Búsqueda avanzada de temas en el foro

Resultados 1 al 20 de 68

Tema: Las Sociedades Secretas Del Siglo XIX Y Del XX

Vista híbrida

  1. #1
    tautalo está desconectado Uno más... que no se rinde
    Fecha de ingreso
    04 feb, 07
    Ubicación
    España
    Mensajes
    1,023
    Post Thanks / Like

    Re: Las Sociedades Secretas Del Siglo Xix Y Del Xx

    Y si hasta aquí hemos venido presentando lo poco que sabemos de las sociedades secretas españolas (liberales y anticlericales) del siglo XIX (queda alguna que otra más por ser presentada), va siendo hora de presentar las sociedades secretas españolas del siglo XIX que combatieron, desde la ortodoxia de la fe, a estos enemigos conjurados contra el Trono y del Altar.

    Para eso vamos a ir, primeramente, a la Roma de las postrimerías del siglo XVIII... Cuando, una vez descubierta la amenaza que supone la secta masónica -y los iluminatis de Baviera- las dignidades eclesiásticas, los príncipes,nobles y diplomáticos de Roma, sede del Dulce Cristo en la tierra, se aprestan para dar la batalla a las "fuerzas infernales", al Cuerpo Místico de Satánas -como bien decía el Beato Palau. Entre los prohombres de esta primera contraofensiva figuran el Duque de Módena y el Cardenal Consalvi... Se emplearán, precisamente, contra los carbonarios que, aunque todavía no han sido organizados por Maghella, ya están dando jaque a la Iglesia. Se crea así el SANFEDISMO.

    Pero en España, en la primera mitad del siglo XIX, aparece ÁNGEL EXTERMINADOR, allá por 1827 según J. Felipe Alonso, en 1823 según Jaime Más Ferrer, en 1821 según Gerald Brenan.

    J. Felipe Alonso toma como fecha de aparición la de 1827 por ser en este año cuando el Ángel Exterminador ejecuta a Cayetano Ripoll, maestro anticlerical y revolucionario que, después de ser secuestrado por los agentes de Ángel Exterminador, fue juzgado y condenado a arder en la hoguera por un tribunal secreto. A última hora se conmutó la hoguera por la horca, aunque debajo del patíbulo se colocaron calderos pintados con llamas. Su cadáver fue posteriormente descuartizado y quemado por el pueblo llano que aplaudió la ejecución de este maestro que viciaba a los niños en el descreimiento a la Ley de Dios.

    Hemos de tener en cuenta que el Santo Tribunal de la Inquisición había sido abolido en estas fechas del siglo XIX, pese a que la ministra actual -creo que de Cultura- sostenga lo contrario. Gerald Brenan sostiene la fecha de 1821 como fecha de la fundación de esta sociedad secreta contrarrevolucionaria y dice que en 1834 será cuando despliegue una mayor actividad, bajo la presidencia del Obispo de Osma.

    La otra noticia tangencial que he podido encontrar de la actividad de esta organización contrarrevolucionaria se encuentra en una historia novelada de la vida de Luis Candelas, "Luis Candelas. El bandido de Madrid" de Antonio Espina (1891-1972), pero las tendencias republicanas de este autor hacen pensar que su partidismo sesga forzosamente lo que del Ángel Exterminador nos cuenta.

    Luis Candelas nació en Madrid el 9 de marzo de 1804 y fue ejecutado en 6 de noviembre de 1837, a las doce de la mañana, después de ser reconfortado por los Sacramentos y adjurar de su filiación masónica que tendremos ocasión de comentar siquiera levemente.

    Según Antonio Espina, el lugarteniente de Luis Candelas, Francisco de Villena era agente de Ángel Exterminador. Francisco Villena (alias "Paco el Sastre" y, para las mozas, "el Marquesito") había nacido en Baeza (Reino de Jaén), pero residía desde joven en la villa y corte de Madrid. Con un abultado expediente delictivo, Paco el Sastre y Luis Candelas se conocen en la cárcel y deciden ayuntar esfuerzos con otros como Balseiro para salir airosos en sus robos.

    Se sabe de Luis Candelas que desde muy joven simpatizó con las ideas liberales y, según Eduardo Comin Colomer, fue iniciado en la Logia Libertad número 6, obediente del Grande Oriente de España, con sede en plazuela del Biombo de Madrid. El alias que tomó Luis Candelas para militar en la masonería es sobradamente elocuente: "Temístocles", vencedor de los "persas" en Salamina... Ni que decir tiene qué significaba en Madrid, pues estaba bien reciente, el nombre de "persa": realista.

    En la cárcel, Luis Candelas conocerá a quien más tarde será político liberal, el abogado Salustiano Olózaga. Candelas, alias Temístocles, ayudará al conspirador liberal desde que el demagogo ingresa a prisión el 17 de marzo de 1831. Incluso prepara su fuga. Salustiano Olózaga le pagará tantos favores de su hermano masón Candelas de muy mala manera. Años después en 1837 Olózaga será requerido por el jefe político para identificar a Luis Candelas, tras su detención y varios careos. La ingratitud de Olózaga puede descifrarse como cumplimiento de una consigna dada en el seno de la masonería, pues todo parece indicar que Luis Candelas había caído en desgracia entre sus hermanos masones.

    Pero, estábamos con Ángel Exterminador y volvamos a Paco el Sastre. Según Antonio Espina, el bandido baezano ejerce como sicario del Ángel Exterminador, endosándole a Paco el Sastre la muerte de un caballero catalán en la Fonda de los Leones, siguiendo instrucciones de la sociedad secreta contrarrevolucionaria dado que, en este caso, la presunta víctima hacía las veces de correo para el Grande Oriente. Está por confirmar que esto fuera así y no simple invención de los folletones decimonónicos o de la imaginación de Antonio Espina.

    Lo que sí es un hecho es que el Ángel Exterminador fue una de las sociedades secretas que tuvieron que organizarse para defender el Altar y el Trono, puestos en grave peligro dada la virulencia de las sociedades secretas extranjeras que habían "levantado sus columnas" en España.

    Seguiremos...

  2. #2
    tautalo está desconectado Uno más... que no se rinde
    Fecha de ingreso
    04 feb, 07
    Ubicación
    España
    Mensajes
    1,023
    Post Thanks / Like

    Re: Las Sociedades Secretas Del Siglo Xix Y Del Xx

    Algunas sociedades secretas hubo que no dejaron de ser sino un conciliábulo de mozalbetes. Así la Sociedad Numantina en la que estuvo inscrito el dramaturgo romántico José de Espronceda...

    Pero que sea la pluma de D. Benito Pérez Galdós la que nos los bosqueje:

    "Entre las muchas sociedades más o menos secretas que amenazaron el poder de Calomarde, hubo una que no precisamente por lo temible sino por otras razones merece las simpatías de la posteridad. Llamose de los Numantinos y componíase de mucha y diversa gente. Entre los atrevidos fundadores de ella hubo -56- tres cuyos ilustres nombres conserva y conservará siempre la historia patria: llamábanse Veguita, Pepe y Patricio.
    El objeto de los Numantinos era, como quien no dice nada, derrocar la tiranía. Los medios para conseguir este fin no podían ser más sencillos. Todo se haría bonitamente por medio de la siguiente receta: matar al tirano y fundar una república a estilo griego.
    Retratemos a los tres audaces patriotas, ante cuya grandeza heroica palidecerían los Gracos, Brutos y Aristogitones.
    El primero, Veguita, tenía diez y ocho años y era de la piel de Barrabás, inquieto, vivo, saltón, con la más grande inventiva que se ha visto para idear travesuras, bien fueran una voladura de pólvora, un escalamiento de tapias, una paliza dada a tiempo o cualquier otro desafuero. Su casta americana se revelaba en el brillo de sus negros ojos, en su palidez y en sus extremadas alternativas de agitación e indolencia. Vino de América casi a la ventura. Su madre le envió a Europa para educarse y para heredar. Si esto último no fue logrado, en cambio su nueva patria heredó de él abundantes bienes de la mejor calidad. Pertenecía a la célebre empolladura del colegio de San Mateo, donde dos retóricos eminentes sacaron una robusta generación de poetas. Antes -57- de ser derrocador de tiranos fundó la academia del Mirto, cuyo objeto era hacer versos, y allí entre sáficos y espondeos nació el complot numantino; que en España, ya es sabido, se pasa fácilmente de las musas a la política.
    El segundo, Pepe, tenía quince años. Nació en un camino, entre el estruendo de un ejército en marcha; arrullaron su primer sueño los cañones de la guerra de la Independencia. Creció en medio de soldados y cureñas, y a los cinco años montaba a caballo. Sus juguetes fueron balas. Ya mozo, era mediano de cuerpo, y agraciado de rostro, en lo moral generoso, arrojado hasta la temeridad, ardiente en sus deseos, pobre en caudales, rico en palabra, cuando triste tétrico, cuando alegre casi loco. Educose también en San Mateo con los retóricos y desde aquella primera campaña con los libros, le atormentaba el anhelo de cosas grandes, bien fueran hechas o sentidas. Los embriones de su genio, brotando y creciendo antes de tiempo con fuerza impetuosa, le exigieron acción, y de esta necesidad precoz salió la sociedad numantina. También le exigían arte, y por eso en las sesiones de la asamblea infantil, a Pepe le salía del cuerpo y del alma, en borbotones, una elocuencia inocentemente heroica que entusiasmaba a todo el concurso. Él no pedía niñerías, ni aspiraba a nada menos -58- que a quebrantar las cadenas que oprimían a la patria, empresa en verdad muy humanitaria y que iba a ser realizada en un periquete.
    El tercero, Patricio, tenía como Veguita diez y ocho años. Se le contaba por lo tanto entre los respetables. Era formalillo, atildado, de buena presencia, palabra fácil y fantasía levantisca y alborotada. Sentía vocación por las armas y por las letras, y lo mismo despachaba un madrigal que dirigía un formidable ejército de estudiantes en los claustros de doña María de Aragón. También era orador, que es casi lo mismo que ser español y español poeta. En los Numantinos asombraba por su energía y el aborrecimiento que tenía a todos los tiranos del mundo. Insistía mucho en lo de hacer trizas a Calomarde, medio excelente para llegar después a la pulverización completa de la tiranía.
    Las reuniones se celebraban en una botica de la calle de Hortaleza las más de las veces, otras en una imprenta, y cuando había olores de persecución toda Numancia se refugiaba en una cueva de las que había en la parte inculta del Retiro no lejos del Observatorio. Los mayores de la cuadrilla no pasaban de veinte abriles: estos eran los ancianos, expertos, o maestros sublimes perfectos; que, a decir verdad, la pandilla gustaba de darse ciertos -59- aires masónicos, sin lo cual todo habría sido muy soso y descolorido.
    Si aquello no era inocente lo parecía, porque a lo mejor, los enemigos del Tirano, bien se hallaran en la botica, bien en la novelesca cueva del Retiro, se distraían sin saber cómo de su misión heroica y se ponían a acertar charadas y a representar comedias. Otras veces, cuando alguno de ellos tenía dineros, cosa muy extraordinaria y fuera de lo natural, alquilaban borricos y se iban en escuadrón por las afueras, dando costaladas y buscando aventuras que siempre concluían con alguna pesada chanza de Pepe.
    Fuera o no pueril la sociedad Numantinos, lo cierto es que Calomarde la descubrió y puso la mano en ella, dando con todos los chicos en la cárcel de corte, y metiendo más ruido que si cada uno de ellos fuese un Catilina y todos juntos el mismo Averno. La importancia que dio aquel gobierno menguado y cobarde a la conspiración infantil puso en gran zozobra a las familias. Se creyó que los más traviesos iban a ser ahorcados, y había razón para temerlo, pues quien supo ahorcar a hombres y mujeres, bien podía hacer lo mismo con los muchachos, que era el mejor medio para extirpar el liberalismo futuro. Mas por fortuna Calomarde -60- no gustó de hacer el papel de Herodes, y después de tener algunos meses en la cárcel a los que no se salvaron huyendo, les repartió por los conventos para que aprendieran la doctrina.
    Patricio se escapó a Francia. A Pepe me le enviaron al convento de franciscanos de Guadalajara, y a Veguita le tuvieron recluso en la Trinidad de Madrid. Esta prisión eclesiástica fue muy provechosa a los dos, porque los frailes les tomaron cariño, les perfeccionaron en el latín y en la filosofía, y les quitaron de la cabeza todo aquel fárrago masónico numantino y el derribo de tiranías para edificar repúblicas griegas."

    Capítulo V de "Los Apostólicos", Episodios Nacionales.

    Extraído de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.


LinkBacks (?)

  1. 12/08/2009, 12:56

Información de tema

Usuarios viendo este tema

Actualmente hay 1 usuarios viendo este tema. (0 miembros y 1 visitantes)

Temas similares

  1. Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?
    Por Erasmus en el foro Historia y Antropología
    Respuestas: 203
    Último mensaje: 02/09/2024, 18:25
  2. El liberalismo es pecado
    Por Ordóñez en el foro Política y Sociedad
    Respuestas: 80
    Último mensaje: 21/07/2022, 19:55
  3. Apuntes Socieconómicos Hispanoamérica XVIII
    Por Ordóñez en el foro Hispanoamérica
    Respuestas: 4
    Último mensaje: 27/05/2011, 20:25
  4. Del Sudoeste Español a la Conquista de los Andes
    Por Ordóñez en el foro Hispanoamérica
    Respuestas: 2
    Último mensaje: 22/11/2009, 00:12

Permisos de publicación

  • No puedes crear nuevos temas
  • No puedes responder temas
  • No puedes subir archivos adjuntos
  • No puedes editar tus mensajes
  •