El origen de la producción musical característica de Al-Andalus, la música andalusí, es fijado por todos los entendidos con la llegada del músico bagdadí Abu al Hassan Alí Ibn Nafeh, apodado Ziryab (el mirlo), procedente de Bagdad, a la corte del califa Abd al Rahman II en Córdoba. Aquel no trajo solamente la rica experiencia del refinamiento cortesano abasí, sino que dio nueva vida e impulso al arte andalusí. "Mientras que en Occidente triunfaba la música gregoriana, adaptada a la liturgia católica y calcada de la lengua latina, Ziryab se había convertido en Occidente en el pionero de la música profana. En Al-Andalus el arte musical gozaba de una autonomía muy grande y se humaniza, distanciándose a la vez del canto gregoriano y de la música árabe." (GARAUDY, 1987).
La composición musical por excelencia de aquella época es la "nawba", vulgarmente conocida como "nuba" y que equivale a una especie de sinfonía o suite actual. La primera impresión para el que no ha tenido nunca contacto con esta música es todo un sobresalto y un descubrimiento. Por regla general, la formación musical que se ha obtenido en los centros de enseñanza desde siempre nos estructura la mente fijando para las composiciones musicales de la alta edad media, siglos X al XIV, poco más de las composiciones litúrgicas del gregoriano o las melodías de dulzaina y arpa propias de trovadores de corte.
Frente a ello, en aquella misma época se generan las nubas, elaboradas composiciones melódicas de contenido en su mayor parte profano o místico, donde la exaltación del amor, la belleza y la sensualidad alcanzan su máxima expresión, siempre, como suele ser normal en la cultura islámica, como obra y prueba de la existencia de Dios.
La base de esta composición musical es la "muwassaha" o moaxaja, composición poética creada, según la tradición, por el autor Muqqadam ibn al Mu’afa nacido en la localidad de Cabra (Córdoba) hacia finales del siglo IX y por ello apodado al Qabrí, aunque, fue más conocido como el Ciego de Cabra. La moaxaja rompe con la métrica rígida de la "qasida" árabe originaria de Oriente y se impone rápidamente, siendo trasladada posteriormente durante el esplendor de Al-Andalus hacia aquellas lejanas tierras. El último verso de la moaxaja se escribe en lengua romance y se le conoce con el nombre de jarcha (jarŷa).
A partir de la moaxaja, se deriva el zayal o zéjel, caracterizado por expresarse en lengua romance o dialecto andalusí popular, a lo que debe su mayor calado en todos los estratos sociales y que fue creado por el también cordobés Ibn Quzman, según unos (CORTES GARCIA) o por el zaragozano Ibn Bayya (Avempace) según otros (VERNET). Toda esta producción literaria, y sobre todo los zéjel tienen reflejo y traslado a las culturas vecinas como la castellana, italiana o franca, siendo la base de los cantos trovadores iniciados en Francia por el cortesano Guillermo de Aquitania o las cantigas de Alfonso X en Castilla. "Las huellas andalusíes aparecen también esparcidas en el contenido del Romancero español y en algunos cancioneros medievales. Así las estructuras de las formas estróficas como la muwassaha y el zéjel, géneros creados en Al-Andalus en los siglos IX y XI respectivamente, se ven reflejadas en una parte importante de los villancicos recogidos en los cancioneros hispanos, en la lírica tradicional galaico-portuguesa, a través de las cantigas de amigo, y en las formas poéticas y musicales de los trovadores franceses". (CORTES GARCIA, 1996).
Las nubas son pues una elevada concepción y expresión de la sensibilidad refinada, de tal modo que llegaron a componerse veinticuatro, dedicándose una para cada hora del día de manera que pudieran adaptarse a las distintas condiciones y estados del espíritu humano a lo largo de la jornada. Hoy día solamente se conservan once, con la nuba al-Istihlal compuesta en el siglo XVIII en la localidad de Fes (Marruecos). "Todas ellas fueron compuestas en Andalucía, y al interpretarlas, después de la expulsión en los países del Magreb, fue como un árbol arrancado de esta fértil tierra de inspiración, trasplantado a un terreno que no era el de su suelo, carente del entorno propio de Andalucía, de forma que los mejores músicos se resignaron a admitir que <>. Entre la infinidad de diferentes canciones de las Nubas hay unas de origen puramente granadino llamadas <> (granadinas), de las cuales existen muchas cuya melodía es al interpretarlas un buen cantaor, idéntica a las actuales granaínas y medias granaínas. Los solos llamados Mawwal serán una gran sorpresa para el público asistente al concierto" (ORELLANA). En el año 1992, el conjunto El Brihi de Fes, dirigido por el histórico maestro de la música andalusí Abd al Karim Rais, protagoniza la Nuba de los Poetas de Al-Andalus, bajo los auspicios de la Fundación El Legado Andalusí. Asimismo, el conjunto Albaycin, dirigido por Rachid Guerbas en Francia, compone en 1995 su Nawba dans le Mode Grib, con reminiscencias garnatís, en lo que pudiera considerarse un esperanzador renacimiento de la composición en estas obras musicales.
En esta sociedad, inmersa en prisas y agobios marcados por el afán de lucro y la producción, vale la pena recalar en puertos más sosegados. Ahora existe la ocasión de descubrir este arte, nacido para el sosiego del espíritu y cultivo de la sensibilidad humana, cuyo valor espiritual y terapéutico aún se mantiene a pesar de los siglos transcurridos. Aprecie cuan cercanos son los solos de una sana’a o un mawwal, a las saetas o muchas de las piezas del cante jondo. De hecho la palabra flamenco deriva del árabe "fallah" "mamqút", campesino despreciado, o "mamlikut" que ha sido hecho esclavo (mameluco), y no casualmente el origen de este arte es la bahía de Cádiz. Del mismo modo los sonidos del "ud" y la guitarra son tan hermanos que no pueden sino tener un mismo origen.
Todas estas son razones para el reencuentro y hermanamiento de una sociedad que se quebró a finales del siglo XV pero que tan solo ha estado separada por algo tan escaso como son quince kilómetros.
Actualmente existen en territorio español distintos grupos (Al-Tarab, Garnata, Qurtuba, Ibn Bayya, Mulaee...) compuestos por músicos de ambas orillas que nos ofrecen la posibilidad de acercarnos a estas composiciones para su disfrute y comprensión en los distintos certámenes y actividades como As-Sharq: Usos, Artes y Ciencias de la Cultura Andalusí, Salares (Málaga) que cada vez se organizan con más frecuencia.
Si bien la discografía más abundante y cercana a nosotros se encuentra en territorio marroquí (Tánger, Tetuán Fes), hay que destacar la encomiable labor de algunos autores o grupos, empeñados en recuperar este pasado cultural tan propio y olvidado. Sin lugar a dudas hay que mencionar a Eduardo Paniagua, Tarik Banzi, Utzman al murabit, Luis Delgado, Omar Metioui, Mohamed Akel, los hermanos Amin y Mahdi Chaachoo, Pascal Lefevre, Begoña Olavide y Joaquín Díaz, productores de una ingente discografía que en muchos casos, además de documentos históricos son verdaderos tratados musicales a los que tenemos que acercarnos aquellos interesados en este apasionante rincón de la cultura andalusí.
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