Madrid, septiembre 2012. Al término del verano se ha distribuido, como es costumbre, el número correspondiente a mayo-junio-julio de Verbo, revista bimestral de formación cívica y de acción cultural según el derecho natural y cristiano; en este caso el 505-506. Se trata de un monográfico dedicado al tema seminario internacional «El "otro" Cádiz. Una revisión problemática de los orígenes del constitucionalismo hispánico» que, como informó FARO en su momento, tuvo lugar en Madrid el pasado mes de abril.
Reproducimos la Presentación de este número, que nos dispensa de hacer lo propio con el sumario:
En el bicentenario de la Constitución de Cádiz no ha habido espacio sino para el ditirambo de la ideología liberal. Difícilmente se ha abierto camino la reflexión, no digamos la crítica. De ahí que el empeño del Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II, con el auxilio de la Universidad Antonio de Nebrija y la Fundación Speiro, acogido por la prestigiosa Casa de América, en cierto sentido ha sido único.
Recogemos en el presente número parte de las actas del Seminario Internacional «El "otro" Cádiz. Una revisión problemática de los orígenes del constitucionalismo hispánico», celebrado el 26 de abril pasado. Número monográfico, por lo que hemos prescindido incluso de las secciones de crónicas e informaciones bibliográficas, que tendrán que esperar a la cuarta entrega de este año.
Comienza con un texto en el que nuestro imprescindible colaborador, el profesor de Údine Danilo Castellano, director además del Centro de Estudios Políticos del Consejo Felipe II, ofrece el encuadramiento teórico del fenómeno constitucional. Siguen un breve (y adecuado) perfil de las actitudes ante la crisis del antiguo régimen, de José Antonio Ullate, glosa de un acertado esquema del ya fallecido profesor Suárez Verdeguer, e inmediatamente el excelente y crítico panorama historiográfico trazado por el general Estanislao Cantero. El investigador del CONICET argentino Juan Fernando Segovia, también bien conocido de nuestros lectores, y director del Centro de Estudios Históricos del Consejo Felipe II, resume su aproximación al influjo del texto gaditano en el universo americano con los términos «traducir, moderar, introducir». Los textos de Cantero y Segovia son —a no dudarlo— los de una mayor extensión y también envergadura. El historiador Francisco José Fernández de la Cigoña resume con acierto en pocas páginas lo que constituyó su obra sobre la cuestión religiosa en las Cortes de Cádiz (El liberalismo y la Iglesia española. Historia de una persecución, vol. 2: Las Cortes de Cádiz, Madrid, Fundación Francisco Elías de Tejada, 1996, 461 págs.). Se explica por ello la ausencia de referencias, que se hallan por menudo en la obra que se extracta. Y el profesor Andrés Gambra analiza el pensamiento del más pugnaz de los opositores al código gaditano, el padre Alvarado, de la Orden de Predicadores, conocido como el Filósofo Rancio. Una reflexión del director de Verbo sobre el significado de Cádiz en el seno de lo que ha llamado «El "otro" bicentenario» cierra el número.
Parecía obligado el esfuerzo por desentrañar las claves de un fenómeno de gran trascendencia no sólo histórica sino también teorética. Que, nos parece, se ha objetivado en un resultado más que digno. Y que ofrecemos con satisfacción a nuestros lectores con la esperanza de haber contribuido a esclarecer el rostro de nuestra historia contemporánea, con demasiada frecuencia azotado por la mentira, a causa del predominio de errores conceptuales.
Sea bienvenido ese esclarecimiento, aún más en estas horas aciagas en que la falta de pudor y de inteligencia de quienes aún manejan los resortes del poder les anima a seguir invocando el «constitucionalismo» (aunque sea el de 1978, tataranieto degenerado del ya deletéreo de 1812) como solución a los problemas que amenazan con hacer desaparecer a España para siempre. Como si la causa de los mismos pudiera ser también su solución.
Copiamos las últimas líneas del resumen final del seminario del pasado abril y del número de Verbo que nos ocupa, «Más allá de Cádiz», del profesor Miguel Ayuso:
Frente al tópico de la decadencia patria en el siglo XVIII, si excluimos los últimos años de Carlos IV, y el influjo parcial del enciclopedismo bajo Carlos III, el ambiente de serenidad y de cooperación, que todavía reinaba, mantenía en todos una razonable esperanza en la recuperación del orden comunitario cristiano en que nuestra convivencia se asentaba. Pero esa esperanza de recuperación social y religiosa fue desarticulada por la guerra de la Independencia y los procesos que desencadenó: «Hizo abortar los procesos de incorporación pacífica y precipitó los de disolución violenta, creando abismos insuperables y sumiéndolo todo en rencores y recelos. Posiblemente, sin ella el enciclopedismo español no habría sido el desertor afrancesado, ni aun siquiera constituyente en el sentido de la Revolución francesa. Y la gran mayoría católica y monárquica del país no habría producido guerrillas y puritanismos enfermizos, sino una favorable reacción cultural, encaminada a contrarrestar la influencia del racionalismo enciclopedista» (5).
A los doscientos años de la Constitución de Cádiz estas líneas no resultan fáciles de entender. Pero, por otra parte, alcanzan particular relieve. Esa hendidura de Cádiz deriva sobre todo del racionalismo que, con su designio constituyente, aspiraba a dar vida a un mecanismo perfecto de sola base racional y con exclusión de cualquier otro fundamento trascendente religioso o histórico. Ahí debía aparecer la Constitución sabia y definitiva que encontró en el utilitarismo de Jeremías Bentham su artesano más destacado, hasta el punto de redactar con perfecto apriorismo constituciones políticas para los pueblos que venían de alcanzar la cualidad de libres y democráticos, dejando atrás la ignorancia y el despotismo. Hoy, por un lado, se ha disuelto en el irracionalismo (rectius en el nihilismo) la pretensión constituyente, mientras que por el otro la realidad constitucional se descompone.
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(5) Rafael GAMBRA, «La herida de la Independencia», en Miguel Ayuso (ed.), Obra completa de Rafael Gambra Ciudad, Madrid, Digibis-Publicaciones digitales.
Fuente: AGENCIA FARO
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