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Tema: Don Miguel de Unamuno, coronel del Requeté

  1. #1
    Avatar de Hyeronimus
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    Don Miguel de Unamuno, coronel del Requeté

    DON MIGUEL DE UNAMUNO, CORONEL DEL REQUETÉ


    Miguel de Unamuno

    EL TRADICIONALISMO EMERGENTE DE UNAMUNO EN LOS ÚLTIMOS MESES DE SU VIDA

    El falangista Eugenio Montes Domínguez (1900-1982) tuvo un cordial trato con D. Miguel de Unamuno. Al menos así fue -según fehaciente testimonio- durante los meses críticos que van de julio a diciembre de 1936. Y a Eugenio Montes se lo leí, sí: Unamuno... Coronel carlista. Sin que ahora recuerde con exactitud el pasaje (concédame esta licencia el lector). ¿Cómo fue eso?

    Sabido es que el polémico D. Miguel de Unamuno y Jugo (1864-1936) residía en Salamanca cuando en esas estalló el conflicto. De todos es conocida la anécdota -propalada por las izquierdas con el avieso propósito de difamar la memoria de Millán Astray; nos referimos, como es obvio, al famoso enfrentamiento que se produjo entre el escritor vasco y el fundador de la Legión. Y todo aquello se armó a cuentas del grito de exaltación tanática de Millán Astray. Unamuno, viejo y con el pie en el estribo, reaccionó contra aquel grito legionario de "¡Viva la muerte!", pues no tuvo que hacerle ni pizca de gracia a quien mascaba la muerte a lo largo de toda su vida.

    El incidente tuvo lugar en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca, el día 12 de octubre de 1936. Pero como Unamuno había brindado su apoyo intelectual al Alzamiento Nacional del 18 de julio, los manipuladores de la Historia quieren presentarnos este enfrentamiento como la ocasión oportuna en que para Unamuno se produjo una inflexión y, así, por magia borragia, el eminente intelectual podría ser recuperado por las izquierdas antifranquistas, ocurriendo, a causa de dicho episodio, la ruptura de Unamuno con la causa nacional. Si en principio el intelectual bilbaíno se había adherido a los sublevados (algo que causa horror a los biempensantes y que no pueden digerir), después de aquella zapatiesta que se montó, Unamuno (remachan los antifranquistas de convicción o conveniencia) se convirtió -arrepentido- a los postulados que sostienen los enemigos de Franco. Todo esto es, como comprenderá el lector, muy difícil de saber a ciencia cierta (tendríamos que haber estado en la conciencia de Unamuno o tendríamos que cotejar el testimonio que pudo dejar por escrito).

    Como no es el caso de estar nosotros en disposición de resolver esta incógnita ideológica tan particular, tenemos que remitirnos a lo poco que sabemos de aquellos días y, en ese sentido, sí que existen documentos de personas que vivieron en Salamanca por aquellas calendas y que contribuyen a hacernos idea de lo que pasaba por la mente de Unamuno. Es el caso -no es el único- de Eugenio Montes. De lo que dan fe todos esos testigos es que, al margen del encontronazo con Millán Astray, Unamuno siguió en compañía de jóvenes que militaban contra la 2ª República: fueron falangistas los que llevaron su ataúd al hombro. Y en aquellos meses postreros de su vida, falangistas -como el mismo Montes, también parece que algunos requetés- frecuentaron el trato con el viejo Rector de la Universidad de Salamanca.

    Eugenio Montes nos ha revelado que, a diferencia de lo que podríamos imaginarnos, Miguel de Unamuno era muy poco popular en Salamanca. Y esa soledad no había sido decretada a raíz de aquel lamentable suceso del 12 de octubre de 1936, pues cuando todavía Unamuno podía pasear por Salamanca -antes de aquella diatriba con Millán Astray- Unamuno estaba solo: "...en verdad los salmantinos le hacían muy poco caso. Ni siquiera le quitaban el sombrero." -dice Montes.

    Sin embargo, cuenta Montes que había un cabo andaluz que, cuando divisaba la noble figura del vasco, salía de la garita y se le cuadraba, haciéndole saludo militar y diciéndole las más de las veces:

    -Tenga usted buena tarde, señor coronel.

    A Unamuno aquella cortesía del andaluz y aquel respeto militar lo confortaban de tanta incomprensión e indiferencia. Y le confió Unamuno a Eugenio Montes que aquel cabo andaluz estaba absolutamente convencido de que Unamuno era un viejo coronel carlista retirado. Ni figura ahidalgada le faltaba a quien llevaba en la cara el sello de la noble estirpe vasca que, en aquellos tiempos, era afamada por ser mayoritariamente carlista... Y tampoco podía faltarle casta de carlista a quien escribió la mejor novela sobre la tercera guerra carlista de todas las escritas: "Paz en la guerra".

    La coronalía carlista de Unamuno es, por lo tanto, una simpática anécdota. De esas que Unamuno, el incorformista vitalicio, denominaría "intrahistórica". Pero lo que más tiene que hacernos pensar es que el mismo Eugenio Montes -falangista, no carlista- nos revelara que Miguel de Unamuno y Jugo, en sus últimos meses de vida, tenía siempre en los labios este trilema:

    DIOS, PATRIA Y LEY

    "...en un tris de pronunciar R por L" -añade Montes.

    LIBRO DE HORAS Y HORA DE LIBROS
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  2. #2
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    Re: Don Miguel de Unamuno, coronel del Requeté

    Según testigos presenciales, Millán Astray nunca gritó "¡Viva la muerte!". Ese supuesto grito parece ser un "embellecimiento" izquierdista de la historia. Sí gritó "¡Abajo la intelectualidad traidora!" ( y no "¡Abajo la inteligencia!", como normalmente se cita).

  3. #3
    Avatar de Hyeronimus
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    Re: Don Miguel de Unamuno, coronel del Requeté

    No me extraña nada, sabiendo cómo tergiversan la Historia. Siempre he tenido mis dudas respecto a lo que realmente se dijo, ya que lamentablemente no existen grabaciones, y hay bastantes versiones del asunto. El lema legionario "Viva la muerte" tiene su significado y su razón de ser, y también su contexto, que no era evidentemente el de la anécdota en cuestión. Por eso siempre desconfío. Como también he desconfiado siempre del famoso "Vivan las cadenas" que, según dicen, gritó el pueblo a la vuelta de Fernando VII. Para mí, o es una leyenda sin fundamento, o si se dijo se hizo irónicamente (como diciendo: "pues si esto son cadenas, vivan las cadenas, y no la supuesta libertad que nos quieren hacer tragar los liberales"). Y es que, como decía el otro día el maestro Tautalo, el pueblo era sabio antes de que lo convirtieran en masa.
    Última edición por Hyeronimus; 10/01/2012 a las 14:24
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  4. #4
    Aliocha está desconectado Miembro graduado
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    Re: Don Miguel de Unamuno, coronel del Requeté

    Amo la literatura de Unamuno, y lo que más amo de el son sus textos filosóficos como "el sentimiento trágico de la vida" y "la agonía del cristianismo". Ya me imaginaba que este insigne filósofo y escritor era tradicionalista, carlista, católico y patriota hispanista, y no es necesario remontarse a la anécdota histórica del percance que tuvo con el militar Millan Astray para enterarse de sus ideas en cuanto a política y religión, la mejor fuente son sus ensayos filosóficos como el "sentimiento trágico de la vida" y "la agonía del cristianismo" para darse cuenta que el era ferviente católico y además un gran patriota que amaba la tradición católica de España. Yo no creo que Unamuno haya sido progresista, de izquierda, laicista o ateo, solo hay que leer sus ensayos filosóficos para darse cuenta que tenía una gran fé religiosa y un profundo amor a España.

  5. #5
    Avatar de Donoso
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    Re: Don Miguel de Unamuno, coronel del Requeté

    Cita Iniciado por Scolastica Ver mensaje
    Según testigos presenciales, Millán Astray nunca gritó "¡Viva la muerte!". Ese supuesto grito parece ser un "embellecimiento" izquierdista de la historia. Sí gritó "¡Abajo la intelectualidad traidora!" ( y no "¡Abajo la inteligencia!", como normalmente se cita).
    Me suena que hace unos años una ¿nieta? ¿sobrina? (no recuerdo bien) de Millán Astray escribió al ABC contando la anécdota completa. Si alguien la encuentra que la ponga.
    Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.

    Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI


  6. #6
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    zorro_rommel está desconectado Miembro graduado
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    Re: Don Miguel de Unamuno, coronel del Requeté

    No lo sé muy bien, pero es verdad que de los que esribieron el encuentro apenas habia creo que dos testigos presenciales que escribieron el tema y los dos decían que habia tanto alboroto que apenas escucharon nada. El discurso de Unamuno si que me parece más ficticio que otra cosa, quiero decir que pongamonos en situación. Hay mucho jaleo, están a X distancia, las personas se han leantado, hay gritos... No da tiempo a una respuesta tal y en caso de serla, no hubiera dando oido para que alguien la trascribiera.

    Yo me quedo con la anécdota de trifulca y con un "Viva la muerte, muera la inteligencia traidora" lo que dijera Unamuno pues no estoy seguro de si él mismo escribió acerca de lo que dijo. Para mi se queda en un "dijo algo y no sé muy bien el que sería".


    Me parece muy aventurado decir que pasó, de la misma forma que podría ser aventurado hablar de muchos temas históricos que no son más que carnaza para el sensacionalismo histórico, que cada vez se acerca más a la prensa rosa.

  7. #7
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    Re: Don Miguel de Unamuno, coronel del Requeté

    A ver, estimado Aliocha, antes de decir que Unamuno era tradicionalista, carlista, patriota y católico habría que matizar mucho. Lo que sí tengo claro es que era un alma confusa y atormentada que buscaba sinceramente la Verdad, buscaba a Dios, en medio de un mar de dudas y contradicciones. Por eso en sus escritos se puede encontrar de todo, incluso barbaridades. Pero precisamente por esa inclinación que tenía podía percibir destellos y gravitar a veces en torno al tradicionalismo y tuviera amigos en el bando nacional. Y más hacia el final de su vida, porque fuera comprendiendo más la verdad, y más aún en vista de la situación del momento. Y además, a su manera, amaba a España, y nadie que lo haya leído lo puede negar. La enécdota de su muerte, en el momento de pegar el puñetazo en la mesa, es muy significativa.

  8. #8
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    Re: Don Miguel de Unamuno, coronel del Requeté

    Sobre el episodio del paraninfo de la Universidad de Salamanca:

    23 MARZO 2016 • ¡VIVA LA VIDA! ¡VIVA LA INTELIGENCIA!
    Moisés Domínguez Núñez - Ángel David Martín Rubio
    Millán Astray con Unamuno. No contra Unamuno

    Milllán Astray fotografiado por Jalón Ángel
    La personalidad de José Millán-Astray y Terreros (La Coruña, 5 de julio de 1879 – Madrid, 1 de enero de 1954) ha sido objeto de caricatura hasta el extremo.
    La brillante y, al mismo tiempo provocadora, figura del General ha sufrido la deformación con falsos clichés llenos de lugares comunes y la historiografía al respecto se limita muchas veces a prodigar los adjetivos peyorativos en torno a su figura, especialmente en lo que se refiere a los meses en los que se convirtió en improvisado dirigente de la propaganda afín al bando nacional. Afortunadamente, los datos aportados por otros autores permiten situar en sus justos limites al fundador de la Legión Española (Cfr. Luis Eugenio TOGORES, Millán Astray: Legionario, Madrid: La Esfera de los Libros, 2003).
    Apoyados en diferentes documentos gráficos, hoy queremos hacer algunas precisiones acerca de este militar cojo, manco y tuerto, sí, y con un alma legionaria que se sobreponía a cualquier limitación física al grito de: ¡A MI LA LEGIÓN!
    En julio de 1936 oyó ese grito de socorro. El 14 de marzo había pasado al Cuerpo de Inválidos Militares y obtenido licencia para viajar a Argentina y otras repúblicas hispanoamericanas. Al tener noticia del Alzamiento no dudó en dejar su plácida situación en Buenos Aires para venir a ponerse bajo las órdenes de su íntimo amigo desde los tiempos fundacionales de la Legión: Francisco Franco.
    Al llegar a Sevilla, vía Lisboa, a principios de agosto de 1936, participó en el acto de reposición de la bandera nacional el día 15 e, inmediatamente, Franco le encomendó una misión de suma importancia desde el punto de vista simbólico y organizativo, al ponerle al frente de un incipiente gabinete de propaganda. Con toda razón, el general Franco consideraba que el prestigio y la capacidad de movilización de Millán Astray servirían para afianzar la causa nacional en toda la zona controlada por los alzados. De cómo llevó a cabo esta tarea, da idea el hecho de que –como fruto de ella- inició su andadura en Salamanca Radio Nacional de España, emisora que ha sobrevivido a cambios de régimen y de gobiernos.
    No es nuestro objeto explayarnos en relatar la hiperactividad desarrollada por Millán Astray, en esos primeros meses de guerra y eso que los historiadores suelen referirse de forma genérica y sin muchos detalles a lo ocurrido en las semanas posteriores a su incorporación a la España nacional. En cambio, se centran en su actuación en el entorno del nombramiento de Franco como Generalísimo y Jefe del Estado y a partir de su traslado a Salamanca. Baste apuntar que, desde agosto a octubre recorrió las principales capitales de la retaguardia nacional como Sevilla, Pamplona, Zaragoza, Logroño, Lugo, Álava, Cáceres y Salamanca. Sus discursos encendidos y llenos de patriotismo enaltecían a la población y a los soldados insuflando unos ánimos tan necesarios ante lo incierto de la situación en estos primeros meses.
    Millán Astray en Cáceres
    A mediados de Septiembre de 1936 tenemos la primera noticia de su estancia en Cáceres y sobre su actividad en esta capital extremeña y en Salamanca se centrará nuestro trabajo.
    Arrancamos de una imagen que consideramos de primera importancia histórica en el estudio de la Guerra Civil en Extremadura y que puede ponerse en relación con una de las mayores incógnitas del conflicto: el episodio que tuvo por protagonistas al propio Millán Astray y a Miguel de Unamuno en Salamanca, apenas un mes después. Esta fotografía ha sido recientemente publicada en un artículo firmado por Miguel Ayanz en El Español, que hace referencia a los cambios en el callejero madrileño promovidos desde la ideología de la memoria histórica. Entre los personajes ahora objeto de revancha se cuenta el propio general Millán Astray.
    El lugar en el que se hizo dicha fotografía en 1936 nos resultó fácilmente identificable pues se trata de la calle Condes de la ciudad de Cáceres, con el Palacio de los Golfines de Arriba al fondo en cuyo balcón ondea la bandera nacional. En la página de Ullstein bild donde consta la licencia de uso de esta fotografía vemos también la torre del palacio de los Golfines que no aparece en la imagen del artículo publicado por El Español.
    Se trata, por tanto, de la primera fotografía conocida de Millán Astray en Cáceres, cuando el general Franco instaló en esta ciudad su Cuartel General entre los días de agosto y septiembre de 1936.
    Foto de Millán Astray saliendo del cuartel general de Franco (pulse sobre el enlace)
    Artículo publicado en El Español (pulse sobre el enlace)
    Cáceres: Calle del Conde con el Palacio de los Golfines al fondo. Lugar donde fue captada la fotografía de Millán Astray y sus acompañantes.
    Acerca de las vicisitudes de la estancia del general Franco en la capital cacereña puede verse en este enlace el trabajo que realizamos uno de los firmantes de este artículo, Moisés Domínguez, en colaboración con el historiador extremeño Antonio Manuel Barragán Lancharro y que fue presentado en los Coloquios Históricosde Extremadura (Trujillo, 2010): “Algunas notas sobre la estancia del general Franco en Cáceres en agosto y septiembre de 1936 y las imágenes recuperadas de René Brut”. Ya se apuntaba allí la presencia del General Millán Astray en Cáceres haciéndose eco de la noticia publicada en el periódico local La Falange el 17 de septiembre de 1936:
    «Coincidiendo la estancia en nuestra ciudad del heroico General Millán Astray con la del jefe de las Centurias sevillanas, nuestro querido camarada Modesto Díaz de León, que fue legionario cuando aquel mandaba la Legión, quiso saludar a su antiguo Coronel.
    Fue un acto de fraternal afecto entre un soldado y su jefe, que sin duda recordaban los días de lucha y de alegría, pasados en los campos africanos. Paseaba nuestro camarada por la Plaza Mayor, cuando llegó a su conocimiento que el heroico general estaba en el Círculo de Artesanos.
    Corriendo fue a saludarlo, y tras solicitar audiencia fue recibido en el acto. Nuestro camarada, cuadrado y mano en alto, se presentó ante su general […]».
    El encuentro del comandante Díaz de León con Millán Astray se tuvo que realizar la tarde del 12 o del 13 de septiembre, pues fue la fecha en que las dos compañías sevillanas pernoctaron en Cáceres de acuerdo con las Memorias póstumas del soldado Manuel Barco López – 2ª Compañía Batallón de Voluntarios de Sevilla
    – “Sevilla, 11 septiembre 1936.- Salimos a las 6 de la mañana y llegamos a Cáceres a las 9 de la noche, desfilando por la Capital en medio de aclamaciones y vivas a España, y cuando llegamos al cuartel comimos en el patio. El día 12 hicimos instrucción y salimos a las 2 de paseo y me bañé en la piscina, pues hacía mucho calor. El día 13, a la estación porque venía la otra compañía que nos faltaba y nos reunimos el batallón. El día 14 salimos de Cáceres a las 10 de la mañana y estuvimos todo el día en el tren, donde comimos, llegando a Talavera a las 9 de la noche con mucha lluvia….
    Los acompañantes del General
    Volviendo a la imagen objeto de nuestra atención, el General va flanqueado a su derecha por un requeté y a su izquierda por un falangista, cerrando la comitiva un legionario armado con un mosquetón ¿Quiénes eran esos personajes? ¿Cuál era su cometido?
    La respuesta a estas preguntas sorprenderá al lector. Pero hubo que multiplicar la consulta a la bibliografía y las hemerotecas, contando, además, con la ayuda inestimable de amigos a quienes agradecemos su colaboración.
    La primera sorpresa fue comprobar que los acompañantes de Millán Astray no pertenecían al entorno cacereño ni al del Cuartel General de Franco sino que estaban directamente vinculados al militar legionario. Es más, aquella escota no era provisional ni improvisada sino que en todas las imágenes que hemos ido recuperando salen detrás del general Millán Astray o flanqueándolo. De especial importancia a este respecto son las realizadas por el Capitán de la aviación legionaria italiana Vincenzo Dequal en el aeródromo militar de Cáceres el 24 de Septiembre de 1936 y que se pueden ver en este enlace:


    Por último, son numerosos los historiadores que aluden a la presencia de Millán Astray en Cáceres el 27 de septiembre, la histórica noche de la liberación del Alcázar de Toledo. En ese momento, organizó junto con el jefe provincial de Falange, capitán Luna, una manifestación y cuando Franco se asomó al balcón del Palacio de los Golfines fue presentado por el propio Millán Astray y por Yagüe como el futuro aglutinador de los poderes militares y civiles. El hecho se consumó al día siguiente en Salamanca.

    Proseguimos buscando más imágenes que nos aclararan quiénes eran los acompañantes de Millán Astray y volvimos a encontrarlos, ahora en una foto de estudio, del prestigioso salmantino Venancio Gombáu y que se reproduce en este enlace que la data en 1937. En ella, el legionario aparece flanqueado por el mismo falangista y requeté que le acompañaban en Cáceres. Una foto importante por los detalles que permite precisar acerca de la indumentaria de sus protagonistas.
    Al igual que en la foto de Cáceres, el falangista lleva los cordones que eran preceptivos en los mandos, de acuerdo con la prescripción de José Antonio el 19 de octubre de 1934:
    «Los militantes que desempeñen los puestos políticos de Jefe Nacional, miembros del Consejo Nacional, Secretario General Jefe de Servicio, Jefe Territorial, Jefe Provincial y Jefe de las JONS [*], llevarán como distintivo un cordón de unos siete milímetros de diámetro, rojo y negro en espirales alternadas, desde la hombrera derecha hasta el segundo botón de la camisa» (cit. por José Luis JEREZ RIESCO, En busca del Acta perdida. Los consejos nacionales de la Falange presididos por José Antonio, Madrid: Ediciones Barbarroja, 2012, pág. 191. Jefe de las JONS era el que estaba al frente de una de las organizaciones locales)
    Además, tanto en el gorrillo como debajo del haz bordado en el bolsillo, ostenta el yugo de plata propio de los jefes de bandera en las milicias de Falange. Esta última distinción no aparece en la foto de Cáceres.
    A su vez, el requeté lleva una boina con dos estrellas de cinco puntas lo que nos lleva a atribuirle la condición de Teniente. En la camisa, justo encima de la flor de lis, se observa una barra horizontal de plata.
    En conclusión, estamos ante una escolta de categoría relativamente alta, representativa de las dos organizaciones que habían protagonizado la movilización del voluntariado en zona nacional y sometidas anticipadamente a una “unificación”, al menos simbólica, al poner sus servicios a disposición de Millán Astray. Al igual que el legionario citado, ambos mandos de la Falange y del Requeté acompañaban al General en todos sus actos oficiales como vemos en las imágenes de los mismos:
    Pamplona
    Fuente. Hemeroteca Digital
    Logroño
    Fuente. Hemeroteca Digital
    Zaragoza: Cuartel de caballería de Castillejos
    Fuente
    12 de octubre en Salamanca
    Pero la mayor sorpresa, y la que en buena parte ha motivado y orientado esta investigación, fue comprobar que los protagonistas de nuestra historia fueron testigos de excepción del episodio vivido el 12 de Octubre de 1936 en el paraninfo de la Universidad de Salamanca y acerca del que tanto se ha escrito, especialmente para desacreditar al bando nacional y a sus referentes ideológicos. Y es que los tres: falangista, requeté y legionario aparecen impávidos en la histórica fotografía que recoge el momento en que Unamuno abandona el edificio acompañado por el Obispo de Salamanca, don Enrique Pla y Deniel, todos ellos captados por la cámara en medio de una abigarrada multitud que saluda brazo en alto y parecen gritar consignas: una escenografía muy similar a la de tantos actos del momento recogidos por la prensa.
    (1) Unamuno
    (2) Obispo Pla y Deniel
    (3, 4 y 5) Acompañantes habituales de Millán Astray

    Podemos aducir al respecto unas palabras del periodista Jon Juaristi:
    «En mi biografía de don Miguel (Taurus/Fundación Juan March, 2012), aduje que, en la fotografía tomada a la salida del paraninfo, el anciano rector aparece rodeado de jóvenes falangistas que cantan o gritan consignas brazo en alto, pero no lo acosan ni intimidan. Más bien parecen darle escolta. ¿De quién o quiénes lo protegen? Obviamente, del general Millán Astray y de sus legionarios.
    En su recientísimo libro –Historias de falangistas del sur de España. Una teoría sobre vasos comunicantes (Renacimiento, 2015), Alfonso Lazo Díaz observa exactamente lo mismo en la fotografía de marras. Diputado socialista desde 1977 a 1996, Lazo volvió a sus tareas en la Universidad de Sevilla como profesor e investigador».
    Es decir, que tan Jon Juaristi como Alfonso Lazo hacen una afirmación, a nuestro juicio sustancial, y que compartimos: que los jóvenes falangistas no acosan ni intimidan a Unamuno sino que gritan sus consignas y saludan brazo en alto, todo ello con más entusiasmo que agresividad.
    Ahora bien, a la luz de lo que venimos exponiendo, la segunda parte de la cuestión tiene que recibir una respuesta radicalmente distinta. Y es que no solamente los falangistas no estaban protegiendo a Unamuno «del general Millán Astray y de sus legionarios» sino que eran éstos -y más concretamente la propia guardia personal y de confianza de Millán Astray- la que está ejerciendo con eficacia sus funciones de facilitar el acceso de la ilustre comitiva al vehículo dispuesto al efecto. Se puede comprobar, en efecto, que junto al coche, al que ya habría subido la esposa del Generalísimo, Carmen Polo (quien a instancias del propio Millán Astray sacó cogido de su brazo a Unamuno) aparecen el falangista, el requeté y el legionario que hemos visto, sistemáticamente junto el general en sus actos oficiales durante los meses de agosto y septiembre de 1936.
    En síntesis, esta fotografía -poniéndola en relación con las que vimos en Cáceres y en tantos otros lugares- viene a respaldar la versión del suceso de Salamanca que da el propio Millán Astray y que, sustancialmente, fue expuesta por Luis E. Togores en su biografía del General (cfr. ob. cit. págs.. 202-203). Resulta también coincidente con los datos aportados por otros testigos presenciales. Así, José María Pemán recuerda que Unamuno se despidió de él «y ello demuestra que el ambiente no era tan arrebatado…» (ABC, Madrid, 26-noviembre-1964, pág. 3: La verdad de aquel día) y Ximénez de Sandoval califica la interrupción de Millán Astray «en tono de arenga militar» y rematada con el «¡mueran los intelectuales!». Pemán y Sáinz Rodríguez protestan… y el General rectifica: «¡los malos intelectuales!». Doña Carmen Polo de Franco sale del brazo de Millán Astray, con Unamuno al otro lado; los dos la despiden. «Millán se volvió a Unamuno y, como si nada hubiera pasado, dijo: ¡bueno, don Miguel, a ver cuándo nos vemos! Cuando usted quiera, mi general. Se dieron la mano. Y Millán, sin soltar la del glorioso escritor, gritó: ¡vamos, muchachos, el himno de Falange!» (cit. por José María GARCÍA ESCUDERO, Historia política de las dos Españas, Madrid: Editora Nacional, 1976, 1493-1484). Es fácil entender que los presentes respaldaron la invitación del general y continuaron cantando el Cara al Sol mientras doña Carmen y Unamuno flanqueados por el Obispo de Salamanca salían del edificio universitario para dirigirse al coche oficial de la esposa del Generalísimo, que habría de conducir a Unamuno a su domicilio. El momento previo a que éste se subiera al vehículo es el inmortalizado por la fotografía que venimos glosando.
    Es decir, no estamos ante la imagen de un enfrentamiento entre la inteligencia de Unamuno y la supuesta sin razón de Millán Astray, sino en la acertada resolución de un momento de tensión del que, eso sí, supieron sacar partido aquellos sectores de la España nacional que estaban descontentos con el apoyo que el rector salmantino había dado al Alzamiento Nacional dado el ideario heterodoxo y el carácter intempestivo del profesor. En efecto, fue en el Casino de Salamanca y por la tarde del mismo día donde sí abuchearon Unamuno y su destitución como Rector se debió a una iniciativa académica en la que no cabe atribuir ninguna iniciativa al Cuartel General y menos aún al propio Franco. El 31 de diciembre del mismo año fallecía Unamuno y su cadáver fue llevado a hombros de falangistas que dieron respaldo de oficialidad a su entierro. Pocos días antes, desde las páginas de ABC, el Marqués de Mondéjar, monárquico alfonsino vinculado al grupo de Acción Española, había glosado elogiosamente la exclamación de Millán Astray: (ABC, Sevilla, 15-diciembre-1936, págs.3-4: El oportunismo intelectual)
    La identidad de los protagonistas
    Llegados a este lugar, era obligado tratar de desvelar la identidad de estos tres inesperados protagonistas de una jornada histórica.
    Después de tantear diversos parecidos físicos y de buscar indicios a partir de su indumentaria, y de consultar la más diversa prensa de la época, finalmente la primera página del periódico El Progresopublicado en Lugo el jueves 10 de septiembre de 1936 nos dio el nombre de los ayudantes del General Millán Astray en una crónica de su visita a la ciudad citada. Se trataba de: «un jefe de Falange Española de Burgos, don Antonio Ortiz, el teniente de requetés de Navarra don Agustín Sánchez y el antiguo legionario don Primitivo Murga. En otros dos coches seguía la escolta, formada por guardas civiles de Burgos, cinco falangistas y varios requetés de Navarra»
    A continuación exponemos algunos datos que hemos logrado compilar sobre ellos

    • Antonio Ortiz de Estringana, jefe de Bandera y ayudante de la Jefatura Nacional de Primera Línea en abril de 1937, intervino en el proceso de Hedilla que lo consideraba uno de sus enemigos (cfr. Joan Maria THOMAS, El gran golpe, Barcelona: Debate, 2014, pág. 70). En el transcurso de la guerra llegó a alcanzar la graduación de Teniente honorario de Infantería con destino en la Cuarta Bandera de FET de Castilla y, al terminar la contienda, le fue concedida la Medalla Militar (ABC, Sevilla, 29 de agosto de 1939, pág. 15) por su destacada actuación cuando era capitán en el asalto a la cota 1205, próxima al Alto de las Celadas, en el frente de Teruel. El 17 de enero de 1938 se adelanta con cuatro falangistas voluntarios y arrancando personalmente los piquetes de la alambrada puso el pie el primero en la trinchera contraria, combatiendo al enemigo con bombas de mano y haciendo así posible la ocupación de la posición por el resto de la Bandera y el Tabor (cfr. Rafael CASAS DE LA VEGA, Las Milicias Nacionales, 2, Madrid: Editora Nacional, 1977, pág. 597). Con el nombre de “Antonio Ortiz Estringana” figura un caído en la relación nominal correspondiente a la ciudad de Burgos aunque no podemos precisar en qué circunstancias ni fecha se produjo la muerte de nuestro protagonista y si se trata de la misma persona.
    • El Teniente de Requetés de Navarra: Agustín Sánchez Echevarría, también sería nombrado Teniente honorario.

    Documento en el que aparece una fotografía y la firma del legionario Primitivo Murga (Centro de Historia y Cultura Militar. Archivo Intermedio Militar de Ceuta)

    • El Legionario: Primitivo Murga Uribe, según consta en su Hoja de Servicios, en 1936 estaba destinado en la 11 Cª de la IV Bandera de la Legión. Es decir ,la que entró en Badajoz por la brecha de la muerte despues de la 16 Cª del capitán Perez-Caballero. Conocemos una fotografía de este legionario hecha en la Torre de Espantaperros de Badajoz el 17 de agosto de 1936 junto a un falangista que enarbola una banderola blanca: Juan de Diego Soto-Sánchez. Se trata del mismo falangista que acompaño a René Brut y que sale en al menos dos escenas de las que filmó el francés en El Ronquillo y Almendralejo. Esta foto fue publicada el 18 de agosto de 1936 en el Diario de Lisboa con el siguiente subtítulo: «La bandera blanca que fue izada para la rendición de Badajoz en la torre de Espantaperros».


    Para concluir, hacemos nuestras las palabras de José María Pemán en el artículo antes citado:
    «Ni Unamuno ni Millán Astray eran hombres a los que les gustara pasar inadvertidos en una sesión en la que hubo con tanta abundancia, ovaciones y entusiasmos. Los dos estaban acostumbrados a exponer el pecho a cuerpo limpio, el uno a las ideas contrarias y el otro a las balas enemigas… Eran dos españoles. Dios los tenga en su gloria, en el lugar que reserva a los santos y mártires de la vehemencia española».
    También coincidimos con el profesor Togores en su juicio sobre el episodio del 12 de octubre en Salamanca que careció de verdadera importancia en el remolino de la Guerra Civil.
    En efecto, si bien pudo ser manifestación de tensiones entre las diversas corrientes ideológicas que confluyeron en el bando nacional, algunas de las cuales lo aprovecharon para marginar a Unamuno, ha sido sometido a una lectura e interpretación muy distinta a la realidad de lo acontecido y la intervención de Millán Astray en el mismo ha sido utilizada sesgada y unilateralmente por la publicística posterior para demonizar y desacreditar al bando nacional.
    Esperamos que estas imágenes, verdaderamente históricas, y las conclusiones que arrancan de una fotografía hecha en Cáceres, sean valoradas en su justa medida por un mundo académico como el extremeño, ayuno de estudios científicos de cierta relevancia relativos a la Guerra Civil.
    Moisés Domínguez Núñez - Ángel David Martín Rubio

    http://desdemicampanario.es/2016/03/23/millan-astray-con-unamuno-no-contra-unamuno/

    Trifón dio el Víctor.
    «¿Cómo no vamos a ser católicos? Pues ¿no nos decimos titulares del alma nacional española, que ha dado precisamente al catolicismo lo más entrañable de ella: su salvación histórica y su imperio? La historia de la fe católica en Occidente, su esplendor y sus fatigas, se ha realizado con alma misma de España; es la historia de España.»
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    LOS DOCUMENTOS QUE MUESTRAN LA FALSEDADLa mentira del enfrentamiento entre Unamuno y Millán Astray en Salamanca

    noticias / 24 Febrero, 2017 - 00:00La tradición historiográfica de la izquierda lleva ochenta años repitiendo la mentira del enfrentamiento entre el rector de la Universidad de Salamanca en 1936, Miguel de Unamuno, y el fundador de La Legión, el general Millán Astray. Según esta falsedad, inventada por primera vez en el ABC republicano de Madrid en plena Guerra Civil, los dos se enfrentaron a la conclusión del acto del día de la Hispanidad, el 12 de octubre de 1936. Cuentan que en su discurso de clausura del acto, el rector Unamuno dijo aquello de “venceréis pero no convenceréis”, a lo que el legionario habría contestado con Un “Viva la muerte, mueran los intelectuales”. Y que entre el alboroto y el intento de agresión al literato por parte de legionarios y falangistas, la esposa de Franco, Doña Carmen Polo, tuvo que dar el brazo a Unamuno para acompañarle, a salvo hasta su coche.
    La versión, que tardó un año en ser publicada en aquel diario monárquico de Madrid incautado por los republicanos, es falsa. Ya lo dejó claro Eugenio Vegas, que asegura que Astray jamás interrumpió el discurso de Unamuno y que lo que verdaderamente gritó, una vez terminado el acto fue “¡Muera la intelectualidad traidora!” y que, lejos de ser una crítica a Unamuno, fue un acto de apoyo a las palabras del intelectual y a las de José María Pemán y el historiador José María Ramos, que le habían precedido en la tribuna con duras críticas a intelectuales como Azaña y quienes se habían vinculado al Frente Popular.

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    La Gaceta recupera ahora un documento, la publicación de la crónica y las fotografías del acto que apareció el día 13 de octubre de aquel 1936 en el periódico El Adelanto, de Salamanca, realizada por varios redactores que estuvieron presentes en el acto.
    La crónica deja claro como Unamuno y Millán Astray mantuvieron una muy buena sintonía durante todo el acto y que, a pesar de que se ha pretendido manipular con la intervención de Doña Carmen Polo, ésta salió del brazo de Unamuno por indicación del general.

    La realidad es que la esposa de Franco había llegado unos minutos tarde al acto, y no había sido acompañada a su sitio por Unamuno, que ya había ocupado la presidencia. En su lugar, fue Astray quien acudió a recibirla y la acompañó, del brazo, hasta el lugar que debía ocupar. Se había acordado que entraría con Unamuno y saldría con el legionario. Pero como a la entrada la había acompañado Millán Astray, el general le indicó a Unamuno que debía ser él quien la acompañase a la salida. Es más, tras el intelectual y Doña Carmen, iba el propio militar.
    La fotografía que reproduce este diario en este artículo muestra el momento en el que Millán Astray y Unamuno se despiden cordialmente y con una sonrisa en el rostro del militar, en presencia de la esposa de Franco.
    Es más, el texto de El Adelantado recoge las intervenciones del intelectual y el militar de la siguiente manera: “Finalizó el acto con unas breves palabras del señor Unamuno y otras del heróico general Millán Astray, combatiendo a los hombres que permanecen encubiertos, (…) Al abandonar el Paraninfo la excelentísima señora doña María del Carmen Polo de Franco, con los ayudantes, fue acompañada por el bizarro general Millán Astray, las autoridades y el público hasta el automóvil”.

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    Ahora, las asociaciones de caballeros legionarios que defienden la memoria de su fundador frente a los ataques de quienes pretenden aplicarle la Ley de Memoria Histórica para condenarle al olvido, van a exigir a varias instituciones, entre ellas la Universidad de Salamanca, que restauren la verdad y reconozcan a Millán Astray la realidad de su comportamiento aquel 12 de octubre de 1936.




    https://gaceta.es/noticias/mentira-e...24022017-1747/
    Última edición por ReynoDeGranada; 02/09/2017 a las 04:10
    «¿Cómo no vamos a ser católicos? Pues ¿no nos decimos titulares del alma nacional española, que ha dado precisamente al catolicismo lo más entrañable de ella: su salvación histórica y su imperio? La historia de la fe católica en Occidente, su esplendor y sus fatigas, se ha realizado con alma misma de España; es la historia de España.»
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