Lo cierto es que yo tampoco me he sentido ofendido en modo alguno. Y una vez aclarado este aspecto, tengo que decir, o si se quiere, repetir, lo que ya dije en mensajes anteriores: moro es palabra latina mouros-a-um que se refriere a los habitantes de la provincia de la Mauretania en el Norte de Africa, cuando formaba parte del Imperio Romano. Los propios musulmanes de Medio Oriente así llamaban a los pobladores de dicha región y lo hacían en sentido despectivo, después de la islamización de éstos. El término musulman, muslim con sonido árabe, significa creyente, "seguidor de las enseñanzas del Profeta". Por tanto no ha lugar al error de convertir en sinónimos ambos términos, lo cual no quita para que el "vulgo" si lo haga, pero esa es una cuestión diferente.
Que ha habido intercambios étnicos y culturales a ambas orillas del estrecho, casi es de "perogrullo". Pero a medida que vamos ascendiendo de latitud, dicho mestizaje se va notando menos. No sólo en los individuos, sino en las cosmovisiones, en la arquitectura, en las costumbres, incluso en el "habla". Es un hecho que el castellano, y por ende las otras lenguas románicas de España, están compuestas por un 80% de latín evolucionado: del culto al vulgar medieval y de ahí a la diversificación de los siglos tardomedievales con la evolución hacia las hablas regionales. Por otro lado, de los límites del Noreste peninsular a los límites del Suroeste transpirenaico, no hay distancia alguna. Y mientras desde Cantabria a la costa Norte de Marruecos hay unos 1.100 kilómetros...desde esa misma Cantabria a las costas de Cornualles apenas hay 800 kilómetros.
Mientras en España se viene discutiendo decenios acerca del grado de influencia étnica de los "moros = bereberes" sobre el global de la población hispana (España y Portugal, no lo olvidemos), resulta que nosotros somos, también globalmente hablando, 50 millones de individuos (no incluyo los 4 millones de inmigrantes actuales) por 7 millones de bereberes hoy en día. En cambio nadie parece recordar las posibles influencias en la etnia bereber de: fenicios, cartagineses, griegos, íberos (aunque es posible que éstos fueran de etnia bereber), celtas, judíos, romanos o latinos, vándalos, visigodos...etc, etc., antes de que llegasen los árabes propiamente dichos al Norte de Africa. Y mientras hoy en día en Oxford, se difunde la idea y se discute acerca de que el origen de los primitivos británicos está en el Norte de España.
El problema acerca de las cifras de invasores e inmigrantes, siempre ha sido problemática y seguirá siéndolo, por el simple hecho de que no se hacían recuentos de los individuos, ni se levantaba registro alguno. Lo mejor es hacer extrapolaciones cautelosas, eso sí, observando este fenómeno humano , y basta con comprobar que siempre son minorías las que se mueven y asientan en relación a las poblaciones conquistadas, o a las pobladoras de los lugares de adopción.
Por otro lado, se ha dado un fenómeno inverso según sea el tipo de migración: si este era de tipo violento y tenía éxito sobre un territorio determinado, los conquistadores se convertían en "clase dirigente", sobre sociedades "cerradas" en las que no existía el ascenso social, por lo que el mestizaje tardaba mucho tiempo en producirse, al menos así era para darlo como cierto y no en base a uniones esporádicas.
Por el contrario, cuando se ha tratado de migraciones pacíficas, la tendencia ha sido otra, la inversa. El grupo migrador ha adoptado durante mucho tiempo una posición de inferioridad, habiendo sido su asimilación lenta necesitando de bastantes generaciones. Quizás un ejemplo extremo sea el de los gitanos, los cuales al cabo de más de 500 años siguen sin asimilarse lo suficiente como para considerarlos integrados.
Personalmente coincido con las tesis de Menéndez Pidal, pero también hay otros investigadores sobre la Edad Media peninsular, como Julio Valdeón, por ejemplo, o como el ya citado Fernand Braudel, entre muchos. No todos coinciden en las interpretaciones de las fuentes y textos de aquellos siglos, únicos fiables para conocer ciertas situaciones y hechos. Para acabar, considero que el elemento étnico "norteafricano" deja su huella en la población peninsular que abarca desde el Algarve portugués hasta el Levante español, llegando por el Norte hasta los límites entre Córdoba y Jaén, así como entre Murcia y Albacete. Y digo que deja su impronta con más evidencia, no necesariamente que ésta sea preeminente. Para el resto de la población peninsular, pues como decía cierto torero del que no recuerdo más que la anécdota: "De Despeñaperros p'arriba, t'oes Alemania."
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