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Tema: Textos históricos de alabanzas a España

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    Re: Textos históricos de alabanzas a España

    ALABANZA DE ESPAÑA.

    METAFÍSICA DE ESPAÑA:

    464
    “Cuartel el mas occidental de Europa, encerrado por la naturaleza entre los Pirineos y los mares, divididas sus comarcas por profundos ríos y montañas elevadísimas, como delineadas y colocadas por la mano misma del grande artífice, parece fabricado su territorio para encerrar en sí otras tantas sociedades, otros tantos pueblos, otras tantas pequeñas naciones, que sin embargo han de amalgamarse en una sola y común nacionalidad que corresponda a los grandes límites que geográficamente le separan del resto de las otras grandes localidades europeas. La historia confirmará los fines de esta física organización.
    ...Grupos primero, tribus después, pueblos y naciones mas adelante, llegan a guerrear entre sí, o por la necesidad de ensancharse, o por incompatibilidad de intereses, o por rivalidades que siempre se suscitan entre vecinos pueblos, tratándose como extraños, y olvidándose al parecer de su común origen. Pero en medio de esta diversidad de tendencias y de genios, se conserva siempre un fondo de carácter común, que se mantiene inalterable al través de los siglos, que no bastan a extinguir ni guerras intestinas ni dominaciones extrañas, y que anuncia habrá de ser el lazo que unirá un día los habitantes del suelo español en una sola y gran familia, gobernada por un solo cetro, bajo una sola religión y un sola fe. Y cuando con el trascurso de los tiempos se cumple este destino providencial del pueblo español, entonces conservando España su fisonomía especial, se desarrolla su vida en orden inverso. Antes, al través del fraccionamiento y de la variedad manteníase vivo un fondo de carácter que recordaba la identidad del antiguo origen y hacía presagiar la unidad futura; después, en medio de la unidad conservan los pueblos sus especiales y primitivos hábitos, y con el recuerdo de lo que fueron, las tendencias al aislamiento pasado. Antes, la unidad en la variedad; después la variedad en la unidad. Pueblo siempre uno y múltiple, como su estructura geográfica, y cuya particular organización hace sobremanera complicada su historia, y no parecida a la de otra nación alguna...
    El valor, primera virtud de los españoles, la tendencia al aislamiento, el instinto conservador y el apego a lo pasado, la confianza en su Dios y el amor a su religión, la constancia en los desastres y el sufrimiento en los infortunios, la bravura, la indisciplina, hija del orgullo y de la alta estima de sí mismo, esa especie de soberbia, que sin dejar de aprovechar alguna vez a la independencia colectiva, le perjudica comúnmente por arrastrar demasiado a la independencia individual, germen fecundo de acciones heroicas y temerarias, que así produce abundancia de intrépidos guerreros, como ocasiona la escasez de hábiles y entendidos generales, la sobriedad y la templanza, que conducen al desapego del trabajo, todas estas cualidades que se conservan siempre, hacen de España un pueblo singular que no puede ser juzgado por analogía. Escritores muy ilustrados han incurrido en errores graves y hecho de ella inexactos juicios, no imaginando que pudiera haber un pueblo cuyas condiciones de existencia fuesen casi siempre diferentes, muchas veces contrarias a las del resto de Europa...
    Y no obstante, cuando este país, habitualmente inactivo, rompe su natural moderación, y rebosando vida y robustez se desborda con un arranque de impetuosidad desusada, entonces domina y sujeta otros pueblos sin que baste nada a resistirle, descubre y conquista mundos, aterra, admira, civiliza a su vez, para volver a encerrarse en sus antiguos límites, como los ríos que vuelven a su cauce después de haber fecundado en su desbordamiento dilatadas campiñas.”
    MODESTO LAFUENTE (1806-1866), ‘Historia General de España’, 1850.



    ELOGIO DE ESPAÑA:

    465
    “¿Qué era, decidme, la nación que un día
    reina del mundo proclamó el destino,
    la que a todas las zonas extendía
    su cetro de oro y su blasón divino?
    Volábase a Occidente,
    y el vasto mar Atlántico sembrado
    se hallaba de su gloria y su fortuna.
    Do quiera España: en el preciado seno
    de América, en el Asia, en los confines
    del África, allí España. El soberano
    vuelo de la atrevida fantasía
    para abarcarla se cansaba en vano;
    la tierra sus mineros le rendía,
    sus perlas y coral el Oceano,
    y dondequier que revolver sus olas
    él intentase, a quebrantar su furia
    siempre encontraba costas españolas.
    ...¡Salud, oh padres de la Patria mía’,
    yo les diré, ‘salud’! La heroica España
    de entre el estrago universal y horrores
    levanta la cabeza ensangrentada,
    y, vencedora de su mal destino,
    vuelve a dar a la tierra amedrentada
    su cetro de oro y su blasón divino”.
    MANUEL JOSÉ QUINTANA (1772-1857), ‘A España después de la Revolución de Marzo’, 1808.

    466
    “...¡Lejos de mí la historia tentadora
    De ajena tierra y religión profana!
    Mi voz, mi corazón, mi fantasía
    La gloria cantan de la Patria mía.

    Venid, yo no hollaré con mis cantares
    Del pueblo en que he nacido la creencia,
    Respetaré su ley y sus aliares;
    En su desgracia a par que en su opulencia
    Celebraré su fuerza o sus azares,
    Y, fiel ministro de la gaya ciencia,
    Levantaré mi voz consoladora
    Sobre las ruinas en que España llora.

    ¡Tierra de amor! ¡tesoro de memorias,
    Grande, opulenta y vencedora un día,
    Sembrada de recuerdos y de historias,
    Y hollada asaz por la fortuna impía!
    Yo cantaré tus olvidadas glorias;
    Que en alas de la ardiente poesía
    No aspiro a más laurel ni a más hazaña
    Que a una sonrisa de mi dulce España.”

    JOSÉ ZORRILLA (1817-1893), Introducción a los Cantos del Trovador’, 1840.

    467
    “Por lo que hace a nuestra España, ningún resplandor iguala al resplandor de su historia. Una provincia bastó para conquistar el Oriente: Cataluña. Una para conquistar a Nápoles: Aragón. Una para conquistar América: Castilla. Cuando esas varias provincias, en su dichosa conjunción, y bajo el cetro de los Reyes Católicos, dieron a luz a España, el mundo presenció un espectáculo que aun no habían presenciado las gentes: el espectáculo de tres grandes epopeyas, llevadas por unos mismos héroes y aun mismo tiempo a un felicísimo remate: la expulsión de los agarenos, la conquista de América y la sujeción de la Italia. Entonces sucedió que el pueblo español, no cabiendo dentro de sus límites naturales, se derramó como conquistador por el mundo; como se había derramado por el mundo como conquistador el pueblo romano. Todas las naciones civilizadas nos rindieron vasallaje: la Italia fue vencida; la Francia, humillada; la Alemania cayó bajo nuestro imperio; la Inglaterra, protegida por las tempestades, si no sujeta, quedó a lo menos turbada y temerosa. Los españoles pusieron sus fronteras en donde la civilización había levantado sus columnas.”
    JUAN DONOSO CORTÉS (1809-1853), ‘Las reformas de Pío IX’ 1847.


    468
    “España, tierra de antiguo renombre, tierra de maravillas y de misterios... España ocupó siempre un lugar considerable en mis sueños infantiles, y las cosas españolas me interesaban por modo especial... que me indujo en edad temprana a aprender su noble idioma, y a conocer su literatura, su historia y tradiciones, de modo que al entrar en España me sentí como en casa. En España pasé cinco años que, si no los más accidentados de mi vida, fueron, no vacilo en decirlo, los más felices de mi existencia. Y ahora que la ilusión se ha desvanecido para no volver jamás, siento por España una admiración ardiente; es el país más esplendido del mundo, probablemente el más fértil y con toda seguridad el de clima más hermoso. Si sus hijos son o no dignos de tal madre, es una cuestión distinta que no pretendo resolver; me contento en observar que entre muchas cosas lamentables y reprensibles he encontrado también muchas nobles y admirables...

    El argumento más fuerte que, a mi parecer, puede aducirse como prueba del vigor y de los recursos naturales de España y de la buena ley del carácter de sus habitantes, es el hecho de que hoy día el país no se halle extenuado ni agotado, y que sus hijos sean aún un gran pueblo de muy levantados ánimos...

    Diré de los españoles que ningún pueblo muestra en sus relaciones sociales un sentimiento más justo de lo que constituye la dignidad de la naturaleza humana, ni que entienda de mejor manera cuál debe ser la actitud de cada uno con relación con sus semejantes. España es una de las pocas tierras de Europa donde la pobreza no es tratada con menosprecio y, puede añadirse, donde el poderoso no está ciegamente erigido en ídolo”.

    JORGE BORROW (1803-1881), ‘La Biblia en España’, 1843.

    469
    “Ya ves, aun permanezco en España; me inspira tanto interés este noble país y estas nobles gentes que, cuantas veces he formado el propósito de abandonarlo y he hecho los preparativos, otras tantas veces he aplazado mi partida”
    WASHINGTON IRVING (1783-1859), ‘Cartas’.



    ELOGIO DE LOS ESPAÑOLES:

    470
    “Yo creo, señores, y lo creo con envanecimiento, que ha habido en la tierra dos pueblos que han sido elegidos y predestinados; el pueblo judío y el pueblo español. Los que no crean la verdad de lo que digo, creerán las pruebas que voy a dar.
    El pueblo judío fue el representante, el solo representante en la antigüedad de esta idea religiosa, de la unidad, de la espiritualidad de Dios entre los demás pueblos idólatras y materialistas; el pueblo español ha sido el representante del catolicismo entre los pueblos protestantes. El pueblo judío derramó su sangre por su fe en el Asia, y el pueblo español en las regiones de Europa y en el Continente americano. Véase si la semejanza no es cabal, si la semejanza no es cumplida, si la semejanza no es honrosa. Pues bien: yo pido al pueblo español lo que hizo el pueblo judío; el pueblo judío ha conservado intacta su fe a pesar de su dispersión, de su cautiverio; y yo pido que el pueblo español conserve intacta su fe a pesar de las revoluciones.”
    JUAN DONOSO CORTÉS (1809-1853), ‘Discurso sobre culto y clero’, 1845.


    471
    “Nací español; lo sabes por mi trato
    franco y leal, y por mis nobles hechos;
    que no hay en mi país doblez ni engaños
    en palabras de nobles, ni en sus pechos
    miras serviles, cábalas ni amaños.”
    JOSÉ ZORRILLA (1817-1893), ‘Leyendas: La pasionaria’.


    472
    “Considero al pueblo español como al representante vivo de la Edad Media. Desconoce muchas pequeñas realidades por las cuales sus vecinos sienten una vanidad pueril; pero posee de una manera profunda las grandes verdades de la vida y tiene suficiente carácter e inteligencia para llevarlas a sus últimas consecuencias. El carácter español da un bello contraste con la dócil inteligencia francesa. Es duro, brusco, poco elegante; está lleno de orgullo salvaje y no se preocupa por la opinión de los demás: es exactamente el contraste que ofrece el siglo XV y el XVIII en Francia.
    STENDHAL (1783-1842), ‘De l’amour’, cap. XVII.


    HEROÍSMO DE LOS ESPAÑOLES:

    473
    “¿Cuál es la nación que no tiene sus héroes propios a quienes admirar y seguir? ¿Cuál la que no ha sufrido vicisitudes del bien al mal y del mal al bien, que es cuando se crían estos hombres extraordinarios? No lo será ciertamente aquel pueblo que alzó en las montañas septentrionales de España el estandarte de la independencia contra el ímpetu fanático de los árabes. Allí no sólo se mantiene libre de la opresión en que gime el resto de la Península, sino que, adquiriendo fuerzas y osadía, baja a derrocar a sus enemigos de la larga posesión en que estaban. Ningún auxilio, ningún apoyo en príncipe o gente alguna; dividido entre sí, ya por las particiones de los estados, imprudentemente establecidas por sus reyes, ya por las guerras que estos estados se hacían, verdaderamente civiles; al mismo tiempo nuevos diluvios de bárbaros que el África de cuando en cuando envía para reforzar a los antiguos; y todo esto junto mantiene la lucha por siete siglos enteros y forma una serie terrible de combates, de peligros y de victorias. Salen, en fin, los musulmanes de España, y entonces, a manera de fuego que comprimido violentamente rompe y se dilata a lo lejos en luz y en estallidos, se ve el español enseñorearse de la mitad de Europa, agitarla toda con su actividad ambiciosa, arrojarse a mares desconocidos e inmensos, y dar un nuevo Mundo a los hombres. Para hacer correr a una nación por un teatro tan vasto y desigual son necesarios sin duda caracteres enérgicos y osados, constancia a toda prueba, talentos extraordinarios, pechos capaces de la virtud y el vicio, pero en un grado heroico y sublime.”
    MANUEL JOSÉ QUINTANA (1772-1857), ‘Vidas de los españoles célebres’, 1807.


    VIRTUDES DE LOS ESPAÑOLES :

    474
    “Y no porque deje de haber en los españoles calidades y virtudes propias de los pueblos libres. Yo reconozco en ellos muchas dignas de alabanza; y largo tiempo antes de ahora discurriendo los dos sobre este punto, hallábamos, milord, que de todos los pueblos del continente, éste era acaso el más a propósito para recibir con fruto el germen de la libertad. Templado, frugal, sufridor de trabajo y de fatiga, grave, consecuente y algún tanto altivo, sujeto a un régimen y a unas leyes civiles que, si bien defectuosas por otro aspecto, no favorecen demasiado a las clases altas con degradación y vilipendio de las humildes; acostumbrado por más de un siglo a ver entregada la dirección de los grandes negocios del Estado a ministros sacados de la clase media y aun ínfima de la nación, era preciso esperar que recibiese sin repugnancia y se habituase gustoso a un sistema político análogo y consiguiente a tan bellas disposiciones.”
    MANUEL JOSÉ QUINTANA (1772-1857), ‘Carta a Lord Holland’, 1823.


    475
    “El valor, primera virtud de los españoles, la tendencia al aislamiento, el instinto conservador y el apego a lo pasado, la confianza en su Dios y el amor a su religión, la constancia en los desastres y el sufrimiento en los infortunios, la bravura, la indisciplina, hija del orgullo y de la alta estima de sí mismo, esa especie de soberbia, que sin dejar de aprovechar alguna vez a la independencia colectiva, le perjudica comúnmente por arrastrar demasiado a la independencia individual, germen fecundo de acciones heroicas y temerarias, que así produce abundancia de intrépidos guerreros, como ocasiona la escasez de hábiles y entendidos generales, la sobriedad y la templanza, que conducen al desapego del trabajo; todas estas cualidades que se conservan siempre, hacen de la España un pueblo singular que no puede ser juzgado por analogía.”
    MODESTO LAFUENTE (1806-1866), ‘Historia General de España’, 1850.


    DOLOR POR ESPAÑA:

    476
    “¿Qué se hicieron tus muros torreados?
    ¡Oh mi patria querida!
    ¿Dónde fueron tus héroes esforzados,
    tu espada no vencida?
    ¡Ay!, de tus hijos en la humilde frente
    está el rubor grabado:
    a sus ojos caídos tristemente
    el llanto está agolpado.
    Un tiempo España fue: cien héroes fueron
    en tiempos de ventura,
    y las naciones tímidas la vieron
    vistosa en hermosura.
    Cual cedro que en el Líbano se ostenta,
    su frente se elevaba;
    como el trueno a la virgen amedrenta,
    su voz las aterraba.
    Mas ora, como piedra en el desierto,
    yaces desamparada,
    y el justo desgraciado vaga incierto
    allá en tierra apartada.
    Cubren su antigua pompa y poderío
    pobre yerba y arena,
    y el enemigo que tembló a su brío
    burla y goza en su pena.
    Vírgenes, destrenzad la cabellera
    y dadla al vago viento:
    acompañad con arpa lastimera
    mi lúgubre lamento.
    Desterrados ¡oh Dios!, de nuestros lares,
    lloremos duelo tanto:
    ¿quién calmará ¡oh España!, tus pesares?,
    ¿quién secará tu llanto?”
    JOSÉ DE ESPRONCEDA (1808-1842) ‘A la Patria’.

    477
    “O España mía, Madre idolatrada,
    ¡Ay cual te veo trémula y llorosa!
    Dime ¿qué fue de tu brillante Armada?
    ¿Qué fue de esa opulencia tan colmada
    Que el inmenso tesoro
    Hundía al peso de tu plata y oro?
    ¿Qué fue de tantos ínclitos varones,
    En sucesión gloriosa,
    Pasmo, envidia y pavor de mil naciones?...
    Ya Lerma, ya Olivares,
    Ya Godoy, ya José, mil viles entes
    De nombres y de bandos diferentes,
    Con signo atroz de trágicos azares,
    Tu lozana pujanza mancillaron
    Y tu fecundo seno desgarraron.
    ¡Ay exánime esclava, en paz y en guerra,
    De la insaciable y bárbara Inglaterra,
    Tras ensayos sin fin, nunca el sendero,
    Sabes hollar de tu nivel certero!
    En perpetuo vaivén, víctima ansiosa
    De sed avara o de ambición rabiosa,
    En giro sempiterno
    De loco, absurdo y ciego desgobierno,
    La vocinglera y criminal comparsa
    Pregonando sin fin felicidades
    De bárbaras soñadas teorías,
    Y en tropel redoblando realidades
    De incesantes y horrendas demasías.”
    JOSÉ MOR DE FUENTES (1762-1848), ‘Isabel II’, 1843.
    Última edición por ALACRAN; 11/10/2011 a las 13:43

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    Re: Textos históricos de alabanzas a España

    LOA DE LAS CARACTERÍSTICAS ESPAÑOLAS.

    HOMBRES:

    DIGNIDAD DEL HOMBRE:

    478
    “Antes que Pascal lo dijese con elocuencia sobrehumana, ya sabía el hombre en qué consistía su nobleza y su grandeza. El hombre es más noble que el mundo, porque el mundo no piensa y él piensa; y es más grande, porque ha de vivir después de acabado el mundo. Como el cielo se levanta sobre la tierra, así es mayor que el cuerpo que siente el espíritu que piensa. Quitad del mundo al hombre, ¿quién sabe en él de Dios? Esas flores se entreabren y esos astros resplandecen, mas ignoran para quién dan su luz o exhalan su perfume. Son los mudos e insensibles adornos de un templo magnífico; ¿pero que es del templo si falta el sacerdote?”
    ANTONIO APARISI Y GUIJARRO (1815-1872). ‘Obras completas’.



    LIBERTAD DEL HOMBRE:

    479
    “La virtud en el hombre es fuerza; y si, apoyado en la virtud, el hombre subyuga sus pasiones y reina o gobierna su razón ilustrada por un consejero divino, aquel hombre es libre. De hombres honrados y de pueblos sobrios y virtuosos se hacen pueblos libres; pero de hombres o pueblos en quienes cunde el libertinaje del espíritu o el espíritu desenfrenado de goces materiales –haced las Constituciones que queráis-, no haréis más que pueblos turbulentos o esclavos.”
    ANTONIO APARISI Y GUIJARRO (1815-1872). ‘Obras completas’.



    SENTIMIENTOS POLÍTICOS DEL PUEBLO ESPAÑOL:

    480
    “El pueblo español es todavía religioso gobernable; aun, por consiguiente, gobernable. Si un gran gobierno se dirigiera a él, hablándole la lengua que él entiende, el pueblo español le contestaría. Acordaos de las palabras del sr. Permanyer: ‘La mayoría del pueblo español no pertenece a ninguna bandería: conserva como un fuego sagrado los principios y sentimientos de sus padres’. Pero también ha dicho el ilustre amigo que ese pueblo español está atesorando desengaños, por eso le veis apartado de nosotros, indiferente adverso. Esta es la verdad; quien os diga lo contrario os engaña; la mayoría del país no ama este sistema tal como se usa; ama las Cortes; le es grato ese nombre, que lo fue a sus mayores, .... pero no gusta de que los diputados vengan aquí a traer sus pasiones y sus odios... España lo que quiere es “verdad, justicia y economía”, quiere obras buenas y no palabras vanas.”
    ANTONIO APARISI Y GUIJARRO (1815-1872), ‘Contestación al discurso de la Corona’, 1863.


    ESPÍRITU TRADICIONAL DE ESPAÑA:

    481
    “Yo deseo conservar lo que nos queda de aquellos tiempos, lo único que nos queda, aunque mermado y entibiado, el espíritu religioso y monárquico que esforzó a la gente española en la gran jornada de los siete siglos, desde una cueva oscura [Covadonga] hasta Granada la imperial; que paseó después por todos los ámbitos del mundo la bandera española, que atravesó por fin las soledades del Océano, y encontró, conquistó y civilizó un mundo nuevo”.
    ANTONIO APARISI Y GUIJARRO (1815-1872), ‘Contestación al discurso de la Corona’, 1863.

    482
    ¿Qué harían nuestros padres, los del siglo XV o XVI, si resucitaran en el siglo XIX y vieran, de una parte, los estragos de una revolución loca, que no reformó sino destruyó, y se encontrasen, de otra, con el libro y el periódico, el ferrocarril y el telégrafo...? Restaurarían, en cuanto fuera posible, la obra de los siglos, pero ‘acomodándola a las verdaderas necesidades, a las legítimas aspiraciones y hasta al gusto del presente’. Sólo así es hacedero formar una obra vividora, y reanudando la tradición se tiene Patria. El altar siempre es el mismo; los adornos del altar varían al compás de los tiempos. en los presentes, como en los pasados, se puede y debe escribir en la bandera de España: ‘Dios, Patria y Rey’.
    ANTONIO APARISI Y GUIJARRO, ‘Restauración’, 1872.


    INDEPENDENCIA ESPAÑOLA:

    483
    “No es éste tiempo de estarse con los brazos cruzados el que puede empuñar la lanza, ni con la lengua pegada al paladar el que puede usar el don de la palabra para instruir y alentar a sus compatriotas. Nuestra preciosísima libertad está amenazada, la patria corre peligro y pide defensores: desde hoy todos somos soldados, los unos con la espada y los otros con la pluma. Ya vino el día en que pueden salir del pellejo los corazones y puedo yo añadir que he llegado dichosamente a la época de mi edad en que el hombre de bien y el buen ciudadano, ni por esperanza de mejor fortuna, ni por temor de la muerte, debe hacer traición a su conciencia. ¿Qué diría de mí la patria? ¿Qué pensarían los buenos y los malos de mi silencio? ¡Yo mudo ahora! ¡Yo, que hace tantos años que no he empleado la pluma y mi celo sino en honra y gloria de mi nación, ahora sin dar señales de vida en el momento en que el enemigo de la Europa maquina su esclavitud o su desolación! ¡Manos a las armas y Dios bendiga la noble intención de tan santa empresa!

    Con esta guerra volveremos a ser españoles rancios a pesar de la insensata currutaquería, esto es, volveremos a ser valientes, formales y graves. Tendremos patria, la amaremos y defenderemos... Tendremos costumbres nuestras, aquellas que nos hicieron inconquistables a las armas y a la política extranjera. Cantaremos nuestras jácaras, bailaremos nuestras danzas, vestiremos nuestro antiguo traje. Los que se llaman caballeros montarán nobles caballos, en vez de tocar el fortepiano y de representar caseros dramas sentimentales apestando a francés. Volveremos a hablar la castiza lengua de nuestros abuelos, que andaba mendigando ya, en medio de tanta riqueza, remiendos de jerga galicana. Nuestra lengua volverá a ser de moda cuando el ingenio y seso de los españoles produzca obras dignas de la posteridad, y cuando la moral y la política, cuya jurisdicción vamos a fijar, salgan en traje y lenguaje castellano.

    ¡Oh, incautos españoles! Aún creo que no habéis temido todo lo que podríais temer de las inicuas ideas de Bonaparte, hecho dueño de España. Preveíais éstos y los otros trastornos, contribuciones, conscripciones, abolición de vuestras leyes, ruina de vuestra santa Religión, pérdida de las Américas, etc., etc. Pero, ¿estabais seguros de que no había de poner la España por el modelo de los demás países que domina mediata o inmediatamente? ¿Estabais seguros de que, tomando en todo por pauta a su organizada Francia, no os dividiría en departamentos, distritos, prefecturas, etc., quitando el nombre y la existencia política a vuestras provincias y acaso el nombre mismo de España, imponiéndola el de Iberia o Hesperia, según la manía pedantesca de sus transformaciones, para que así nuestros nietos no se acordasen de qué país fueron sus abuelos?

    ¡Españoles ilustres, provincias que os honráis con este timbre glorioso y que juntas formáis la potencia española y que, reduciendo vuestras voluntades en una sola, haréis para siempre invencible la fuerza nacional: unión, fraternidad y constancia!

    ANTONIO CAPMANY (1742-1813), ‘Centinela contra franceses’, 1808.


    484
    “Venid, vencedores, de la Patria honor, recibid el premio de tanto valor.
    Tomad los laureles que habéis merecido, los que os han rendido Moncey y Dupont.
    Vosotros, que fieles habéis acudido al primer gemido de nuestra opresión.
    Venganza os llamaba de sangre inocente, alzasteis la frente que jamás temió.

    Y al veros, los dueños de tantas conquistas huyen como aristas que el viento arrolló.
    Vos de una mirada que echasteis al cielo parasteis el vuelo del Águila audaz;
    Y al polvo arrojasteis con iras bizarras las alas y garras del ave rapaz.
    Llegad ya, provincias, que valéis naciones, ya vuestros pendones deslumbran al sol:
    pálido el tirano tiembla, y sus legiones muerden los terrones del suelo español.
    ¡Oh, qué hermosos vienen! ¡Su porte, cuán fiero!
    ¡Cuál suena el acero! ¡Cuál brilla el arnés!
    Estos son guerreros valientes y bravos, y no los esclavos del yugo francés.

    Funesto es el día, francés orgulloso, y el campo ominoso que pisas también:
    la sombra de Alfonso, con iras más bravas, su gloria en las Navas defiende en Bailén.
    ¡Oh, cuán claros veo brillar en sus ojos los fieros enojos que van a vengar!
    ¡Oh, cuánto trofeo que ganó su espada, verá consolada la Patria en su altar!

    ¡Oh Patria, respira de males prolijos, descansa en los hijos que el cielo te dio! ni temas que el arte falte a su fortuna: soldados la cuna naciendo los vio.
    Tiempo es ya que altiva la frente levantes, pues llegan triunfantes los hijos del Cid.
    Venid, vencedores, columnas de honor,
    la Patria os da el premio de tanto valor.”

    JUAN BAUTISTA ARRIAZA (1770-1837), ‘Himno de la Victoria’.

    485
    “Luego se levantó del mar de la gran masa del Pirineo, cuya azulada mole, coronada de brumas, despertó en mi alma recuerdos inmortales... ¡Aquél era el perpetuo antemural de España, que no pudieron borrar los más insignes conquistadores! El poema de nuestra independencia, escrito con sangre de cien generaciones, acudió, pues, a mi memoria... ¡Cuántas veces... cuántas, vinieron sobre nuestra tierra, ya por el Septentrión, ya por el Mediodía, verdaderas inundaciones de guerreros amenazando sumergirnos! ¡Y qué lucha de titanes la nuestra por defender la nacionalidad y el nombre de los españoles, ora contra los Escipiones, ora contra Yusuf, ora contra Carlomagno, ora contra Bonaparte!... ¡Ni un sólo día transigimos con el extranjero! ¡Ni uno sólo yació en ocio nuestra espada!”
    PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN (1833-1891), ‘De Madrid a Nápoles’, 1861.

    486
    “Gran cosa, altísima faena fue; pero aun se puede decir más: Napoleón en Europa solo había encontrado ejércitos; en España fue donde encontró un pueblo, y para decir en pocas palabras cuán grande era este pueblo, basta decir que no hizo caso de Napoleón. La frase es vulgar y por eso es más sublime. ¡Oh! ¡Y cómo gozo yo cuando pienso en Valencia y lo que pasó en Valencia, en que un vendedor de pajuelas, subido en hombros de otro valenciano, en medio de la plebe congregada dijo estas grandes palabras: ‘El vendedor de pajuelas declara la guerra a Napoleón Bonaparte’. Admirad, señores, estas palabras; entre nosotros hasta los más humildes tenían algo de reyes; el pueblo español, con el romano, llevó sólo en su frente cierto sello real: ‘Populum late Regem’.
    ANTONIO APARISI Y GUIJARRO (1815-1872), ‘Contestación al discurso de la Corona’, 1863.


    SENTIDO PROVIDENCIALISTA:

    487
    “Oh, Dios mío! ¿Qué gran pecado ha cometido el pueblo español en sus días de prosperidad y de grandeza, que así concitas contra él los elementos cuando la fuerza de los hombres no es bastante a contenerlo en el camino de la gloria? ¿Por qué estorbas su regeneración? ¿Por qué le impides levantarse del polvo donde le hundió tu ira hace tres centurias? ¡Oh, Señor! En la tribulación que sufrimos reconozco la mano omnipotente que sepultó en los mares aquella escuadra Invencible, cuyo armamento difundiera el terror por toda Europa. ¡Tremendo fue nuestro castigo en aquellos días! Pero dese ya tu justicia por satisfecha. ¡Gracia, Señor! ¡Misericordia! ¡Aplaca tu cólera! ¡No nos tornes a la nada! ¡Mira que nuestra penitencia ha sido larga, dolorosa, áspera como el más duro cilicio! ¡Mira que hemos llevado la corona y el cetro de la ignominia durante trescientos años! ¡Mira que todos los pueblos que antes nos rendían pleito homenaje, nos han escarnecido, nos han befado, nos han dado a probar la hiel y el vinagre más acerbos!... ¡Señor, piedad para España! ¡Piedad para tus hijos! ¡Piedad para tus soldados!”
    PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN (1833-1891), ‘Diario de la Guerra de África’, 1859.


    LIBERTAD:

    488
    “El nombre del libertad parece condenado a ser mal comprendido en todas
    sus aplicaciones, desde que se apoderaron de él los protestantes y los falsos
    filósofos. En el orden religioso, en el moral, en el social, en el político, anda
    envuelto en tales tinieblas, que bien se descubre cuánto se ha trabajado para
    oscurecerle y falsearle. Cicerón dio una admirable definición de la libertad,
    cuando dijo que consistía en ser esclavo de la ley; de la propia suerte puede
    decirse que la libertad del entendimiento consiste en ser esclavo de la verdad,
    la libertad de la voluntad en ser esclavo de la virtud; trastornad ese orden y
    matáis la libertad.

    Quitad la ley, entronizáis la fuerza; quitad la verdad, entronizáis el error;
    quitad la virtud, entronizáis el vicio. Sustraed el mundo a la ley eterna, a esa ley
    que abarca al hombre y a la sociedad, que se extiende a todos los órdenes, que
    es la razón divina aplicada a las criaturas racionales; buscad fuera de ese
    inmenso desculo una libertad imaginaria, nada queda en la sociedad sino el
    dominio de la fuerza bruta, y en el hombre el imperio de las pasiones: en uno y
    otro la tiranía, por consiguiente la esclavitud.”

    JAIME BALMES, ‘El protestantismo comparado con el catolicismo’, 1842.
    Última edición por ALACRAN; 11/10/2011 a las 13:50

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    Re: Textos históricos de alabanzas a España

    LOA DE LAS CARACTERÍSTICAS ESPAÑOLAS.

    IDEAS.

    a) ESPIRITUALES:

    RELIGIÓN:

    489
    “Repetidas veces hemos aseverado que la inmensa mayoría de los españoles conservan aún intacto el sagrado depósito de la religión católica, a pesar de los trastornos de la revolución, de los esfuerzos de la incredulidad y de las asechanzas del protestantismo. Y cada día que pasa nos afirma en esta convicción; cada suceso de importancia que sobreviene nos pone más clara la verdad; cuanto más azarosas son las circunstancias y más críticas las situaciones, tanto más se pone de manifiesto que la nación española trabajada por medio de siglos de guerras y revueltas, no ha perdido todavía su religiosidad proverbial.”
    JAIME BALMES (1810-1848), ‘Escritos políticos’.

    490
    “Arraigar profundamente la religión y la buena moral, he aquí el primer paso para prevenir las revueltas y la desorganización; cuando aquellos sagrados objetos predominan en los corazones, no debe causar recelo la mayor o menor latitud de las opiniones políticas. ¿Qué confianza puede fundar un Gobierno en un hombre que las profese altamente monárquicas, si con éstas reúne la impiedad? Quien niega al mismo Dios sus derechos, ¿pensáis que respetará los de los reyes de la tierra?...
    Es preciso grabar profundamente en el ánimo estas verdades: los daños de la sociedad no dimanan principalmente de las ideas y principios políticos; la raíz del mal está en la irreligión, y si ésta no se ataja, será inútil que se proclamen los principios monárquicos más rígidos.”
    JAIME BALMES, ‘El protestantismo comparado con el catolicismo’, 1842.

    491
    “Las ideas y sentimientos religiosos han tenido en España, de mucho tiempo atrás, un carácter sumamente belicoso. La causa no es difícil adivinarla; por espacio de ocho siglos la religión estuvo en lucha material contra el islamismo... En los últimos tres siglos, el catolicismo de los españoles se halló durante mucho tiempo en actitud guerrera... De aquí ha resultado esa propensión a fiar el éxito de la causa a los trances de las armas y a temer que la religión se hundía si los que la sostenían eran vencidos en el campo de batalla. Esto, que en ciertas circunstancias ha producido un gran bien, conservando nuestra independencia y los hábitos de nacionalidad, ha desaparecido ahora en gran parte, prevaleciendo los medios intelectuales y morales”
    JAIME BALMES, ‘Obras completas, XXV”.


    492
    “¡Oh religión consoladora y bella,
    Feliz mil veces quien a ti se acoge
    Y el norte sigue de tu fija estrella,
    Y tu divina luz constante adora!
    Que en la fiera borrasca asoladora
    De esta vida de llanto y de pesares,
    Nunca extraviado perderá la huella
    Del más allá que empieza en los altares.

    Sí, misteriosa religión: tú tienes
    Consuelos para el triste, y alegrías
    Para quien cuenta sus tranquilos días
    Por ventura y bienes.
    Tú tienes el azote del malvado,
    La corona del justo,
    La palma de la virgen inocente;
    Y esperanza del náufrago postrado,
    Y ánimo del soberbio delincuente
    Siempre se ve brillar allá en la altura
    El vivo lampo de la lumbre pura.”

    JOSÉ ZORRILLA, ‘Leyenda de Margarita la Tornera’, 1840.


    CATOLICISMO:

    493
    “Declaro que desde mi primera edad y por todo el curso de mi vida he profesado y actualmente profeso, con sincera y constante fe, la Santa Religión Católica, Apostólica, Romana, creyendo, como firmemente creo y confieso, todos los dogmas y artículos que su Santa Iglesia tiene y confiesa; y que es mi deseo, así como he nacido y vivido, permanecer y morir en su santo gremio, y en la Comunión de los fieles que la profesan, a cuyo fin imploro también la protección e intercesión de la bendita Virgen María, Madre de Dios y protectora de los hombres, para con su Hijo Santísimo Jesucristo, mi Señor Piadoso Redentor, en cuya intercesión confío, por el mérito e infinito valor de su preciosa sangre, lavando las manchas de mi alma, le abrirá las puertas del Cielo, para que goce de la presencia divina en la eterna bienaventuranza”
    GASPAR M. DE JOVELLANOS (1744-1811), ‘Testamento de Bellver’, 1807.

    494
    “Todas las grandes cuestiones que ha habido en el mundo, todas las que pueda haber sobre el hombre y la sociedad (insolubles ante la sabiduría humana) todas han sido y serán solubles ante el principio católico, porque este principio es la sabiduría de Dios; porque tiene más allá de este lugar en que peregrinamos una patria mejor; porque declara sagrada la autoridad y al propio tiempo noble la obediencia; porque infunde en los poderosos misericordia y en los pequeños resignación; porque asegura el cumplimiento de todos los derechos con el cumplimiento de todas las obligaciones, y así puede dar, y ha dado al mundo, pueblos sumisos y gobernantes benignos y justicieros”.
    A. APARISI Y GUIJARRO (1815-1872), ‘Contestación al discurso de la Corona’, 1863.


    495
    “Si el pueblo español es verdaderamente católico, sin necesidad de Constituciones será libre; pero si es descreído, si cunde en él el libertinaje de espíritu que desprecia la autoridad, si crece el desenfrenado apetito a los goces de la materia, en este caso perdáis vuestro tiempo. ¡Oh filósofos! ¡Oh legisladores! Me río de vuestras leyes: podréis hacer leyes, pero no podréis hacer costumbres; y sin costumbres, ¿no son vanas las leyes? Y sin leyes respetadas, ¿no es imposible la libertad?”
    A. APARISI Y GUIJARRO (1815-1872), ‘Discurso parlamentario’, 1861.



    LA IGLESIA:

    496
    “La Iglesia ha hecho esta Europa y por eso es la primera sobre todas las partes del mundo, y se levanta sobre todas como el cielo sobre la tierra; la Iglesia ha hecho especialmente esta España, y por eso España es el pueblo que más grandes cosas y maravillas he obrado debajo del Cielo”.
    A. APARISI Y GUIJARRO (1815-1872), ‘Discurso sobre el proyecto de ley electoral’, 1865.

    497
    “¡Oh, qué delicadeza y qué grandiosidad a un propio tiempo en todas estas sagradas alegorías! ¡Qué abismo de ternura en todos los ritos de la Religión católica! ... Los que así no lo proclaman no han visto por dentro el ceremonial de nuestras catedrales y basílicas, sino por fuera, como cerrado libro, como plegada flor, como callada esfinge. Podrán haber oído, por ejemplo, la música de los salmos; pero no han entendido la letra; pero no se han penetrado de su espíritu. Tienen ojos y no ven; tienen oídos y no oyen”
    PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN (1833-1891), ‘La Alpujarra, 1873.
    Última edición por ALACRAN; 11/10/2011 a las 13:56

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    Re: Textos históricos de alabanzas a España

    LOA DE LAS CARACTERÍSTICAS ESPAÑOLAS.

    IDEAS.

    a) POLÍTICAS:

    UNIDAD DE ESPAÑA:

    498
    “Dad unidad a España, extinguid las discordias que enloquecen a sus hijos, y España volverá a ser lo que fue en la guerra de la Independencia, lo que fue en tiempo de los Reyes Católicos, lo que fue en tiempos de Carlos I, lo que fue en tiempos de Felipe II. Dad unidad a España, y tremolarán en Lisboa los pendones de Castilla y se derramarán por el mar de ella conocido las naves castellanas y ceñiremos con nuestros brazos al África.”
    JUAN DONOSO CORTÉS (1809-1853), ‘Las reformas de Pío IX’, 1847.


    499
    “Por lo demás, yo creo que... ningún partido, está predestinado por el querer del cielo... a guiar al pueblo español con su bandera a esa tierra apetecida. No, señores; ni la bandera de ese partido ni la de ningún otro puede cubrirnos a todos; es necesario que se levante la bandera española y que, desplegándola a los aires, nos cubra a todos los españoles; la bandera española, alumbrada por los rayos del sol de las Navas, del sol de San Quintín, del sol de Bailén y del sol también de África en la última gloriosísima campaña.”
    A. APARISI Y GUIJARRO (1815-1872), ‘Discurso de proyecto de contestación al de la Corona’, 1863.

    500
    “Yo soy español; yo me llamo sólo español, y no estoy solo. No lo estoy, porque uno de nuestros individuos, noble corazón y talento esclarecido, lo dijo con gran elocuencia. Oíd estas palabras: ‘La nación, el país, no pertenece a ninguna de esas fracciones... se ha mantenido siempre el mismo, pero atesorando siempre grandes desengaños, siempre conservando sus nobles y generosos instintos, y guardando en el fondo de su alma, como un fuego sagrado, el amor a las antiguas y veneradas tradiciones.”
    A. APARISI Y GUIJARRO (1815-1872), ‘Discurso de proyecto de contestación al de la Corona’, 1863.

    501
    “No, no podemos despedirnos para siempre de la esperanza. Españoles y católicos, sabemos que una palabra de Dios hace brotar luz del caos; españoles y católicos, no creemos que esté condenada para siempre esta tierra de España, tierra de santos y de héroes; españoles y católicos, no olvidaremos nunca que Dios a nuestros padres, que fueron pecadores, les salvó en Covadonga y al fin los coronó sobre las torres de Granada”.
    A. APARISI Y GUIJARRO (1815-1872), ‘Discurso de contestación al de la Corona’, 1865.

    502
    “Pero un pueblo no muere; España no puede morir; recordando las palabras de Chateaubriand, no creeré jamás que escribo sobre el sepulcro de España. He consultado a oráculos que no mienten, y la que en todos tiempos ha sido predilecta de Dios y brazo derecho de la Cristiandad... no morirá”
    A. APARISI Y GUIJARRO (1815-1872), ‘El rey de España’, 1869.



    AMOR A ESPAÑA:

    503
    “¡He aquí ya la noche y todo sigue lo mismo! ¡Ah, yo no he sabido hasta hoy cuánto amaba a España! ¡Me ha sido menester verla en tan supremo trance, expuesta a perder en una hora el fruto de tantos sacrificios, para conocer la intensidad de aquel vago afecto, negado por algunos filósofos, que se denomina amor patrio! ¡He necesitado ver a la nación en riesgo inminente de ser vencida, humillada, desacreditada por muchos años, para comprender que el individuo y la familia son accidentes secundarios e indignos de atención, cuando se trata de esa entidad sagrada, que muchos han llamado convencional y gratuita, y que yo proclamo legítimamente providencial, eterna, como las leyes naturales, como los instintos del corazón!
    PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN (1833-1891), ‘Diario de la Guerra de África’, 1859.


    LA PATRIA:

    504
    “Mas a pesar de lo natural y común que es en todos los hombres este sentimiento patriótico, parece haber épocas en que con mayor satisfacción y vanagloria se complace uno en revestirse y hacer alarde de la divisa de su Patria; y son aquellas en que en virtud de circunstancias políticas y extraordinarias resplandecen con mas energía las cualidades mas hermosas del carácter nacional. Tales son las que en el día mantienen arrebatada la atención de la Europa hacia la Península española; asaltada y sorprendida, pero de ningún modo rendida ni esclavizada, por un enemigo alevoso, y tan terrible al mismo tiempo que con menos astucia y fuerza había logrado someter á su dominio las naciones mas belicosas del continente...

    Basta haber heredado una sola gota de sangre española para inflamarse en la satisfacción de pertenecer a una nación, única en el atrevimiento de oponer a la usurpación los brazos desnudos de todas armas, y que por el largo espacio de tan desigual contienda hace palpables a la incredulidad de este siglo fenómenos de heroísmo que de los antiguos nos muestran con desconfianza las páginas de la Historia...

    Rayar en lo extraordinario ha sido siempre atributo peculiar de la bizarría española. Y así como en aquellos días de nuestro antiguo esplendor, y delante del carro en que llevábamos victoriosos por la Europa los derechos de nuestro Soberano, hicimos doblar la rodilla a los landgraves, electores y monarcas de los mismos pueblos que ahora componen los ejércitos de Bonaparte; mientras que por otro lado sorprendíamos la expectación de los sabios añadiendo a su conocimiento una nueva parte del Globo, donde con pocos pero valerosos medios extendimos la dominación, que hizo a tantos pueblos partícipes de las luces y civilización europea; del mismo modo, en los días de nuestro reposo político o decadencia, conserva nuestra reacción el mismo carácter de singularidad: y sola la España en el conjunto de tantas gentes oprimidas no necesitó de impulso ni dirección de parte de gobierno alguno; sino que por unánime clamor de cada provincia, cada ciudad, y cada individuo español se opone, resiste, pelea, y deberá vencer sin duda.”

    JUAN B. ARRIAZA (1770-1837), ‘Poesías patrióticas’. Discurso preliminar, 1810.


    505
    “-Veremundo:
    ¡Admirable constancia! Mas, Pelayo,
    ¿te sostendrás tú solo? ¿A quién consagras
    tan heroico valor, tanto denuedo?
    No hay ya España, no hay Patria.
    ¡No hay ya Patria!
    pernicioso el tesón. Si estando entero
    contra el fiero rigor de esta avenida
    no pudo sostenerse nuestro imperio;

    -Pelayo:
    ¡Y vos me lo decís!... Sin duda el hielo
    de la vejez que tímida os agobia
    ¡No hay Patria! Para aquellos que el sosiego
    y os hace hablar cual hablan los cobardes.
    inspira esos humildes sentimientos,
    compran con servidumbre y con oprobios;
    para los que en su infame abatimiento
    profanado será
    que los que en Guadalete se rindieron.
    ¡No hay Patria, Veremundo! ¿No la lleva
    todo buen español dentro en su pecho?
    Ella en el mío sin cesar respira:
    la augusta religión de mis abuelos,
    sus costumbres, su hablar, sus santas leyes
    tienen aquí un altar que en ningún tiempo
    más vilmente a los árabes la venden”.

    MANUEL JOSÉ QUINTANA (1772-1857), ‘Pelayo’, 1805.


    506
    “La defensa de la Patria es una obligación sagrada que no se puede violar sin hacerse reo, y cuyo cumplimiento es una virtud que consagra la religión. Ningún miembro de la sociedad debe faltar a ella, y mientras unos la defienden con la espada, otros deben defenderla con la pluma y con la exhortación pública y privada”.
    FR. JOSÉ DE LA CANAL, O.A., 1808


    507
    “Yo no sigo un partido; sigo la santa y justa causa que sostiene mi Patria, que unánimemente adoptamos los que recibimos de su mano el augusto encargo de defenderla y regirla, y que todos habemos jurado seguir y sostener a costa de nuestras vidas. No lidiamos, como pretendéis, por la Inquisición ni por soñadas preocupaciones, ni por el interés de los grandes de España; lidiamos por los preciosos derechos de nuestro rey, nuestra religión, nuestra constitución y nuestra independencia”
    G. M. DE JOVELLANOS (1744-1811), ‘Apéndices a la memoria en defensa de la Junta Central’ (1811)

    508
    “La patria trocarán de los valientes.
    Hijo de mi ternura, en ígneas letras,
    Allá sobre los cielos esplendentes,
    El nombre escrito está de Zaragoza,
    Y el de Numancia allí, y el de Sagunto.
    Mil siglos volarán sobre sus ruinas;
    Se hundirán los tiranos y sus tronos;
    Morirán astros; finarán imperios;
    Eterno, empero, su renombre y gloria,
    Durará, a par del mundo, su memoria.
    Y la tuya también: grato el destino
    Correr me ha concedido, ante tus ojos,
    El velo diamantino
    Que cubre el porvenir. Gemirá España
    En congojoso afán; hijos y hermanos
    Con sangre regarán el patrio suelo;
    Que nunca, dilo al mundo, nunca el cielo
    Dejó impune el sufrir a los tiranos.
    Mas no feroz el déspota del Sena
    Aherrojará sus inocentes manos;
    Ni atará al carro a la nación que un día
    Tierra y mar abarcaba, ambas regía.
    Así plugo a los hados: Zaragoza
    Caerá en expiación; y de sus ruinas
    Se alzará sobre el trono refulgente
    La libertad de la española gente.”
    F. MARTÍNEZ DE LA ROSA, (1787-1862) ‘Zaragoza’, 1811.


    509
    “¡España! ¡Siempre España! Hubo un tiempo, cuando yo la daba de filósofo y de esprit fort, en que solía decir impíamente: ‘Las fronteras son una iniquidad inventada por los conquistadores y por los déspotas; toda la tierra es la patria de todos los hombres; las demarcaciones o delimitaciones que separan a un Estado de otro no son sino convenciones tiránicas que anulará la civilización’. Y leí libros y periódicos que discurrían de igual manera... ¡Oh! Los que así pensáis todavía, salid de vuestra Patria, recorred ajenas ciudades, estudiad extrañas costumbres y veréis y sentiréis que la Patria existe; que cada hombre tiene una Patria como tiene una madre, y que esa Patria y esa madre no se puede reemplazar con otra.”
    PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN (1833-1891), ‘De Madrid a Nápoles’, 1861.


    ODIO AL INVASOR:

    510
    “...PATRIOTA.
    -Padre Jaraves, sí; ya me hago cargo;
    Y, aunque novicio renegado, veo
    Que os portáis como antiguo corifeo
    En el arte al francés tan productiva
    De volver la verdad patas arriba.
    Ya estáis pronto a probar con suficiencia
    Que la razón de ayer, hoy es demencia.

    ¡No disteis mala vuelta a la sotana!
    Quien os oyó en sermón de ayer mañana
    Por Fernando inflamar el patriotismo,
    Hoy es por Pepe, y peroráis lo mismo.
    Ayer para escribir lo que se piensa
    Clamó esa voz por libertad de prensa;

    Y hoy querréis que se quite hasta el tintero
    Al que no escriba por José primero.-

    EMISARIO.
    -Y con mucha razón: mudanza es esa
    Que en mí operó el placer de la sorpresa.
    Pues cuando yo esperé, por las pinturas
    De los que al fin le habrán mirado a obscuras,
    Ver un Rey tuerto, y fiero cual vestiglo,
    Me hallo un lindo filósofo del siglo,
    Largo orador, que por su linda traza,
    Su estampa noble, y su flamante raza,
    No puede ser sino que á España cuadre.-

    PATRIOTA.
    -Qué! lo traéis para caballo-padre?
    Según vais enseñando por la calle
    A las viejas su estampa, y su buen talle?
    Si ellas chillan al paso, El pueblo aclama
    Vosotros le decís; y él se lo mama;
    Y no es aclamación, sino chacota
    De ver un Rey, que les parece sota.
    Que si dos ojos cuenta ya en la cara,
    Aunque de Francia el otro le llegara,
    Es su derecho mas, por no ser tuerto?
    Decís que es gran filósofo: eso es cierto
    Que es cosa rara; y puede que deslumbre
    Aquí en este país, donde es costumbre
    Ver en cátedras gente de otra estofa,
    Ver sobre el trono un Rey que filosofa.
    ¡Oh si viviese el sabio que decía,
    Pobre y desnuda vas, filosofía;
    Y, llegando a pisar la ínfima grada,
    A la filosofía coronada
    Viera, del Trono ibero allá en la altura,
    Cual exclamara: "Oh, tiempos de ventura!
    Con qué nuevo sistema, y desde cuándo
    Se encarama uno así filosofando?-

    EMISARIO.
    Cuenta!...que ese discurso bien denota
    Lo insurgente que sois, y lo patriota:
    Ya poco el tribunal nos interesa,
    Pero temed la policía francesa;
    Que si aquel os quemase hasta los huesos,
    Esta os alza la tapa de los sesos.
    —Hubo un tiempo en que el sabio, no lo niego,
    La virtud estudiaba en el sosiego;
    Sin deseos, morando en las florestas
    Como tortuga con la casa a cuestas:
    Mas ya filosofía anda mas lista,
    No se oponen, filósofo, y conquista;
    El Macedón y el Cínico severo
    Se van de brazo por el mundo entero;
    Y no es contradicción, ni desgobierno
    Para un Rey muy filósofo, y muy tierno,
    Empuñar un alfanje damasquino,
    Asolar el país de su vecino,
    Desalojar del trono al Soberano,
    Romper la nuca al que le jure en vano,
    Los soldados matar a cuantos puedan,
    Y el Rey filosofar con los que quedan.
    —Esta dicha a tu patria está guardada,
    Aunque después de yerma, y arrasada.
    Mas qué importa a la real filosofía,
    Con tal que vuestros nietos algún día
    Con los franceses vayan a los toros!

    PATRIOTA.
    -¡Con los franceses! como con los moros.
    Si fiestas han de hacer los nietezuelos
    A los que han degollado a sus abuelos,
    Serán dos, invocando al gran Pelayo,
    Víspera Siciliana, y Dos de Mayo...”

    JUAN BAUTISTA ARRIAZA (1770-1837), ‘Desenfado patriótico’, 1810.

    511
    “Ese que yace en la sangrienta arena
    espantoso cadáver destrozado
    fue siervo obscuro intrépido soldado
    caudillo de las águilas del Sena.

    Por él la gran Madrid de horrores llena
    su celo y su valor vio castigado
    cuando ministro de un feroz malvado
    los nudos de amistad trocó en cadena.

    Rey se llamó en Parténope, su intento
    fue del Apóstol trastornar la silla
    y alcanzar de los Césares victoria.

    Vedle añadir al mundo un escarmiento,
    ved como el cielo su soberbia humilla
    y confunde en oprobio su memoria.”

    LEANDRO FERNÁNDEZ DE MORATÍN (1767-1828) ‘A la muerte de Joaquín Murat’.


    ROMANTICISMO PATRIÓTICO:

    512
    “Son esqueletos de gigante hechura:
    helos en pie; la Religión los vela:
    asomos del cristiano centinela,
    ásperos muros, torres de la jura.

    Quedó de Troya, donde fue insegura
    defensa la pelasga ciudadela,
    contra el griego invasor que la debela,
    ceniza al aire, al suelo sepultura.

    Y éstos, agora, en soledad sagrada,
    viejos testigos del tesón íbero,
    mientras luchó por siglos la mesnada,

    Desde la breña en que se alzó el primero,
    llevan de Covadonga hasta Granada
    la Cruz triunfante por blasón frontero.”

    ANTONIO ROS DE OLANO (1808-1886), ‘Los castillos de la Reconquista’.


    LA MONARQUÍA:

    513
    “Dice la ‘Memoria’: ‘Al Palacio no han de subir sino adoraciones’. Nosotros no somos tan monárquicos. Al Palacio, diríamos, no han de subir sino respetuosas verdades... Las adoraciones, a Dios; a los reyes, la verdad”.
    JAIME BALMES, ‘Obras completas’, XXXI.

    514
    “La monarquía no tiene porvenir sino en los países donde, a más de ideas monárquicas, hay todavía sentimientos monárquicos; donde la presencia del soberano excite todavía un sentimiento de entusiasmo; donde se vitoree al rey, no con los vítores de ordenanza en las filas del Ejército, sino con los que salen de las masas populares por un movimiento del corazón.
    ...La monarquía no puede ser en ningún país una forma calculada puramente convencional; es preciso que sea de sentimiento, de tradición, que se ligue profundamente con ideas religiosas y morales, que esté acompañada de una vasta organización social en analogía con ella; si no es así, jamás se hará entrar en la cabeza de los hombres el dominio de una sola familia sobre una nación de muchos millones de habitantes. Desde el momento que los pueblos calculan sobre la monarquía, en vez de amarla, la monarquía muere.”
    JAIME BALMES, ‘Obras completas’, XXXII.

    515
    “El principio monárquico es muy poderoso en la sociedad española, y es menester respetarlo si no se quiere arrojar la nación en un círculo de vaivenes y trastornos; lejos de que los hombres de mando hayan de mirar esto como un obstáculo, han de considerarlo más bien como el medio más poderoso de gobierno.”
    JAIME BALMES, ‘Obras completas’, XXIII.

    516
    “España, señores, ha sido siempre una monarquía; esa monarquía en toda la prolongación de los tiempos ha sido una monarquía religiosa; esa monarquía en toda la prolongación de los siglos ha sido una monarquía democrática. ¡La monarquía! Ved ahí para nosotros la verdad política. ¡El catolicismo! Ved ahí para nosotros, para todos, pero para nosotros especialmente, la verdad religiosa. ¡La democracia! He ahí para nosotros la verdad social. El catolicismo, la monarquía, la democracia, ved ahí por completo la verdad española. Explicaré lo que entiendo por monarquía democrática. Claro está, señores, que en cuanto a la monarquía y a la religión, como elementos constitutivos de la civilización española, no necesito explicarme, porque mis ideas no son impugnadas por nadie y son conocidas de todos. Cuando yo hablo de la monarquía democrática, de gobierno democrático, no hablo de la monarquía de las turbas. La monarquía democrática es aquella en que prevalecen los intereses comunes sobre los intereses privilegiados, los intereses generales sobre los intereses aristocráticos. Esta es la monarquía democrática.”
    JUAN DONOSO CORTÉS (1809-1853), ‘El Discurso’, 1844.


    517
    “¡Pienso en lo que ha sido España en la larga sucesión de los siglos; pienso en lo que comienza a ser! Pienso que al hablar de la invasión sarracénica, que a modo de torrente devastó nuestra tierra, dice la antigua crónica: ‘Non fincó y nada, si non los obispos que fuyeron con las reliquias e se acogieron a las Asturias’; pienso que allí, en Covadonga, se encontraron reunidos el rey, la Iglesia, representada por sus obispos; el pueblo, representado por sus soldados. Que el Rey, la Iglesia y el pueblo emprendieron juntos la jornada inmortal de los siete siglos hasta subir juntos a las torres de Granada; que el pueblo y la Iglesia, unidos en nombre del rey, pasearon nuestras banderas victoriosas por todos los ámbitos del mundo, y, atravesando los desiertos del Océano, encontraron uno nuevo y lo conquistaron para Dios y para España.

    Jamás hubo pueblo que, como el español, amara a sus reyes; jamás reyes que, como los de España, amaran a su pueblo; jamás reyes más católicos ni pueblos más religiosos. Pienso que, merced a este amor, a esta alianza, España ha sido la nación más noble y más grande que han alumbrado los cielos sobre la tierra. Meditad, si no, las terribles crisis por que Europa, después del diluvio de los bárbaros ha pasado: la invasión sarracénica, el protestantismo, Napoleón. Ved en esas épocas quién ha sido el caballero de la Cristiandad, el campeón de la sociedad y de la Iglesia; y, humanamente hablando, decidme: ¿quién las salvó? El pueblo español, con sus reyes y obispos al frente, peleando sin cansarse jamás, por siete siglos... ¿Quién es el que intenta separar a ese pueblo de su rey y de su Iglesia? ¿Quién es el que intenta que España deje de ser España?”

    A. APARISI Y GUIJARRO (1815-1872), ‘Discurso de proyecto de contestación al de la corona’, 1861.

    518
    “Si alguno me pregunta cuál es el gobierno mejor para España, me encojo de hombros y miro al curioso, porque o es un tonto o es un sabio que no sabe leer. ¿Cuál es el mejor gobierno? Pues claro está que el monárquico. Quince siglos han pasado por España gritando ‘¡Viva el rey!’ Es imposible que para ese pueblo no sea la más natural forma de gobierno aquella en que vive quince siglos y bajo la cual ha desplegado todas sus virtudes y desenvuelto todas sus grandezas.”
    A. APARISI Y GUIJARRO (1815-1872), ‘Restauración’, 1872.


    POLÉMICA SOBRE EL PODER POPULAR EN LA HISTORIA DE ESPAÑA:

    519
    “Antes, Señor, que la Nación española conociese las dinastías extranjeras de Austria y de Borbón, frecuentemente se convocaban las Cortes: las minoridades, las guerras contra moros, la imposición de algún nuevo tributo bastaba sólo para llamarlas. Ellas contribuyeron a dar a los españoles aquel carácter grande que llenó de sus hechos la historia del siglo XVI, y la falta de ellas o su reunión rara y servil con el concurso de otras causas hizo decaer a nuestra Patria del ápice a que había llegado en Europa, y de ser temida y respetada al desprecio y nulidad que no debía... La Nación Española que con un movimiento simultáneo y repentino ha dado al mundo la prueba más grande de la alteza y dignidad de su carácter, de su amor a la independencia, de su odio al yugo extranjero y a la perversidad de un aliado falaz debe también darle el espectáculo grandioso de la reunión de su representación nacional, como propio de su magnanimidad, como resultado de sus afanes y de sus sacrificios, y, en fin, como una medida de absoluta necesidad en las desgracias del día.”
    ‘Primera Exposición de Guillermo Hualde y del Conde de Toreno al Consejo de Regencia, instando la rápida convocatoria de Cortes’, 1810.

    520
    “Los que desconociendo de todo punto la naturaleza y el significado de nuestras antiguas Cortes reconocen en ellas un signo de libertad, ven en su decadencia un signo de servidumbre. Y sin embargo, nada hay mas opuesto a los hechos históricos, que esta manera de considerar aquellas instituciones políticas. La verdad es que las Cortes no fueron nunca otra cosa sino un campo de batalla, en donde el Trono, la Iglesia y el pueblo lidiaron por arrancar el Poder de las manos de una aristocracia ensoberbecida con sus triunfos. Consideradas bajo este punto de vista, las Cortes, lejos de ser un signo de que el pueblo era libre, son un signo de que había un enemigo poderoso que le movía cruda guerra, y que le obligaba a combatir para reconquistar su antigua dominación y sus inmemoriales derechos. Siendo esto así, la decadencia de las Cortes, lejos de ser un signo de servidumbre, fue al contrario un signo de que había alcanzado la victoria, y de que en adelante para dominar no le era necesario hacer alarde de sus fuerzas y ostentación de sus armas...

    ¿Necesitó de Cortes para dominar en tiempo de Recaredo? ¿Necesitó de Cortes para dominar, cuando con su voluntad omnipotente hizo salir armada de todas armas, de las cavernas de Asturias, la Monarquía de Pelayo? La monarquía absoluta en España ha sido siempre democrática y religiosa; por esta razón, ni el pueblo ni la Iglesia han visto jamás con sobrecejo el engrandecimiento de sus reyes, ni los reyes con desconfianza las libertades municipales de los pueblos, ni las inmunidades de la Iglesia.”

    JUAN DONOSO CORTÉS (1809-1853), ‘De la Monarquía absoluta en España’, 1838.


    521
    “Las reflexiones que preceden manifiestan también que está destituido de fundamento lo que algunos sostienen, de que las frecuentes escisiones que ha sufrido la España resultasen de que las fuerzas locales eran mayores que la central, a causa de las atribuciones que desde antiguo disfrutaran las Municipalidades. ¿Qué eran en España los Ayuntamientos? Lo que el Rey quería y nada mas; es falso que conservaran algo de aquella altivez que los distinguiera en otros tiempos: cuando el monarca hablaba, ya fuera por sí mismo, ya por boca de su consejo, la municipalidad mas respetable no se hubiera atrevido a replicar. Que hubiese mas o menos centralización y regularidad administrativas, esto nada tiene que ver con la verdadera fuerza: una real orden hacia de los Ayuntamientos todo lo que quería, así en cuanto al personal como a las atribuciones: y semejante omnipotencia monárquica es incompatible con la verdadera fuerza local. La causa de que en Francia la Revolución tendiese a centralizarlo todo, y que en España no haya sucedido así, no se encuentra en que hubiese aquí fuerzas locales que en el vecino reino no existiesen; la diferencia está en que allí la Revolución encontró el terreno preparado; se apoderó de la esfera política después de haberse apoderado de la social, cuando aquí sucedió cabalmente lo contrario.”
    JAIME BALMES, ‘La monarquía y la unidad gubernativa’, 1844.


    CONTRA LA SOBERANÍA POPULAR:

    522
    “Haciendo, pues mi profesión de fe política diré que según el derecho público de España, la plenitud de la soberanía reside en el monarca y que ninguna parte ni porción de ella existe ni puede existir en otra persona o cuerpo fuera de ella. Que, por consiguiente, es una herejía política decir que una nación cuya constitución es completamente monárquica es soberana, o atribuirle las funciones de soberanía; y como ésta sea por su naturaleza indivisible, se sigue también que el soberano mismo no puede despojarse ni ser privado de parte de ella en favor de otro ni de la nación misma”.
    JOVELLANOS (1744-1811), ‘Apéndices a la Memoria en defensa de la Junta Central’ (1811)



    ARISTOCRACIA Y PUEBLO:

    523
    “Y vosotros, ¿qué hicisteis entre tanto,
    los de espíritu flaco y alta cuna?
    Derramar como hembras débil llanto
    o adular bajamente a la fortuna;

    Buscar tras la extranjera bayoneta
    seguro a vuestras vidas y muralla,
    y siervos viles, a la plebe inquieta,
    con baja lengua apellidar canalla.

    ¡Canalla, sí, vosotros los traidores,
    los que negáis al entusiasmo ardiente,
    su gloria, y nunca visteis los fulgores
    con que ilumina la inspirada frente!

    ¡Canalla, sí, los que en la lid, alarde
    hicieron de su infame villanía,
    disfrazando su espíritu cobarde
    con la sana razón segura y fría!

    ¡Ah! la canalla, la canalla en tanto,
    arrojó el grito de venganza y guerra,
    y arrebatada en su entusiasmo santo,
    quebrantó las cadenas de la tierra.”

    JOSÉ DE ESPRONCEDA (1808-1842), ‘El Dos de Mayo”.


    LA VERDADERA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA:

    524
    “La Constitución es siempre la efectiva, la histórica, la que no en turbulentas Asambleas ni en un día de asonada, sino en largas edades fue lenta y trabajosamente educando la conciencia nacional con el concurso de todos y para el bien de la comunidad. ¡Qué mayor locura que pretender hacer una Constitución como quien hace un drama o una novela”.
    GASPAR M. DE JOVELLANOS, ‘Diarios’.



    PROBLEMÁTICO FUTURO POLÍTICO:

    525
    “La España de Carlos V hace ya mucho tiempo que acabó; la de Fernando VI y Carlos III también es imposible que subsista; y estas oscilaciones de esclava a libre y de libre a esclava, estas revueltas, esta agitación no son otra cosa que las agonías y convulsiones de un estado que fenece. No hay en él fuerza bastante para que el partido que venza, cualquiera que sea, pueda conservarse por sí mismo. Superfluo sería buscar en este cuerpo moral ningún resorte de acción, ningún elemento de vida. Por consiguiente, está muerto. ¿Qué vendrá a ser en adelante? ¿Cuál será la forma en que debe organizarse de nuevo para existir en lo futuro? Yo lo ignoro, milord, y dudo mucho que en la actualidad ningún profeta político, por mucha que sea su confianza, se atreva a pronosticarlo.”
    MANUEL JOSÉ QUINTANA (1772-1857), ‘Carta a Lord Holland’, 1824.


    ENEMIGA CONTRA ESPAÑA:

    526
    “Cuando oímos a un extranjero que tiene la fortuna de pertenecer a un país donde las ventajas de la ilustración se han hecho conocer con mucha anterioridad que en el nuestro, por causas que no es de nuestra inspección examinar, nada extrañamos en su boca, si no es la falta de consideración y aun de gratitud que reclama la hospitalidad de todo hombre honrado que la recibe; pero cuando oímos la expresión despreciativa que hoy merece nuestra sátira en bocas de españoles, y de españoles, sobre todo, que no conocen más país que este mismo suyo, que tan injustamente dilaceran, apenas reconoce nuestra indignación límites en que contenerse.

    Borremos, pues, de nuestro lenguaje la humillante expresión que no nombra a este país sino para denigrarle; volvamos los ojos atrás, comparemos y nos creeremos felices. Si alguna vez miramos adelante y nos comparamos con el extranjero, sea para prepararnos un porvenir mejor que el presente, y para rivalizar en nuestros adelantos con los de nuestros vecinos: sólo en este sentido opondremos nosotros en algunos de nuestros artículos el bien de fuera al mal de dentro.

    Olvidemos, lo repetimos, esa funesta expresión que contribuye a aumentar la injusta desconfianza que de nuestras propias fuerzas tenemos. Hagamos más favor o justicia a nuestro país, y creámosle capaz de esfuerzos y felicidades. Cumpla cada español con sus deberes de buen patricio, y en vez de alimentar nuestra inacción con la expresión de desaliento: ‘¡Cosas de España!’, contribuya cada cual a las mejoras posibles. Entonces este país dejará de ser tan mal tratado de los extranjeros, a cuyo desprecio nada podemos oponer, si de él les damos nosotros mismos el vergonzoso ejemplo.”

    MARIANO JOSÉ DE LARRA (1809-1837) ‘En este país’ (1833).
    Última edición por ALACRAN; 11/10/2011 a las 14:14

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    LOA DE LAS CARACTERÍSTICAS ESPAÑOLAS.

    HECHOS.

    a) EMPRESAS FÍSICAS:

    LA GUERRA:

    527
    “De lo dicho en mi carta se infiere que la guerra no es un hecho bárbaro, es decir, propio de las épocas de barbarie; porque lo es igualmente de todos los periodos históricos, comoquiera que nace en la familia, se realiza en la tribu, se perpetúa en el Estado, se extiende con la Humanidad y se realiza en todas las regiones... Cuando un pueblo manifiesta ese horror civilizador por la sangre, luego al punto recibe el castigo de su culpa; Dios muda su sexo, le despoja del signo público de la virilidad, le convierte en pueblo hembra y le envía conquistadores para que le quiten la honra.”
    DONOSO CORTÉS (1809-1853), ‘Cartas de Paris al Heraldo’, 1842.


    528
    “¡Admirable cosa es la guerra! Ella serena el espíritu y fortifica el corazón. ¡Desde la batalla del cuatro de febrero no habíamos dormido con la profunda tranquilidad que dormimos anoche! Acabaron nuestras cavilaciones sobre si conviene o no conviene a España la continuación de las hostilidades... ¡Decididamente, lo más sencillo para un Ejército es cerrar los ojos a toda razón que no sea la de las armas!”
    PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN (1833-1891), ‘Diario de la Guerra de África’, (1859).



    ELOGIO DE LA MARINA ESPAÑOLA:

    529
    “Aquella época en que la Marina española remontó el vuelo de la gloria a esfera tan superior que no la han alcanzado y, se puede asegurar sin temor ni jactancia, que no es dable alcance ninguna otra. El engañado o incrédulo a quien parezca escarnecimiento esta verdad, figúrese dos grandes globos que representan el mundo que conocieron los antiguos y el que conocemos. Si en éste nota un vastísimo continente que equilibra al nuestro, que duplicó el elemento del hombre, ése es un fruto de la Marina española. Si echa de ver un anchuroso mar que lo separa de las antiguas Indias, su conocimiento se debe a la Marina española, que por largo tiempo lo frecuentó exclusivamente. Si le ve poblado de archipiélagos numerosos sujetos a nuestros soberanos, descubrimientos y conquistas son de la Marina española. Si columbra un lejano y tortuoso estrecho que, horadando la nueva comarca hacia su extremo meridional, comunica los dos mayores Océanos, hallazgo es de la Marina española. Si extiende sus ojos por el inmenso ámbito de estos mundos; si sigue el continuado piélago que los baña, hallará el gran viaje modelo, que por primera vez se debió a la Marina española.”
    JOSEPH DE VARGAS Y PONCE, ‘Importancia de la historia de la Marina española, 1807’.



    LOS ESTUDIOS EN ESPAÑA:

    530
    “Tal es, señores, el objeto y carácter de la Universidad que ahora nace. Es cierto que no es mecida en su cuna por las manos poderosas y valientes que fundaron y dotaron entre nosotros las mismas instituciones en lo antiguo. El primer plantel de Estudios Generales que se conoció en Castilla se debió a aquel Alfonso que derrocó el poder agareno en las Navas de Tolosa, y fue por su generosa condición llamado el Noble. Si echamos la vista a la universidad de Salamanca, se la ve halagada en sus principios y protegida a porfía por el gran conquistador de Sevilla y por el augusto legislador de las Partidas. El nombre para siempre ilustre de Fernando el Católico sirve de laurel a las escuelas de Valencia, mientras que las de Alcalá se ensoberbecen de deber su fundación a aquel varón extraordinario que, religioso primero, confesor de una reina y cortesano después, prelado, ministro al fin y gobernador del Estado, tuvo todas las virtudes, reunió todos los talentos, y por la capacidad de su espíritu, por la energía de su carácter y por sus eminentes acciones se levanta igual en fama con los dos altos personajes entre quienes le presenta la historia”.
    J.M. QUEIPO DE LLANO, CONDE DE TORENO, (1786-1843), ‘Discurso en la instalación de la Universidad Central”, 1822.


    LA LENGUA ESPAÑOLA:

    531
    “La lengua española, por su riqueza, sonoridad y flexibilidad, es en sí misma com una especie de verso libre”
    RICHARD FORD, ‘Ancient Spanish Ballads, de Lockhart, 1841.


    532
    “El italiano ha heredado la dureza del latín, dejando el nervio español; el italiano es hija del latín, y el español el hijo”.
    L. MALLEFILLE, ‘Etude du caractère de la langue espagnole’ 1854.
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    Re: Textos históricos de alabanzas a España

    APARICIÓN DE LA ANTI-ESPAÑA: DEFENSA Y RÉPLICA DE LA ESPAÑA TRADICIONAL.


    LOS “FILÓSOFOS” (Y LA MASONERÍA) CAUSARON LA REVOLUCIÓN FRANCESA:

    533
    “El fanatismo insano
    agitando sus sierpes ponzoñosas
    vencido clama en vano;
    húndese en las regiones espantosas,
    y con él es sumida
    la intolerancia atroz aborrecida.

    Dulce filosofía,
    tú los monstruos infames alanzaste;
    tu clara luz fue guía
    del divino Rousseau, y tú amaestraste
    el ingenio eminente
    por quien es libre la francesa gente.

    Excita al grande ejemplo
    tu esfuerzo, Hesperia: rompe los pesados
    grillos, y que en el templo
    de Libertad de hoy más muestren colgados
    del pueblo la vileza,
    y de los Reyes la brutal fiereza.”

    ABATE MARCHENA (1768-1821), ‘La Revolución Francesa’, 1789.


    534
    “La revolución francesa, a la que no hallamos otra semejante en las historias, ni en la tradición humana debe su último complemento á sectas las mas execrables é impías... La dicha revolución se ha proyectado y ejecutado por la liga de pocos heterodoxos tolerados entre los católicos, y de filósofos y teólogos, que eran católicos de nombre, y verdaderos enemigos, tanto de la religión santa, porque prohíbe sus vicios, como de la potestad civil, porque los castiga. Ella teniendo por fin y efecto la abolición del cristianismo, y aun de la religión natural ha suprimido consiguientemente por necesidad todo gobierno civil. Ella ...ha pretendido anatematizar todos los dogmas revelados y naturales, que al hombre forman religioso y civil, o le hacen digno miembro de la religión verdadera, en que al Criador reconoce, y venera autor natural y sobrenatural, e individuo útil de la sociedad civil, en que vive formando racional y religiosa compañía con sus semejantes. Ella en fin inspiró antes, y ya públicamente promueve la máxima de ser las sociedades civiles de las naciones europeas otros tantos rebaños de almas viles, que doblan cerviz y rodillas a tiranos corporales y espirituales: esto es, a reyes y a sacerdotes, al trono y al altar...

    Para mudanza tan horrible y fatal han concurrido sus causas proporcionadas ... Estas causas, antes conocidas por pocos, y despreciadas por muchos ignorantes o preocupados, se han hecho ya notorias en sí y en sus efectos á toda Europa. Por toda esta las publican los buenos franceses emigrados, que con experiencia funesta las han conocido. Las publican todos los autores franceses y no franceses, que sobre los presentes desastres de Francia han escrito; ellos, como después mostraré largamente a V. con sus propios dichos, convienen en reconocer la revolución francesa como infame producción del calvinismo, de la impía filosofía moderna, y del jansenismo; y a estas causas yo añado el franc-masonismo, que en el vulgo de los nobles y de los plebeyos ha dispuesto y preparado el espíritu de innumerables personas para que adopten las máximas de la impiedad”

    LORENZO HERVÁS Y PANDURO (1735-1809) ‘Causas de la Revolución de Francia’ (1807).

    http://books.google.com/books?id=aQvqA6e5OK0C&printsec=frontcover&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false


    CONTRA EL LIBRE PENSAMIENTO Y LA FRANCMASONERÍA:

    535
    “Por otra parte, la licencia de filosofar que tanto cunde en nuestros días, llama poderosamente la atención de los gobiernos hacia este estudio. El solo puede hacer frente a tantos y tan funestos errores como han difundido por todas partes estas sectas corruptoras que ya por medio de escritos impíos, ya por medio de asociaciones tenebrosas ya en fin, por medio de manejos, intrigas y seducciones, se ocupan continuamente en sostenerlos y propagarlos. Estos errores corrompiendo todos los principios de Moral pública y privada, natural y religiosa, amenazan igualmente al Trono que al Altar... Es necesario oponer la verdad al error, los principios de la Virtud a las máximas de la impiedad, y la sólida y verdadera a la falsa y aparente ilustración. Es preciso formar el espíritu y rectificar el corazón de los jóvenes... En una palabra, la educación es el único dique que se puede oponer a este mal, y por lo mismo el estudio de la Moral es el mas importante y mas necesario en su plan.”
    JOVELLANOS ‘Oración inaugural del Real Instituto asturiano’, 1794.



    ODIO DE LOS REVOLUCIONARIOS A LA INQUISICIÓN:

    536
    “La horrible Inquisición, ese coloso
    que del cieno nació de Flegetonte,
    y mamó de Megera el ponzoñoso
    jugo, y bebió el azufre de Aqueronte,
    aún agita sus teas horroroso,
    y entre ruinas descuella, cual el monte
    de Olimpo en Grecia mísera desierta
    su frente esconde entre las nubes yerta.”
    ABATE MARCHENA (1768-1821), ‘Epigrama de la Inquisición’, 1808.

    537
    “¡Gran Dios, cómo atormenta
    Con crueldad sin igual, el hombre al hombre!
    Ya con furia violenta
    Se arrastran al cadalso y a la hoguera;
    Ya con malicia refinada y lenta,
    Impiden la víctima que muera,
    Y, pues no quiere a discreción rendirse,
    Buscan cómo obligarla a maldecirse.

    ¿Y quién es el verdugo,
    Quién el juez sin piedad? ¿Un sacerdote
    Del antiguo Moloc infanticida?
    No; de un Dios (según dice) a quien le plugo,
    Por amor de los hombres dar la vida.

    Su ministro se llama y toma el Mote
    De mansedumbre; Paz es su divisa,
    Mas ¡ah! qué mal se avisa
    El que en tal mansedumbre confiado.
    Duda modestamente
    Su saber infalible: De repente
    Verá al Cordero en un León mudado.

    «No es humano saber, ni saber mío
    (Responde el Santo Preste, en ira ardiendo)
    Audaz, mortal, en el que yo confío:
    Del cielo descendido,
    Reposó en mí un influjo soberano,
    Que ha de humillar todo saber humano».

    ¿Reposó en ti? ¿Mas cómo es que contiende
    Consigo mismo el inspirado bando?
    Cuál cadena volcánica se entiende
    Llama sacerdotal, que rebosando
    El universo enciende.
    El cielo contra el cielo peleando
    Es odioso espectáculo, que ofende
    Al hombre racional. Qué! ¿Envolvió en guerra
    El cielo a los que dio a regir la tierra?

    Haced la paz primero
    Entre vosotros si queréis que escuche
    Vuestra doctrina del Universo entero
    No procuréis que luche
    El ignorante pueblo en las querellas
    Con que esparcís centellas
    De odios inextinguibles
    Más que el error a la virtud temibles.

    Mas en vano os exhorto:
    Del Fanatismo y la ambición aborto,
    Los que tenéis raíces e el cielo
    Nunca podéis dejar en paz el suelo”.

    JOSÉ MARÍA BLANCO WHITE (1775-1841), ‘La persecución religiosa’.

    538
    “Se observará que los inquisidores reprobando las opiniones contrarias a los intereses de la corte de Roma, a la prepotencia del clero español, y al exceso de influjo de los regulares de España, y persiguiendo a los magistrados y literatos que procuraban propagarlas, contribuyeron a la decadencia del buen gusto de la literatura española desde los tiempos de Felipe II hasta los de Felipe V, y casi apagaron las luces por ignorancia propia de los verdaderos principios de jurisprudencia canónica... Se conocerá que el Santo Oficio ha contribuido mucho a la despoblación del suelo español, dando motivos a ¡numerables familias para emigrar en diferentes épocas; provocando la expulsión de judíos, moros y moriscos; sacrificando en tres siglos cerca de cuatrocientas mil personas; y cerrando la puerta con titulo de religión al fomento de las artes, industria y comercio...

    La Inquisición conserva y fortalece a la hipocresía, castigando solo a los que no saben ser hipócritas; pero no convierte a ninguno, como se vio en los Judíos y Moros bautizados sin verdadera conversión por quedar en España. Los primeros fueron muriendo en las llamas, los segundos pasaron al África en la expulsión de Moriscos tan mahometanos como antes del bautismo de sus abuelos. Para conservar la pureza del catolicismo español por medio de llamas y expulsión de casi tres millones de almas entre las tres clases, no es menester más que verdugos, leyes y jueces que las apliquen, sin ser sacerdotes inquisidores apostólicos por la gracia del papa....”

    JUAN ANTONIO LLORENTE (1756-1823), ‘Historia crítica de la Inquisición en España’, 1818.


    ANTICLERICALISMO:

    539
    “- Cristianismo: Amor ardiente a las rentas, honores y mandos de la Iglesia de Cristo. Los que poseen este amor saben unir todos los extremos, y atar a todos los cabos; y son tan diestros que, a fuerza de amar a la esposa de Jesu-Cristo, han logrado el tener a su disposición dos tesorerías, que son la del arca-boba de la Corte de España, y la de los tesoros de las gracias de la Corte de Roma. Pero allá se lo dirán de misas; y si los malos no se enmiendan, acá también se lo dirán de “p-a-pa”...

    - Fanatismo: ... Entre todos los perturbadores de la república, ninguno hay mas díscolo e irrefrenable que el fanático religioso: porque con el entusiasmo de que Dios le dicta su ley suprema, desprecia como de menos valer todas las leyes humanas Y endiosado así, se cree superior a todos os hombres, a todas las leyes, y a todos los gobiernos. ¿Qué se ha de hacer, dice un buen facultativo, con un espiritado que a título de que vale mas obedecer a Dios que a los hombres, se imagina que del rey abajo inclusive está en obligación de degollar a cuantos no cumplen con lo que él se figura ser la Ley de Dios ? Una jaula es poco, y la horca no sé si es mucho.”

    - Frailes: ...Una especie de animales viles y despreciables que viven en la ociosidad y holganza, a costa de los sudores del vecino, en una especie de café-fondas (así llama a los conventos el diccionarista en el artículo Monasterio) donde se entregan a todo género de placeres y deleites, sin mas que hacer que rascarse la barriga...

    Siempre han sido la peste de la república tanto en los pasados como en el presente siglo; si bien, por evitar quebraderos de cabeza, nunca se han tenido por ‘del siglo’ hasta el presente, ... claman y reclaman por la españolía en cuanto a los derechos, sin hablar jamás de obligaciones. Son animales inmundos que no sé si por estar de ordinario encenagados en vicios, despiden de sí una hedentina o tufo... Sin embargo, este olor que tan inaguantable nos es a los hombres, dice que a las veces es muy apetecido del otro sexo, especialmente de las beatas...

    Todas estas castas de alimañas van a perecer, ... por la razón sin réplica de que les van quitando el cebo, y todo animal, sea el que fuere, vive de lo que come. Item: les van también quitando las guaridas, de suerte que se van quedando como gazapos en soto quemado. ¡Animalitos de Dios! es cosa de quebrar corazones el verlos andar arrastrando, soltando la camisa como la culebra, atortolados y sin saber donde abrigarse.”

    BARTOLOMÉ JOSÉ GALLARDO (1776-1852), ‘Diccionario Crítico-Burlesco’, 1812.


    540
    “Existente es pues nuestra sociedad, y existente bajo la precisa obligación de no conocer mas religión que la Católica; y una vez supuesta esta obligación, existente con sus frailes debe ser; porque desde Cristo acá jamás ha existido sin frailes o monjes, ... porque ...no hay país católico donde no haya frailes... y porque la persecución contra los frailes ha sido, es y será la precursora infalible de la persecución contra la Religión. ¡Qué risadas y qué tonterías darán y dirán, amigo mío, los liberales, luego que lean esto que acabo de escribir! Mas no tengan sus mercedes cuidado; pues queriendo Dios, yo les meteré la risa para dentro, y les sacaré la tontería para afuera...

    Lean mis irrisores y detractores... los Hechos Apostólicos, y se encontrarán con que la Iglesia en su principio era una comunidad de frailes con un solo corazón y una sola alma: con comunidad perfecta de bienes, que formaban una masa común.... Lean últimamente en los mismos Hechos Apostólicos, y en las cartas de los Apóstoles el tratamiento que los fieles mutuamente se daban, llamándose y siendo llamados por los Apóstoles, ‘fratres’, que quiere decir FRAILES...

    Mientras en la Iglesia se observó rigurosamente este género de disciplina, hubiera sido superflua la institución de regulares, supuesto que todos vivían como estos son obligados a vivir. Pero apenas comenzó a resfriarse aquel primer fervor... cuando ya se dejaron ver hombres que tocados del espíritu de Dios, hicieron rancho aparte... Cito a los señores liberales un testigo de esta verdad nada sospechoso en el apóstata Juliano, que en sus exhortaciones a los sacerdotes de los ídolos les proponía á nuestros monjes como modelos que deberían imitar....

    Es muy digna de admiración la ignorancia, o tal vez la malicia de aquellos, que al cabo de diez y nueve siglos en que la Iglesia ha existido con frailes, o con lo que los frailes tratan de renovar y conservar, pretenden que la Iglesia pueda subsistir sin estos...

    Donde quiera pues que haya de existir esta divina Religión, es necesario que exista, además de la de los preceptos, la observancia y profesión de estos consejos; porque como dijo el Apóstol, en una grande casa debe haber no solo los vasos de barro y de madera, que sirven a los destinos comunes; mas también de plata y de oro, que conducen a la grandeza y magnificencia de la casa.... Con que así como no es posible que subsista república civil, donde no haya escuelas destinadas a enseñar el arte de la guerra; así tampoco puede haber república cristiana, donde no haya instituciones ordenadas a la observancia de los consejos, que son las órdenes religiosas....

    Añadamos a esta demostración fundada en los principios, otra que presentan los hechos. En varios reinos de la Europa han sido abolidos los Institutos monásticos. La Religión católica ha experimentado luego la misma suerte; ...ellos ..son las obras avanzadas de esta ciudad de Dios, tomadas las cuales ya es fácil al enemigo el asalto: son el vallado de esta viña que plantó el Dios de Sabaoth, disipado el cual ya las bestias la pisan y destrozan: son la vanguardia de esta milicia del Crucificado, derrotada la cual ya es cierta la derrota del centro y de la reserva: son la piel de este cuerpo místico, arrancada la cual ya el cuerpo debe sentir todas las malas impresiones del ambiente: son, señores liberales, lo que VV. más abominan , y por consiguiente lo más necesario de cuanto hay para la conservación de la Iglesia, y por lo mismo el primer punto que según la táctica antigua y moderna de VV. ha sido y debido ser atacado.”

    FRANCISCO ALVARADO (EL ‘FILÓSOFO RANCIO’) (1756-1814), ‘Cartas críticas’.



    MAQUIAVELISMO ANTICATÓLICO:

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    “La Comisión había presentado el artículo concebido en los términos siguientes: «La nación española profesa la religión católica, apostólica, romana, única verdadera, con exclusión de cualquiera otra.» Tan patente declaración de intolerancia todavía no contentó a ciertos diputados, y entre otros al Sr. Inguanzo, que pidió se especificase que la religión católica «debía subsistir perpetuamente, sin que alguno que no la profesase pudiese ser tenido por español ni gozar los derechos de tal.» Volvió, por lo mismo, el artículo a la Comisión, que le modificó de esta manera: «La religión de la nación española es, y será perpetuamente, la católica, apostólica, romana, única verdadera. La nación la protege por leyes sabias y justas, y prohíbe el ejercicio de cualquiera otra.» La aprobaron así las Cortes [de Cádiz], sin que se moviese discusión alguna ni en pro ni en contra.

    Ha excitado entre los extranjeros, ley de intolerancia tan insigne, un clamor muy general, no haciéndose el suficiente cargo de las circunstancias peculiares que la ocasionaron. En otras naciones en donde prevalecen muchas y varias creencias, hubiera acarreado semejante providencia gravísimo mal, pero no era éste el caso de España. Durante tres siglos había disfrutado el catolicismo en aquel suelo de dominación exclusiva y absoluta, acabando por extirpar todo otro culto. Así no hería la determinación de las Cortes, ni los intereses, ni la opinión de la generalidad, antes bien la seguía y aún la halagaba. Pensaron, sin embargo, varios diputados afectos a la tolerancia en oponerse al artículo, o por lo menos en procurar modificarle. Mas, pesadas todas las razones, les pareció por entonces prudente no hurgar el asunto, pues necesario es conllevar a veces ciertas preocupaciones para destruir otras que allanen el camino y conduzcan al aniquilamiento de las más arraigadas.

    El principal daño que podía ahora traer la intolerancia religiosa consistía en el influjo para con los extranjeros, alejando a los industriosos, cuya concurrencia tenía que producir en España abundantes bienes. Pero como no se vedaba la entrada en el reino, ni tampoco profesar su religión, sólo sí el culto externo, era de esperar que con aquellas y otras ventajas, que les afianzaba la Constitución, no se retraerían de acudir a fecundar un terreno casi virgen, de grande aliciente y cebo para granjerías nuevas. Además el artículo, bien considerado, era en sí mismo anuncio de otras mejoras; la religión, decía, «será protegida por leyes sabias y justas.» Cláusula que se enderezaba a impedir el restablecimiento de la Inquisición, para cuya providencia preparábase desde muy atrás el partido liberal. Y de consiguiente, en un país donde se destruye tan bárbara institución, en donde existe la libertad de la imprenta, y se aseguran los derechos políticos y civiles por medio de instituciones generosas, ¿podrá nunca el fanatismo ahondar sus raíces, ni menos incomodar las opiniones que le sean opuestas?

    Cuerdo, pues, fue no provocar una discusión en la que hubieran sido vencidos los partidarios de la tolerancia religiosa. Con el tiempo y fácilmente, creciendo la ilustración y naciendo intereses nuevos, hubiéranse propagado ideas más moderadas en la materia, y el español hubiera entonces permitido sin obstáculo que junto a los altares católicos se ensalzasen los templos protestantes, al modo que muchos de sus antepasados habían visto, durante siglos, no lejos de sus iglesias, mezquitas y sinagogas.”

    JOSÉ M. QUEIPO DE LLANO, CONDE DE TORENO, (1786-1843), ‘Historia del levantamiento, guerra y revolución de España’. 1827.



    INVENTAN UNA ‘NACIÓN’ ESPAÑOLA AL MODO REVOLUCIONARIO FRANCÉS:

    542
    “La Nación Española, que en el mes de mayo de 1808 juró su independencia, ofreció su sangre para mantenerla, y a pesar de los reveses y desgracias sostiene tan santo propósito, al cabo de dos siglos de silencio y opresión se va a ver representada por diputados, nombrados solemne, legítima y generalmente, para formar una constitución que destruya hasta las reliquias impuras de la arbitrariedad y el despotismo. Época venturosa por mucho tiempo deseada. Época llena de contento para los buenos, de confusión para el enemigo, que nos hará olvidar los males sufridos, y derramará la bendición y los loores sobre las víctimas sacrificadas en el altar de la Patria!

    La vida preciosa de los campeones de la libertad ha restablecido los Congresos nacionales, y el español, rompiendo los hierros con que la tiranía encadenaba sus manos, exclama ya en la emoción del entusiasmo y de la alegría: ‘Al fin soy libre; al fin he recobrado los derechos imprescriptibles, que el despotismo me arrebató, y he de establecer yo mismo las leyes que sirvan de regla a mi conducta’. En las asambleas conocidas por nosotros con el nombre de Cortes, se reúne la representación y el voto de todos los pueblos, órgano augusto de la voluntad de ellos la escribirán en el libro sagrado de la constitución con caracteres, que ni el tiempo ni la fatalidad podrán borrar: recibamos con el más profundo respeto las decisiones de un cuerpo tan respetable, ofreciendo nuestra sangre para conservar unas leyes que deberán labrar nuestra felicidad, y la de nuestros nietos...

    Tratamos de formar nuestra constitución, o sean las leyes fundamentales de nuestro gobierno, porque las que llevan este nombre, sancionadas en el conflicto de las guerras, y entre las ideas de la feudalidad, aunque merezcan la supremacía comparadas con las que los demás pueblos de Europa establecieron en los mismos siglos, no han correspondido con el éxito a su celebridad. Las leyes de las Partidas, modelo del buen lenguaje español, pero extracto de las opiniones de los filósofos antiguos, de la legislación romana, y de las decretales de los pontífices, son una mezcla extravagante de libertad y de esclavitud, de bueno y de malo, y no componen la constitución política de España, a no querer confundir las ideas. ¿Acaso este código, que mereció la glosa de los doctores más célebres de nuestra escuela, pero que excitó la resistencia de los pueblos a recibirle en el momento de su formación... derogando los fueros municipales que nuestros mayores habían comprado a costa de sus proezas?... ¿separa los poderes que corresponden al Pueblo , los que tocan al Príncipe, y los que se deben confiar al Gobierno?

    Las leyes de las Partidas concentraron en manos del Rey las altas regalías de la nación, y echaron los cimientos al poder colosal que por desgracia nos ha oprimido. Baste ya de infortunios; baste de sufrimientos... sigamos un nuevo rumbo, formándonos ideas rectas sobre la naturaleza de las sociedades...

    Si no conocemos cuales son los derechos y los deberes del hombre constituido en sociedad, y si no deslindamos con exactitud las funciones de los poderes que constituyen los elementos de ésta; lejos de conservar la libertad... haremos la esclavitud más insoportable y los grillos más pesados... No olvidamos que la falta de luces y energía facilitaron al despotismo el plan con que se condujo desde que un extranjero ció nuestra corona...; y que Carlos V destruyendo los cortos vestigios de soberanía que nos quedaban, insultando a los verdaderos españoles... preparó a Bonaparte los medios para creerse capaz de esclavizarnos...

    JOSÉ CANGA ARGÜELLES (1771-1842), ‘Reflexiones sociales o idea para la Constitución española’, 1811.


    543
    “... XCIV.- Sorprendidos los españoles con estas noticias se preguntaban, no menos confusos que en el 2 de Mayo de 1808. ¿Qué nuevo torrente de males se despeña sobre nosotros? No ha levantado la suprema justicia el azote, pues que aún nos aprisiona con más pesada cadena de infortunios. Nuevo luto cubrió a las provincias, y volvieron a suspirar por la presencia de V. M., que serenaría la borrasca. En este estado deseábamos indagar la causa, y pudimos entender, que algunos pocos de los que habían eludido las vejaciones francesas insensibles al mal que no habían visto sus ojos, dormidos en delicias que para los demás eran desgracias, y por casualidad entraron en las Cortes de Cádiz, se vieron sorprendidos (a pesar del mejor deseo) de las máximas con que los filósofos han procurado trastornar la Europa, y sin advertirlos, se hallaron contagiados de la animosidad emprendedora de aquellos. Sí, Señor, se vieron engañados, por no advertir que tales filósofos son osados, porque miran con desprecio una muerte que no recela ulterior juicio: aman la novedad por ostentar la sabiduría de que no poseen más que el prospecto, preocupados de ideas abstractas, ignoran lo que dista la teórica de la ejecución, principal punto de la ciencia de mandar. Están poseídos de odio implacable a las testas coronadas; porque mientras existan, no puede tener pase una filosofía revolucionaria, cuyo blanco es la libertad de costumbres, la licencia de insultar por escrito y de palabra, triunfar a costa del menos atrevido, y vivir en placeres con el sudor del mísero vasallo, a quien se alucina con la voz de libre: para que no sienta los grillos con que se le aprisiona, todo lo que produce la inquietud del Estado, y al fin su total ruina.”
    “MANIFIESTO DE LOS PERSAS”, 1814.


    LA MASONERÍA, EN LA BASE DE LAS CORTES DE CÁDIZ:

    544
    “Conviene aducir algunos hechos para que las personas pensadoras calculen algo de lo que pasó en Cádiz. Que en aquella ciudad existía una logia masónica desde mediados del siglo pasado, por lo menos, es cosa inconcusa, como ya queda probado en el capítulo anterior. Esta logia siempre ha sido de las primeras y más importantes de España, no sólo por su antigüedad, sino también por la riqueza de sus afiliados, por pertenecer a ella casi todos los jefes de la marina española, y por la mucha influencia de unos y otros, no solamente en el gobierno de la ciudad y la plaza, sino también de todas las poblaciones contiguas, y no poco en el resto de España. Su importancia llegó a lo sumo desde 1809 a 1812, en que fue el centro de la masonería española, en contraposición al Or.•. afrancesado de Madrid. La logia de Cádiz, que contaba ya quinientos afiliados desde el año 1753, y cuyo número no era menor á principios de este siglo, se reforzó en 1808 con la multitud de masones que allí se acogieron en busca de refugio, o a la sombra de la desacreditadísima Junta Central, o para representar a sus respectivas provincias en las Cortes que ésta había convocado, en la Isla de León.

    Insultada la Central en Sevilla, en un motín que un testigo presencial calificó de tabernario, abdicó en Cádiz, estableciendo un Consejo de Regencia, en 29 de Enero de 1810. Un individuo de la Regencia, en un Manifiesto que dio para vindicación de su conducta, describe a los parásitos de Cádiz, diciendo que en la convocación de las Cortes «muchos procedían de muy buena fe, y con la mejor intención, deseando el bien general, pero otros muchos estaban muy distantes de pensar en él: sólo tenían por objeto su interés personal, y aspiraban a una fortuna que veían imposible ó muy remota ... Hallábanse estos, por la mayor parte pretendientes, entre un gran numero de forasteros europeos y americanos, que de Madrid y diferentes parajes del reino habían ido a Sevilla, y de allí y de otras partes habían seguido al olor del gobierno y se reunieron en Cádiz. Sería largo de referir las juntas clandestinas que éstos tuvieron, lo que inventaron y los pasos que dieron para estrechar y obligar á que se verificase la convocación de las Cortes.»
    «Entre dudas y temores, y como quien pone todo el dinero a una carta, determinamos en fin, en mala hora, que hubiese suplentes: y de ellos es preciso decir, porque yo no quiero agraviar a nadie, que algunos hay, aunque son los menos, muy recomendables por todas razones y muy dignos de ser legítimos diputados.» La verdad es que casi todos los tales suplentes no representaban sino su propia y nulísima individualidad, que apenas eran conocidos en las provincias a las cuales se impusieron, que lograron hacerse lado a fuerza de chillar en los periódicos y de intrigar en las logias, de las que casi todos ellos eran individuos. No es decir que todos los propietarios fuesen recomendables, pues el mismo Lardizábal dice, y era así, aunque él no lo dijera, que «entre los propietarios hay algunos y no pocos que siguen el mal camino.»

    Pero las Cortes adolecían de otra nulidad más grave, pues en vez de hacer que concurriesen los brazos o estamentos del clero y la nobleza, convocados por la Junta Central, según la práctica antiquísima, justa y constante de Aragón, Castilla y Navarra, la Regencia consintió que se reuniese tan sólo el brazo popular, según la moda revolucionaria de Francia, y contra todo el derecho monárquico tradicional de España. Y era que la Regencia no tenía fuerza moral ninguna: la prensa misma de Cádiz la insultaba a mansalva todos los días, las sociedades secretas la tenían minada, y sus mismos empleados y dependientes, vendidos a éstas, se burlaban de ella y de su autoridad.

    El art. 2.° de la convocatoria de 29 de Enero decía: «En consecuencia se expedirán inmediatamente convocatorias a todos los Rvdos. Arzobispos y Obispos, que están en ejercicio de sus funciones, y a todos los grandes de España en propiedad, para que concurran a las Cortes en el día y lugar para que están convocadas.»
    Faltando a lo mandado, no se pasaron tales convocatorias, y los oficiales escondieron este papel, que se encontró mucho tiempo después, y Calomarde entregó copia de él a Lardizábal, el cual lo publicó. Las revelaciones que sobre esto hizo el regente Lardizábal, indican lo mal servida que estaba la Regencia, y por otra parte algo de incuria y flojedad en ella: «Esto queda para mí, dice, en el estado de un misterio de iniquidad, que no he podido penetrar; pero da una prueba clara de que en aquel torbellino que nos rodeaba en Cádiz, había muchos, diestros agentes de las máximas republicanas y el democratismo: y así, todas las especies que por diferentes caminos llegaban a la Regencia, conspiraban a persuadirla que el público estaba consentido en que no habría más convocatoria que la popular, y recibiría mal otra en que se llamasen los brazos.»

    ¡Estupenda noticia! ¿Y qué era lo que se llamaba el “público” en Cádiz? Y ese público, reducido a unas cuantas docenas de masones impíos, parásitos ambiciosos, cobardes metidos allí por no estar con un fusil, charlatanes de logia y de café, ¿era antes que toda España y que todo el clero y la grandeza, que sacrificaban sus bienes y fortunas en el campo del honor? ¿Y tenía derecho la Regencia a falsear el fuero y código tradicional de España, que desde el siglo VI al XVIII inclusive llamaba a las Cortes a los Obispos y a los Magnates?
    Lo que hizo la Regencia por debilidad y falta de prudencia, al reunir aquellas Cortes fue un atentado contra la verdadera Constitución histórica y secular de España.”

    VICENTE DE LA FUENTE (1817-1889) “Historia de las sociedades secretas... en España y especialmente de la Franc-masonería”, III. (1874).


    545
    “Aquel célebre piscator Salmantino, almanaquista, filósofo y coplero, el Dr. Diego de Torres, cuenta en la historia de su vida que trajo no sé que tantos años consigo una onza de oro, para dársela a la primera bruja que encontrase; y al cabo, se fue al otro mundo sin desprenderse de la dichosa medalla. No quiero yo decir que tengo otra tal para el primer francmasón que encuentre: pues en el día por una onza, diablos encarnados, cuanto más francmasones dirían mil que eran, aunque lo fuesen tanto como yo soy la papisa Juana. Y si menos digo que la existencia de los francmasones está en igual predicamento que la de las brujas. Digo, empero, que los francmasones que dice que hay entre nosotros, deben de ser como los diablos: de teatro, que travesean en las tablas, entre los interlocutores, sin ser de ellos vistos ni oídos..”
    BARTOLOMÉ JOSÉ GALLARDO (1776-1852), ‘Diccionario Crítico-Burlesco’, 1812.


    “SOBERANÍA NACIONAL”... DE LA CHUSMA GADITANA:

    546
    “XCIII- ...Nos enteramos de que por los exaltados novadores se formó empeño, de que asistiesen a presenciar las sesiones el mayor pueblo posible, olvidando en esto la práctica juiciosa de Inglaterra. Eran, pues, tantos los concurrentes, unos sin destino, otros abandonando el que habían profesado, que públicamente se decía en Cádiz ser asistentes pagados por los que apetecían el aura popular, y había formado empeño de sostener sus novaciones; mas esto algún día lo averiguará mejor un juez recto. La compostura de tales espectadores era conforme a su objeto vivas, aplausos, palmadas, destinaban a cualquiera frase de sus bienhechores; amenazas, oprobios, insultos, gritos, e impedir por último que hablasen, era lo que cabía a los que procuraban sostener las Leyes y Costumbres de España. Y si aún no bastaba, insultaban a estos diputados en las calles, seguros de la impunidad. El efecto había de ser consiguiente en estos últimos amantes del bien: esto es, sacrificar sus sentimientos, cerrar sus labios, y no exponerse a sufrir el último paso de un tumulto diario: pues aunque de antemano se hubiesen ensayado como Demóstenes (que iba a escribir y declamar a las orillas del mar, para habituarse al impetuoso ruido de las olas), esto podía ser bueno para un estruendo casual que cortase el discurso; mas no para hacer frente a una concurrencia tumultuada y resuelta, que hería el pundonor.”
    “MANIFIESTO DE LOS PERSAS”, 1814.


    LAS CORTES DE CÁDIZ, “ESCLAVAS DE LOS FRAILES”, (SEGÚN OTROS) :

    547
    “Las Cortes son una manta mojada: soberanas de nombre, y esclavas de cuantas sombras se les ponen delante. Esclavas de la Regencia en muchos puntos, esclavas de los comerciantes de Cádiz, esclavas de los clérigos y frailes, y sólo inflexibles contra los que les aconsejan determinación y energía...”
    José María Blanco White, (1775-1841), ‘Cartas de Juan SinTierra’ (1811)


    DESVERGÜENZA E ILEGALIDAD DE LAS CORTES DE CÁDIZ:

    548
    “Y aquí notaré que oigo mucho de hacer en las mismas Cortes una nueva
    constitución y aun de ejecutarla y en esto sí que, a mi juicio, habría mucho
    inconveniente y peligro. ¿Por ventura no tiene España su Constitución? Tiénela sin duda; porque ¿qué otra cosa es una constitución que el conjunto de leyes fundamentales que fijan los derechos del Soberano y de los súbditos y los medios saludables de preservar unos y otros? Y ¿quién duda que España tiene esas leyes y las conoce? ¿Hay algunas que el despotismo haya atacado y destruido? Restablézcanse... Tal será siempre en este punto mi dictamen sin que asienta jamás a otros que, so pretexto de reformas tratan de alterar la esencia de la Constitución española... Lo contrario ni cabe en el poder de V. M. (de la Junta) que ha jurado solemnemente observar las Leyes fundamentales del Reino ni en los votos de la nación, que cuando clama por su amado rey es para que la gobierne según ella y no para someterle a otra que... con una falsa prudencia o un amor desmedido de nuevas y especiosas teorías pretenda intentar”.”
    JOVELLANOS ‘Consulta sobre las Cortes por estamentos’, 1808.


    549
    “Pero no esconderé que he añadido una nota para explicar mi opinión sobre el famoso dogma de la soberanía nacional sancionado por “ustedes”, dogma que puede llevarnos a perpetuar la forma democrática en que “ustedes” se han constituido, y al dejar sin garantía la Constitución que hicieron”.
    JOVELLANOS, ‘Carta a don Alonso Cañedo, diputado asturiano en Cádiz’, 1812.


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    “2.- ...se olvidó España de su estado y fuerzas, y animada de un solo sentimiento se vieron a un tiempo sublevadas todas las provincias para salvar su Religión, su Rey y su Patria. Pero en las Juntas que se formaron en cada una de ellas al primer paso de esta revolución, aparecieron al frente algunos que en ningún otro caso hubieran obtenido el consentimiento del pueblo, sino en un momento de desorden, confusión y abatimiento, en que miraban con indiferencia, quien fuese la cabeza, con tal que hubiese alguna.

    3.- Pareció en un principio que solo procuraban estos reunir, equipar, disciplinar tropas, y buscar fondos ...; mas pronto desapareció esta creída virtud, y se notó que mientras gemía el común de los españoles, se ocupaban algunos individuos de estas Juntas en acomodarles, y acomodarse a sí mismos distintivos y tratamientos, en llenar de empleos a sus parientes, en recoger cuantiosos donativos, en exigir crecidas contribuciones (cuya inversión aún se ignora) ... Así hicieron odioso su gobierno, resfriaron el fuego patriótico y aumentaron las desgracias del desamparo y esclavitud.

    4.- Dividido el gobierno de las provincias, se procuró buscar un centro de reunión que facilitase la ejecución de tanta empresa: a este fin vocales de las juntas mismas vinieron como diputados de ellas a Aranjuez ...; pero parece creyeron más oportuno elegirse a sí propios con el nombre de Junta Central, dando de nuevo en el escollo político de crear un monstruo de más de treinta cabezas hijas de las primeras juntas defectuosas en su origen, y que había de ocasionar (como sucedió) el aumento de los males, no tener confianza la Nación, minorar sus fuerzas y auxilios, y carecer los Ejércitos de autoridad...

    5.- A poco tiempo .... La Junta trasladó su residencia a Sevilla; pero no varió el descontento y quejas de los vasallos. Estos, por voz casi general en la Capital, opinaban ser necesario juntar Cortes según las leyes y costumbres de España; pero cuando esta medida pudo ser más oportuna, no pensaba la Junta Central en convocarlas... y el remedio que en tiempo hubiera producido efectos favorables, sin alterar los derechos de V. M. llegó cuando la malignidad abusó de él...

    6.- Ya en fin se convenció la Junta Central de ser este medio el áncora de la esperanza que le quedaba al bajel de España en borrasca tan deshecha...

    7.- Para conseguir el acierto prestó oídos la Junta a las diversas memorias, que le presentaron sobre el modo con que debía tomarse esta medida: y como la imaginación del hombre es tan fecunda, casi todos se creen capaces de mandar... Se oyeron los más contrarios pareceres, se proponían algunos borrar del todo nuestras leyes, impelidos tal vez de un espíritu de imitación de la Revolución Francesa, o imbuidos de las mismas máximas abstractas, que habían acarreado el trastorno universal en toda Europa...

    12.- Como, pues, salió en desunión y precipitada fuga la Junta Central de Sevilla al acercarse los franceses en principios del mismo año, pasando a salvarse a aquel puerto, y en el propio momento creó esta ciudad el nuevo gobierno que estimó más apto; dio esta un manifiesto de los defectos que creía en algunos centrales: lo que ocasionó la crítica de que la condescendencia a la celebración de Cortes era efecto de la impotencia en que la Junta se miraba; pero ya era perdido el tiempo del remedio. Mas prescindiendo del mérito de aquellas quejas, no remitiremos al silencio lo que hallemos recomendable en dicho decreto de la Central. Primero mantener ileso en V. M. el derecho de llamar a Cortes según las leyes, fueros y costumbres.

    13.- Segundo, procurar que interviniesen en ellas los tres brazos ... Eclesiástico, Nobleza y Pueblo...

    14.- Tercero, que serían presididas en vuestro Real nombre por la Regencia en cuerpo....


    19.- En todo este plan se distó mucho de fijar un gobierno popular o democrático, pues la experiencia ha convencido sus inconvenientes, cuando obra en masa...

    28.- Estas en resumen serían las consideraciones, que la Junta Central tuvo para desentenderse de las máximas exaltadas de algunos, y buscar la similitud de las antiguas Cortes de España en el indicado último decreto, que se comunicó al primer Consejo de Regencia; pero sus subalternos ocultaron y remitieron al silencio un documento, que hubiera remediado en gran parte la multitud de males que han partido de este principio...

    30.- Llegaron en fin las armas de Napoleón a Sevilla en enero de 1810: corriose un velo entre las provincias, y el solo pueblo de Cádiz, y su Isla que tuvo la dicha de no ser pisado de franceses, y por eso fue, donde pudieron salvarse de estos las reliquias de la libertad de España...

    31.- ... Al cabo de casi tres años de separación, el gozo de ponerse en comunicación con Cádiz, donde creían hallar un Gobierno que ardiendo en los propios sentimientos, se congratulase con ellas de la libertad que les iba preparando la Providencia ... Aquí quisiéramos dar fin a nuestra relación, por no manifestar la indignación a que es acreedor esta última escena. Rompiéndose la barrera que separaba a Cádiz de las Provincias, y en el lenguaje de los que salían de aquella y de las órdenes que se les comunicaban (sin dejar otro arbitrio que la ciega obediencia o el castigo) principiaron a notar un enigma .... Hablábase de nuevo sistema, y de una transformación general hasta en los nombres..., y que no concordaban con el definido, un grupo de leyes hechas sin examen, sin consultar el interés y costumbres del pueblo para quien se hacían, y las más respirando la propia táctica francesa, ..., fue lo primero que se presentó a la vista. Vimos emigrados y expatriados los obispos, como en las más amargas persecuciones de la Iglesia... vimos los regulares virtualmente extinguidos, que había sido uno de los primeros cuidados de Napoleón: vimos abandonado el cuidado de los Ejércitos, cuando más se necesitaba la fuerza para acabar de lanzar al enemigo ..., y en fin nuestros ojos cansados de llorar desgracias vieron, que aún no habían acabado este oficio.

    32.- Principiamos a leer los trabajos de las Cortes de Cádiz, y el origen que habían tenido, y observamos que olvidado el decreto de la Junta Central, y las leyes, fueros y costumbres de España, los más de los que se decían representantes de las Provincias, habían asistido al Congreso sin poder especial ni general de ellas; por consiguiente no habían merecido la confianza del Pueblo a cuyo nombre hablaban, pues solo se formaron en Cádiz unas listas o padrones (no exactos) de los de aquel domicilio, y emigrados que casualmente o con premeditación se hallaban en aquel puerto...Así se oyó que las Cortes que se componían en lo antiguo de un moderado número de pueblos llamados por el Rey (cuyos representantes habían de concurrir con poderes amplios), se hallaron compuestas de cerca de doscientos hombres, que solo representaban una confusión popular: y este fue el primer defecto insanable, que causó la nulidad de cuanto se actuó.

    33.- Leímos que al instalarse las Cortes por su primer decreto en la Isla a 24 de septiembre de 1810 ..., se declararon los concurrentes legítimamente constituidos en Cortes Generales y extraordinarias, y que residía en ellas la soberanía nacional ... fue un despojo de la autoridad real sobre que la monarquía española está fundada, ... Tropezaron, pues, desde el primer paso en la equivocación de decir al pueblo, que es soberano y dueño de sí mismo después de jurado su gobierno monárquico, sin que pueda sacar bien alguno de este, ni otros principios abstractos, que jamás son aplicables a la práctica; y en la inteligencia común se oponen a la subordinación, que es la esencia de toda sociedad humana: así que el deseo de coartar el poder del Rey de la manera que en la revolución de Francia, extravió aquellas Cortes, y convirtió el Gobierno de España en una oligarquía, incapaz de subsistir por repugnante a su carácter, hábitos y costumbres. Por eso apenas quedaron las provincias libres de franceses, se vieron sumergidas en una entera anarquía, y su gobierno a pasos de gigante iba a parar en un completo despotismo.

    36.- ..se fijó la libertad de imprenta, que acabó de extinguir la subordinación cualesquiera que fuesen sus restricciones; la infracción para los mantenedores de la novedad ha corrido impune; al tiempo que perseguidos los que han declamado contra ella. El uso de la imprenta se ha reducido a insultar con personalidades a los buenos vasallos, desconceptuando al magistrado, debilitando su energía, y haciendo odioso a cuantos eran blanco de estos tiros: extenderse papeles sediciosos y revolucionarios a cada paso, escribir descaradamente contra los misterios más respetables de nuestra Religión revelada, ridiculizándola... y despedazando la opinión y respeto del sucesor de San Pedro con un lenguaje, que jamás toleró la Nación española, hasta que tuvimos la desgracia de ver en gran parte relajadas sus costumbres; que es cuando se presentan tales innovaciones...

    38.- Vieron también las provincias que, ensayado el ánimo de las Cortes con estos decretos, y bebido en parte el veneno de la soñada igualdad, era llegado el momento de fijar una Constitución que esclavizase la libertad de las Cortes legítimas sucesivas, y quedase impune y existente el tropel de novedades, con que se habían sepultado la legislación, usos y costumbres de España ...esta Constitución ... después que la experiencia acreditó sus defectos, ... y que aquellos intrusos en las Cortes no podían poner trabas a la misma soberanía, que suponían en el pueblo, no acertamos a disculparla. Declamar en todo por Constitución ofreciéndonos en cada paso a la furia del pueblo con el renombre de infractores de ella (en que dicen estar cifrada su libertad), cuando proponemos medidas de tropas, dinero, y orden para salvar la Patria, ...”

    “MANIFIESTO DE LOS PERSAS”, 1814.



    LA MASONERÍA (O “LA NACIÓN”), INDIGNADA POR NO SER SOBERANA ABSOLUTA:

    551
    “Vos, Señor, conducido por consejos de hombres, a quienes mas bien quiero clasificar de ignorantes y débiles, que de pérfidos y traidores a su Patria, no solamente desamparasteis la Nación en el mismo momento, en que más necesitaba ser protegida, cuando un conquistador la invadía, sino que hicisteis una renuncia de todos los derechos en favor del mismo conquistador.

    El abogado mas ardiente del poder absoluto de los reyes, Barclay, pone dos casos, en que un rey se destrona a si mismo...; Cuando un rey se hace a sí mismo dependiente de otro, y sujeta el reino (que le habían dejado sus antecesores, y el pueblo había entregado libremente en sus manos) al dominio de otro...; Hay también otro modo de disolverse el Gobierno, y es cuando el príncipe descuida, abandona, o se pone en situación de no poder ejercer sus funciones, porque en cualesquiera de estos casos las leyes no pueden hacerse ejecutar por si mismas... Finalmente se disuelven los Gobiernos, cuando el Poder Legislativo o el Príncipe obran de un modo contrario a la confianza que se había hecho de ellos.
    En todos estos casos, el Pueblo queda en libertad de proveer para sí, según tenga por conveniente a su seguridad y mejor estar, ya mudando las personas, ya variando la forma misma de gobierno; porque la sociedad nunca debe perder por las faltas de otros el natural y primitivo derecho de su propia preservación ...

    Estoy, Señor, bien seguro de que por mas que se apuren vuestros consejeros en examinar cuantos libros se han escrito hasta el presente nada encontrarán que contradiga esta doctrina, de la que se deduce que vos con vuestra ausencia y renuncias perdisteis todo derecho a la Corona, y que la Nación Española quedó en absoluta libertad de constituirse tal como tuviese por conveniente. Por lo mismo sería superfluo acumular otras pruebas y autoridades, para apoyar mi aserción. En tal estado de cosas, al cabo de dos años de guerra, “sin rey de hecho, ni de derecho”, por mas que se dijese, o creyese otra cosa, los representantes de la Nación, elegidos con arreglo a lo determinado por el Gobierno Supremo entonces existente, conforme seguramente a la opinión general de los mas sensatos españoles, y sin duda del modo mas legal que podía hacerse semejante elección en aquellas circunstancias, se reunieron en la Isla de León, uno de los pocos puntos libres de la dominación francesa.

    En su primera sesión, y antes de pensar en los muchos peligros que los cercaban, declararon unánimemente a V. M. por Rey de las Españas. Por este reconocimiento, ellos os hicieron el don de una Corona, que habíais perdido, y que, aunque recibida de sus manos, era mas legitima aun que la anterior, mucho mas decorosa, mas apreciable, y mas conforme a la razón. En fin, Señor, era la única que os podíais jactar de llevar, por ser la sola pura de toda objeción. Después de este acto, para que el don no quedase sin efecto, su único, grande, y continuo cuidado, al mismo tiempo que constituían a la Nación, ha sido, a costa de los mayores sacrificios, poner corriente y desembarazado ese mismo trono tan atacado entonces, y tan vergonzosamente abandonado poco antes...

    Ellos, sin que se les pudiese censurar de faltar a ley alguna divina o humana, se hallaban en absoluta libertad de constituirse en una República, o de nombrar un Rey tomado de una nueva dinastía, más precisado por lo tanto a someterse a la futura Constitución, pues no tendría otros privilegios que reclamar que los que esta le concediese. Ellos no ignoraban que después de las renuncias de Bayona, sin ser compelido, habíais dado desde Burdeos la proclama, en que encargabais a los españoles someterse a Napoleón. Ellos sabían que habíais escrito a éste desde Valencay, felicitándole por sus victorias; por la misma inauguración de José; pidiéndole una sobrina para vuestra esposa; y solicitando el mando de una división de sus Ejércitos para el señor infante D. Carlos... Ellos todos habían visto el Decreto del Escorial y los motivos en él publicados y circulados a la Nación por vuestro mismo Augusto Padre. Ellos sabían que la renuncia de Aranjuez había sido hecha en medio de un tumulto popular, sin consentimiento de la Nación, y sin la menor previa formula de decencia, tan necesaria para la seguridad misma de los tronos, aun cuando se quiera prescindir de lo que se debe a aquélla...

    No obstante todas estas consideraciones, de las que cada una era muy suficiente para hacerles titubear, ni uno solo estuvo perplejo en declarar a V. M. por Rey de las Españas. ¿Qué méritos mas importantes, ni qué servicios mas voluntarios que los dos, podían haber hecho estos hombres en vuestro favor? ¿Y es posible, Señor, que al dar en Valencia el decreto de exterminio contra todos ellos, conmutado después, según el lenguaje insultante a la humanidad, en la indulgente sentencia de confiscación de bienes, y encierros en castillos, y presidios; es posible, repito, que servicios tamaños y tan espontáneos, que por sí solos desmienten las imposturas todas de sus enemigos, no hayan sobrepujado en el corazón de V. M. a los supuestos crímenes, aun cuando fuesen verdaderos, y aun cuando se os hubiese hecho creer, que erais dueño de atropellar todas las leyes, que existen entre los hombres? ¿Es posible que hayáis premiado el partido de los consejeros que os persuadieron abandonar la Nación y el trono, y que mas o menos se hallaban manchados con juramentos y sumisiones al usurpador; y que castigaseis el de los buenos españoles que salvaron a V. M. y a la Patria?”

    ÁLVARO FLÓREZ ESTRADA (1765-1853), “Representación hecha a S.M.C. el señor D. Fernando VII en defensa de las Cortes”, 1819.


    LA FIGURA DEL EXILIADO:

    552
    “Ninfas la lira es ésta que algún día
    pulsó Batilo en la ribera umbrosa
    del Tormes, cuya voz armoniosa
    el curso de las ondas detenía.

    Quede pendiente en esta selva fría,
    del lauro mismo que la cipria Diosa
    mil veces desnudó cuando amorosa
    la docta frente a su cantor ceñía.

    Intacta y muda entre la pompa verde,
    solo en sus fibras resonando el viento
    el claro nombre de su dueño acuerde.

    Ya que la patria, en el común lamento
    feroz ignora la opinión que pierde
    negando a sus cenizas monumento.”

    LEANDRO FERNÁNDEZ DE MORATÍN, ‘A la memoria de D. Juan Meléndez Valdés, poeta lírico español que murió desterrado en Francia en el año 1817’



    COMIENZA EL DELIRIO SOBRE UN IDÍLICO FEDERALISMO IBÉRICO:

    553
    “¿Cuándo se construyeron en España las obras más suntuosas y más íntimamente enlazadas con el fomento de su riqueza? En la época en que los pueblos, merced a las sabias leyes que los dirigían, decidían como soberanos federados en sus negocios interiores... ¿Por qué carecemos de de una estadística de la península? porque el gobierno “unitario” se empeñó en hacerla. ¿Por qué se adelantó su formación y se animó el espíritu vivificador de la industria, y de la ilustración en las provincias de España, desde el año de 1820 al de 1823? porque las diputaciones provinciales, imagen imperfecta de las asambleas legislativas de los gobiernos federales... dieron impulso a la pública prosperidad...

    Amigo mío, ruego a V. me diga ¿cuándo se han hecho en España los puentes más célebres que en ella se encuentran? ¿Cuándo se levantaron las nombradas bolsas de comercio de Mallorca, Barcelona y Valencia? ¿Cuándo se hicieron los azudes y acequias de ésta, y cuándo se levantaron las fortificaciones militares que aun desafían el poder devorador del tiempo? Cuando los pueblos gozaban de una parte de la soberanía que en las repúblicas federales desempeñan las asambleas de los estados...

    ¿En España no vimos reproducirse los triunfos y los recursos mientras dirigieron su acción los esfuerzos de una alianza de provincias? Las victorias de Bailén, de Zaragoza, del Bruch, de Zaragoza y Valencia no fueron resultado del vigor?... ¿La junta central no organizó ejércitos, no dispuso de fondos inmensos, y no preparó las más radicales reformas? Y todo esto no se hizo durante el imperio de un “orden federativo” incompleto?... ¡Que se comparen los resultados de aquella época con los de la en que tomó las riendas el monarca absoluto, y las consecuencias desengañarán a los ilusos que se empeñen en negar al gobierno “federal” las ventajas que le pertenecen!

    Traigamos a la memoria lo que sucedió en la Península el año de 1808... Los hombres más consumados en la ciencia de estado cedieron a las insinuaciones de Napoleón y prosternados ante su deslumbradora omnipotencia... subscribieron a los decretos que a aquel le plugo dictar sobre la nación española...; al paso que la informe federación de las provincias confundió su pericia y se burló de sus combinaciones... y opuso una decidid resistencia a los ardides y a la fiereza con que el gabinete de las Tullerías disponía a su antojo de las testas coronadas de Europa, las cuales ... (no tuvieron) otro apoyo que los sentimientos de honradez con que la “Federación Española” se burló de la refinada destreza de los diplomáticos más célebres”.

    JOSÉ CANGA ARGÜELLES, ‘Cartas de un americano sobre las ventajas de los gobiernos republicanos federativos’, 1826.



    NUNCA HUBO FEDERALISMO NI IDEA FEDERAL EN ESPAÑA:

    554
    “Las provincias se reunían bajo un mismo imperio. León y Castilla, Cataluña y Aragón presentan este fenómeno: y los monarcas que conquistan Granada miran sometida a su cetro la España entera Desde los Reyes Católicos, la Nación ha continuado bajo el imperio de un monarca, y es imposible que tres siglos de monarquía no hayan arraigado hondamente en el país las ideas y sentimientos monárquicos….

    El decir que tiene vida en España el espíritu federal, que el provincialismo es más poderoso que la monarquía, es aventurarse a sostener lo que a primera vista está desmentido por la historia; es suponer un fenómeno extraño, de cuya existencia deberíamos dudar por grandes que fuesen las apariencias que lo indicasen…

    Las revueltas que han afligido la nación desde 1808, vienen en confirmación de lo que hemos asentado... Quedó el pueblo español enteramente solo, abandonado a sí mismo... Todo brindaba con la mejor oportunidad para que, si la Monarquía hubiera sido en España una institución postiza o endeble, se despegase y se hiciera trizas, presentándose el Provincialismo Federal con su carácter propio y sus naturales tendencias. Pero no sucedió así: la Nación fue más grande que sus reyes...

    La aparición de innumerables Juntas en todos los puntos del Reino, lejos de indicar el espíritu de provincialismo, sirvió para manifestar más el arraigo de la unidad monárquica; porque pasados los primeros instantes en que fue preciso que cada cual acudiera a su propia defensa del mejor modo que pudiese, se organizó y estableció la Junta Central, prestándose dócilmente los pueblos a reconocerla y respetarla como poder soberano.. Este solo hecho es bastante a desvanecer todas las vulgaridades sobre la fuerza del provincialismo en España, y a demostrar que las ideas, los sentimientos y las costumbres estaban en favor de la unidad en el gobierno... Cuando la monarquía había desaparecido, natural era que se presentasen las antiguas divisiones, si es que en realidad existían; pero nada de eso; jamás se mostró mas vivo el sentimiento de nacionalidad, jamás se manifestó más clara la fraternal unidad de todas las Provincias...

    En las épocas sucesivas se ha manifestado con no menor evidencia el mismo fenómeno... De los mismos pronunciamientos repetidos con tanta frecuencia; de las mismas Juntas creadas con tanta facilidad... Si el espíritu de provincialismo tuviese alguna fuerza; si hubiese en España tendencias federales; si en las ideas, en los sentimientos, en las costumbres de la Nación no se hallase profundamente la monarquía, ¿cómo seria posible que se viera semejante fenómeno?...

    Preguntaremos ahora: si existiese ese provincialismo de que tanto se habla, si efectivamente hubiese esas fuerzas centrífugas que se nos ponderan, si no fueran todos esos movimientos farsas miserables que se representan en la superficie de la sociedad sin que afecten el fondo de ella, ¿cómo seria posible que Mendizábal, Calatrava y Espartero hubiesen hecho desaparecer como por encanto la escisión, solo publicando un manifiesto?... Las exigencias verdaderamente populares, ¿se acallan con un papel? ...

    Es falso pues que en España haya fuerzas excéntricas; lo que hay es lo que no puede menos de haber en todos los países agitados por la guerra civil y las revueltas políticas: unos cuantos hombres que toman en diferentes sentidos el nombre del pueblo, y que se mancomunan para derribar a los gobernantes, siempre que estos no se acomodan a todos sus intereses o caprichos. Es falso que haya verdadero provincialismo, pues que ni los aragoneses, ni los valencianos, ni los catalanes recuerdan sus antiguos fueros, ni el pueblo sabe de qué se le habla cuando estos se mencionan, si los mencionan alguna vez los eruditos aficionados á antiguallas. Hasta en las Provincias del Norte no es cierto que el temor de perder los fueros causara el levantamiento y sostuviese la guerra...

    Cuando hay movimientos, cuando hay oposición al Gobierno, los hombres que figuran a la cabeza no son los amigos de las tradiciones locales, los hombres de arraigo en el país... sino aventureros que, o no tienen fortuna, o que acaban de improvisarla. Este argumento no tiene réplica; y si a él se agrega la observación de que precisamente en los puntos donde mas arraigada debiera suponerse la afición á lo antiguo, allí es donde menos ha prendido la Revolución, ... allí es donde se han proclamado con mas energía y defendido con más tesón los principios favorables a la unidad monárquica, quedará fuera de toda duda la verdad que estamos defendiendo.”

    JAIME BALMES, ‘La monarquía y la unidad gubernativa’, 1844.



    INCITACIÓN AL AHORCAMIENTO DE CARLISTAS:

    555
    “Cada país tiene sus producciones particulares: he aquí por qué son famosos los melocotones de Aragón, la fresa de Aranjuez, los pimientos de Valencia y los facciosos de Roa y de Vizcaya....

    Por lo demás, podemos concluir que ningún cuidado puede dar a un labrador bien intencionado la acumulación del faccioso, pues es cosa muy experimentada que en el último apuro la planta es también de invierno, como si dijéramos de cuelga; y es evidente y sabido que una vez colgado este pernicioso arbusto y altamente separado de la tierra natal que le presta el jugo, pierde como todas las plantas su virtud, es decir, su malignidad. Tiene de malo este último remedio que para proceder a él es necesario colgarlos uno a uno, y es operación larga.... “

    M. J. DE LARRA (1809-1837), Revista Española, n.º 116, 1833.



    ÚLTIMO DOCUMENTO DE HONOR ENTRE ESPAÑOLES :

    556
    “No ambiciono el Trono; estoy lejos de codiciar bienes caducos; pero la Religión, la observancia y cumplimiento de la Ley Fundamental de sucesión y la singular obligación de defender los derechos imprescriptibles de mis hijos y todos los amados consanguíneos, me esfuerzan a sostener y defender la Corona de España del violento despojo que de ella me ha causado una sanción tan ilegal como destructora de la ley que legítimamente y sin alteración debe ser perpetuada.
    Desde el fatal instante en que murió mi caro hermano (que santa gloria haya), creí se habrían dictado en mi defensa las providencias oportunas para mi reconocimiento; y si hasta aquel momento habría sido traidor el que lo hubiese intentado, ahora será el que no jure mis banderas, a los cuales, especialmente a los generales, gobernadores y demás autoridades civiles y militares, haré los debidos cargos, cuando la misericordia de Dios me lleve al seno de mi amada Patria, a la cabeza de los que me sean fieles. Encargo encarecidamente la unión, la paz y la perfecta caridad. No padezco yo el sentimiento de que los católicos españoles que me aman, maten, injurien, roben ni cometan el más mínimo exceso. El orden es el primer efecto de la justicia; el premio al bueno y sus sacrificios, y el castigo al malo y sus inicuos secuaces es para Dios y para la Ley, y de esta suerte cumplen lo que repetidas veces he ordenado.”

    CARLOS V DE BORBÓN (1788-1855), ‘Manifiesto de Abrantes’, 1833.



    LATROCINIO DE LOS LIBERALES CONTRA LA IGLESIA:

    557
    “El decreto de la expulsión de los jesuitas ha sido el primer paso dado en el gran camino, que no debemos tardar en recorrer...

    Y ciñéndonos a las artes, ... cuando un gobierno ilustrado, conociendo su verdadera posición, se coloque al frente de la revolución para dirigirla, esos tesoros de que somos dueños todavía se salvarán. Llenos están de ellos esos conventos que más temprano o más tarde habrán de desaparecer por fin de nuestro suelo, porque las necesidades de la sociedad han variado, porque los cenobitas no son de nuestro siglo, porque nuestro siglo concibe ya una religión grandiosa y de consuelo, sin víctimas fanáticas ni fanatizadoras.
    ¿Qué de riquezas literarias, históricas, artísticas no encierran esos conventos, destinadas acaso por una fatal imprevisión a ser presa algún día de las llamas o del saqueo? Riquezas en arquitectura, en escultura, en pintura, en manuscritos, en medallas, en archivos, y riquezas todas españolas, nacionales, riquezas que saben apreciar los extranjeros, que vienen a estudiarlas, a diseñarlas, a sustraerlas a veces para exportarlas a sus países ...

    No podemos menos de llamar la atención de nuestro gobierno sobre un punto tan interesante: ahoguemos el despotismo, hundamos en la nada nuestros viejos abusos; regeneremos nuestra patria, pero salvemos con ella nuestros nombres, nuestra gloria, nuestras artes...

    Para evitar que la violencia tenga parte en la destrucción de esos monumentos, que cobija aún el manto de la religión, como en los siglos medios, aunque su desaparición haya de ser obra solamente de una ley pacíficamente meditada y votada por la nación, el gobierno debe acudir a una celosa previsión...
    ¿No pudiera nombrarse una comisión civil, compuesta de hombres probos, encargada de recorrer esos conventos, cuyos institutos misteriosos han podido hasta ahora ocultar y conservar casi secreto cuanto en sus muros se esconde, y de dar un destino más seguro a sus riquezas artísticas y literarias? ...
    ¿Qué no ha perdido la Francia por no haber pensado al principio de su revolución en un ramo tan importante? ...

    Hagamos, pues, nosotros lo que los extranjeros piensan hacer, y apresurémonos, porque acaso el día de las venganzas, o el del triunfo completo de la buena causa, no esté lejos, y el día de enmendar una imprevisión, si la cometiésemos, no volvería a presentarse jamás. Probemos a la Europa que sabemos lo que poseemos, que lo sabemos apreciar: que hacemos nuestra revolución con menos sangre y más fruto que nuestros antecesores...”

    M. J. DE LARRA, Revista ‘Mensajero’, n.º 156, 1835.

    558
    A su Majestad la Reina Gobernadora:

    "Señora, vender la masa de bienes que han venido a ser propiedad de la Nación, no es tan sólo cumplir una promesa solemne y dar una garantía positiva a la deuda nacional, es abrir una fuente abundantísima de felicidad pública; vivificar una riqueza muerta, desobstruir los canales de la industria y de la circulación; apegar al país por el amor natural y vehemente a todo lo propio; ensanchar la patria, crear nuevos y fuertes vínculos que liguen a ella; es, en fin, identificar con el trono excelso a Isabel II, símbolo de orden y de la libertad. No es, señora ni una fría especulación mercantil, ni una mera operación de crédito... El decreto que vaya a tener la honra de someter a la augusta aprobación de V. M. sobre la venta de bienes adquiridos ya por la nación, así como en su resultado material ha de producir el beneficio de minorar la fuerte suma de la deuda pública, es menester que en su objeto y aun en los medios por donde aspire a aquel resultado, se encadene, se funde en la alta idea de crear una copiosa familia de propietarios, cuyos goces y cuya existencia se apoye principalmente en el triunfo completo de nuestras actuales instituciones...

    Artículo 1º. Quedan declarados en venta desde ahora todos los bienes raíces de cualquier clase que hubiesen pertenecido a las comunidades y corporaciones religiosas extinguidas y los demás que hayan sido adjudicados a la Nación por cualquier título o motivo...”

    JUAN ÁLVAREZ MENDIZÁBAL (1790-1853), ‘Gaceta de Madrid, 21 de febrero de 1836’.



    NIVEL CULTURAL DE LOS REVOLUCIONARIO-PROGRESISTAS:

    559
    “La mas pura expresión de la idea democrática, se encuentra en los principios morales del Evangelio”.
    FERNANDO GARRIDO ‘La Democracia y sus adversarios’, 1860.

    560
    -“Tío Rebenque”: ¿Cual es el mejor gobierno?
    -Guindilla”: El más justo

    -Tío Rebenque: ¿Cual es el más justo?
    -Guindilla: Aquel que tiene por base y principio el temor del pueblo

    -Tío Rebenque: ¿No sería mejor decir: el gobierno más justo es aquel en que reina la ley?
    -Guindilla: ¡Ah Tío Rebenque! con esa palabra nos han engañado hasta ahora todos los realistas, tanto absolutistas como constitucionales moderados y exaltados...

    -Tío Rebenque: ¿Cómo se hará que reine el temor de la justicia del pueblo?
    -Guindilla: Reinará cuando el pueblo tenga la suficiente intervención en los negocios públicos para que las leyes se hagan en beneficio suyo...

    -Tío Rebenque: ¿Cuáles son las condiciones indispensables para que el pueblo tenga suficiente intervención en los negocios públicos?
    -Guindilla:
    1ª Que todos los hombres mayores de edad que forman el pueblo concurran para la elección de jefes y diputados
    2ª Que todos los que merezcan la confianza del pueblo puedan ser elegidos para gobernarlo
    3ª Libertad de imprenta para escribir sobre todas las materias y expresarse todas las opiniones y que hasta el más pobre pueda publicar sus pensamientos
    4ª Que el pueblo pueda con orden y compostura reunirse para deliberar sobre los asuntos que le interesan y asociarse
    6ª Que todos los ciudadanos estén armados en forma de Milicia popular para que se respete su voz y no se haga burla de sus derechos.
    ...
    -Tío Rebenque: ¿Cómo se llama el gobierno en que se verifican estas condiciones de intervención popular?
    -Guindilla: Este es el gobierno republicano

    -Tío Rebenque: ¿Y es cierto que el gobierno republicano es incompatible con la religión?
    -Guindilla: Esa es una mentira atroz que han inventado los realistas para hacer odioso el más justo de los gobiernos. Los principios republicanos son los mismos que predicó Jesucristo.”

    WENCESLAO AYGUALS DE IZCO, (1801-1875), ‘Cartilla del Pueblo’, 1842.

    561
    “Durante los largos combates contra los árabes, la península era reconquistada por pequeños trozos, que se constituían en reinos separados. Se engendraban leyes y costumbres populares durante esos combates. Las conquistas sucesivas, efectuadas principalmente por los nobles, otorgaron a éstos un poder excesivo, mientras disminuyeron el poder real. De otro lado, las ciudades y poblaciones del interior alcanzaron una gran importancia debido a la necesidad en que las gentes se encontraban de residir en plazas fuertes, como medida de seguridad frente a las continuas incursiones de los moros; al mismo tiempo, la configuración peninsular del país y el constante intercambio con Provenza y con Italia dieron lugar a la creación, en las costas, de ciudades comerciales y marítimas de primera categoría...

    España se encontró, en la época de la resurrección europea, con que prevalecían costumbres de los godos y de los vándalos en el norte, y de los árabes en el sur...

    El tercer elemento de la antigua constitución de las Cortes, a saber, el clero, alistado desde los tiempos de Fernando el Católico bajo la bandera de la Inquisición...

    La libertad española desapareció en medio del fragor de las armas, de cascadas de oro y de las terribles iluminaciones de los autos de fe...

    La monarquía absoluta en España... debe ser clasificada más bien al lado de las formas asiáticas de gobierno. España, como Turquía, siguió siendo una aglomeración de repúblicas mal administradas con un soberano nominal a su cabeza...

    El despotismo cambiaba de carácter en las diferentes provincias según la interpretación arbitraria que a las leyes generales daban virreyes y gobernadores; si bien el gobierno era despótico, no impidió que subsistiesen las provincias con sus diferentes leyes y costumbres, con diferentes monedas, con banderas militares de colores diferentes y con sus respectivos sistemas de contribución. El despotismo oriental sólo ataca la autonomía municipal cuando ésta se opone a sus intereses directos”.

    CARLOS MARX, 'La España revolucionaria', New York Daily Tribune, 9 de septiembre de 1854.


    ANTE LA IRRUPCIÓN DE LAS REVOLUCIONES:

    562
    “Esto han dicho los socialistas, y han repetido sus discípulos; los unos y los otros con tono más vehemente, y con frases más acerbas. Sentidas y terribles recriminaciones han surgido a la filosofía revolucionaria del siglo pasado, al escepticismo dogmático del presente, a la política jacobina, al liberalismo constitucional. Nosotros, a la verdad, no sabríamos qué contestar en nombre de la política; muy poco, de parte de la filosofía. Ciertamente que para responder a estas inculpaciones severas, no sería ni a la filosofía ni a la política a donde acudiéramos. De otro arsenal tomaríamos nuestras armas. Sólo la religión podría suministrárnoslas. Si nos propusiéramos rebatir al atrevido socialista [Carlos Fourier], no le opondríamos, por cierto, el Contrato Social, ni la Enciclopedia, ni las ilusiones liberales de Benjamín Constant, y Mme. de Staël, ni las especulaciones doctrinarias de Guizot, ni el fatalismo histórico de Thiers, ni las incompletas teorías de Say, ni los derechos de la Carta, ni las penas del Código. Otro libro tomaríamos por escudo: el Evangelio. Lo decimos con toda nuestra conciencia. Contra la crítica y la tendencia del socialismo, no conocemos más armas que un instinto, y una filosofía: el buen sentido del género humano, y la filosofía cristiana...
    Hay en efecto hombres tan preocupados y poseídos del terror de una disolución social, que han creído ver en el estado actual de la Europa una notable analogía con la disolución del Imperio romano en el siglo V. Hay personas, Señores, que, a vista de la actitud de los pueblos del Norte, creen los unos posible, los otros hasta necesaria, una nueva invasión de los pueblos septentrionales, para afianzar la autoridad de los poderes públicos, y robustecer el vigor de los relajados vínculos sociales. Hay espíritus, en quienes ha entrado la idea de que a la civilización amenazada y combatida por masas de obreros, no le queda otra esperanza, que la de una restauración verificada con hordas de cosacos... (RISAS)...”
    NICOMEDES PASTOR DÍAZ (1811-1863), ‘Los problemas del socialismo’, Lecciones en el Ateneo de Madrid, 1849.


    563
    “Solo puede acusar de delito el que puede acusar de pecado, y solo puede imponer penas por el uno el que puede imponerlas por el otro. Los gobiernos no son competentes para imponer una pena al hombre sino en calidad de delegados de Dios, ni la ley humana tiene fuerza sino cuando es el comentario de la Ley divina. La negación de Dios y de su Ley, por parte de los gobiernos, viene a ser la negación de sí propios. Negar la Ley divina y afirmar la humana, afirmar el delito y negar el pecado, negar a Dios y afirmar un gobierno cualquiera, es afirmar aquello mismo que se niega y negar aquello mismo que se afirma, es caer en una contradicción palpable y evidente. Entonces sucede que comienza a soplar el cierzo de las revoluciones, el cual no tarda mucho en restaurar el imperio de la lógica, que preside a la evolución de los sucesos suprimiendo con una afirmación absoluta e inexorable o con una negación absoluta y perentoria las contradicciones humanas.”
    JUAN DONOSO CORTÉS (1809-1853), ‘El Ensayo..’ Libro III, VI, 1851.


    564
    “Lo estupendo y monstruoso de todos estos errores sociales proviene de lo estupendo de los errores religiosos en que tienen su explicación y su origen. Los socialistas no se contentan con relegar a Dios en el cielo, sino que, pasando más allá, hacen profesión pública de ateísmo y le niegan en todas partes. Supuesta la negación de Dios, fuente y origen de toda autoridad, la lógica exige la negación de la autoridad misma con una negación absoluta; la negación de la paternidad universal lleva consigo la negación de la paternidad doméstica; la negación de la autoridad religiosa lleva consigo la negación de la autoridad política. Cuando el hombre se queda sin Dios, luego al punto el súbdito se queda sin rey y el hijo se queda sin padre".
    JUAN DONOSO CORTÉS (1809-1853), ‘Carta al Cardenal Fornari’, 1852.



    INCREMENTO DE LA REPRESIÓN ESTATAL:

    565
    “Me basta considerar el conjunto pavoroso de los acontecimientos humanos desde su único punto de vista verdadero: desde las alturas católicas. No hay más que dos represiones posibles: una interior y otra exterior, la religiosa y la política. Estas son de tal naturaleza, que cuando el termómetro religioso está subido, el termómetro de la represión está bajo, y cuando el termómetro religioso está bajo, el termómetro político, la represión política, la tiranía, está alta. Esta es una ley de la humanidad, una ley de la historia...

    A pesar de esto, señores, era necesario que el termómetro político subiera mas, porque el termómetro religioso seguía bajando; y subió mas. ¿Qué nueva institución, señores, se creó entonces? Los gobiernos dijeron: tenemos un millón de brazos y no nos bastan; necesitamos mas, necesitamos un millón de ojos; y tuvieron la policía, y con la policía un millón de ojos. A pesar de esto, señores, todavía el termómetro político y la represión política debían subir, porque á pesar de todo, el termómetro religioso seguía bajando; y subieron. A los gobiernos, señores, no les bastó tener un millón de brazos; no les bastó tener un millón de ojos; quisieron tener un millón de oídos, y los tuvieron con la centralización administrativa, por la cual vienen á parar al gobierno todas las reclamaciones y todas las quejas. Y bien, señores; no bastaba esto, porque el termómetro religioso siguió bajando, y era necesario que el termómetro político subiera mas. ¡Señores, hasta dónde! Pues subió más. Los gobiernos dijeron: ...necesitamos más: necesitamos tener el privilegio de hallarnos a un mismo tiempo en todas partes. Y lo tuvieron; y se inventó el telégrafo...

    Pues bien, una de dos: o la reacción religiosa viene o no: si hay reacción religiosa, ya veréis, señores, como subiendo el termómetro religioso comienza á bajar natural, espontáneamente, sin esfuerzo ninguno de los pueblos, ni de los gobiernos, ni de los hombres, el termómetro político, hasta señalar el día templado de la libertad de los pueblos: pero si por el contrario, señores, y esto es grave... yo digo que si el termómetro religioso continúa bajando, no sé adonde hemos de parar. Yo, señores, no lo sé, y tiemblo cuando lo pienso. Contemplad las analogías que he puesto a vuestros ojos; y si cuando la represión religiosa estaba en su apogeo no era necesario ni gobierno ninguno siquiera, cuando la represión religiosa no exista, no habrá bastante con ningún género de gobierno, todos los despotismos serán pocos.”

    JUAN DONOSO CORTÉS (1809-1853), ‘Discurso sobre la dictadura’ (4 de enero de 1849).



    LOS PRONUNCIAMIENTOS MILITARES:

    566
    “¿Qué son esos gobiernos con sus mayorías legítimas, vencidas siempre por las minorías turbulentas; con sus ministros responsables que de nada responden; con sus reyes inviolables siempre violados? Así, señores, la cuestión no está entre la libertad y la dictadura; si estuviera entre la libertad y la dictadura, yo votaría por la libertad, como todos los que nos sentamos aquí. Pero la cuestión es ésta, y concluyo: se trata de escoger entre la dictadura de la insurrección y la dictadura del Gobierno; puesto en este caso, yo escojo la dictadura del Gobierno, como menos pesada y menos afrentosa. Se trata de escoger entre la dictadura que viene de abajo, y la dictadura que viene de arriba: yo escojo la que viene de arriba, porque viene de regiones más limpias y serenas; se trata de escoger, por último, entre la dictadura del puñal y la dictadura del sable: yo escojo la dictadura del sable, porque es más noble. Vosotros señores, votaréis como siempre lo más popular; nosotros como siempre, votaremos lo más saludable.”
    JUAN DONOSO CORTÉS (1809-1853), ‘Discurso sobre la dictadura’ (1849).



    DESTRUCCIÓN DE LA UNIDAD CATÓLICA DE ESPAÑA:

    567
    “En el Syllabus de proposiciones condenadas, aparecieron tres contra el indiferentismo y la libertad de cultos. La cuestión estaba ya terminada. ‘Roma locuta est, causa finita est’... ¡Ah, sí, la cuestión se acabó ya para los católicos, pero no todos son católicos! Hay entre estos quienes llevan el nombre de tales, y es muy dudoso que lo sean.

    Estos son enemigos más perjudiciales que los herejes y los impíos. Son espías dentro de casa, traidores que forman en las filas del ejército católico... Hay enemigos declarados que a todas horas y en todos tonos decantan las grandes ventajas, realmente ilusorias, de la llamada “libertad de cultos”. Estos no desperdician ocasión ni coyuntura para hablar de ella lisonjeramente, para clamar contra lo que llaman “intolerancia”, por no darle el hermoso nombre de “unidad”, así como llaman “libertad” a lo que debieran apellidar “discordia”.

    Mas esta cuestión, se me dice, no es del momento: por ahora está calmada: no conviene despertar al león que duerme. Por mi parte, creo que no conviene que el león duerma mientras el tigre y el leopardo velan. Dormido estaba el “león” en 1854 y el leopardo le despertó, bien a su pesar, al discutir la segunda base constitucional. Cuando se agitaban las calurosas cuestiones acerca de la Encíclica [Syllabus, de Pío IX], a principios de este año se nos decía: -¿Queréis la desaparición del Placet? Borrad el art. 1º del Concordato, y plantead la libertad de cultos-.

    ¡Esto es un engaño! En Francia hay libertad de cultos, y, con todo, de allí nos vino esa restricción a la libertad católica. En México se ha planteado la libertad de cultos, y continúa esa restricción anómala... Además, los progresistas y demócratas ... acaban de proclamar la libertad de cultos como uno de los artículos de su credo político, incluyendo a la unidad católica entre los que llaman “obstáculos tradicionales a la libertad”.

    ¡Y se dice que la ocasión no es oportuna cuando el enemigo está a las puertas! ¿Tiene acaso derecho a principiar el ataque sin que el Catolicismo le combata desde el momento en que asome a lo lejos? Cuando llega el momento de combatir, suele haber confusión si las armas no están a punto. Yo quiero acumular en este libro todas las razones que contra la libertad de cultos pueden necesitar los católicos. ¡Ojalá no sea necesario recurrir a ellas! pero un axioma antiguo dice: ‘Si vis pacem, para bellum’.

    VICENTE DE LA FUENTE (1817-1889), ‘La pluralidad de cultos y sus inconvenientes’. 1868.



    LA LENGUA ESPAÑOLA COMO INSTRUMENTO REVOLUCIONARIO:

    568
    “He recordado la decadencia de nuestro idioma, que si bien empezó, como era forzoso, con la decadencia de la monarquía y con el menosprecio de nuestras instituciones saludables, cayó en decrepitud en el deplorable reinado del imbécil Carlos II, y murió, por decirlo así, poco después, con la desnaturalización de estudios y de preceptos que siguió, como era regular, a la violenta desnaturalización de ideas y de intereses nacionales. Y he dicho también que esta ilustrada Academia fue la guardadora única de la pureza del lenguaje patrio, ... y por los esfuerzos del señor don Carlos III, príncipe a quien, entre otros mayores beneficios, debe mucho España por sus esfuerzos para restaurar las letras y el habla de nuestros antepasados. Pero la Academia no podía ser más que su conservadora, o, por mejor decir, el santuario en que se guardaba su última llama trémula y moribunda; aquellos raros escritores, estrellas fugitivas, y los deseos de un monarca, infructuosos, cuando la fuerza de las circunstancias tenían aprisionado al ingenio y viciadas las fuentes del saber. La censura, la inquisición, el fanatismo y una política equivocada y opresora no son elementos que producen escritores, y no habiendo escritores no hay idioma. Los idiomas crecen con el siglo, adelantan con la sociedad, se nutren con los nuevos descubrimientos, de que nacen nuevas ideas, se perfeccionan con el uso libre e ilustrado. Pero cuando no tienen estos caminos por donde ensancharse y medrar, se estancan cuando se estanca la civilización, retroceden, se pierden y se confunden con los idiomas extranjeros, que siguen como un torrente el curso de los progresos humanos. Así ha sucedido con el español, un día dominante en ambos mundos; hoy circunscrito, con grandes mermas y desmejoras, a los límites de nuestra Península.

    Afortunadamente, comienza otra época más venturosa, que, así como será de regeneración para nuestra Patria, lo será para nuestra lengua. La juiciosa libertad que empieza a restablecerse en España con la oportuna restauración de nuestras antiguas leyes fundamentales, que pronto se desarrollarán majestuosamente, cual lo exige el interés público, no tardará en ponernos al nivel de las naciones civilizadas... Quitadas las trabas al ingenio, prenda española, como producción de este suelo feraz y delicioso, o como influencia de este cielo transparente y magnífico que nos cubre, volará de nuevo y sacará de los espacios inconmensurables de la imaginación tesoros abundantísimos en que hacer alarde de la pompa y gala del castellano, en que resucitar sus gallardas frases olvidadas, en que enriquecerlo con nuevos giros, que no dejan de ser castizos por ser originales. Familiarizados los españoles con las ciencias modernas, amoldarán su lenguaje a la precisión y claridad con que deben tratarse tales materias. Abierta la comunicación franca con las naciones ilustradas, que tantos pasos nos han aventajado, durante el último siglo, en la carrera del saber y del buen gusto, nos aprovecharemos de sus adelantos, y para levantar nuestra literatura, y por consiguiente nuestro idioma, ... Cultivadas con entera libertad las ciencias políticas y morales, producirán escritores que fijen y pulan y perfeccionen nuestra lengua, haciéndola más lógica y un tanto menos vaga y redundante, mejoras casi imposibles de conseguir en otra época no tan ilustrada como la presente, y en la cual los que escribieron de estas materias forzosamente hubieron de perderse en las argucias y sofismas del escolasticismo...”

    ÁNGEL SAAVEDRA, DUQUE DE RIVAS (1791-1865), ‘Discurso de recepción en la Real Academia’, 1834.



    LOS POBRES: DE LA ÓRBITA DEL CATOLICISMO A LA DEL SOCIALISMO:

    569
    “Si el soberbio, si el orgulloso, si el impío se consideran humillados por la sopa del convento, que no vayan: ¿quién les obliga a ir? Si es altanero y tiene hambre puede elegir entre dos extremos, o bien reventar de hambre y quedarse con su orgullo, o satisfacer el hambre aceptando la caridad cristiana que es humilde y se complace en la humildad. Hay otro extremo que es el del pobre moderno, el pobre impío de que ya vamos teniendo cosecha en España. Este no espera a que le den, sino que se lo toma, pide con desvergüenza y amenazas, y al volver la espalda el que le dio, quizá por temor, le mira de reojo y dice entre dientes: ‘El día que estalle la “gorda”, ni me contentarás con esto, ni esperaré a que tú me des’.

    Este es el pobre moderno, criado a los pechos de la economía moderna; el pobre a quien humilla la limosna, el pobre que no se rebajará a tomar la sopa de un convento. Este pobre está destinado por la Providencia a morder a la “economía de tripa llena”, que le quiere amamantar a sus pechos. Se le conoce con el nombre de comunista y socialista. Escribe economía con “estilos romanos y puñalitos triangulares”, de los que reparten las sociedades secretas. La tinta que usan estas plumitas suele ser la roja. Hay poblaciones en España en donde antes de estallar una jarana se ven bandadas de estos “pobres que no se rebajan”, los cuales, con un saco al hombro, rodeados de su mujer y sus hijos, están, con otros tantos costales, esperando como buitres que principie el motín para lanzarse sobre las casas de los ricos, como el día M de Julio de 1834 se lanzaban las harpías de Madrid sobre los religiosos y sus conventos, y no pasaban al robo sino después de profanar hasta los cadáveres de los mismos, que... quizá les habían dado de comer, sin que ellos y ellas se dieran entonces por humillados. El mismo día 22 de Junio, en las primeras horas de la mañana, se vio a estas harpías rematar a palos y pedradas a los oficiales y soldados heridos por los sublevados, y excitar a éstos a la matanza y al pillaje. ¿Queréis saber quiénes son “los del saco”? Preguntad a los comerciantes y fabricantes de los pueblos principales de Cataluña. Yo solo os diré que son pobres de los que no se humillan a pedir limosna, sino que prefieren tomarla. Ahora, señores frailífobos, economistas de tripa llena, y además “caballeros de la Tenaza”, contemplad vuestra obra.

    Esos socialistas, o sean economistas de tripa vacía, que desean llenarla a costa vuestra, esos son vuestra obra, vuestros hijos predilectos, los pobres que no se rebajan a comer la sopa de los conventos, los que llamáis con el fastuoso y falso nombre de “hijos del pueblo”, los que vosotros queréis adormecer con palabras, a los que creéis poder contentar con palabras bonitas, con discursos de relumbrón; como si con las palabras se comiera, como si las palabras mataran el hambre.
    Vosotros los habéis metido en vuestro seno sin considerar que esos pobres soberbios e impíos, que tienen todos los vicios de los pobres y de los ricos, y aun más repugnantes, no son el pueblo, sino la hez de la sociedad. Pensasteis adormecerlos con palabras cabalísticas como los encantadores a las serpientes. Si no hubieran de morder sino a vosotros, os diríamos aquello de la Escritura:¿Quien no se reirá del encantador a quien mordiere la serpiente?...

    Consecuencias: Luego donde no había conventos no había holgazanes. Luego donde quiera que había holgazanes había conventos. Luego así que se acabó con los conventos se acabó con la holgazanería en España...
    Estas son tres aserciones que debían desprenderse de esa premisa si fuese cierta y exclusiva. Si había holgazanes en donde no había conventos, no eran los conventos la causa necesaria de los holgazanes. Eran muchos los pueblos donde no había convento alguno, y con todo, en ningún pueblo faltaban ni faltan holgazanes. Había holgazanes de coche que no iban a la sopa, y esta holgazanería, la más cara de todas, no era fomentada por los conventos. Los pueblos fabriles más laboriosos, las provincias más industriales (entre ellas Cataluña, reputada siempre como el país más trabajador de España) abundaban en conventos.

    Desde que se suprimieron los conventos se han multiplicado en España los holgazanes, y la holgazanería, y los centros de holgazanería, que son los cafés, teatros, tabernas, casinos y aun las peluquerías. Cuéntense las tabernas que había entonces y las que hay ahora; las botillerías de entonces y los cafés de ahora. Cuéntense las plazas de toros que había entonces y las que hay ahora, y cada plaza de toros es un foco de holgazanería, ferocidad, inmoralidad y desprestigio de la autoridad.”

    VICENTE DE LA FUENTE, ‘La sopa del convento’ (1868).



    LA FIGURA DEL RENEGADO DE SU PATRIA Y SU RELIGIÓN:

    570
    “El amado país que ha sido mi segunda patria [Inglaterra], la tierra donde di el primer respiro de libertad y la que me enseñó a recuperar... el tiempo perdido en mi juventud bajo la influencia de la ignorancia y la superstición...

    La religión, o mejor dicho la superstición está tan íntimamente unida a la vida española, tanto pública como privada que temo cansarle a Vd con mi continua referencia a ella.... La influencia de la religión en España no conoce límites y divide a los españoles en dos grupos: fanáticos o hipócritas... un país en el que la ley amenaza con la muerte o la infamia a todo disidente del tiránico dogmatismo teológico de la Iglesia de Roma...

    Apenas la vista del convento había despertado las más fuertes y profundas aversiones de mi corazón...

    Encendido de santo celo, levantó su áspera voz y ... repitió tres o cuatro veces: ¡Dios, Su Majestad!, añadiendo con un voto: “Este hombre es un hereje”. Ante tan peligrosa insinuación ... saqué mi pañuelo y extendiéndolo... me arrodillé sobre él, y aunque según la costumbre del país me golpeaba el pecho..., no lo hacía para pedir perdón por mis pecados sino para maldecir la hora en que me había resignado a degradarme hasta el punto de temblar ante la mera sospecha de un ser poco superior a los animales... Estos desagradables encuentros [El sonido de la campanilla que acompañaba al traslado del viático por las calles para llevar la comunión a los enfermos] son frecuentes en las ciudades más populosas de España. Ni en el más apartado rincón de la casa se encuentra uno libre de ser molestado por la sagrada campanilla... Durante esta procesión cantaban un himno a la Inmaculada Concepción y rezaban el rosario en voz alta. Estas procesiones se han venido celebrando hasta nuestros días y constituyen una de las habituales molestias nocturnas de la ciudad...
    (Carta I)

    Estoy convencido de que si San Pedro fuera español; o no admitiría en el cielo a gente de sangre manchada o los enviaría a algún apartado rincón del paraíso donde su vista no ofendiera a los cristianos viejos... Los torcidos y cenagosos cauces en los que la ignorancia y la superstición han confinado a los espíritus inquietos de muchos españoles...
    (Carta II)

    “Al vivir bajo este intolerable sistema de opresión intelectual hemos llegado a asociar las leyes españolas con el despotismo y el cristianismo con la persecución y el absurdo...

    Tengo que confesar que si me dejara arrastrar por mis naturales impulsos instintivos, pisotearía y profanaría todos los santos y reliquias del país. Pero tal como están las cosas me contento con burlarme interiormente de ellos durante todo el día”
    (Carta III)

    JOSÉ MARÍA BLANCO WHITE (1775-1841), ‘Cartas de España’, 1822.



    PROFECÍA; LOS DELINCUENTES HAN ESCRITO EL NUEVO EVANGELIO DEL MUNDO:

    571
    “No parece sino que los gobiernos conocen por medio de un instinto infalible, que solo en nombre de Dios pueden ser justos y fuertes. Así sucede que cuando comienzan a secularizarse, a apartarse de Dios, luego al punto aflojan en la penalidad como si sintieran que se les disminuye su derecho. Las teorías laxas de los criminalistas modernos son contemporáneas de la decadencia religiosa, y su predominio en los códigos es contemporáneo de la secularización completa de las potestades políticas. Desde entonces acá el criminal se ha ido trasformando á nuestros ojos lentamente, hasta el punto de parecer a los hijos objeto de lástima el mismo que era asunto de horror para sus padres. El que ayer era llamado criminal, hoy pierde su nombre en el de excéntrico o en el de loco. Los racionalistas modernos llaman al crimen desventura: día vendrá en que el gobierno pase a los desventurados, y entonces no habrá otro crimen sino la inocencia.

    A las teorías sobre la penalidad de las monarquías absolutas en sus tiempos decadentes se siguieron las de las escuelas liberales, que trajeron las cosas al punto y trance en que hoy las vemos: tras las escuelas liberales vienen las socialistas con su teoría de las insurrecciones santas y de los delitos heroicos: ni serán estas las últimas, porque allá en los lejanos horizontes comienzan a despuntar nuevas y mas sangrientas auroras. El nuevo evangelio del mundo se está escribiendo quizás en un presidio. El mundo no tendrá sino lo que merece cuando sea evangelizado por los nuevos apóstoles.”

    JUAN DONOSO CORTÉS (1809-1853), ‘Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo’, Libro III, VI. (1851)

    572
    “Las controversias valen poco, y más bien sirven de rémora que de aguijón al género humano en su arrebatado camino. Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas; y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias. Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento”.
    JUAN DONOSO CORTÉS (1809-1853), ‘Carta al director del Heraldo’, 1849.
    Última edición por ALACRAN; 11/10/2011 a las 22:08

  7. #7
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    Re: Textos históricos de alabanzas a España

    Cita Iniciado por ALACRAN Ver mensaje
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    “Dad unidad a España, extinguid las discordias que enloquecen a sus hijos, y España volverá a ser lo que fue en la guerra de la Independencia, lo que fue en tiempo de los Reyes Católicos, lo que fue en tiempos de Carlos I, lo que fue en tiempos de Felipe II. Dad unidad a España, y tremolarán en Lisboa los pendones de Castilla y se derramarán por el mar de ella conocido las naves castellanas y ceñiremos con nuestros brazos al África.”
    JUAN DONOSO CORTÉS (1809-1853), ‘Las reformas de Pío IX’, 1847.
    Es muy meritoria la iniciativa del Sr. Alacrán de compartir con los otros foristas esta bela obra de alabanzas a España. Un párrafo infeliz de Donoso Cortés (los tuvo varios en su vida) no quita la belleza de la obra y no mancha el merito del forista en colgarla aquí. Igual no debería mutilarse un texto original, aunque la razón pueda ser ponderosa y lo es; sin embargo, deberían evitarse en hispanismo.org los artículos o las citas que para loar a una patria hispana ofendan a otra. Reserva que, además, yo siempre mantuve aquí.

    Otros autores españoles, esos sí tradicionalistas de toda una vida, no necesitaron rebajar a Portugal para loar a España. Nunca los reyes legítimos de España - o de las Españas - ambicionaron trono ajeno (lo que no puede decirse de algunos de sus usurpadores). Esos son los ejemplos a seguir y a divulgar para el bien del hispanismo que todos defendemos.
    res eodem modo conservatur quo generantur
    SAGRADA HISPÂNIA
    HISPANIS OMNIS SVMVS

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