La policía rumana tuvo que intervenir en Targoviste (a 100 kilómetros al Norte de Bucarest) para impedir que la esposa de Marian Mitrita, el rumano que se quemó a lo bonzo en Castellón hace un mes, fuera linchada por los parientes de su marido.

Cientos de familiares y vecinos que asistieron a la llegada del ataúd del suicida en la citada localidad quisieron linchar a la esposa del fallecido, a la que culpaban de no haber hecho todo lo necesario para impedir la trágica muerte del hombre. Sus restos fueron repatriados en la noche del miércoles a Targoviste, donde se celebrará el entierro. El Consejo Departamental de Dambovita (la autoridad local) pagó los 4.200 euros para el transporte del cuerpo.

Mitrita viajó a España, junto a su esposa y sus dos hijos, a causa de la pobreza, tras vender todos sus bienes y pedir dinero prestado a algunos conocidos. El fallecido, de 44 años de edad, no tenía permiso de residencia ni empleo estable en España y denunció que fueron unos compatriotas los que le prometieron un puesto de trabajo legal en Castellón, algo que no cumplieron. También relató que le habían robado el último dinero recogido para pagar el viaje de vuelta para él y su familia.