, Bernard Lazare, es aún más explícito: "la acción y la influencia de los judíos en el socialismo contemporáneo fue y es, como se sabe, muy grande".
Y cita Delassus (en La Conjuration Antichretienne, T III, pag. 1201): "Es Marx quien dio el impulso a la Internacional mediante el manifiesto de 1847 redactado por él y Engels ... Marx fue el instigador del mitin obrero celebrado en Londres en 1864, de donde surgió la Asociación. Los judíos fueron en ella numerosos y solamente en el Consejo General se encuentra a Carlos Marx, secretario para Alemania, y a James Cohen, secretario para Dinamarca. Fuera de Marx y Cohen, están Newmayer, secretario de la Oficina de Correspondencia de Austria; Fribourg, uno de los directores de la Federación parisiense, Loeb, Haltmayer, Lazare y Aramand Levy.
León Frankel dirigió la sección alemana en París; Cohen delegado de la Asoiación de cigarreros de Londres, Coenen, etc. todos tuvieron su papel durante la Comuna donde había más correligionarios.
En cuanto a la organización del Partido Socialista: Marx y Lasalle en Alemania; AharónLibermann y Adler en Austria, Dobrajanu Gherea en Rumania, Gompers, Kahan y de Lion en los EEUU, fueron y son aún los directores e iniciadores.
Los judíos rusos merecen lugar aparte, los jóvenes estudiantes apenas escapados del guettho participaron en la agitación nihilista; algunas mujeres entre ellos sacrificaron su vida a la causa emancipadora, y junto a éstos médicos y abogados israelitas. También una masa importante de refugiados comerciantes, artesanos, que han fundado en Londres y New York importantes aglomeraciones obreras, centros de propaganda socialista, comunista y anarquista".
Lo que Lazare afirma en la I Internacional es aplicable a las siguientes. Así lo hacían en 1924 en la "Revue Internationale des Societés Secretes): "La Internacional roja comprende:
a) la segunda Internacional (la de Bélgica, judío Vardervelde).
b) la Internacional nº 2 (la de Viena, judío Adler).
c) La III Internacional o Internacional Comunista (de Moscú, judíos: Apfelbaum y Radek)
Y añadía a esta hidra de tres cabezas, que para más comodidad obran separadamente, se grega elProfintern (Oficina Internacional de las Asociaciones Profesionales) con sede en Amsterdam y dicta la palabra judaica a los sindicatos no afiliados aún al bolchevismo" (Maximovich, ob. cit. pag. 148).
Judío por su espíritu, judío por sus fundadores, judío por sus directores, judío en sus núcleos más importantes, el MARXISMO lo fue también por su financiación.
Y aquí está otro vínculo visible entre Capitalismo Internacional Judío y Marxismo Internacional no menos judío.
"Cuando en 1876 se funda, en Londres, la organización terrorista que finaliza la vida de Alejandro II, encabezada por los judíos Libermann, Goldemberg, Zukerman y otros, "los capitales recolectados para eso eran enormes" como dice Maximovich y añade: "un año antes del crimen, en una nota secreta del Ministerio del Interior, del 6 de abril de 1880, fue expuesto, de acuerdo con los datos recibidos en la IIIª Sección de la secretaría particular de S.M. que al kahal mundial judío se adhirieron todos los judíos capitalistas, aportando más o menos importantes sumas de dinero: que los judíos ... hacen una ayuda material al partido revolucionario".
Y esa ayuda no se produce sólo en Rusia, sino en todo el mundo judío. Son las altas cabezas de la Finanza Internacional Judía quienes permitieron de inmediato al colectivismo extenderse y prosperar, subvencionando y fundando los diarios mediante los que se propaga su doctrina en las masas. La prensa colectivista está en manos de los judíos en todos los países del mundo y es sabido que entre nosotros (se refiere a Francia) L'Humanité, órgano de Jaurés, fue fundado con los capitales proporcionados por doce judíos, uno por cada tribu (dice Urbain Gohier en el Terreur Juif).
¿Cómo se explica esa connivencia entre Capitalismo Internacional y Marxismo Internacional?
Porque el anticapitalismo que pregona el comunismo, marxismo, etc. es contra el capitalismo no judío. Es decir, el SUPRACAPITALISMO y omnipresente capitalismo internacional judío que planea adueñarse de TODO el capitalismo no judío.
Así, en el París de la Comuna, a la casa Rothschild se le respetaron todas sus propiedades (no menos de 145 inmuebles) mientras que los de no judíos eran saqueados, incendiados, destruídos.
En Ruisa el capital judío no fue tocado y ciertos financieros judíos se aprovecharon de las angustias populares para apoderarse de todas las riquezas de la propiedad pública (Henry Ford, ob. cit. pag. 223).
Según Henry Ford: "la verdad escueta es que la alta finanza judía de todos los países está interesada en el bolchevismo como empresa internacional judía ... El bolchevismo no ha suprimido el capitalismo: solo traslada los capitales de propietarios no judíos a manos judías, y este es, en efecto, el único y exclusivo objeto, tanto del SOCIALISMO como del ANARQUISMO o del BOLCHEVISMO" (ob. cit. pags. 224 y 428)
He ahí la clave del enigma. CAPITALISMO y MARXISMO son las dos polos del mismo poderoso imán que empuñado por el Judío se cierne sobre las ya escuálidas riquezas de los pueblos cristianos.
8ª Parte : A LA CONQUISTA DE AMÉRICA
En América el Judaísmo ha ido preparando, también, pacientemente, otro punto de apoyo para la conquista mundial.
La primera inmigración judía a América del Norte se produce en 1654. Veintitrés refugiados de Pernambuco se establecen en Nueva Amsterdam (luego New York) bajo la protección de la judía Compañía de las Indias Orientales Holandesas. Poco a poco irán llegando más. Pero no gozan de las simpatías de los cristianos, pero los dominarán gracias a la Masonería.
Instalarán su cuartel general en Georgia donde cuentan con el apoyo y protección del Gobernador. En la ciudad de Savannah, perteneciente a esta colonia y donde prosperan las comunidades más antiguas se funda la logia masónica "Salomon" (era 1735).
El sabor judaico de la masonería cuaja muy bien entre las comunidades puritanas (nietas de él e hijas de la judía Reforma) y cristianos judaizados.
En 1765 el judío Esteban Morin, delegado inspector de la Masonería (Rito Escocés) introduce en Norte América 25 grados masónicos superiores.
Mediante la Masonería el Judaísmo va a construir EEUU. Según Batault parece una afirmación mostruosa e inverosímil pero es la pura realidad. La obra más grande del genio judaico puritano fue la creación de los EEUU de Norteamérica (Le Probleme Juif, pag. 196): "numerosos nombres judíos aparecen en los acuerdos de no importación de 1765 y 1769 (Abraham Leon Sachar, en Historia de los Judíos, pags. 393-4).
Cuando en 1765 se inicia la guerra con Inglaterra, la Gran Logia de Pensilvania se constituye Independiente. Del seno de la Masonería salen los principales jefes revolucionarios, como Benjamín Franklin, y George Washington (iniciado en la logia nº 4 Fredericksbug en 1752 según la Revue Internationale des Societés Secretes, 1 marzo 1933, pag. 154). Este con Jefferson y Adams, son los creadores del Gran Sello de los Estados Unidos, cuyo reverso, con el ojo de Jehová sobre la pirámide, constituye un emblema netamente masónico (aunque nunca se había acuñado antes, fue impreso en 1935 en el dólar siendo ministro de Hacienda el judío Morgenthau).
De los signatarios de la Declaración de Independencia 55 son masones (según Fremason's Chronicle, 1906). El judío Haym Salomón, dueño de una casa de banca de Filadelfia, financia la Revolución. Robert Morris que dirigía los asuntos financieros, confió casi exclusivamente en Salomón para mantener el crédito de la luchadora y joven república (Abraham León Sachar, ob. cit. pag. 304) y gracias a él pudo Washington emprender su expedición decisiva contra Cornwallis.
Con razón, pues, afirma el historiador Lucky que "la mezcla hebraica aseguró los cimientos de la democracia norteamericana".
Las consecuencias de tal origen no se hicieron esperar. La constitución de 1787 estableció que: "ningún juramento religioso sería exigido jamás como habilitación para cualquier cargo o puesto público en EEUU". Aunque algunos estados se resistieron a conformar sus leyes con este artículo. Virginia lo hizo en 1875. En Carolina del Norte el caso se planteó en 1808, un judío fue elegido para la Asamblea General. Se intentó rechazarlo, pero fue admitido.
La última que mantuvo restricciones fue Maryland que permaneció firme hasta 1828.
En 1789 el masón Washington era elegido presidente, desde entonces, "la regla, salvo muy raras excepciones, ha sido que los presidentes sean masones"(Henri Delassus en La Conjuration Antichretienne, T II, pag. 648, nota 1).
Con tales auspicios los judíos vieron en EEUU la tierra de promisión. Desde 1815 fue invadida por una ola de inmigración judía procedente de Alemania y Austria principalmente. Arrastrados por ella llegan varios financieros originarios de Francfort del Main.
Uno es Augusto Belmont, representante de los Rothschild.
Otros dos Kunh y Loeb fundarán la Kuhn&Loeb y Cía.
También Jacob Schiff, formado por los Rothschild se casará con una hija de Loeb y llegará a ser jefe de la casa de su suegro.
Y para dirigir mejor la Masonería yanqui estos judíos de origen alemán crean su propia masonería. En 1843 fundan la Orden de los B'nai B'rith, cuyos miembros pueden estar adscritos a cualquier logia, pero está reservada, en exclusiva, a judíos.
En 1877 ya hay en EEUU unos 450.000 judíos (según Catholic World, junio 1877). Según Roger Lambelin (en "El Peligro Judío en la Civilización Contemporánea", pag. 45) Ya en fechas tan tempranas una categoría de ricos israelitas había manifestado cierta influencia en la prensa, en las finanzas y aún había ejercido cierta expresión en las resoluciones del Congreso", así se nombra al judío Piexotto cónsul en Bucarest "con el objeto de "mejorar la situación de los judíos cruelmente perseguidos en Rumania" nombramiento propuesto por la Orden B'nai B'rith (Henry Ford en el Judío Internacional, pag. 320).
En 1880 se inicia una nueva ola inmigratoria judía, esta vez de origen ruso. Se calcula que entre 1881 y 1900 entraron en EEUU sobre 600.000 judíos rusos y rumanos, elevando su población total a más de un millón (Abraham Leon Sachar, ob. cit. pg 399)
El año 1901 señala una fecha memorable en la historia judía norteamericana. Teodoro Roosvelt, descendiente de antigua familia israelita, cuyo fundador en Norte América fue el judío holandés Claes Martenszen van Rosenvelt, llega a la presidencia por el asesinato del presidente electo Mac Kinley.
Al año siguiente arriba a EEUU el judío Paul Warburg, con el propósito declarado de transformar la vida financiera y monetaria norteamericana. Como Jacob Schiff se casa con una hija del banquero Loeb. Apenas llegado ingresa en la casa Kuhn&Loeb, Cía, poco tiempo después se convierte en el consejero financiero del Gobierno.
A él se debe la Federal Reserve, Act. que asentará las finanzas norteamericanas sobre la base del: "FEDERAL RESERVE BANKS" o consorcio de bancos PARTICULARES que arrebataron de forma ilegal y anticonstitucional al Gobierno la facultad de extender créditos e imprimir la moneda legal y base fundamental de la dominación judía en la República.
En los primeros años del XX mediante movimientos migratorios perfectamente organizados (Henry Ford, ob. cit. pg. 237/40) la población judía se triplicó.
Sintiéndose fuertes, dirigidos por un KAHAL SECRETO, con la B'nai B'rith y otras diversas asociaciones más o menos secretas: Comité Americano Judío, la Liga Antidifamatoria, etc. marcharon rápidamente hacia la conquista definitiva de EEUU.
Empezaron a imponer sus exigencias, en 1907 consiguen la abolición de la fiesta de la Navidad en las escuelas. Como los cristianos protestaron, Israel Rosenstein lanzó un desafío público: "si los cristianos se irritan y quieren violar la orden dada por la Comisión Escolar de New York, las fuerzas judías coaligadas pueden precipitar una terrible catástrofe financiera, cuyo resultado será que conseguiremos aún más de lo que pedimos ahora" (citado por Delassus, ob. cit. T II, pg. 651, nota 1).
Cuando una nación cristiana tolera y cede ante un desafío semejante es que ya está moralmente derrotada.
Las exigencias menudean, otras tres fueron:
1.- suspensión y castigo penal de todas las personas al servicio público que critiquen la raza judía.
2.- eliminación de todo libro de texto que contenga conceptos molestos para los judíos.
3.- prohibición del concepto "cristiano" en documentos públicos.
Y como otras muchas estas tres pretensiones tuvieron éxito.
Veamos algunos ejemplos:
- el jefe de policía de Bringham fue suspendido por criticar el criminalismo de los judíos rusos.
- la obra de Shakespeare "El Mercader de Venecia" fue eliminada de las escuelas.
- el libro de instrucciones para los aspirantes a oficiales del Ejército fue suprimido por contener la frase: "el oficial ideal es el caballero cristiano", etc. etc.
Las exigencias llegarán a la presidencia de la república. A Roosvelt le sucede William Taft, masón (pero no judío). Por entonces, Rusia había tomado ciertas medidas defensivas contra la influencia judía. El 5 de febrero de 1911, una delegación de cinco israelitas, presidida por Jacob Schiff, se personó a Taft y le exigió, como sanción contra Rusia, la denuncia del tratado de comercio con esa nación, vigente desde 1832 y plenamente satisfactorio para ambos países.
Taft se opuso, por lo que Schiff se retiró sin estrecharle la mano y proclamando: "esto significa la guerra" y así se le declaró la guerra al presidente, el Judaísmo movilizó su oro e influencias, prensa y fuerzas secretas, y el 13 de diciembre, de ese año, obligaba a la Cámara de Representantes y el Senado para que el tratado caducara en el próximo plazo venidero no sorprende pues seis años antes el 87% de la Cámara de Representantes y el 80% de los senadores eran masones (según revista masónica Alpina, octubre, 1905).
Dos años después, los masónicos Senado y Cámara alarmados ante la creciente inmigración judía, quisieron oponerse a la misma, al menos exigiendo que para ser admitidos supieran leer y escribir, el propio Taft vetó el proyecto de ley, había comprendido quién tenía el mando. Su obsequio a la B'nai B'rith de la pluma con que firmó la denuncia del tratado con Rusia, fue la simbólica ceremonia con que EEUU reconocía, oficialmente, su sometimiento al Judaísmo Internacional.
Terminada la presidencia de Taft, los judíos buscaban un presidente que les satisfaciera (confiesa el coronel judío Mandel House) encargo que se le hizo a la banca Kuhn&Loeb y Cía (citado por el Duque de Victoria en "Israel Manda" pg. 175).
Paul Warburg apoyaba financieramente a Wilson y, triunfante, hace a su protector Presidente de la "Junta de Consejeros" y se rodea del llamado "Círculo Sionista del Presidente" algunos de sus integrantes son:
- Bernard Baruch, Presidente de la "Junta de Consejeros" y de la "Junta Industrial de Guerra" convirtiéndose así, según confesó el propio Wilson, en el hombre que durante la guerra tuvo más poder que ninguna otra persona (Henry Ford, ob. cit. pg. 269).
- Eugenio Meyer, Presidente de la "Junta de Inversión de Capitales"
- Henry Morgenthau, ex embajador y tesorero del Partido Demócrata durante elección Wilson.
- Walter Lipman, miembro de la Corte Suprema.
- banquero Jacob Schiff,
- rabino Stephan Wise,
- jueces: Brandeis y Rosalsky,
- profesor: Félix Frankfurter.
- coronel: Mandel House,
- abogado: Luis Marshall,
etc. etc.
POLÍTICA INTERNA "NORTEAMERICANA" DE WILSON
Durante el gobierno de Wilson se afianza, aún más, el dominio judío de EEUU.
A Wilson le suceden Harding, Coolidge, y Hoover. Los presidentes pasan, pero la camarilla de asesores judíos permanecen en los puestos clave.
Bernard Baruch es el consejero económico, fiscal y político de todos ellos. Es época de vacas gordas. Los EEUU se convierten en acreedores de Europa y en dueños de casi todo el oro mundial.
De 1924 a 1929 la "prosperity" alcanza su apogeo.
Pero en 1929 sobreviene la crisis y los judíos que la provocaron son los únicos preparados para ella permitiéndoles aprovecharla para adueñarse, definitivamente, del país.
Para asestar el golpe precisaban un dictador financiero, ligado a ellos por vínculos de sangre y los juramentos masónicos, y lo encontraron en Franklin Delano Roosvelt, descendiente, como su primo Teodor del judío-holandés Claes (según Gustavo Barroso en su obra Roosvelt es Judío, Buenos Aires, 1938) y grado 32º de la secta masónica (recibió el grado de Maestro masón en la Holland Lodge, nº 8 de New York, el 28 de noviembre de 1911, y el 32º REAA en Albany el 28 febrero 1929, según la Revue Internationale des Societés Secretes, 1 marzo 1933, pg. 158).
En noviembre de 1932 asume la presidencia e inmediatamente se le otorgan poderes extraordinarios. Se convierte en AMO y DICTADOR de la vida económica del país.
De entrada:
- concede a los judíos del Federal Reserve (pese al empaque de su nombre es un cartel bancario privado en manos judías) TODO el oro del erario público y los poderes exclusivos de acuñación de moneda e imprimir obligaciones hipotecarias.
- Desvalorizó un 48% el dólar perjudicando al país en beneficio de los nuevos poseedores judíos del oro americano.
- Destruyó ingentes cantidades de algodón para mantener los precios que fijaron los judíos.
- Con la N.R.A (origen judío) y cuya finalidad era conocer los secretos industriales y comerciales de las grandes organizaciones cristianas, saboteó gran parte de la economía privada (citado por Gustavo Barroso, ob. cit. pgs. 30-31)
Los principales colaboradores del presidente Roosvelt:
- Bernard Baruch: creador de la N.R.A.; Consejero económico, fiscal y político. Encargado en 1938 de la coordinación de todas las fuerzas económicas para la defensa del país.
- J. Cohen, relator del plan N.R.A.
- Félix Frankfurter, el hombre más influyente de EEUU según opinión del general Hugh Johson.
- Henry Morgenthau, ministro de Hacienda, asociado a la alta banca internacional y que reemplazó por judíos a los empleados cristianos del Tesoro. Dirigente de la B'nai B'rith.
- David Saerstein, director del Comercio y Cambios de la "Security Exchange Comission"
- Samuel Rossemann, presidente de la Corte Suprema del Estado de NY.
- Sidney Hillman, consejero técnico del Trabajo. Confidente de Roosvelt, Y señalado por Elías Lafferte, en el 9º Congreso del Partido Comunista en México (1944) como la principal columna del Comunismo en América junto al mexicano Lombardo Toledano.
- Lewis, organizador del Sindicato Comunista.
- David E. Lilienthal, director de "Tenesse Walley Corporation".
- David J. Sapos, Consejero Técnico del "National Labor Relations Board".
- etc. etc. etc. etc.
A la lista podrían añadirse gobernadores judíos como Herberte Lehman (NY), Harry Horner (Illinois), 36 gobernadores y 339 senadores y diputados masones, así bajo el mandato de Roosvelt los EEUU dejaron de ser la "Tierra Prometida" para convertirse en el CENTRO DEL JUDAÍSMO INTERNACIONAL.
Y tras la retirada de Roosvelt, y aunque cambie algún nombre, nada fundamental cambió. La plana mayor del judaísmo continuó estratégicamente situada y el presidente Harry S. Truman (grado 33º del REAA Rito Escocés Antiguo y Aceptado de la masonería).
SIGUE LA CONQUISTA AMERICANA
La conquista no se detiene en Norteamérica.
Desde allí y desde Inglaterra se cierran las fauces judías, en su tenaza masónica, sobre Hispanoamérica.
A inicios del XIX aparece en Buenos Aires una logia norteamericana, cuyo cuartel general está en Londres: la Gran Logia Americana, fundaa por Miranda en 1797. Unos por convicción masónica, la mayoría por servir al ideal de la "Independencia" allí se inician, entre otros,
- los argentinos: San Martín, Alvear y Zapiola.
- los chilenos: O'Higgins, Carrera y Martínez Rosas.
- los peruanos: Angulo, Meliar y Zerdáñez.
- los ecuatorianos: Rocafuerte, Baraya y Montúfar.
- los colombianos: Vargas, Bello y Nariño.
- venezolano: Bolívar.
- cubano: Caro.
- centroamericano: del Valle.
- mexicano: Mier.
Por una triste fatalidad del momento histórico, América se masoniza al "independizarse"
Hay reacciones, cierto: Itúrbide (México), Rosas (Argentina), García Moreno (Ecuador), el propio Bolívar (Colombia) pero son vencidas.
La Argentina nace a la vida constitucional bajo el signo de los masones Urquiza, Mitre y Sarmiento.
Al triunfo masónico se le añade la penetración económica del capitalismo internacional y luego la penetración política disfrazada de PANAMERICANISMO.
La inmensa tenaza se cierra sobre Buenos Aires donde parece encontrar la última resistencia.
El tema y su desarrollo requerirían más espacio, pero como desgraciadamente hoy, Hispanoamérica, no juega un papel decisivo en el terrible drama universal que describimos, simplemente dejamos constancia con estas breves líneas.
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