Especial relieve para la historia de Simancas la creacion de un obispado en la villa. Para la ciudad a orillas del Pisuerga significaba la reafirmacion de civitas(ciudad), como la suelen llamar los documentos.
En otro orden, hemos de tener presente el valor que para aquella época suponía el establecimiento de un centro eclesiástico y, por tanto, difusor de cultura.
El obispado tuvo una vida efímera, de algo más de veinte años(c.952-974). Fue su fundador Ordoño III, hijo de Ramiro II, y para dotar de forma conveniente el nuevo obispado sustrajo a las diócesis de Astorga y León una parte de sus territorios.
El primer obispo fue Ilderedo, que figura en varias cartas titulándose <episcopus de Septemancas> y también <episcopus Segoviensis sedis>. A la muerte de su sucesor, Teodisclo, que estuvo muy poco tiempo al frente de la diócesis, los magnates eclesiásticos y civiles del reino solicitaron al monarca Ramiro III, aún niño, y de la regente, su tía monja Elvira, que no elgiese nuevo prelado para Simancas, se suprimiera el obispado y se devolviera a Astorga y León lo que antes había sido suyo.
En Julio de 973, mediante un diploma solemne, el rey y su tía devolvían a Sisnaldo, obispo de León, la jurisdicción eclesiástica sobre la ciudad de simancas, sus adyacencias y decanías, y a Gonzalo, obispo de Astorga, lo mismo sobre la mitad de las decanías de Toro. Con este acto terminó su existencia el obispado de Simancas