“Una historia en miniatura del trato entre los Papas y los reyes carlistas”
Revista FUERZA NUEVA, nº105, 11-1-1969
Religión y milicia
“EL CARLISMO EN EL VATICANO” por Ignacio Romero Raizábal. 140 páginas. Ruabasal, 23. Santander. 1968
Ignacio Romero Raizábal, que ha puesto música de romance a los ideales carlistas e inspiración a la causa de la Tradición, compone ahora un emotivo libro donde cuenta las relaciones de los carlistas con los Papas. No es un libro doctrinal, por lo tanto, y posiblemente resulte polémico, pero es indudable que se cuentan en él anécdotas sabrosas y hechos de verdadero interés para la “pequeña historia” del carlismo -y sin duda también para la grande- a través de un itinerario de hechos en los que no faltan los datos sorprendentes y las revelaciones insólitas.
El simple enunciado de los capítulos –“El carlismo y la religión”, “La política vaticana”, “El recuerdo de Pío IX”, “Relaciones del carlismo con el Papado”, “Una carta particular de Carlos VII”, “San Pío X y don Carlos”, etcétera- ilustra suficientemente del fondo de este libro y de los propósitos que lo animan. En estas anécdotas y en este “rosario” de recuerdos tiene su patrimonio espiritual el autor de este libro, que va desmenuzando, burla, burlando, las causas del carlismo y la Iglesia.“ La Santa Sede -se escribe aquí- no se podía definir partidaria de un partido político. Es de cajón. Ni con el tradicionalista, con el que tantos Pontífices simpatizaron de verdad y no sólo en su fuero interno. La Corte vaticana, por lo tanto, juzgó prudente y oportuno mantener relaciones, muchas veces cordiales, con los contradictores del carlismo. Y es precisamente por esto por lo que tienen más valor la deferencia y la confianza con que la Cabeza Visible de la Iglesia ha tratado a los reyes carlistas. En especial en el destierro, que es un crisol maravilloso e infalible para purificar lealtades”. Párrafo que nos ofrece una idea del clima emotivo del libro.
Emoción bajo la que hay que juzgar a “El carlismo en el Vaticano”, ya que no todo lo que se dice posee el mismo grado de verdad. Junto a las grandes cosas que se narran, faltan algunos chismes que, lógicamente, poseen menos interés o, si lo poseen, no pueden situarse al mismo nivel que el de los hechos. El autor, en todo caso, se cura en salud: “Dije al principio que aquí se narran asombrosas anécdotas y algunas por primera vez. Y con propina de algún chisme. Y es cierto. Pero también lo es que, dada la delicadeza y lo trascendental del tema, el autor se propuso tratarlo con mesura, con pies de plomo, escrupulosamente”.
Entre tales anécdotas, algunas son de particular interés, como la actitud de Balmes en favor de Montemolín, la evocación emocionante de Pío IX, la bella historia del zuavo pontificio don Alfonso Carlos, el carlismo de Pío IX, “un Papa al que posiblemente veamos en los altares sin tardar”, como se escribe aquí. Asimismo, se relata en todo su gracejo la visita de don Jaime durante el Jubileo pontificio de 1888 a León XIII, y el respeto que sentía, de verdadera herencia paterna, a San Pío X. Se dedican varios capítulos a destacar la amistad del Papa de la Eucaristía con don Jaime, sin que falte la debida dedicación, en el libro, al Papa de los requetés, como se llama a Pío XII: “Sería ingenuo y largo amontonar fechas y citas -dice Romero Raizábal- ya que son del dominio público reciente, de alabanzas del Santo Padre al requeté, que encarnó y que sostuvo, en su concepto, el carácter de cruzada en nuestra guerra de Liberación”.
La historia no concluye aquí, puesto que puede ampliarse cada día con nuevos hechos y nuevas anécdotas del trato entre los Papas y los reyes carlistas. Pero Ignacio Romero ha derramado un estilo lleno de color y de amenidad, que salpica todas sus páginas y hace que se lea de un tirón. A la gracia y garra de muchas de estas anécdotas se une, sin lugar a dudas, la maestría del relato. Y eso es un mérito doble que el lector del libro no puede por menos de agradecer.
Última edición por ALACRAN; 26/02/2024 a las 14:10
"... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)
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