Respuesta: Somos Hijos de Roma?
Ferdinand BRAUDEL sostiene en El Mediterráneo, que hay tres civilizaciones en torno al Mar Interior. Y sobre una de ellas son suyas estas palabras:
"Occidente en primer lugar, aunque quizás valdría más decir la Cristiandad, vieja palabra demasiado hinchada de sentido; quizá fuera mejor decir la Romanidad: Roma ha sido y sigue siendo el centro de este viejo universo latino, luego católico, que se extiende hasta el mundo protestante, hasta el océano y el Mar del Norte, al Rhin y al Danubio, a lo largo de los cuales la Contrarreforma plantó sus iglesias barrocas como otros tantos centinelas vigilantes; y hasta los mundos más allá del Atlántico, como si el destino moderno de Roma hubiera sido conservar en su autonomía al Imperio de Carlos V, sobre el que nunca se ponía el sol."
Col. AUSTRAL, nº 5-A pág. 112.
ROMA es la raíz de nuestra civilización, sin la unión de la Verdadera Fe, la cultura y lengua latinas, más la suma del Derecho romano y el germánico de los Visigodos, España no existiría. El periodo de dominio musulmán sobre nuestra Patria, dominio por la fuerza de las armas y siempre en retroceso, sólo fue un lamentable episodio en nuestra historia, un retroceso que durante siglos nos ha lastrado y que hoy algunos traidores y renegados intentan resucitar. Al parecer la maldición de D. Julián aun pervive en la mala sangre de algunos.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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