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Tema: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

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  1. #1
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

    SEFARAD RESTAURÁNDOSE












    Pedro Sáinz Rodriguez




    EL SEFARDISMO RETORNADO

    Manuel Fernández Espinosa


    Pedro Sáinz Rodríguez (1897-1986) fue uno de los intelectuales de gran fuste que tuvo España en el siglo XX. Filólogo, bibliógrafo, escritor, editor, también ejerció el papel de conspirador en los trabajos preparatorios del 18 de Julio de 1936. Católico y Monárquico, Sáinz Rodríguez era un adicto a Alfonso XIII y, tras la muerte de Alfonso XIII, rindió pleitesía a Don Juan (el Rey de Luis María Ansón).


    Sáinz Rodríguez formó parte del Alzamiento Nacional de 1936 y fue nombrado ministro de Instrucción Pública en el Primer Gobierno Nacional de España (1938-1939), sin embargo, su lealtad a Alfonso XIII y, más tarde -como hemos dicho- a Don Juan de Borbón y Battenberg perjudicó la carrera política de Sáinz Rodríguez durante el franquismo, forzándole incluso a tomar el camino del exilio a Portugal.


    Sus relaciones con Francisco Franco se deterioraron cuando Francisco Franco decidió decretar la persecución de la actividad masónica en España, implantando el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo. Sáinz Rodríguez se queja en sus memorias del simplismo de Franco y alega en su defensa que él no era masón, contra lo que Franco y el círculo franquista propalaban sobre él. Creemos -aunque es una conjetura- que, en efecto, Sáinz Rodríguez nunca fue masón, pero tal vez fuesen otras las razones por las cuales los hombres de confianza y más afectos a Franco la emprendieron contra Sáinz Rodríguez.

    En tiempos de la Dictadura de Primo de Rivera, Sáinz Rodríguez había trabajado para la editorial CIAP. Las siglas CIAP responden a COMPAÑÍA IBERO-AMERICANA DE PUBLICACIONES, aunque en un principio se llamó Compañía Ibero-Africana. La gerencia de esta editorial estaba a cargo de Manuel L. Ortega Pichardo "que había vivido en la zona española de Marruecos [...] publicó un libro sobre "Los hebreos en Marruecos", antes de existir la CIAP y una "Historia de Ceuta", con especial atención a los sefardíes y con un estudio del doctor Pulido, personaje relacionado con el retorno del judaísmo a España en la primera mitad del siglo XX." (La cita es del mismo Pedro Sáinz Rodríguez en su libro "TESTIMONIO Y RECUERDOS").


    Sin embargo, aunque Ortega Pichardo figuraba como fundador de la CIAP, la editorial era de capital hebreo. Ignacio Bauer, judío, escritor, bibliófilo y autor de "Apuntes para una bibliografía de Marruecos", además de "Relaciones de África" y "La misión franciscana de Marruecos" era el hombre clave. Ortega Pichardo preparó una "Biblioteca de los sefardíes" y la editorial planeó el "asalto" al mercado peninsular e iberoamericano, estableciéndose en Madrid y solicitando la colaboración profesional de Pedro Sainz Rodríguez. Éste, como cándido e ingenuo intelectual, aceptó y trabajó para CIAP -con mucha probabilidad sin saber, en ese momento, lo que se estaba cuajando.


    El Doctor Ángel Pulido Fernández (1852-1932) promovía desde 1904 la campaña filosefardí en España, tras haber tomado contacto con comunidades descendientes de antiguos judíos sefardíes. Y Pulido era uno de los colaboradores de CIAP, como otros prominentes filojudíos, por ejemplo: Méndez Bejarano o el gran traductor Rafael Cansinos Assens. En 1920, a iniciativa del Doctor Pulido, se fundó la Casa Universal de los Sefardíes. La editorial CIAP empleó a Pedro Sáinz Rodríguez a manera de relaciones públicas, así lo hizo cuando lo envió a Iberoamérica, para abrir mercado.


    Estas relaciones de Sáinz Rodríguez con una editorial tras la cual se adivinaba el capital judío, así como la campaña de rehabilitación de los sefardíes, promocionada por el Doctor Pulido y jaleada por todas las logias españolas no pasaba desapercibido para los servicios secretos franquistas que, en esos entonces, podemos decir que eran unos de los más eficaces de toda Europa.



    Lo del "contubernio judeo-masónico" era algo más que una figura retórica del franquismo. Franco sabía que las relaciones bilaterales entre la Segunda República Española y la comunidad judía, a través de diversos representantes y dirigentes político-religiosos judíos, habían sido clave y los hombres del CIAP no eran ajenos a esos tejemanejes.

    Antonio Aguilar y Correa, Marqués de la Vega de Armijo

    Lo curioso del caso es que, en toda la falsa retórica de los masones que instauraron la Segunda República Española, siempre se argumentó el manido tema de la "reparación": ¿a qué reparación se referían? Sabido es que en 1492 los Reyes Católicos promulgaron el edicto de expulsión de los judíos que no se bautizaran. Durante siglos este decreto estuvo vigente. Sin embargo, la Segunda República Española llegaba tarde a la derogación de este decreto de expulsión de los judíos (y no digamos la más reciente medida, consumada por el ministerio de Ruiz Gallardón). Gobiernos masones anteriores se habían anticipado a Ruiz Gallardón y a la II República; ésta es otra de las historias muy poco conocidas que arrojan luz sobre el asunto.

    La Gran Logia de Rumanía reconocía en 1880 al Oriente masónico presidido por Práxedes Mateo Sagasta, pero a cambio exigió que el gobierno español levantara los impedimentos que, por el decreto de los Reyes Católicos de 1492, se ponían en España contra el establecimiento de la comunidad judía. No hubo problema ninguno para realizar la transacción de favores, dado que Práxedes Mateo Sagasta y su alegre pandilla de compadres masones formaba el mismo gobierno de España. Don Antonio Aguilar y Correa, Marqués de la Vega de Armijo, conspicuo ministro de la camarilla de Sagasta, se apresuró a derogar el decreto de los Reyes Católicos.

    Con estos "movimientos tácticos" en el orden legislativo (realizados servicialmente por los hermanos masones; que a la vez eran los prohombres de la política liberal) a principios del siglo XX todo estaba dispuesto para que apareciera el Doctor Pulido, viajando por el Mediterráneo y redescubriendo las comunidades sefarditas, para invitarlas a regresar a España reivindicando la "Reparación" que supuestamente la nación española le debía a los descendientes de aquellos expulsados. Mientras tanto, para preparar la campaña de propaganda que abriría de nuevo las puertas de España a la diáspora sefardí para imponer Sefarad, dos periódicos se emplearon a fondo: "La Raza" y "El Pueblo", con D. Manuel Ortega Pichardo al frente que, con el banquero judío establecido en Madrid, Señor Dreyfus, había fundado la C.I.A.P. (COMPAÑÍA HISPANO AMERICANA DE PUBLICIDAD), a la que aludimos más arriba. Digamos también que el inversor de la C.I.A.P., el banquero Dreyfus se casó con la hija del Doctor Ignacio Bauer, al que ayer también aludíamos en dicho episodio. El Doctor Bauer era, por cierto, nieto de uno de los hombres clave de la Casa Rothschild en España.


    RAIGAMBRE
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  2. #2
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

    Opinión / Columna

    Jesús Arrieta Cabrera

    Los marranos, los judaizantes y la inquisición

    El Sol de Zacatecas

    24 de diciembre de 2014




    Desde que se manosea la historia, para que sea solo un montón de palabrerío que no forme la identidad y se desintegre la cultura del espíritu nacional; resulta extraño que se manipule la palabra Inquisición, para maniobrar odios y rencores, contra la Cristiandad Católica; porque el Santo Oficio, lastimó a los usureros judíos que se fingían católicos conversos, para expoliar desde dentro de las naciones, los dineros que son el factor "FRUTO DEL TRABAJO" y base del dinamismo económico, con que se atraen los bienes necesarios de la existencia... y más se calienta la controversia, si se habla del Santo Oficio de la inquisición, como "La Suprema Autoridad Represora del Agiotismo".

    Autoridad Odiada siempre que los concentradores del capital han sido descubiertos en su inmoral maniobra de crear las crisis estratégicas, con los acaparamientos y suscitando hasta las guerras que aceleran la comercialización del armamento y la emergencia de mercadear el dinero; situación en que los tales estaban creando todo tipo de necesidades; en unas circunstancias en las que aparecía la voracidad de los usureros que desataban su ferocidad, aprovechando el vértigo del torbellino que no deja ver las tácticas de las grandes mentiras inteligentes.

    Instrumento del espionaje con el que explotan a los que se enfrentan en los campos de batalla; tal como sucedía, cuando a Carlos V le llegaban las remesas de metales preciosos del Nuevo Mundo y había que esquilmárselos; causándole un gran trastorno. Desde afuera: con el Islam; armando en secreto la flota de Barba Roja; y por dentro del Imperio Español, con el Protestantismo que formó Un Frente Armado de reyes sediciosos, alineados con el Cisma de Lutero, dirigido el tal, por las siniestras maquinaciones de "El Judío Internacional" Salomón-Raschi; el que hacía yunta con el marrano Nicolás de Lyra; quiénes actuaban desde las casas financieras. Incrustados en las Estructuras Económicas como un factor necesario, en los trastornos por ellos provocados.

    La historia es una herramienta eficaz para no resbalar en inconsistencias y poder echar una mirada retrospectiva, sin equivocar el análisis de los hechos sin deformar; en cuyo banco de datos, está esperándonos la Verdad purificadora, para introducirnos en los hechos consumados; mostrándonos la radiografía del cáncer del trafico monetario, y guiándonos hasta el año 711 (8 siglos antes de Carlos V) de nuestra Era para revisar "La Historia Clínica" del padecimiento que casi liquidaba la economía europea, al formarse la fatídica mancuerna económico-militar, que comenzó su gran ofensiva, con el contubernio que coludía al Judeo Islamismo; con una invasión que se infiltró en Europa, penetrando por el sur de La Península Ibérica.

    Y no solo instalando "un estado islámico judaizado" dentro de la Católica España; sino infiltrando hasta los entresijos de la entraña Clerical, para desde allí también desintegrar el espíritu y la cultura, instalando judíos marranos falsamente conversos (¡hasta como sacerdotes!),formadores de Católicos de Cristianismo Judaizado; precisamente los llamados judaizantes, para que con los tales, se colapsara la vida del alma occidental, degenerándola hasta lo mixto; que a todo lo hace hibrido, inoperante, e improductiva víctima del usurero, practicante del agiotismo estafador.

    Ante esa conspiración oculta por el legitimo derecho a la existencia de cualquier ser humano, el papa Gregorio IX instituyó un Santo Tribunal, que al principio sirvió contra los herejes infiltrados en la Iglesia Católica, desde cuyo interior se pervertía la fe; haciendo confusa la Doctrina Cristiana, con los tósigos judaizantes; en los años de Jaime I de Aragón, entre 1208 y 1276.

    Ello significó la legítima defensa: de elaborar La Constitución Del Canon Eclesiástico en Tarragona, por el 1242 de aquel siglo XIII, que fue escenario de las cruzadas 7 y 8; las que encabezó San Luis Rey, desafiando El Califato de Córdoba, que a sus espaldas en España se constituyó como la matriz abastecedora de todo el Islam; al que había que atacar en sus raíces del Medio Oriente, sitiando Jerusalén... lo que a pesar de tanta sangre Cristiana derramada, no logró afectar la capital Cordobesa, que desde España retroalimentaba al Estado Judeo Islámico, aunque la Cristiandad Española, blandiendo la espada de Fernando III sometiera a los judeoarabes cordobeses en la primera mitad de aquel siglo XIII.

    Dígase aunque sea de paso, en lo que se leen estos hechos; que fue también aquel siglo XIII cuando los judíos islamizados de Gerona acuñaron el término Jehová, troqueleándolo sobre el Yahvé del judaísmo aaronita, desde los escritorios en que se escribían las páginas de la cábala y las del Talmud, que incitaban el fanatismo y el fetichismo de los crédulos católicos que apuestan su fe ciega a lo misterioso; sin darse cuenta que así resbalaban en el abismo de las supersticiones que caracterizan al judaizante.

    vea: los marranos... 7A

    Se ha de decir que: al mismo tiempo que se veía caer la fe ciega que se alucina con los maquillajes bíblicos (en cuyos emplastes de la teúrgia pseudo religiosa), el crédulo no distingue la diferencia entre el Judaísmo y el Cristianismo; entre tanto que por otra parte, resucitaba el espíritu de San Francisco de Asís y el de el Santo filosofo Tomás de Aquino; inspirando el sentido cuerdo del pensamiento lógico; el que no se emboba con lo misterioso que manipulaban los talmudistas judíos; ni mucho menos, con el oriental rito de los Imanes del Arabismo Andaluz.

    Los hechos consumados indicaban que la mancuerna del invasor, era nefasta para la Civilización Cristiana de todo el Mundo Católico; y que las mentiras inteligentes de los extorsionadores, tenían que expulsárseles de la Cristiandad de España; porque los logreros de la usura, no debían mas meter las uñas en el tejido social de Europa; empezando aquella limpieza la Inquisición: uniendo los divididos Reynos de Castilla y Aragón, con las indicaciones del cardenal Francisco de Cisneros, que sabía visualizar las consecuencias de hacer nada.

    El Papa Sixto IV que pontificaba el vínculo entre el cielo y la tierra, dio el acceso a las peticiones de los Reyes Católicos: Isabel de Castilla y Fernando de Aragón para que se estableciera la Inquisición que había de rescatar la unidad espiritual de los Celtiberos Españoles, divididos por los sectarismos que habían fraccionado a la nación; con "la jariosa tentación" de hacerse todos prestamistas, siguiendo el mal ejemplo de la especulación judía, que expoliaba con el 20, el 35; y hasta con el 40% que rápidamente y sin pisar para nada la Universidad, de una semana a la otra, engordaba millonarios con el empobrecimiento de los hambreados; fingiendo los marranos las virtudes de la religión y la fe.

    Solamente un instrumento de inteligencia tenaz y detectiva, que resistiera la corrupción, podría detectar conforme a derecho: la delincuencia estafadora y la infiltración de los marranos judeo conversos, que como cristianos nuevos, lograban traspasar la cautela confiada que otorgaba la sotana; la que bien pronto de lo negro presbiteral, los astutos la volvían el purpura del Obispado; pasando a "las semifinales del cardenalato"... llave cardenalicia para posesionarse del Papado; desde luego cuidando que la piel de oveja no dejara ver los cueros del marranismo; ni la tersa piel de las serpientes judaizantes que insisten en judaizar al mismo Jesucristo, también con la falsedad que ocultara a Los Iscariotes infiltrados.

    Comento: se "lengüetea sin el fundamento de los datos duros" de la Antropología y la Historia: que el Galileo (el hijo de la Virgen Aramea Greco-Romana de Nazaret), por tener un padrastro judío, por eso era " El Santo Propio" que los judíos y los marranos necesitaban para satanizar al Santo Oficio; porque ese Tribunal Eclesiástico tenía en archivo por hasta 85% de usura estafadora. Legitimidad para el marranismo y delito artero en la justicia sujeta a la Verdad.



    *Católico comprometido


    Fuente:

    Los marranos, los judaizantes y la inquisición - Jesus Arrieta Cabrera
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  3. #3
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

    Esta vez la columna del inefable Felipe Pigna en la revista de Clarín trata sobre los contrabandistas portugueses radicados en el Buenos Aires de principios del s.XVII. El artículo está bien, pero el hombre evita mencionar que estos "portugueses" eran marranos. El escritor Manuel Mujica Laínez en su cuento El Espejo, de la saga de "Misteriosa Buenos Aires", fue uno de los primeros en tratar el tema, allí se ve que las autoridades terminan desconfiando de todos los portugueses sospechando que eran judíos.


    Una colonia que no olía muy bien

    Haciendo Historia.Diego de la Vega y otros portugueses idearon la sociedad del Cuadrilátero, que se transformaría en la banda de contrabandistas más grande de toda la América española.

    Uno de los primeros contrabandistas porteños de la época colonial fue un lusitano llamado Bernardo Sánchez, más conocido como Bernardo Pecador. El hombre era un maestro en las artes del enriquecimiento y amasó una fortuna. A su muerte, la banda de contrabandistas portugueses quedó al mando de don Diego de la Vega, un zorro que había entrado clandestinamente a Buenos Aires con su mujer, Blanca Vasconcelos. En su manzana, delimitada por las actuales Alsina, Moreno, Balcarce y Defensa, y en su chacra de Barracas, descargaban esclavos y mercaderías. Para entonces ya dominaba el tráfico con el Brasil y Portugal, y tenía agentes en Lisboa, Londres, Río de Janeiro y el interior de la región del Río de la Plata.

    Don Diego, en compañía de su pariente Diego de León, Juan de Vergara, el capitán Mateo Leal de Ayala y el tesorero de la Hacienda Real, Simón de Valdez, idearon una organización conocida como El Cuadrilátero, que se transformaría en la banda de contrabandistas más grande de toda la América española.

    En algo más de tres años introdujeron alrededor de 4.000 “piezas” (como los negreros llamaban a los hombres, mujeres y niños capturados en Africa para explotarlos en América), obteniendo una ganancia de más de 2 millones de ducados. Sus maniobras se ajustaban a la norma que disponía que todo contrabando requisado debía ser rematado de inmediato. En cuanto llegaba un contrabando, los miembros de la pandilla se encargaban de denunciarlo, de manera que enseguida los negros se ponían a la venta pública. Ninguna oferta podía sobrepasar el precio básico de la ley, 100 pesos plata, y el que hacía una oferta que lo sobrepasara perdía la plata y la vida. Los desdichados negros eran vendidos en Potosí por varias veces la suma que habían pagado. El encargado de organizar estas subastas, era el tesorero real Simón de Valdez.

    El tesorero llegó al puerto de Buenos Aires en febrero de 1606, tomó posesión de su cargo el 13 de marzo y fue aceptado por el Cabildo el 3 de abril. Al día siguiente se presentó en sociedad: en la casa de los oficiales reales, frente al Fuerte, se enfrentó a puñaladas con el contador de la Real Hacienda, Hernando de Vargas. En 1610, don Diego de la Vega logró que el Cabildo porteño le concediese la calidad de vecino, demostrando que “hacía nueve años que tenía casa poblada y haciendas de importancia en la ciudad”. Por aquel entonces, su socio Juan de Vergara había comenzado a ocupar cargos en la administración local y poco a poco se transformó en uno de los mayores terratenientes. En aquel mismo 1610 la sociedad del Cuadrilátero decidió diversificar sus negocios: instaló el casino más importante del Río de la Plata, con juegos, naipes y “mujeres enamoradas”, donde también se bebía a discreción. Esta casa estaba ubicada en las calles Alsina y Bolívar y era propiedad de Simón de Valdez y de su socio Juan de Vergara. El crecimiento y la impunidad de las actividades de los confederados alarmaron a las autoridades, que quisieron expulsarlos. Pero el Tribunal de la Inquisición en Buenos Aires tenía como notario al líder de la banda, Juan de Vergara, así que el proyecto quedó demorado.

    La apertura del puerto incrementó el contrabando y los de Lima consiguieron que el oidor de la Audiencia de Charcas, don Francisco de Alfaro, se hiciera presente para evaluar la situación. El 26 de junio de 1611 dictó medidas para combatir el comercio ilícito. Con este aval, el gobernador Negrón dictó una disposición que le costaría la vida: ordenó que las subastas de cargas ilegales se hiciesen previa tasación del gobernador a un “justo precio”. El 26 de julio de 1613 murió repentinamente.


    Pigna no pudo con su genio y eligió bien el título del artículo.
    Mexispano dio el Víctor.



    Imperium Hispaniae

    "En el imperio se ofrece y se comparte cultura, conocimiento y espiritualidad. En el imperialismo solo sometimiento y dominio económico-militar. Defendemos el IMPERIO, nos alejamos de todos los IMPERIALISMOS."







  4. #4
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?


  5. #5
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

    ¿ Ahora ?

    Los dueños del mundo.

    Saludos.

  6. #6
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

    Martes, 4 de agosto de 2015

    DIEGO RUIZ RODRÍGUEZ: EL SEPARATISMO NEOSEFARDITA




    Portada de "El crimen de los Reyes Católicos..." de Diego Ruiz, edición en catalán.

    Manuel Fernández Espinosa



    SEMBLANZA DE DIEGO RUIZ RODRÍGUEZ

    En la cultura hispánica Diego Ruiz Rodríguez es un perfecto desconocido a día de hoy. Ni siquiera el separatismo rampante lo reconoce; algún estudio académico ha reparado en él; pero no parece que nadie lo reclame como precursor (aunque bien pudiera serlo de muchas tendencias actuales como las que se ponen de manifiesto en las buenas relaciones entre Israel y algunos núcleos directivos del nacionalismo catalán). Es un tanto aventurado proponerse ofrecer una idea lo más ajustada de este personaje, pues pocos han sido los que han reparado en esta figura de la filosofía especulativa y la agitación político-intelectual. Ruiz fue un poco de todo: andaluz y catalán, español contrariado y detractor de España, catalanista “sui generis”, iniciado en sociedades revolucionarias, médico, filósofo, literato, conferenciante, agitador anarquista y, a la postre, firme partidario de la judaización de España.

    Diego Ruiz Rodríguez nació en Málaga el 13 de enero de 1881 en el seno de una familia de médicos. Su padre era el médico malagueño Diego Ruiz de los Cobos y su madre fue la granadina María del Carmen Rodríguez Méndez. El progenitor abandonaría a la familia, estableciéndose hasta su muerte en Buenos Aires. Según testimonios del mismo Diego Ruiz, su padre sería el primero de sus maestros revolucionarios. La familia paterna de Ruiz Rodríguez estaba emparentada con la familia del pintor Pablo Ruiz Picasso. La falta del padre y la enfermedad de la madre explican que Diego tuviera que pasar de tutor en tutor, llevando desde pequeño una vida con paradero muy poco estable. Nacido en Málaga se trasladará luego a Córdoba, residiendo allí hasta el año 1890; más tarde pasa Granada, bajo la tutela de su tío notario, viviendo en Granada hasta 1894. Es en 1894 cuando se traslada a Barcelona para estudiar medicina, hospedándose en la casa de su tío materno D. Rafael Rodríguez Méndez. Rafael Rodríguez Méndez, nacido en Granada se había establecido en la ciudad condal allá por 1874, ocupando la cátedra de Higiene privada y pública de Barcelona, llegando a ser Rector de la Universidad de Barcelona en 1901 y diputado a Cortes en 1914, asimismo era miembro de la Logia Constancia de Gracia de Barcelona, bajo el alias de “Pasteur” y falleció en Barcelona el año 1919. Indudablemente, el hermano “Pasteur” ejerció su influencia y protección sobre nuestro filósofo.

    En sus últimos años de Bachillerato, Diego Ruiz había sido condiscípulo de Eugenio d'Ors y de otras personalidades que después serían exponentes de la cultura catalana y española. Sin embargo, uno de los que más incidiría en su formación ideológica sería Luis Carlos Gaspar de Sentiñón Cerdaña (1835-1903), médico y librepensador militante de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), con quien se trataría Diego Ruiz a finales del siglo XIX. Sentiñón había sido uno de los primeros contactos del emisario de Bakunin en España, Giuseppe Fanelli, y fue indubitable mentor de Diego Ruiz Rodríguez, como también del tristemente famoso Francisco Ferrer Guardia. Sentiñón es uno de los factores fundamentales del anarquismo en Cataluña. Diego Ruiz le dedicaría a Sentiñón su libro "El crim dels Reis Catòlics i la fi de la missió de Castella" [El crimen de los Reyes Católicos y el fin de la misión de Castilla], reconociendo en Sentiñón a un segundo padre y admitiendo su magisterio revolucionario -como socialista libertario y catalanista.

    Diego Ruiz Rodríguez consigue el año 1901 el título de licenciado en medicina por la Universidad de Barcelona, se doctorará por la de Bolonia en 1904. En 1902 había ganado una beca para estudiar en la Universidad de Bolonia, a la que se traslada. Durante su estancia boloñesa Ruiz reside en el célebre Colegio de los Españoles boloñés. Durante sus años de estudios en Italia es cuando afirma haber conocido al poeta y también masón Giousuè Carducci (1835-1907), el autor del "Himno a Satanás". En Bolonia Diego Ruiz Rodríguez, según sus testimonios, es iniciado en una sociedad secreta que él mismo llama en sus memorias el "Club dei Nipotini" (El Club de los Nietos), a partir de ese momento a Diego Ruiz le gustará llamarse "nieto de Carducci" y se ufana con regusto iconoclasta como "un endiablado de nuestros días".

    En 1905 pasa por París, donde estudia geometría, álgebra y combinatoria, conociendo allí al filósofo Emile Boutroux. Es en 1906 cuando regresa a Barcelona, cuando publica su "Genealogía de los símbolos", obra que merecerá incluso un halagüeño juicio crítico del polígrafo D. Marcelino Menéndez y Pelayo que, aunque situado en los antípodas del pensamiento de Diego Ruiz, reconoce en Ruiz a un joven y prometedor filósofo español. Dorado Montero, Bonilla de Sanmartín y otros estudiosos de la época centrarán su atención en la filosofía de Ruiz. Ruiz sería director durante un tiempo del manicomio de Salt (Gerona), Josep Pla trae referencias sobre la impresión que causaba en quienes lo conocían: “Era un poco loco y atrabiliario […], pero sabía muchas cosas”.

    Sin embargo, sus ocupaciones profesionales y filosóficas las compagina con la agitación. La actividad periodística de Diego Ruiz encuentra su cauce en "El Poble Català", “El enemic del Poble” y el semanario satírico “Papitu”. Durante los años 1906 y 1907 en las páginas de “El Poble Català” se dedica a proclamar mesiánicamente el advenimiento de un Filósofo que impondrá en Cataluña la Dictadura Espiritual.

    En 1906 Ruiz se había casado con la segoviana Esperanza Menéndez Villanueva y el matrimonio tendría una hija: Gloria Ruiz Menéndez. En 1910 Ruiz ofrecerá un curso en el Ateneo de Barcelona sobre la figuras de Verdaguer, J. Maragall y d'Ors. Su esposa lo abandona allá por el año 1912, llevándose a la hija consigo. En 1913 Ruiz se traslada a París, después se instala en Italia, pero regresa a España con la proclamación de la II República. Desde 1906 a 1912 Ruiz había producido vertiginosamente ensayos de temática filosófica, psicopedagógica, artículos y hasta libros de cuentos. La labor de Ruiz es de una productividad colosal. Tras la guerra civil se exilia a Francia, falleciendo en 1959 en Toulouse.

    El pensamiento de Ruiz tuvo sus adeptos en Europa y en Iberoamérica. En París llegó a existir una “Association pour l’étude de la Philosophie de l’Enthousiasme”; el filósofo alemán Rudolf Eucken (1846-1926) se interesaría por la “filosofía del entusiasmo” de Diego Ruiz, también Gerhard Weintraub le dedicaría “Die prinzipien der enthusiasmusethik nach Diego Ruiz”. En Hispanoamérica también se produjo una recepción del pensamiento ruizista que, por citar algunos casos, mentemos a E. Chipoco de Portocarrero que escribiría “Diego Ruiz: (notas de una personalidad de filósofo y médico)” para “La Semana Médica” de Buenos Aires (1915); Víctor Delfino, impulsor de la primera Sociedad Argentina de Eugenesia o el peruano Francisco García Calderón Rey (1883-1953).


    LA OBRA DE DIEGO RUIZ

    La ingente producción literaria (ensayística, periodística y literaria) de Diego Ruiz Rodríguez está escrita en varios idiomas: catalán, italiano, alemán, francés y castellano. La falta de atención por el personaje y su obra requiere de un exhaustivo estudio que despeje algunas de las incógnitas biográficas. En su obra bibliográfica podríamos distinguir una obra filosófica de cierta envergadura que podría presentar sorpresas y que está prácticamente por explorar y descubrir; y, por otro lado, una obra que algunos podrían calificar de “menor” que, con propósitos propagandísticos de agitación política, lo dio a conocer mucho más que como filósofo. La constante explícita que acusa Diego Ruiz Rodríguez es el “anti-españolismo”, con predominio de ideas anarquistas en sus primeros momentos, con una voluntad de romper con España bajo la capa de un separatismo catalán de vocación internacionalista y que, en la recta final de su estancia en España, termina por reclamar una refundación de España en clave judaica, que detesta la ruta seguida desde los Reyes Católicos al siglo XX y pugna por la judaización de España en lo que es presentado como una venganza contra toda la historia de España en clave católica y castellana.

    Su producción filosófica más temprana se publicó en español: “Genealogía de los símbolos” y también la ambiciosa trilogía “Clavis Methodica”, dividida en tres libros: “Teoría del acto entusiasta”, “Lull, maestro de definiciones” y “Jesús como voluntad”, o lo que es lo mismo la pretendida fundamentación ruizista de la ética, la lógica y la religión respectivamente. Esta trilogía filosófica se encontraba en germen en “Genealogía de los símbolos” y se publicó en Barcelona en 1906. Sin embargo, algún ensayo, como “La guerra d’oggi considerata come una delle belle arti”, fue escrito en italiano y en 1914 emplearía el alemán para escribir, además de otros ensayos, su “Der Ueberwirbeltier” (el ultravertebrado). El catalán y el castellano los emplearía para sus artículos periodísticos, sus incursiones literarias y sus panfletos políticos.

    En cuanto a su filosofía cabe decir que gira alrededor del “entusiasmo” como base de toda ética. Admitida la noticia de la “muerte de Dios” (no olvidemos que Ruiz es el nietzscheano más coherente de entre los más tempranos lectores españoles de Nietzsche), el lugar vacío lo debe ocupar el “entusiasmo”.

    En casi todas sus obras panfletarias se descubre una abierta intención transgresora y subversiva, un desmesurado afán por provocar las conciencias; los títulos de las mismas son elocuentes. En 1907, por ejemplo, publicó "De la sublimidad de la blasfemia", en dos entregas para el periódico "La Publicidad". Ahí dice:

    "Blasfemeu de tal manera que, després de les vostres paraules, sembli que'l món hagi d'anorrearse, o esser una altra cosa diferent de lo qu'es".

    [“Blasfemad de tal manera que, después de vuestras palabras, parezca que el mundo se ha aniquilado, o sea una cosa diferente de lo que es”].

    Es de suponer el estruendo que declaraciones como ésta podía provocar en la sociedad burguesa catalana que por aquellas calendas era en su mayoría católica. Pero el afán de escandalizar con exhibiciones así se iba abriendo paso a principios del siglo XX para eclosionar en las vanguardias de entreguerras. Como si el genio tuviera que mostrarse en abierta ruptura con los valores socialmente vigentes en la sociedad burguesa y una señal de la genialidad fuese la rebeldía y el exabrupto. "El genio será, así pues, para Ruiz, una nueva encarnación de Lucifer, y, como tal, se definirá por ser rebelde, prometeico, anticonformista, subversivo, etc." –dirá Assumpta Camps.

    A todo esto: Ruiz había concebido un mesianismo colectivo que se encarna en una Cataluña separada de España y en la cual, según sus previsiones y deseos, se estableciera la Dictadura Espiritual de un Poeta Civil (a imagen de Carducci en Italia). Ruiz es sin duda uno de los detractores más belicosos de la España tradicional de aquel entonces. En la novela de Pío Baroja "La dama errante" (año 1908), hallamos una alusión críptica a Diego Ruiz. Baroja habla de uno de los protagonistas de esa novela suya: Nilus Brull (un personaje ficticio que presuntamente es cómplice -o "alter ego"- del terrorista ácrata Mateo Morral, el mismo que sembró de muertos y sangre las calles de Madrid el día de la boda de Alfonso XIII) y sobre ese personaje dice Baroja: "Toda idea de superioridad individual, regional o étnica halagaba la vanidad de Brull. Contaba una vez a Iturrioz, con fruición maliciosa, que uno de sus amigos, separatista, llamaba a España la Nubiana." ("La dama errante", capítulo VI).

    El amigo separatista del personaje ficticio de Baroja no puede ser otro que Diego Ruiz Rodríguez, aunque Baroja silencia el nombre del médico filósofo. Para esas fechas, Diego Ruiz había acuñado el término “Nubiana” para referirse, en términos despectivos y racistas, a España. Veámoslo con sus propias palabras: "Una miopía, casi incurable ya, impide ver a la mayor parte de los españoles la trascendencia de mi obra; pues la mezquindad del alma nacional es increíble en este punto. Gineres y Posadas, unamunculus* et homunculus [...] tal es la situación de los jóvenes nubianos". "Por muchos años también seguirán ignorando esos imbéciles (y acaso por toda su vida) que se ha escrito Jesús como Voluntad, ese libro de piedad superior a todo lo que hasta ahora conocían los alegres compadres de Nubiana". Estas citas literales de Diego Ruiz son de las "Anotaciones perpetuas ordenadas para todo lector español de los libros de un filósofo humorista", prólogo que escribiera Ruiz para la versión española de 1907 de "El Anticristo" de Nietzsche. Las petulancias de su prosa, el tono megalómano y ególatra tiene un asombroso parecido a algunos pasajes de Nietzsche; tal vez, más que original, Diego Ruiz fuese, en muchas cosas como el estilo enfático y tronante, un imitador de Nietzsche.

    El caso es que en 1906 -que es cuando escribe este prólogo- Ruiz tiene ya un nombre peyorativo para España: “Nubiana”, mientras que exalta la catalanidad. Pero, aquí no quedará la cosa. Diego Ruiz Rodríguez terminaría identificando al sujeto mesiánico con Israel, disculpando a Cataluña y culpando a la España de los Reyes Católicos de la expulsión de los judíos en 1492.

    El masonólogo catalán Mosén Juan Tusquets calificaba a Ruiz como un “profeta laico” del judaísmo, para ello alega el libro “El crim dels Reis Católics i la fi de la missiò de Castella” (1931). Sobre esta obra polémica Tusquets añade “que [este libro de Diego Ruiz] parece una locura”, pero el mismo sacerdote reconoce que, a pesar de parecer una locura, no deja de tener “mucha miga” (sic).

    En efecto, el libro (esta vez escrito en catalán), es un alegato de odio contra la España tradicional, encarnada en los Reyes Católicos (y particularmente en lo que da título al libro: el crimen de los Reyes Católicos que no es otro que la expulsión de los judíos). El libro recoge el discurso pronunciado por Diego Ruiz en el Ateneo Enciclopédico Popular de Barcelona, poco después de regresar a España tras verificarse la proclamación de la II República.

    Con “El crim dels Reis Catòlics…” Ruiz denuncia un antagonismo irresoluble entre Cataluña y Castilla que, según él, “es uno de los grandes intereses de hoy –y, cierto es, Interés universal. Con la Revolución del mundo. Así y no de otra manera” (a partir de ahora, las citas literales de “El crim dels Reis Catòlics…” las traduzco directamente del catalán original al castellano). El asunto de la tensión entre Cataluña y el resto de España no es para nuestro autor una cuestión peninsular, sino que el tema adquiere una dimensión mundial en el escenario de la revolución universal.

    En palabras de Diego Ruiz, la recién estrenada II República española no podrá resolver el profundo trauma que ha producido la perversión de la historia peninsular a partir de 1492:

    “La solución ibérica de la angustia española es hipócrita, hábil y precaria, una solución cobarde y reaccionaria. Una solución exhumada de “Las Nacionalidades” o de las “Bases de Manresa” es inactual, disrítmica, históricamente prevaricadora, como la solución que refractarios Monarcas y Cortes imbéciles intentaría imponer, por la vía de la Unidad terrorista, una especie de Convención clérigo-burócrata- fascistoide. Ni Robespierre vestido de Borbón, ni Marx rebajado a la estatura de un Presidente de República sub-américo-federo-soviética serían soluciones. ¡Bah!”. La II República española que para Ruiz “tiene que ser una república semítica, pues ya lo es; pero bastarda” (“El crim dels Reis Catòlics…”).

    La solución según Ruiz está en la re-judaización de España. Entre otras cosas Diego Ruiz propone re-nominar la Península Ibérica, olvidando el nombre de España para adoptar el de “Teshubah”, “Sefarad” o lo que nos parece un neologismo de su invención: “Iberisión”. Según afirma Ruiz: “Es el verbo de Gabirol. Él fundará la unidad de la patria. No temamos emplear, por última vez, la Fuerza. Esculpamos un Inri, definitivo, sobre la Cruz de Castilla” (Op. cit.)

    En principio, lo que se insinúa en toda esta incendiaria proclama es una especie de refundación de España, renegando de todo lo que ha sido España desde los Reyes Católicos a 1931. El foco de todas las invectivas de Ruiz es Castilla en la que, según él, se concentra el odio más profundo a lo moderno: a los judíos, al capitalismo, a la modernidad y que expresó su esencia con la expulsión del “pueblo judío”. Castilla ha finalizado su misión histórica y ahora tiene que ser relevada, no sin vengar el “crimen” de la expulsión de los judíos, siendo castigada.

    “El crimen de los Reyes Católicos”, volvemos a recordarlo, está escrito en 1931, pero es imposible no advertir que en él se encuentra anunciado, enunciado y proclamado lo que, pocos años después de su publicación, sería un auténtico holocausto católico en toda España. Diego Ruiz lo vaticinaba en “Anarquismo y Judaísmo” (publicado en la revista “Ágora”, afirmando que: “Lo de España ha de resolverse sangrientamente. La única solución es la solución judía. Hay que revisar el crimen de esa Iberia romana, íntimamente unida a la obscena sedición de Jesucristo” (citado por Juan Tusquets en “Orígenes de la revolución española”).

    El pensamiento antiespañol de Diego Ruiz Rodríguez puede considerarse como paradigma de todos los “nacionalismos separatistas” ibéricos; aunque su apelación al judaísmo pueda parecer una extravagancia, no lo es tanto si se tiene noticia del odio sefardita incubado y transmitido, generación a generación, contra la España que los expulsó. Ruiz es un eslabón más de la cadena de españoles (y no-españoles) que, puestos frente al enigma español, ensayaron una interpretación de España que terminó por negarla, tales fueron Américo Castro o Blas Infante (inventor del nacionalismo andaluz).





    BIBLIOGRAFÍA:

    Diego Ruiz Rodríguez:

    “El Crim dels Reis Catòlics i la fi de la missió de Castella”, Coleccio Balague, Barcelona, 1932.

    “Genealogía de los símbolos” (dos tomos), Henrich y Cía, Barcelona, 1905.

    J. Ferrater Mora, “Diccionario de Filosofía” (cuatro tomos), Ariel Referencia, Barcelona, 1994.

    Gonzalo Sobejano, “Nietzsche en España. 1890-1970”, segunda edición corregida y ampliada, Editorial Gredos, Madrid, 2004.

    Juan Tusquets, “Orígenes de la revolución española”, Editorial Vilamala, Barcelona, 1932.

    Josep Pla, “Notas y dietarios”, traducción de Dionisio Ridruejo, Gloria de Ros y Xavier Pericay, contiene: El cuaderno gris, Notas dispersas, notas para Silvia, Notas del crepúsculo, Editorial Planeta, Barcelona, 2008.

    Pío Baroja, “La dama errante”, Editorial Caro Raggio, Madrid, 1995.

    "La recepción literaria como instrumentalización. El caso de G. Carducci en Cataluña", Assumpta Camps, Universidad de Barcelona, en Rev. Soc. Esp. Ita. 4, 2006-2007, pp. 57, Ediciones Universidad de Salamanca.)


    Fuente:

    http://tendenciaobservatorio.blogspo...paratismo.HTML
    Erasmus dio el Víctor.

  7. #7
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

    La fuente es la conferencia que acabamos de compartir. El enlace es el siguiente:

    https://www.youtube.com/watch?v=ROMeqNS5XKM





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    Fuente:

    https://www.facebook.com/77125717629...type=3&theater


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