Que no nos hagan perder los nervios estas atroces noticias, compañeros. Tomémoslo con filosofía y buen humor, ya que por ahora es imposible otra cosa y, más aún, cuando la Iglesia católica, a la que tanto se defiende en estas páginas, nos aconseja prudencia y tolerancia. Quizá ella ya esté haciendo la cama para acomodarse a los tiempos que se avecinan; pues, como es sabido, la Iglesia, para mayor gloria de Dios, siempre estuvo al lado del más fuerte.
- Pobrecitos, pobrecitos.-
Dicen nuestros gobernantes,
que quieren ganarse el cielo
a costa del inmigrante.
-Hagámosles pues, un hueco
en nuestra España plural.
¡Viva la divercidad
de la que somos bandera!
Y que vengan a nosotros
todo aquel que quiera y pueda.-
Pobrecitos, pobrecitos...
¡También son hijos de Dios
los moros y los negritos!
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