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Honores1Víctor

Tema: Estudio Guerra Civil Española y el General Mola

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  1. #1
    Avatar de txapius
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    Respuesta: Estudio Guerra Civil Española y el General Mola

    Estimado Julio:
    Creo que las causas del Alzamiento fueron bastante más complejas de lo que apuntas.
    Te aporto un enlace a la presentación de Jaime Ignacio del Burgo del libro de Félix Maíz Mola contra Franco, de donde he obtenido un par de citas.
    Comparto su opinión de que en la España republicana, había muy poquitos demócratas. Y no hay que olvidar que en muchos sitios, los militares alzados lo hicieron en nombre de la República y con la bandera tricolor. Creo que solo los carlistas emplearon la bicolor desde el principio.

    Jaime Ignacio del Burgo - Mola frente a Franco - Fin de semana
    .......
    En la descripción de la situación durante la II República he pretendido ser objetivo. Mi conclusión es que en aquella España convulsa, atormentada y caótica nadie luchaba por la democracia. Los unos porque defendían la religión, querían imponer el orden a toda costa –y algunos pretendían el mantenimiento de privilegios sociales irritantes–; los otros, porque, salvo unos pocos republicanos moderados, pretendían imponer la dictadura del proletariado. La sublevación de octubre de 1934, protagonizada por el Partido Socialista, contra el Gobierno de la República y el intento separatista de la Generalidad de Cataluña, presidida por Luis Companys, si no son el comienzo de la Guerra Civil, cuando menos constituyen el preludio de la tragedia que se avecinaba. Nadie defendía los principios y valores de la democracia liberal. Por otra parte, no ha de olvidarse el grave daño que a la convivencia hizo el laicismo furibundamente anticlerical de la II República, plasmado en la propia Constitución de 1931, que dio lugar a una sañuda persecución de la Iglesia.

    ......
    La Guerra Civil fue un trágico fracaso colectivo del pueblo español. Decir que fue una rebelión de los fascistas contra los demócratas es simplificar las cosas y falsear la realidad, porque en la España de 1936 la democracia y los demócratas brillaban por su ausencia. Los voluntarios navarros no se sublevaron para instaurar la dictadura de Franco, sino para defender la religión y el orden. Del mismo modo, los milicianos del Frente Popular no luchaban por la democracia, sino por el triunfo del socialismo totalitario y marxista, con el que creían poder acabar con la injusticia social.
    .......

  2. #2
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    Respuesta: Estudio Guerra Civil Española y el General Mola

    Abundando en el tema, he encontrado este artículo de Payne. Ya sabemos que se define como no políticamente correcto.
    Tengo que decir que no comparto del todo lo que dice en el punto quinto de porqué la República perdió la guerra.
    Quinto, porque el balance de la intervención extranjera se caía al lado de Franco, mientras ellos habían creído que, pasara lo que pasara, España podía quedarse dentro de su esfera semiaislada de siempre.
    Los tanques y aviones rusos eran mucho mejores que los alemanes e italianos, y la intervención de las Brigadas Internacionales o de los asesores soviéticos no fue despreciable.

    II República, democracia poco democrática | Intereconomía
    II República, democracia poco democrática
    20:52 (09-05-2010)

    La II República fue el primer régimen político español que ofreció la democracia electoral, pero fracasó en poco tiempo porque fue, en la frase clásica de Javier Tusell, “una democracia poco democrática”. Solamente los partidos del centro (principalmente el mal nombrado Partido Radical) respetaban las reglas del juego y los resultados de las elecciones. Los partidos de la izquierda burguesa y el Partido Socialista –aunque bastante divididos entre sí– se creían justificados para tratar de dominar permanentemente el régimen como un proyecto de reformas radicales (especialmente anticlericales), de parte de la izquierda burguesa, o como la vía hacia la revolución socialista, de parte de los socialistas. Y, correlativamente, los partidos de derecha se proponían un cambio del sistema según sus propias doctrinas, aunque igualmente divididos entre sí.
    La república podía funcionar solamente como una democracia, el único sistema que podría permitir que partidos y grupos sociales tan reñidos pudieran vivir en paz. Las tres insurrecciones anarquistas no fueron especialmente peligrosas, aunque mataron a varios centenares de personas, pero la insurrección revolucionaria de los socialistas y sus aliados en 1934 y la política exclusivista, ilegal y antidemocrática mantenida por el Frente Popular en 1936 eliminaron la democracia. Fue una experiencia única en la historia de Occidente que he discutido en la obra que acabo de publicar, ¿Por qué la República perdió la guerra? (Espasa), y en mi libro anterior, El colapso de la República: Los orígenes de la Guerra Civil, 1933-1936 (2005).
    El Frente Popular fue una alianza profundamente contradictoria entre la izquierda burguesa y los partidarios de la revolución violenta. El sector más importante de éstos fueron los “caballeristas” de la UGT y del Partido Socialista, que esperaban legitimar un Gobierno revolucionario bajo Largo Caballero como respuesta a una rebelión militar, que ellos creían inevitablemente muy débil y que ellos provocarían con sus muchísimos desmanes y abusos cometidos entre febrero y julio de 1936. Así que el estallido de la Guerra Civil no constituyó la menor sorpresa para los revolucionarios, que la habían predicado y buscado por varios años. Lo que les sorprendió fue su extensión y fuerza, y el hecho de que estaba apoyado por sectores bastante amplios de la sociedad española.
    La decisión de la izquierda burguesa, que dominaba el Gobierno, de armar a los revolucionarios para combatir a los insurrectos ratificó los términos de guerra civil, ciertamente, pero el efecto principal fue el de desencadenar la revolución violenta.
    El régimen democrático, ya totalmente moribundo, fue reemplazado por una nueva república revolucionaria, un sistema autoritario pero pluripartidista que no pudo ganar la guerra, algo tan fervorosamente deseado por los revolucionarios. ¿Por qué? Primero, como consecuencia de la revolución misma, que dispersó las energías en el asesinato, el saqueo y la colectivización, en vez de concentrarlas en el esfuerzo militar. Segundo, por la profunda división interna de los grupos izquierdistas, que tardaron mucho en cooperar. Tercero, por su profundo desprecio de los militares y las derechas, que ellos creían incapaces de montar un desafío fuerte. Cuarto, por no dar un énfasis adecuado a la organización militar. Quinto, porque el balance de la intervención extranjera se caía al lado de Franco, mientras ellos habían creído que, pasara lo que pasara, España podía quedarse dentro de su esfera semiaislada de siempre. Y había bastantes otros factores que he analizado en el libro.
    El precio fue muy alto: una guerra civil cruel y mortífera y una dictadura de muchos años. Pero, al final, los españoles aprendían bastante de sus errores, y después de Franco se daban cuenta de que solamente un sistema verdaderamente democrático les permitiría vivir en paz y con prosperidad económica. En los último años, sin embargo, se ha hablado mucho de un supuesto “pacto del silencio” y de la necesidad de algo que se llama la “Memoria Histórica”, un oxímoron que es una contradicción en términos.
    Los líderes políticos y los votantes españoles de la Transición no “se olvidaban” de la historia, sino que, de todas las generaciones de la historia de la España contemporánea, era de la que mayor conocimiento y conciencia tenían. Eso explica la llegada de la democracia y también la ley de amnistía.
    Cualquier intento de desenterrar una fosa que no ha sido excavada y dar una sepultura digna a los restos encontrados es una empresa honrada y encomiable, pero la aprobación de leyes diseñadas, al estilo soviético, de imponer interpretaciones oficiales y falsas de la historia es un acto que traiciona a la democracia. La II República fracasó por no respetar sus propias leyes. Del mismo modo, cuando un juez se propone violar la ley en vez de respetarla, inflige un daño fundamental al sistema democrático.
    * Stanley G. Payne es hispanista y catedrático de Historia. Su último libro es ‘Por qué la República perdió la guerra’ (Espasa).
    Las negritas son mías.

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