"Lo del “totalitarismo” fue un error –más aparente que real- del fascismo italiano. Concretando ideas, suele significar las facultades que se arroja el Estado de injerirse en todos los aspectos de la vida de sus nacionales. Y supone la existencia de un partido único, aunque esto último no sea la diferencia específica.
Y en los países latinos, por lo menos, se ha estrellado siempre con el sentido innato de la libertad individual fomentada por veinte siglos de cristianismo.
Una cosa es el totalitarismo y otra que el Estado sea autoritario, quiero decir que dicte y haga cumplir las leyes, de acuerdo con la recta razón, y permita o no el juego político de grupos, partidos o asociaciones con programas aceptables, siempre que esto sea conveniente para el bien común.
Pues bien, en España, antes y después de la guerra, todos o casi todos los políticos que hay a estas fechas (1976) con porvenir han hecho, más formal que sustancialmente, sus “pinitos totalitarios”.
En tiempos inmediatos anteriores al Movimiento Nacional, don José María Gil-Robles, entonces figura máxima del populismo, aclamado como “Jefe, Jefe”, pretendía todo el poder. Y hasta se sabe, por revelación que muchos años después hizo el cardenal Herrera Oria, de su confidencial deseo de establecer un “fascismo cristiano” (*).
Durante el Gobierno del Caudillo Franco, todas las tendencias inicialmente afectas al Movimiento Nacional han tenido carteras ministeriales. No ya falangistas o tradicionalistas, sino ex cedistas o relacionados con el célebre grupo de propagandistas católicos, entre los cuales se encuentra el mismo Ruiz Giménez.
Y nada digamos de colaboración con el Generalísimo de ciertas personas sin significación política concreta o de la categoría “tecnócrata”. Sus fotos retrospectivas las hemos visto en esta revista apareciendo con elegantes uniformes de estilo mussoliniano o haciendo un saludo que no hubiera mejorado el mismísimo Adolfo Hitler.
Pero, en verdad no ha habido totalitarismo en los cerca de 40 años de la Jefatura de Franco. “Y el que dijera lo contrario miente”. El Estado totalitario quedó sólo en el papel del Decreto de unificación de abril de 1937.
Los únicos totalitarios
Por lo que se refiere a “la acera contraria”, el empleo de la violencia y la casi total unidad de doctrina han estado y están a la orden del día. Recuérdese la Ley de Defensa de la República, del Gobierno Azaña; y la historia del Partido Socialista Obrero, que ahora vemos calificar de Español (cosa que nunca hizo antes), con su UGT y sus prédicas y actuaciones violentas para alcanzar el Poder y establecer la dictadura del proletariado. El baño electoral que le dimos las derechas en noviembre de 1933 le llevó democráticamente no a aceptar el resultado de las elecciones, sino a hacer la “guerrita” civil de Asturias. Y nada digamos sobre su actuación tras el 18 de Julio, que culminó en el genocidio de Paracuellos del Jarama. Por si cupiera alguna duda sobre sus aspiraciones doctrinales y sus métodos…, ellos mismos lo han confesado en el reciente congreso de la “ilegal” UGT, celebrado en Madrid a ciencia y paciencia del Gobierno Arias.
Del comunismo puede decirse que es hoy el único partido de carácter internacional de auténtico sentido totalitario y que constituye el peligro máximo que ha amenazado a la Humanidad durante toda su existencia.
Precisamente para el comunismo, el Papa Pío XI (Aquiles Ratti), en la encíclica “Divini Redemptoris”, escribió que “el Estado es para el hombre, y no el hombre para el Estado”. Y aclara inmediatamente que esto no debe ser entendido en el sentido en el sentido de un liberalismo individualista, sino de una adecuada unión orgánica de la sociedad.
No es sólo que el comunismo sea totalitario. Su doctrina, teológicamente atea, filosóficamente errónea, económicamente desastrosa y socialmente antihumana, lo hace “intrínsecamente perverso”, No es que sea totalitario, sino que constituye una canallada. Y resulta peligrosísimo, de caracteres apocalípticos, al estar hoy (1976) respaldado por la innegable fuerza militar que tiene la URSS.
Resulta ridículo, si no fuera por la mala fe que evidencia, parangonar el fascismo o el nazismo (inexistentes desde 1945) con el comunismo, vivo y coleando en tan extensas y pobladas naciones como Rusia y China, además de sus satélites. Con relación a las primeras doctrinas cabe decir aquello de “a moro muerto, gran lanzada”.
José ESTEPA
(*) Se conoce esto por un artículo del muy ilustrísimo señor don Luis Vera Ordás, canónigo de la catedral de Málaga, publicado no hace mucho en el diario “Sur”, de esta capital. Dice haberlo escuchado en Ronda en ocasión de hallarse allí el obispo Herrera. Y añade que comentó: “¡Pobre José María, qué mal te han pagado los fascistas!”. A Gil-Robles le falló su intento de alcanzar el Poder por vía de elecciones, pues dados los aires que corrían después de ir “a por los 300” hubiera ido a por los 600, dado el reciente ejemplo (entonces) del Fuhrer alemán. Parece deducirse de su libro “No fue posible la paz” que el general Mola no dio oídos a su pretensión de nombrarle jefe de Gobierno si triunfaba el Alzamiento Nacional.
(Revista FUERZA NUEVA, nº 488, 15-May-1976)
Última edición por ALACRAN; 29/02/2020 a las 14:23
"... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)
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