Los apoyos a los dos pretendientes fueron desiguales por momentos y por regiones. El mismo Felipe de Anjou fue proclamado Rey por las Cortes de Castilla, pero también lo fué el Archiduque Carlos, por ejemplo. En Aragón temían que el centralismo borbónico ( no olvidemos la frase de Luis XIV, abuelo del Duque de Anjou: "El Estado soy yo"), acabase con los Fueros imponiendo así una hegemonía castellana de corte absolutista. Pero en fin, como he apuntado más arriba el conflicto fue de lo más complicado en sus causas y desarrollo.
Lo que no acabo de comprender es el uso del calificativo usurpador aplicado al Archiduque. Los antecedentes nos muestran que tanto Felipe de Anjou, como Carlos de Austria, eran descendientes agnados de Felipe III. Es decir, Felipe desciende de Ana de Austria, hija de Felipe III y casada con Luis XIII de Francia, mientras el Archiduque desciende de la hermana de Ana, María casada con el emperador Fernando III. En ambos casos, son bisnietos de Felipe III de España.
Felipe de Anjou era hijo del Gran Delfín (fallecido en 1711), mientras que el Archiduque era hijo de Leopoldo I (hijo de María, hija, a su vez, de Felipe III) casado con Leonor de Neoburgo. Es decir, si nos atenemos al principio dinástico español de la legitimidad de origen, positiva en ambos casos (no olvidemos que el autoacordado de la ley semi-sálica es de 1713), y la legitimidad de ejercicio también, por la misma razón, justifican que ambos pretendientes tuviesen los mismos derechos.
Cuestión aparte es que Carlos II había nombrado heredero en su testamento a Felipe de Anjou. El problema se plantea cuando José Fernando de Baviera fallece un año antes que Carlos II, pues era éste, y no Felipe, el designado como sucesor de La Corona. Por tanto, la designación de Duque de Anjou fue una solución de compromiso en el último momento.
Y aquí entra en juego toda la problemática de los intereses de las potencias continentales. La imprudente frase de Luis XIV de "Ya no hay Pirineos", provocó un terremoto político en toda Centroeuropa y en Gran Bretaña. Porque no era sólo la herencia peninsular, sino esta más toda la extensión de los territorios ultramarinos. Dicho de otro modo, el juego de equilibrio de las potencias en el mundo se hubiera roto, y para los ingleses hubiera supuesto la mayor de las debacles: las dos marinas más grandes del mundo (la francesa y la española) unidas bajo un sólo mando y una sola bandera.
Respecto a la Administración de los territorios de América, en efecto, fueron Virreinatos, no considerados colonias en el estricto sentido del término. Pero ¿se puede decir lo mismo de los territorios africanos? sinceramente, no. La consideración de "provincias" de los territorios de Ifni, Sáhara, Guinea, etc., fue moderno, en el Siglo XVIII eran colonias.
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