1. Introducción
La llamada expedición del General Gómez se realizó en 1836 como parte de la política de expediciones militares para sublevar regiones realizada por el mando militar de Carlos V.
La expedición, patrocinada por Bruno Villarreal Ruíz de Alegría (1802-1860) y comandada por el jienense Miguel Gómez Damas (1785-1848), tenía como objetivo aliviar el cerco que sufría el territorio carlista por los liberales, que de haberse prolongado hubiese significado una importante presión fiscal y humana (los reclutamientos para el Ejército Real) y animar a la sublevación a las regiones de Asturias y Galicia.
Durante la expedición, Gómez, cuando tomaba ciudades, se limitaba a aprovisionarse, sustituir a heridos y aumentar miembros, armar y reorganizar a las partidas, colocar un ayuntamiento. Finalmente se retiraba a los pocos días.
2. La Expedición
La expedición salió de Amurrio con 2700 soldados, 180 jinetes y 2 cañones (1 obús y 1 cañón pequeño) gracias a la distracción realizada por las tropas del general Villarreal, que permitió a la expedición de Gómez romper el cerco del general Fernández de Córdova, quién daría al mariscal Baldomero Espartero, con 6.000 infantes y 350 jinetes, el cometido de perseguir la expedición de Gómez.
El primer enfrentamiento entre liberales y los expedicionarios tuvo lugar contra las tropas del general Tello, en la provincia de Burgos, sufriendo los liberales 600 muertos y 667 prisioneros, por sólo 183 bajas carlistas. En julio de ese año, las tropas carlistas entraban en Oviedo. Las crónicas difieren sobre el apoyo carlista en Oviedo, las carlistas afirman que todo el pueblo les apoyaba, mientras que los liberales que sólo recibieron los aplausos de la pillería de los mercados y del sanculotismo.
Sea como fuere, el general Gómez no vio posible lograr la sublevación de Asturias y, tras varios días, salieron de Oviedo.
De Oviedo, Gómez pasó a Galicia, territorio con gran presencia popular carlista.
El 18 de julio, entra en Santiago de Compostela, ciudad cuya capitalidad del reino de Galicia había sido pasada a La Coruña por sus simpatías carlistas. Allí fue calurosamente recibido.
En Galicia se triplicaron los miembros de las partidas que actuaban allí, mediante la unión de voluntarios que no podían unirse a la expedición.
Gómez vio imposible la sublevación de Galicia, por lo que se dirigió a León para aprovisionarse y dar un rodeo por el que volver a Asturias.
Entró el 30 de julio en León. Tras abandonar la ciudad, busca un enfrentamiento con las tropas de Espartero para volver a entrar en Asturias. En Escaro, sólo logra una derrota con 132 bajas y 19 prisioneros, viéndose obligado a retirarse a León.
El 20 de agosto, Gómez llega a Palencia, abandonando la ciudad al día siguiente. A finales de mes, Gómez entrará en Castilla la Nueva, alertando al gobierno liberal de Madrid, que alertará a las fuerzas de la región y hará salir de la capital una columna al mando de Narciso López, la cual será derrotada en Burajaró sufriendo 396 bajas y 1.520 prisioneros, por sólo 166 bajas carlistas.
El 12 de septiembre se unió a la expedición el general Ramón Cabrera, el tigre del maestrazgo. El 16 de septiembre, Gómez entraba en Albacete, abandonándola el 18. El 20, en Villagarbo, el general Alaix –comandante de la vanguardia de Espartero- derrota a Gómez en una acción que inicialmente se inclinaba de lado carlista y que se saldó con 1274 prisioneros
El 30 de septiembre, los carlistas llegaron a Córdoba y, tras una resistencia inicial liberal que se extendió hasta el 1 de octubre, la tomaron. Los cordobeses recibieron con gran alegría a los carlistas.
Con la toma de Córdoba, se provocó un alzamiento general en la provincia de Córdoba, que se extendería también por Sevilla. Al poco, se abandonó Córdoba, volviéndose a ella más tarde y abandonada definitivamente el 12 de octubre. El 13 entraron los liberales en Córdoba sofocando la rebelión
El 31 de octubre, tras tomar Almadén sobre el 24 de octubre, Gómez entraba en Cáceres. El día 3 de noviembre, Cabrera abandona la expedición, por motivos no demasiado aclarados –existen dos versiones, pero parecen ser de dudosa veracidad-.
El 16 de noviembre, los carlistas entran en Ronda. Allí, Gómez se dedicará a reorganizar la expedición y a fomentar la guerra en la serranía. El 19 de noviembre, abandonan Ronda. El 22, persiguiendo al brigadier Ordóñez llegan a las puertas de Gibraltar, bajo cuyos cañones se había refugiado. Los carlistas abandonarán el territorio ante la amenaza inglesa de abrir fuego, reafirmada mediante la colocación.
Finalmente Gómez iniciaría el camino de regreso al territorio carlista, el cual realizó con unas tropas desmoralizadas por la falta de presencia de refuerzos. El 18 de noviembre, Aloix ponía punto y final a la persecución. El 19 de noviembre, Gómez entraba en tierras carlistas concluyendo su expedición con la entrada en Orduña.
En 1837, Gómez sería llevado a juicio por llevar la expedición lejos del territorio carlista, desobedeciendo las órdenes de intentar sublevar Galicia y Asturias y regresar al territorio carlista. El convenio de Vergara hizo que el juicio no se concluyera.
3. ConsecuenciasTras haber recorrido durante 5 meses y 24 días 800 leguas, la Expedición regresaba con 2 cañones, gran cantidad de artilleros, 3.153 infantes y 790 caballos. Esta gran expedición por un territorio tan grande y hostil como es la España de los liberales fue una gran hazaña que interesó a buena parte de Europa, entre ellos el zar Nicolás I de Rusia.
A nivel estratégico y militar, la expedición fue muy deficiente: no se logró sublevar Galicia ni Asturias, Gómez fue incapaz de ayudar a Cabrera a extender la guerra por Aragón y Valencia, no se tomó ningún territorio, puesto que no se quedaba en las ciudades tomadas demasiado tiempo, lo que permitía a los liberales reconquistarlas.
A pesar de esto, se incrementó la actividad guerrillera en el interior de la Península, con especial interés en Galicia, dónde la resistencia carlista gallega sobrevivió al Abrazo de Vergara.
Esta actividad apenas se incrementó en Asturias –donde el único regimiento formado fue aniquilado por los liberales- ni en Castilla, dónde el paso de Gómez fue muy rápido.
Dónde sí hubo una gran actividad fue en Andalucía, dónde se preparaba un gran alzamiento carlista, tal y como lo hacen notar los numerosos fusilamientos realizados por los liberales.
En el bando liberal, es descrédito fue grande, tanto en el interior -se procesaron a muchos generales para saciar la ira popular- como en el exterior, dónde muchos militares, entre los que destaca el zar Nicolás I hacía que todas las mañanas que le señalaran, sobre un mapa de España, los últimos movimientos de la expedición.
Mientras duró la expedición, los fondos cristinos en el extranjero sufrieron fuertes bajadas, especialmente con la llegada de Gómez a Gibraltar y la toma de Almadén.
De hecho, la fama de Gómez era tal, que cuando se formó proceso contra él, el gobierno de Carlos V sufrió un descrédito a ojos de las naciones que le profesaban simpatías.
Todo el mundo moderno se divide en progresistas y en conservadores. La labor de los progresistas es ir cometiendo errores. La labor de los conservadores es evitar que esos errores sean arreglados. (G.K.Cherleston)
Más información sobre el general Damas:
OrÍgenes Del Tradicionalismo Andaluz
El general carlista Miguel Gómez Damas y su apresamiento en Portugal
Última edición por Hyeronimus; 04/12/2015 a las 21:12
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