Es una historia muy poco conocida la de la captura, tortura y posterior muerte -a manos de las fuerzas nazistas anticristianas- de don René Lefebvre (1879 - 1944), patriota, empresario, y por sobre todo santo católico francés y padre de Monseñor Marcel Lefebvre, fundador de la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X.
La historia de este católico ejemplar fue publicada en la edición de junio de 1984 de la revista The Angelus, cuyo vínculo es el siguiente
http://www.sspx.ca/Angelus/1984_July/A_Calvary.htm
Iremos traduciendo, Dios mediante, las partes que creamos más interesantes de este recuento, hecho por su hijo menor, en los años inmediatamente posteriores a la guerra . Ante todo, pido disculpas por una traducción hecha a vuelapluma.
Empezamos con su arresto:
A las 2:45 de la tarde del 21 de abril de 1941 sonó el timbre de la casa de mi padre, la cocinera abrió la puerta: dos hombres vestidos de civil pidieron hablar de negocios con el señor René Lefebvre. Ella les dijo que de eso se hablaba en la fábrica, 10 Rue du Bas. Pero era un asunto urgente, habían ido a la fábrica y sabían que no estaba ahí. La cocinera les pidió que esperen, diciendo que iría a ver. Cuando abrió la puerta del comedor donde estaba mi padre, los dos hombres se abalanzaron contra él, junto con un oficial alemán. Nada se pudo hacer.
Casi todo los días después de almuerzo, mi padre descansaba en una butaca, escuchando la radio y dormitando por momentos. Esto fue lo que pasó ese día; despertado por la entrada de esos hombres en el comedor, no había nada que podía hacer: la radio estaba transmitiendo el boletín de la BBC de Londres.
Amenazándonos con un revólver, realizaron una inspección detallada de la casa, descubriéndose un plano de Boulogne. Condujeron a mi padre en un vehículo a la oficina central de la GESTAPO. Durante ese tiempo, la desconcertada cocinera advirtió a los trabajadores de la fábrica y los papeles comprometedores fueron quemados inmediatamente. Después de un rato mi padre llegó a la fábrica, rodeado por el personal de la GESTAPO, que realizó una inspección rutinaria. Fue en presencia del angustiado personal y de los vecinos conmovidos, que ocurrió la partida de mi padre a Loos.
Así comenzó el Calvario que sólo terminaría tres años más tarde, con una muerte dolorosa pero llena de gloria.
La permanecia en Loos duró sólo dos días y mi padre fue enviado a la prisión de Saint Giles en Bruselas, pues los alemanes se habían enterado ya que su servicio había comenzado allí (con la Inteligencia Belga, primero, y con la Resistencia Francesa, después. Nota del Traductor).
Después de su arresto la familia trató de conseguir un abogado para defenderlo; se conversó con el Dr. Kraehling, de París, quien delegó la defensa al Dr. Franck, de Karlsruhe, después de la deportación de mi padre a Alemania. Abogado católico con buenas relaciones con las autoridades alemanas, veía a mi padre a menudo en su celda de Berlín y lo defendió apasionadamente ante el tribunal, sin mucho éxito. El Dr. Franck acabó siendo también detenido en junio de 1944 y ejecutado en enero de 1945. Ha sido imposible recuperar alguno de sus documentos
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