Revista FUERZA NUEVA, nº 570, 10-Dic-1977
Marxismo y Fuerzas Armadas
Por César Esquivias
Creemos que uno de los más graves peligros que se pueden prever contra la estabilidad del Estado, contra la pervivencia de las Instituciones fundamentales de la Nación, y, en definitiva, contra España, es el intento marxista de infiltración, control e influencias en nuestras Fuerzas Armadas, por cuanto éstas significan de garantía de lo permanente y columna vertebral de la Patria.
Para el marxismo, los Ejércitos son el más firme valladar para detener su internacionalismo de clase, su política materialista, su afán desintegrador de los valores nacionales en los que se asienta el porvenir de España y la realidad de supervivencia como nación una, grande y libre, así como baluarte de un sentimiento filosófico, espiritual, rector,en este sentido, de otros pueblos de nuestra estirpe. De ahí viene, precisamente, su empeño en destruirlos, “coparlos” o mediatizarlos, mediante toda una serie de maniobras, presiones y acciones de penetración y propaganda en sus filas y entorno.
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En España, en estos tiempos presentes (1977), el nacimiento de la ilegal UMD ha sido sólo parte de ese intento de destruir las más puras esencias tradicionales castrenses. Una destrucción que está en marcha soterradamente con el apoyo de la traición, del papanatismo, de la cobardía, de los pactos secretos y de la estultez, que en nefanda alianza está tratando de socavar la institución militar.
Es una sucia maniobra en marcha con sello de urgencia, profundidad y fuerte empeño en su realización, a cargo de los distintos grupos marxistas y de sus claros y específicos compañeros de viaje, amén de los traidores de turno que,en este terreno como en cualquier otro, no tienen empacho en la colaboración suicida a cambio de seguir por algún tiempo más en posiciones de privilegio o recibiendo las treinta monedas en pago a su felonía.
Este intento marxista -comunista o socialista, pues es igual, como iguales fueron los “chekistas” del PSOE o PCE que actuaron en la zona roja y asesinaron, entre otros ciudadanos, a miles de millares- no es nuevo. Basta reproducir las palabras del marxista-leninista Enrique Líster, publicadas en la revista “Triunfo” (19-11-77) para convencerse.
El que fuera general rojo dice, entre otras verdades, lo siguiente: “Hay que tener en cuenta que nosotros -después de las elecciones del 36- ya éramos un partido legal, un partido con diputados (es decir, añadimos nosotros, tal y como ocurre ahora en el “país”) y el trabajo en el Ejército -la destrucción de la disciplina y creación de “comités y Sindicatos de soldados y clases- había que hacerlo clandestinamente para que el Partido no pudiera aparecer nunca comprometido en descomponer las Fuerzas Armadas”.
Una gran verdad histórica esta que confesa Líster, pero una verdad que hoy (1977) tratan de repetir socialistas y comunistas, es decir, marxistas, a través de la acción sediciosa y subversiva en los cuarteles y en el seno de la gran familia militar, que si bien por ahora no han conseguido avances apreciables o importantes, no deja de ser una peligrosa realidad en la continuación del esfuerzo y, sobre todo, ante la apatía gubernamental para evitarlo, ante los pactos del Gobierno Suárez con esas fuerzas políticas antinacionales que, soterradamente, sin dar la cara, más bien al contrario, siguen esta línea denunciada por Líster en contra de cuanto son y representan nuestros Ejércitos.
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Por eso comprendemos la sorda irritación, reprimida por el sentido de la disciplina, que en amplios y concretos sectores ha surgido ante esta plena colaboración gubernamental con el grupo marxista en las Cortes que, entre otras, ha permitido que el número tres del PSOE, Enrique Múgica, haya sido designado presidente de la Comisión Legislativa de Defensa del Congreso, con lo que tal dirigente marxista tendrá en sus manos una parte del control de las Fuerzas Armadas a través del Parlamento. Y menos mal que no se llevó a efecto la intención del PSOE -la más clara “bofetada” a las FAS- de que tal cargo o presidencia la hubiese ostentado el ex comandante Busquets.
Si a esto se le añade que Múgica, en recientes declaraciones aparecidas en la prensa, se ha autodesignado como “ciudadano vasco y no español”, comprenderemos la gravedad de la situación y el paso dado por el Gobierno en esta apoyatura personal para que dicho dirigente socialista ocupe cargo tan importante para el futuro de nuestras Fuerzas Armadas, ya que pensamos que quien de este modo se autocalifica en lo referente a su nacionalidad -al igual que lo ha hecho el senador Bandrés- está incapacitado legalmente no sólo para tal puesto sino también para ocupar el escaño de diputado en las Cortes. (...)
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