Fuente: Centinela. Boletín de orientación e información del Requeté de Cataluña, Números 4 y 5. Página 4.



MENSAJE DEL REY



Mis queridos carlistas:

Próximo el comienzo del nuevo año de 1958, en el que se cumple el siglo y cuarto de la existencia del carlismo, quiero enviaros mi más cordial saludo, con los mejores votos por vuestra felicidad personal y familiar.

Es, por otra parte, ocasión propicia el principio de año para reflexionar sobre la labor realizada en el pasado y, más aún, para fijar los planes de nuestra actuación futura.

Desde que, por orden de mi tío el Rey Alfonso Carlos, me puse al frente de los trabajos de la Comunión Tradicionalista de preparación del glorioso Alzamiento Nacional, me he mantenido en la misma línea de defensa de nuestra Santa Causa, que es la Causa de España y de la Cristiandad.

Después de iniciado el movimiento, con tan decisiva participación de los requetés, pude ofrecer al Ejército, en la persona de su Generalísimo, aquellos Tercios, tantas veces cubiertos de gloria a lo largo de la campaña. Con ello pude, confiadamente, considerar terminada esta parte de mi misión de orden puramente militar, sin que por esto dejara de ayudar por todos los medios a mi alcance al triunfo de la Cruzada.

Concluida la guerra de liberación, especiales circunstancias determinaron la política de una primera etapa, sin carácter institucional monárquico. El General Franco ha anunciado el comienzo de un nuevo periodo preparatorio de la estructura definitiva del régimen, mediante la instauración de la gloriosa y secular Monarquía Tradicional. Esta Monarquía, con sus principios defendidos siempre por la Dinastía Carlista, de la cual soy el heredero de los deberes aun antes que de los derechos, es la llamada a asegurar la continuidad del proceso político y social abierto el 18 de julio.

Si el carlismo tuvo razón para aportar los requetés a la guerra, ¿quién puede negarle ahora el derecho, o desconocer su deber, de ocupar el puesto que le corresponde en esa tarea trascendental? Si no lo hiciéramos así, contraeríamos la grave responsabilidad de malograr el sacrificio de aquéllos y privar de su justificación última al Movimiento Nacional, cuyas consecuencias políticas no quedarían cumplidas.

Debemos, por lo tanto, aprestarnos con todo entusiasmo a desarrollar la labor política que exige esta etapa, con los brazos abiertos a todos los españoles de buena voluntad, en especial aquéllos que con nosotros comparten un mismo sentido antiliberal y de inquietudes sociales, y aceptan nuestra concepción de la Monarquía Tradicional. Para esta tarea, la Comunión Tradicionalista recoge el llamamiento hecho a la Nación por el Jefe del Estado [1], con la lealtad y espíritu patriótico que ni sus mayores adversarios le han negado en su larga historia.

Yo espero de vosotros, mis fieles y queridos carlistas, que contribuiréis con todo vuestro esfuerzo a tan alta y decisiva empresa, unidos y obedientes a las órdenes de las autoridades de la Comunión, en quienes tengo depositada mi confianza.

Pidamos a Dios, con la intercesión de nuestros mártires, que bendiga esta empresa, para bien de la Patria.


JAVIER




[1] Nota mía. Declaraciones de Franco a la Prensa, publicadas el 31 de Marzo y el 2 de Octubre de 1957.

Segundo cambio político de Franco (1957) (I).PDF

Segundo cambio político de Franco (1957) (II).PDF